Tostón publicitario de Adviento 2020 (V)

 

Empiezas a ver qué amor tan grande te ha tenido Dios, cómo te ha amado, cómo te ha querido, cómo te ha hecho muchísimos dones sin merecerlos tú. Gratuito, gratis, todo gratis, estos catequistas gratis, y el anterior también gratis, todo gratis, los hermanos de comunidad, tu comunidad gratis, la palabra gratis, personas que te sirven, que te ayudan.

Gratis dice. Ja, ja. El diezmo mensual, la bolsa para que Kiko viaje en avión privado cada vez que quiera, el atraco de la alianza mensual, el atraco de los garantes, el atraco de la convivencia de las sillas voladoras… Personas que ni te sirven ni te ayudan, sino que sueltan mantras y embustes sin descanso.

 ¿Por qué no te entra ganas de servir, de amar al hermano? Claro, si tú eres superior a ellos, siempre buscarás, siempre murmurarás, siempre habrá divisiones, porque esto viene de quien se ensalzó y de que tú eres Dios.

Si tú sigues a Cristo, si entró bien dentro de ti el espíritu de Cristo… Quien no tiene el espíritu de Cristo no le pertenece, porque no es cristiano, dice san Pablo. Con el espíritu de Cristo, el último y el peor de todos. Míralo, el último, se hizo el último y el peor de todos, contado entre los malhechores, el que no tenía pecado, que era justo, él se hizo el último y el peor de todos.

Ya no sé si este kikotista se piensa que Jesús era masoca. Jesús hizo la voluntad de su Padre y lo hizo para rescatarnos de la muerte. El objetivo no era ser el último ni, mucho menos, el peor, el objetivo era la Salvación. Pero estos se olvidan de que Cristo es Rey, porque ningunean el fin y se quedan con el medio.

Esto es el espíritu del cristiano. Esto el Señor… quiere regalarte este espíritu. Si lo quieres: “Yo quiero que Cristo viva en mí”. Muy bien. Este es Cristo que vive en ti, el último y el peor de todos. Va a la comunidad y desea servir, ocupar el último lugar, servir. Y cuando no te toman en cuenta… Nadie ha hecho ningún pecado, ¿verdad? Si soy el último y el peor de todos, si no me toman en cuenta es normal; si te insultan, tienen razón, tienen razón; si te hace un daño, soy el último y el peor de todos, me lo merezco.

No. Nadie tiene derecho a insultar ni a dañar. De la misma forma que nadie tiene derecho a invadir la privacidad del otro, ni a pisotear su libre albedrío. Y nadie que no lo sepa puede ser catequista, por eso se quedan en kikotistas.

El perro asumió lo de ser el último y el peor

Esto el Señor quiere hacer contigo y conmigo. El último y el peor de todos, el que sirve al otro en casa, con tu esposa, el último y el peor de todos, te ponen en la cocina a limpiar los platos, no sé, es un ejemplo. Y vas a lavar no sé qué sin que nadie te lo diga, sin que nadie te… El último y el peor, sirviendo al otro.

Es un misterio este grandísimo, el amor es un misterio. Por eso decía, ¿quieres que Cristo viva, habite en ti?, ¿quieres este espíritu? O quieres el espíritu de Barrabás, de justiciero, que tú eres más, tú sabes lo que es bueno y lo que es malo, tú lo sabes, esta comunidad está mal… Esta comunidad está muy bien. Dios la ha pensado a medida para ti, cretino; la ha medido para ti, estupenda. Por eso, el último y el peor de todos.

Si la comunidad estuviese bien, se daría en ella el amor y la unidad. Pero si no se da, él único cretino es quien no quiere verlo.

Te deseo, hermano, esto, en este anuncio que te quede ahí esto, esta inquietud: “Señor, dame este espíritu, este espíritu del último y el peor, del que se ha hecho el último”. Es que era Dios y se ha hecho el último y ha muerto crucificado como un malhechor, el peor de los malhechores, el peor, y Él ha entrado ahí, ha bajado, y nosotros no queremos bajar, no queremos. Yo quiero ser, yo quiero, yo quiero, yo soy catequista, yo soy responsable, yo soy ostiario, yo soy presbiterio, yo soy… 

Cuidado. Cuidado. El Señor, que te quiere, te humillará, porque quiere que seas pequeño. El cristiano es pequeño. Y no hay nada en la Iglesia sin la humildad. Y humildad viene de humus, de tierra. Está como tumbado en el suelo, tumbado en el suelo y así que eres así, el último y el peor de todos, empiezas a estar agradecido a Dios, te sale un agradecimiento enorme a Dios. ¿Por qué? Porque te ha llamado, porque te ha limpiado, te ha perdonado, te ha revestido de su amor, de su gracia, te ha dado una comunidad, te ha dado hermanos. Si tú eres el último y el peor de todos, toda la perspectiva es distinta, ya ves todo de otra manera, ya ves el vaso lleno del amor de Dios en todo. Ves el amor de Dios en todo y ves en todos los hermanos un amor hacia ti enorme. Enorme.

