Lo siguiente, sacado de la
reunión de inicio del curso 2000-2001 es una cita larga, pero expone lo que opina
Kiko de los neocatecumenales, sin excluir a ninguno de ellos:
¿Os acordáis de esta catequesis que es del
Padre Nuestro? Antes dice "si Dios fuera vuestro Padre me amaríais a Mí
porque yo he salido y vengo de Dios, no vengo por mi cuenta sino que Él me ha
enviado. Pero ¿por qué vosotros no reconocéis mi lenguaje? Porque vosotros no
podéis escuchar mi palabra"
Aquí va a hacer un análisis muy profundo del
por qué, de qué nos sucede
para que la Palabra de Dios no penetre en nosotros y no haga su obra, la
obra de la Palabra; Él es la Palabra de la vida. Dice San Juan que hemos
conocido la vida que estaba vuelta hacia el Padre y que se ha manifestado en el
Hijo. La vida eterna. Tenemos una gran misión en el mundo que es dar la vida,
mostrar la vida de Dios en nosotros; vida eterna, vida para siempre. Dice
"pero vosotros ¿por qué no podéis escuchar mi Palabra? Porque vosotros
sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre.
Él ha sido asesino desde el principio, homicida, y no se mantuvo en la verdad
porque no hay ninguna verdad en él; cuando dice la mentira dice lo que le sale
de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira, pero a mí, que os digo la
verdad, no me creéis. ¿Quién de vosotros puede probar que yo soy un pecador? Y
si digo la verdad ¿por qué no me creéis?"
Y ahora viene lo que nos ha salido hoy:
"el que es de Dios escucha las palabras de Dios. Vosotros no las escucháis porque no sois de
Dios"
Esta frase hace referencia a "de tal
palo tal astilla". Cuando en nosotros habita el pecado, la palabra del
demonio que ha penetrado dentro de nosotros, la palabra de nuestro padre Adán,
la palabra que ha penetrado dentro y ha constituido un cuerpo interior... Que
esto es muy importante también con respecto a la política: mucha gente que ha
creído en el comunismo y esta palabra le ha entrado dentro y le ha creado un
cuerpo interno y ¡No hay tu tía! Uno que es un idólatra, que ama a un ídolo, esto le crea un ser
interior.
¿Y cuál es la palabra que ha entrado dentro,
qué es el pecado? Pues que hemos sido invitados a ser nosotros dios de nosotros
mismos, a ser dios. Esta es una catequesis muy profunda porque esta gente que
está aquí delante de Jesucristo es gente muy religiosa, gente hebrea que va al
Templo y que aman a Dios y "Dios es nuestro padre... " Y Jesús hace
con ellos una denuncia, hace una introspección profundísima; les dice: si Dios
fuera vuestro padre -y nos lo dice a nosotros- ¿por qué no escucháis mi
palabra? Pero hombre, yo
estoy en el Camino, soy catequista y llevo aquí más de veinte años ¿qué me
estás diciendo a mí, qué yo no soy de Dios? ¿qué me quieres decir?

Pues nos dice esto: mi palabra no entra en
ti porque vosotros sois hijos de la mentira, no aceptáis la verdad. La verdad
es que Cristo es Dios, tú no eres Dios. Pero el demonio te ha dicho: ¡No ! Tú
eres dios, tú puedes ser dios. Ya sabemos que no somos dios, que no podemos
crear las cosas; pero dios en el sentido de ser dueños del universo, nos invita
a ser dueños de nuestra propia vida; es un engaño muy profundo. Ser dueño de mi propia cultura,
de mi propio saber, mi propio concepto de la familia, mi propio concepto de los
hijos, mi propio concepto del trabajo, mi propio concepto de la parroquia. YO.
YO.
Y luego chocas y no puedes aceptar porque ni
los hijos son como quieres, ni la parroquia es como quieres, ni nada es como quieres.
