miércoles, 30 de enero de 2019

Encuentro del Camino en Panamá



Uno de mis contactos, que tiene un humor un poquito corrosivo, me hace saber que el encuentro post-clausura que ha habido en Panamá entre jóvenes –algunos de ellos de más de 60 años- del Camino Neocatecumenal y el pomposamente llamado equipo responsable internacional ha sido un exitazo se mire como se mire.

Y a continuación me ha explicado como lo mira él, es decir, mi contacto.
 
El trío de ojos tristes mirando al vacío
Sus motivos para catalogarlo de éxito sin precedentes han sido los siguientes:
  1. Gracias a Kiko ha sido evidente para cuantos han presenciado ese encuentro -entre los que no me encuentro yo, valga el juego de palabras-, la existencia de un microclima frío justo allí donde se posa Kiko. Microclima que le obliga a no quitarse el jersey ni la bufanda. ¡Para que luego digan algunos que siempre ha llevado una vida regalada!
  2. Los tuledanos pueden respirar tranquilos, no les han recordado que son más que muy brutos. 
  3. Todo aquel que quiera echar un vistazo a las imágenes podrá comprobar que el lugar del encuentro les quedaba grande. No hacía falta tanto espacio para los que eran. 
  4. Había una imagen de categoría superior tan conocida y tan popular que vieron necesario ponerle el nombre en la parte de abajo para que se supiese de quien puñetas era la foto. 
  5. Lo mejor de todo: mi contacto contabilizó dos chicos que se levantaron para el seminario. Dos de verdad entre esos 700 anunciados a bombo y platillo. ¿Dos? Sí, dos, porque los demás estaban de decorado, es decir, son chicos que ya están siendo kikotizados en diversos RM.


Ya digo, mi contacto es un poquito corrosivo.

Pero tengo prueba de que es verdad que se da instrucciones a cuantos de ningún modo pueden ser nuevas incorporaciones al seminario para que hagan bulto sobre el estrado.


De la misma forma tengo información sobre la falta de interés que ha habido en unas cuantas comunidades de Europa respecto de la JMJ de Panamá. No digamos respecto del encuentro sideral con el trío de los ojos tristes.


En CNC se cae a cachos. Suele pasar con los ídolos con pies de barro.

lunes, 28 de enero de 2019

Control mental. ¿Algo que ver con el Camino Neocatecumenal? (XIX)



Estrategias para la recuperación
Los adeptos tienen tres alternativas básicas para dejar la secta: se marchan, los expulsan (a menudo cuando están «muy quemados» tanto física como psicológicamente), o se les asesora para que abandonen.

Pese a que tienen la suerte de poder dejar el grupo destructivo, los ajustes para vivir en el «mundo real» pueden llegar a ser muy difíciles. Si no reciben una información adecuada y el asesoramiento debido después de dejar la secta, las fobias inducidas por el grupo, que conservan en su subconsciente, los convertirán en «bombas de relojería» ambulantes Además, muchos adeptos han vivido durante tanto tiempo sin haber realizado ningún tipo de trabajo normal o vida social, que el proceso de reajuste a la vida adulta se les hace muy cuesta arriba. Hay personas que después de abandonar la secta han vuelto a integrarse en la misma. Si bien estas personas constituyen la excepción que confirma la regla, demuestran lo vulnerables que son las personas que acaban de dejar un entorno sometido al control mental.

Los que se marchan
El número más grande de ex miembros pertenece a la primera categoría. Son personas que han conseguido apartarse físicamente de la secta, pero que no han recibido ningún tipo de asesoramiento.

De vez en cuando, conozco a alguno de ellos en alguna reunión y descubro que hay quien, a pesar de que hace años que ha dejado el grupo, aún está luchando con los problemas del adoctrinamiento debido al control mental.
Por ejemplo, en el transcurso de una cena conocí una vez a una mujer que «había salido» de los Moonies. Durante nuestra conversación, me comentó que a pesar de que llevaba más de seis años casada y que era feliz en su matrimonio, sentía un profundo temor a quedar embarazada. Me dijo que no conseguía encontrar una explicación a estos temores porque siempre había deseado tener hijos.