Otra chorrada (u otro embuste). La humildad no vuelve lerdo ni ciego. Si alguien no te traga, no te traga. Y tú no lo vas a confundir con un amor enorme. Lo que sucede, es que no te va a dañar que no te trague.

Y cuando te tratan mal, perdonas. El humilde perdona antes de que le pidan perdón. Por eso, te invito a mirar aquí, a esta cruz. Los orientales dicen: Santa humildad de Cristo quien te podría encontrar, quién te podrá encontrar. Esta humildad. Esta humildad en ti. Te lo deseo para este Adviento, para este nuevo año, te deseo, te profetizo que el Señor te va a regalar esto, te va a regalar, si tú lo quieres, si tú se lo pides: “Señor, dámelo, dame esta humildad, considerarme el último y el peor de todos. Yo donde tendría que estar ahora es en la cárcel”. No sé si sabéis, hace tres años, el Papa fue a la cárcel de Roma, y viendo los presos detrás de los barrotes decía: ¿por qué ustedes están allá y yo no? Yo tendría que estar allá. Yo soy un pecador. Tendría que estar en la cárcel. ¡Qué espíritu!, ¿verdad?

¡Qué tontería!, ¿verdad? ¿O acaso la cárcel cura los pecados?

¿Tú tienes este espíritu de considerarte el último y el peor de todos? El último, decían los padres del desierto, esto es. Y cuando tú ves el amor que te ha tenido Cristo, la paciencia, la misericordia, te sale un amor a Cristo enorme, amar a Cristo es la única verdad. Quien no ama a Cristo, dice san Pablo, sea anatema. Quien no ama a Cristo es un maldito. ¡Cómo no amar a Cristo que te ha amado de esta forma! Dice: Ama a Cristo y haz lo que quieras. Ama a Cristo, amar a Él.

Hermano, te deseo esto. Te deseo en este Adviento, buen Adviento, te deseo este espíritu, espíritu de cristiano. No hay cristianismo, no hay Iglesia, no hay comunidad sin esta humildad. Sin esto: pensar de verdad y creerte que eres el último y el peor de todos. Esto es la base de tu comunidad, esto es la base del amor en tu comunidad. Si nadie piensa esto son 30, 40 y yo, que se enfrenta al otro, y siempre hay divisiones, juicios, murmuraciones. No soy yo quien vive, es Cristo. Y Cristo que vive en mí me da esta forma de considerarse. Considérate el último. Considerando los demás como superiores a ti, los demás, los hermanos, superiores a ti.

Solo diré una cosa: el día que vea a un kikotista humilde, le pido un autógrafo. Por eso el kikotista se lo desea a todos, porque no hay uno solo.

Espero que el Señor te lo conceda, hermano, que no los conceda a todos. Lo pedimos al Señor, en este Adviento, porque entonces la comunidad será estupenda, será el lugar de tu santidad. El Espíritu Santo quiere que seas bueno, santo, humilde. Lo desea. Está mandándote catequistas que te anuncien, personas que te anuncien, personas que te digan: “Animo, yo quiero esto contigo, tienes una misión enorme”. Cuando tienes dentro esta humildad, tú verás, tú verás qué maravilla tu comunidad, será estupenda. Cuando te dicen: prepara, tú contento de preparar; cuando te dicen: haz esto, tú contento de servir; cuando te dicen: haz lo otro, contentísimo; responsable, enseguida, enseguida. Contento, porque claro, me han tomado en cuenta, ¿me entiendes?, tú que no eres nadie, te toman en cuenta. Pero hoy, en ኩዌንካ, nosotros somos siempre alguien, somos, somos, somos, somos… Por eso hay divisiones, hay juicios y ya no digo más. Que te ayude el Señor, que nos ayude el Señor en esto, que nos dé la santa humildad de Cristo a todos.

[Canturreo: Viene el Señor vestido de majestad]