Tienes una resistencia real a que Dios conduzca tu vida. ¿Por qué? Porque tú te
has creado tu YO. Yo me he creado mi propio YO. Ni he sepultado mi
"yo", ni he dicho a Jesús: sé tú mi "yo", sé tú mi esposo,
hazte uno conmigo; yo te seguiré, Señor, a donde quiera que vayas, ve tú
delante de mí, seguiré tus huellas, dirige tú mi vida, condúceme tú. "El
que quiera seguir detrás de Mí niéguese a sí mismo, tome su cruz de cada día y
sígame". Si esto fuera cierto , si fuera cierto que la Palabra de Dios penetra
en nosotros, entonces veríamos nuestra propia vida como una gracia; todo viene
de Dios: tu mujer, tus hijos, los problemas, la crisis de tu hijo que te hace
sufrir pero "Señor, es tu historia conmigo"; tendríamos una visión de
la realidad mucho más en Dios, profundamente en Dios.
Esta es la vida que Dios nos quiere dar,
porque el pecado ha introducido la muerte y muerte eterna; ha venido para
resucitarnos con Él. Pero para eso tenemos que morir con Él en el bautismo.
Hemos sido sepultados con Él en el bautismo; nuestro cuerpo de pecado queda
muerto por su crucifixión, nuestra carne, lo que llama San Pablo "quitar
la carne del prepucio", del miembro del hombre, San Pablo lo lleva al
corazón: la carne del corazón. Por eso somos los verdaderos circuncisos. El que
está en la carne y tiene "carne" en el corazón, desea lo carnal. El
que ha sido bautizado, el cristiano, ha quitado la carne no por una
intervención quirúrgica sino por obra del bautismo -eso lo veremos mañana-.
Entonces no vivimos ya en la carne, vivimos
en el espíritu; no nos conducimos por las concupiscencias de la carne, llevados
por los apetitos y las pasiones que conducen al hombre natural, al hombre que
está en el pecado, al hombre que no ha conocido a Dios y vive constantemente
pensando en pasarlo bien: tiene calor, tiene frío, tiene sueño; está deseando
satisfacer constantemente los deseos que tiene de la carne, que luchan contra
los deseos del espíritu. La carne lucha contra el espíritu. Entonces, cuando aparece Jesucristo, que
es la verdad, los fariseos o nosotros no lo escuchamos. ¿Por qué no
queremos escucharlo? Pues porque dice Jesús que nosotros escuchamos a nuestro
padre, a él si le escucháis. Escuchas al que te adula. ¡Cuántos hermanos que han
terminado el Camino y que no les puedes corregir!; tenemos dentro un
orgullo, una soberbia... -yo también-.

¿Es entonces que el Camino, en todos estos
años, no ha hecho nada? Tocas la soberbia, tocas algo muy profundo dentro y
queda resentido, no le puedes decir nada. ¿Cómo se puede destruir en nosotros
la soberbia? ¿Cómo podemos de verdad ser humildes profundamente? "Vuestro
padre es el demonio -dice Jesús- y vosotros queréis hacer lo que dice vuestro
padre"
Destruir todo lo que no sea vuestro
"yo", que las cosas sean como vosotros queréis, que vosotros seáis
dios. Esta es la mentira que queréis oír; eso, que se os alabe, que se os
bendiga, que todo vaya bien, que sea todo como tú quieres; tú, tú... Nuestro
"yo", nuestro concepto, la salud, el pasarlo bien, etc. Eso es lo que
queréis oír, pero "a mí que os digo la verdad que oí de Dios, no me
soportáis". Vosotros queréis hacer los deseos de vuestro padre, y vuestro
padre me quiere matar, quiso ocupar mi lugar desde el principio. Luzbel no
aceptó ser el segundo, no aceptó la historia misteriosa que Dios ha dejado
velada, porque eso nos basta, porque nos ha revelado lo que nos basta . Lo que
sabemos es que él no aceptó la realidad, como un loco fanático; el hombre no
acepta la realidad que Dios le pone, la realidad que Dios te ha dado: te ha
dado a esa mujer, hermano; te ha dado ese marido; te ha dado ese vicepárroco;
te ha dado ese párroco, te ha dado ese rector; te ha dado esa nariz; te ha
hecho bajito... ¡No!
"Vosotros sois de vuestro padre el
diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre, éste era homicida desde
el principio y no se mantuvo en la verdad, pero a Mí que os digo la verdad no
me creéis. En verdad que no tengo ningún demonio sino que honro a mi Padre. En
verdad, en verdad os digo que si alguno guarda mi Palabra no verá la muerte
jamás".