Hablando con ella supe que había dejado los Moonies unos doce años antes de nuestra charla y había estado con el grupo tan sólo tres meses.  Se había despreocupado de la experiencia, pues consideraba que sólo había sido algo fortuito.

-¿Recuerda si en alguna ocasión, mientras estaba con los Moonies, le dijeron algo respecto a tener hijos?

Ella levantó la cabeza, como si su mirada quisiera perderse en el techo. Después de unos instantes, su rostro enrojeció y lanzó un grito.

-¡Sil ¡Ahora lo recuerdo! -exclamó. Para mi sorpresa, me agarró de los hombros y comenzó a sacudirme enérgicamente- ¡Me dijeron que sí alguien traicionaba al Mesías y abandonaba el grupo, sus hijos nacerían muertos!

Fue como si pudiéramos oír el ruido que hacían las cadenas psicológicas que habían encerrado su mente al romperse y caer al suelo. A pesar de que ella había estado con los Moonies sólo durante tres meses, los encargados del adoctrinamiento habían, conseguido implantar en su subconsciente una fobia que consistía en creer que sus hijos nacerían muertos.

-¿Aunque ya no crea en los Moonies? -me preguntó.

-La mente es capaz de recibir nuevas informaciones y retenerlas para siempre –respondí-. Esto es tan válido para las cosas perjudiciales como para las buenas. Tal vez usted pensó que había acabado con los Moonies en el momento en que cruzó la puerta de salida, pero le ha costado doce años localizar y desactivar esa bomba de relojería que le habían puesto en la mente.

Hay un gran número de personas que se las tienen que ver con las perjudiciales secuelas de haber pertenecido a una secta. Sus problemas a menudo se agravan por el hecho de que muchos profesionales de la salud mental no tienen los conocimientos suficientes sobre el control mental y no saben cómo ayudar, de una manera eficaz, a las personas que sufren dichas secuelas.

Muchas personas son capaces de marcharse, sobre todo durante las primeras fases del adoctrinamiento. Los nuevos reclutas pueden huir de la secta si reciben un exceso de información sobre la doctrina interior, y aún no están en condiciones de asimilaría. Por ejemplo, una mujer a la que yo había reclutado, descubrió que Moon le asignaría un marido durante las primeras semanas de adoctrinamiento y este hecho la enfureció de tal manera que se marchó del grupo. Un hombre se largó en cuanto supo, antes de que nosotros le preparáramos para que lo aceptara, que creíamos que Moon era el Mesías. Otras personas se van cuando resultan víctimas de las rencillas internas o los conflictos personales. Por ejemplo, muchísimas personas han terminado hartas y se han marchado porque no podían relacionarse con su superior inmediato y seguirle. Otros, que habían sido miembros durante muchos años, abandonaron al considerar que la política del grupo no se aplicaba justa y equitativamente a todos y que existía una lucha por el poder.

A lo largo de los años, he conocido a docenas de personas que abandonaron su secta, pero que aún creían en el líder supremo. Existen miles de ex Moonies que no dudan que Moon es el Mesías, pero que simplemente no pueden tolerar la forma en que se dirige a la, secta. En su interior, continúan esperando que llegue el día en que se modifique la política del grupo para volver a él. Son incapaces de comprender que el grupo está estructurado y se rige de esta manera por voluntad de Moon.

Los expulsados
Me he encontrado con muchas personas que fueron expulsadas de sus grupos, con la justificación aparente de que se rebelaban contra la autoridad y formulaban demasiadas preguntas. Otros habían sido sometidos a tantos abusos que estaban quemados y ya no eran «productivos». Y también los hay que fueron dados de baja por sufrir serios problemas físicos y mentales que requerían un tratamiento demasiado caro, convirtiéndose en un riesgo económico para la secta.