Atención. Aquí se produce el
giro de 180°. Ya ha dejado claro clarísimo que durante treinta años él y los
neocatecumenales en general han calentado metacrilato sin ningún provecho, que
siguen sin oír la palabra de Dios porque son hijos de su padre el demonio. Pero
ahora, eso instrumento que se ha revelado inútil con la praxis de tres décadas,
se vuelve a vender como la panacea universal.
Esta es la palanca que siempre
usa Kiko: primero insiste en que tú no te has enterado de nada, tú no tienes
vida eterna, tú eres hijo del demonio aunque seas kikotista y tengas tropecientos
hijos a los que no soportas. A continuación, una vez bien asentada la culpa por
lo mal esposo, padre y cristiano que eres, te vuelve a vender que solo el CNC
puede sacarte de semejante marasmo moral, solo el CNC puede hacer de ti un cristiano
adulto que mira por encima del hombro a los “cristianos de misa de domingo”,
solo el CNC transforma a los pseudo curitas cuya fe no interesa a nadie en
verdaderos sacerdotes a imagen y semejanza de su progenitor…
Por supuesto, jamás explica
por qué ahora sí y en los treinta años precedentes no. No puede explicarlo, las
mentiras no tienen base lógica ni demostración empírica.
Esta es una palabra que nos da el Señor a
los que estamos aquí; quiere decir que nos va a dar en esta convivencia una
Palabra que nos va a meter vida dentro.
Esta es la obra que va a hacer Jesucristo en nosotros: resucitarnos de
la muerte dándonos el espíritu de su Hijo, dándonos su propio espíritu que ha
vencido la muerte. El Padre ha resucitado a su Hijo de la muerte y Jesucristo
está resucitado en el Padre, sentado a su derecha y nos envía desde el cielo el
Espíritu Santo, que es consubstancial al Padre, igual a Dios, es Dios mismo
habitando en nosotros por el Espíritu Santo, y que nos garantiza, nos da
testimonio el espíritu de Cristo de que somos hijos de Dios y nos da vida, vida
eterna a nosotros. Ya termino.
Nosotros nos damos cuenta que en medio de un
mundo pagano, y cada vez más el mundo se paganiza, es necesario mostrar el
hombre celeste, que tenemos de verdad vida eterna. Dios se sirvió en la iglesia
primitiva, durante cuatro siglos, de una inmensa persecución, de una gran
cantidad de mártires, de barbaridades y calumnias que decían contra los
cristianos, pero que sirvió de propaganda terrible. Pero fue tan preciosa su fe
que convirtió al mundo entero y provocaron mil años cristianos, donde la
cultura, la ciencia, el nacimiento de las universidades, todo era basado en la
revelación. Estos mil años (se acaban en el 1.400, con el renacimiento, en que
empieza la disgregación entre fe y razón, entre ciencia y fe). Sin embargo,
este inicio que pasa por la revolución francesa, por el iluminismo francés,
parece que se concluye en el año 2000; ahora entramos en una nueva era y Dios
nos está preparando a nosotros, y a otros para reevangelizar al mundo.

Y la única apuesta real, lo único que va a
convencer es si en nosotros existe la vida eterna. El mundo nos va a obligar a
ser santos: somos santos o no somos nada. No va a haber término medio. Se ha
pasado la cristiandad, cristianos de misa de domingo; ahora donde estés tienes
que dar testimonio: en el trabajo, porque no te van a dejar tener hijos, porque
tener ocho hijos es un escándalo, no lo soportan, te detestan; porque donde
estés todo el mundo roba, o casi todos, porque la corrupción está generalizada
en el mundo, entre los paganos, y si tú no robas te echarán, o te denuncian, o
te ponen anónimos porque tienen miedo de que les denuncies tú porque no robas
como ellos... Esto son cosas que nos han dicho los hermanos. El mismo mundo te
va a obligar.
Y a estos curas los perseguirán como a
conejos. Y los futuros sacerdotes serán cristianos, no "seudos", y
tendrán que ponerse a la cabeza de un cuerpo. O sea, la misma vida nos va a
obligar.
Sospecho que más de veinte
años después, nada de lo profetizado por Kiko se ha cumplido. Es lo que suele
pasar con las habladurías de los falsos profetas.