Las personas que han sido expulsadas de una secta destructiva son siempre las que llevan la peor parte de entre todos los ex miembros. Se sienten rechazados no sólo por los adeptos del grupo sino también, en el caso de las sectas religiosas, por el mismo Dios. La mayoría de ellos han dedicado su vida entera al grupo, y han hecho donación de sus ahorros y propiedades al hacer su ingreso. Se les dijo que el grupo se había convertido ahora en su «familia». Y que ésta cuidaría de ellos por el resto de sus vidas. Luego años más tarde, se les dijo que no eran capaces de satisfacer las exigencias del grupo y que tenían que marcharse. Estas personas, con sus fobias al mundo exterior, se han visto lanzadas a lo que ellos consideraban como la total oscuridad.

Para muchos de los «expulsados», el suicidio parece ser la única salida real para librarse de sus sufrimientos. Nadie sabe cuánta gente se ha matado debido a su participación en una secta destructiva. Personalmente he conocido a tres personas que se suicidaron a causa de su pertenencia a un grupo destructivo.

Entre los que han intentado sin éxito quitarse la vida, hay muchos a los que de manera errónea se les ha diagnosticado una esquizofrenia cuando han sido sometidos a una evaluación psiquiátrica. No se puede culpar a los médicos, carentes de información. ¿De qué otra forma pueden tratar a una persona que pide a gritos que Satanás abandone su cuerpo? ¿Cómo pueden saber que la persona ha estado cantando a toda velocidad para sus adentros durante horas, y que esto le produce un estado casi catatónico?

Uno de mis clientes fue expulsado de una secta que se hallaba bajo el mandato de un gurú después de que su padre amenazara al líder con una demanda judicial y le persiguiera de otras maneras. El joven había sido programado durante seis años en la idea de que abandonar al gurú significaba la locura instantánea. Después de la expulsión ('¡sorpresa!) se volvió loco. Sus padres lo llevaron a un sanatorio mental y los doctores confirmaron que, en su opinión, el muchacho estaba esquizofrénico. El joven interpretó el diagnóstico como una prueba de que su líder tenía razón: el que abandonaba al gurú se volvía loco.

Sólo cuando comencé a asesorarle vislumbró por primera vez cómo había sido programado por la secta, y cómo, sin darse cuenta, había reforzado su programación cada vez que recordaba la jerga del grupo y su adoctrinamiento de adepto fiel. Al repetir en su fuero interno las enseñanzas del líder de la secta, continuaba adoctrinándose y retardaba su liberación. También debía luchar contra los años de ayuda «negativa» que había recibido de los profesionales de la salud mental durante su «tratamiento». Dijo que algunos de sus doctores habían llegado a manifestar que su participación en la secta había sido una de las cosas más sanas que había hecho en su vida. Uno de ellos incluso le había dicho que leyera libros de la secta. Durante todo el tiempo, se le recordaba a diario que era esquizofrénico.

Una ex miembro con la que trabajé y que había pertenecido a una secta ocultista estaba por completo convencida de que su cuerpo espiritual se desintegraba, y que estaba a punto de morir. Sufría tremendos ataques de ansiedad, sobre todo durante la noche, y sentía agudos dolores en el pecho. Los médicos la habían sometido a innumerables pruebas, y llegaron a la conclusión de que todos los problemas estaban «en su mente». Ella había sido programada por el grupo para autodestruirse si alguna vez lo abandonaba, y cuando estuvo fuera, esto fue exactamente lo que sucedió hasta que fue asesorada.

Cuando las personas que se han marchado o han sido expulsadas no tienen oportunidad de recibir asesoramiento, sus sufrimientos, por lo general, se ven prolongados. Estas personas tal vez consigan dejar en algún rincón de su mente sus experiencias con la secta y olvidarse de ellas. Pero, en algún momento pueden volver a presentarse en sus vidas.

Asesorados
El solo hecho de que hayan pasado varios años desde que abandonaron la secta no significa que todos los problemas estén resueltos. Nada más lejos de la verdad.

Reunirse y hablar con ex adeptos del grupo concreto de cada uno, y de los grupos en general, es una forma muy efectiva para ayudar a la identificación y resolución de los problemas.

sábado, 26 de enero de 2019

Clericalismo neocatecumenal




   Hace algún tiempo, Eladio pidió que se tratase en el blog el tema del clericalismo según el CNC. Me dio la impresión de que su petición tenía que ver con el hecho de que no puede por menos que advertir que el Camino otorga al término clericalismo aspectos que no son los que todo el mundo entiende cuando se dice clericalismo.

¿Será clericalismo ocultar la cruz por un fin político?
   No es la primera vez que se trae a este blog el punto de vista del CNC sobre el clericalismo. Ya se trató hace años aquí. Pero esta vez voy a empezar por tirar de la wiki para aclarar el objeto y los límites del clericalismo cuando no se le da ese barniz neokat que le dan en el Camino.

«Doctrina que instrumenta una religión para obtener un fin político; defiende que el clero, que representa dicha religión, debe inmiscuirse en los asuntos públicos y profanos como un poder que los oriente, supervise y corrija conforme a sus dictados».

     Me resulta interesante que la definición dice «instrumenta», y no «instrumentaLIZA», que es palabra con connotación negativa. Es decir, en sí, la definición de clericalismo no indica que sea ilegítimo emplear la religión para fines políticos, como si considerase que la política no es ajena a la religión.

     En cambio, en el CNC el clericalismo es siempre y per se indebido, ilegítimo, ilícito, condenable, vituperable y debe ser combatido y erradicado. Solo que para el CNC el clericalismo poco o nada tiene que ver con la presunción de que desde la religión se deban supervisar y orientar asuntos políticos. Para el CNC, clericalismo es que alguien, sea o no del clero, pretenda imponer la doctrina católica por encima del kikismo.

Usar la festividad de la Epifanía con fines políticos, ¿es clericalismo?
     Con ejemplos prácticos, digo, con hechos concretos. Un sacerdote escucha una falacia doctrinal de boca de algún kikotista, como pueda ser el mantra de que Dios te quiere pecador o que quien obedece no se “ekivoca”, y en lugar de callar y asentir, corrige el error: es un clericalista. Un hermano escucha a otro decir que el diezmo se practica en toda la Iglesia desde siempre y como sabe que es falso, le corrige: es un clericalista. Un párroco dispone que él será quien decida que locales parroquiales pueden usar las comunidades y cuales no: es un clericalista de los peores. Un sacristán llama la atención a los niños de las comunidades porque pasan por el templo como el caballo de Atila y los elefantes de Aníbal: es un clericalista.

     En suma, en el CNC es clericalista el párroco que quiere ejercer de párroco y que no renuncia a su responsabilidad ni cede prebendas a unos advenedizos que ni son parroquianos de la parroquia ni les importa en lo más mínimo la marcha de la misma.

     En el CNC es clericalista todo aquel que ponga la doctrina de la Iglesia Católica como la única válida y pretenda que el Camino se someta a la misma.

     En el CNC es clericalista quien tiene en mayor consideración al sacerdote que al kikotista.

     En el CNC es clericalista aquel que responde a las kikadas con la doctrina católica para demostrar que las kikadas son, cuanto menos, erróneas.  

Otra imagen de los "reyes magos" adolescentes ¿ninjas y mutantes, también? en la domus Galilea
     El problema, por supuesto, no es que los kikos digan esas cosas, el problema es que muchos se las creen. El problema es que se tienen por un carisma, mejor dicho, por el karisma, el mayor de todos, el principal. Y como karisma de categoría superior, los hay que creen que incluso el Papa tendría que acatar lo que su gurú disponga. Así que aquel que no esté dispuesto a asumir que solo ellos han sido elegidos para la gloria, es que es un clericalista.

     Ellos son así: a falta de argumentos, se esfuerzan por desprestigiar al prójimo que les corrige.