Mostrando entradas con la etiqueta profecias. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta profecias. Mostrar todas las entradas

martes, 17 de septiembre de 2024

La desaparición de los profetas

 

Relata la Biblia, letra muerta según el kikismo, que en la época del periplo de los judíos por el desierto del Sinaí, Él hablaba a su pueblo de viva voz. Nadie tenía que venir a decirles: “Esto es lo que dice el Señor”, porque todos lo escuchaban en persona. 

Y quisieron que dejase de hacerlo.

Les daba tanto espanto que pidieron que Dios solo hablase con Moisés y que éste se ocupase de transmitir a todos los demás lo que Dios tuviese a bien decirles.

Entonces Dios les prometió hablarles solo a través de personas escogidas para tal fin. Así es como surgen los profetas entre los judíos, de los cuales Moisés es el primero (y también el considerado por ellos el mayor de todos, además de tenerle por el autor material del Pentateuco) y Malaquías, el último. Es decir, para los católicos el último es Juan el Bautista, pero los judíos se quedan en Malaquías.

Es usual dividir a los profetas en mayores y menores. Kiko cuenta la memez de que «nosotros (será en su casa) creemos que los profetas mayores son los profetas de gran calibre, como Isaías, y que los menores son los que tienen menos importancia, como Ageo».

No es así. El criterio es la cantidad de escritos que dejaron. Si escribieron mucho son profetas mayores porque ocupan más en la Biblia, si escribieron poco, son menores. Y algunos no escribieron nada de nada (Elías por ejemplo), pero se sabe de ellos porque son mencionados en otros libros de la Biblia.

El caso es que los judíos suponían que no dejaría de haber profetas hasta la llegada del Mesías, pero Malaquías vivió y escribió cinco siglos antes de Jesús, nada menos. Y desde Malaquías hasta Juan el Bautista, contemporáneo del Mesías, no hay rastro de ningún profeta entre los judíos.

¿Por qué?

Dios no incumple sus promesas, pero ni Kiko ni Carmen aportan ninguna explicación a este hecho concreto de la desaparición de los profetas cinco siglos antes del Mesías, ni tampoco al resurgir de uno contemporáneo de Jesús.

Según el kikismo lo que sucede es que primero es la vivencia, el acontecimiento, la acción, el suceso, después, percatados los enterados de su trascendencia, el hecho acontecido se transmite a otros y va pasando de generación en generación sin ningún problema, sin ninguna alteración, todo muy magikiko.

Hasta que después de la experiencia del exilio y del retorno a la tierra prometida de tan solo dos de las doce tribus iniciales, surge la preocupación de conservar por escrito toda la tradición judía y toda la revelación de Dios, precisamente para evitar que la desaparición del pueblo que la recibió conduzca a que se pierda ese conocimiento. Los protagonistas de este empeño son un gobernante y un sacerdote -Nehemías y Esdrás-, que recopilan todas las tradiciones orales y viejos legajos ancestrales de los antepasados que localizan… aunque es posible que con la desaparición de las diez tribus del norte se perdiera alguna que otra cosilla.

Según Kiko, lo que pasa es que tras el regreso del exilio los judíos descubren nada menos que la celebración de la palabra… Desde luego la celebración de la Eucaristía no la iban a descubrir entonces. Ni siquiera ahora la han descubierto.

El caso es que según la teoría kika es normalísimo que pasen unos cuantos lustros o mejor todavía unos cuantos siglos antes de plantearse ponerse a escribir nada. Hipótesis que carece de fundamento y que de ninguna forma justifica los cinco siglos sin profetas antes de la llegada de Mesías.

Y tampoco es esa la explicación a porqué los primeros escritos del nuevo testamento datan de la segunda mitad del siglo I.

Pero ya seguiré en otra entrada.

 

sábado, 22 de octubre de 2022

Kiko y los hijos de demonio

 

Lo siguiente, sacado de la reunión de inicio del curso 2000-2001 es una cita larga, pero expone lo que opina Kiko de los neocatecumenales, sin excluir a ninguno de ellos:

¿Os acordáis de esta catequesis que es del Padre Nuestro? Antes dice "si Dios fuera vuestro Padre me amaríais a Mí porque yo he salido y vengo de Dios, no vengo por mi cuenta sino que Él me ha enviado. Pero ¿por qué vosotros no reconocéis mi lenguaje? Porque vosotros no podéis escuchar mi palabra"

Aquí va a hacer un análisis muy profundo del por qué, de qué nos sucede para que la Palabra de Dios no penetre en nosotros y no haga su obra, la obra de la Palabra; Él es la Palabra de la vida. Dice San Juan que hemos conocido la vida que estaba vuelta hacia el Padre y que se ha manifestado en el Hijo. La vida eterna. Tenemos una gran misión en el mundo que es dar la vida, mostrar la vida de Dios en nosotros; vida eterna, vida para siempre. Dice "pero vosotros ¿por qué no podéis escuchar mi Palabra? Porque vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Él ha sido asesino desde el principio, homicida, y no se mantuvo en la verdad porque no hay ninguna verdad en él; cuando dice la mentira dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira, pero a mí, que os digo la verdad, no me creéis. ¿Quién de vosotros puede probar que yo soy un pecador? Y si digo la verdad ¿por qué no me creéis?"

Y ahora viene lo que nos ha salido hoy: "el que es de Dios escucha las palabras de Dios. Vosotros no las escucháis porque no sois de Dios"

Esta frase hace referencia a "de tal palo tal astilla". Cuando en nosotros habita el pecado, la palabra del demonio que ha penetrado dentro de nosotros, la palabra de nuestro padre Adán, la palabra que ha penetrado dentro y ha constituido un cuerpo interior... Que esto es muy importante también con respecto a la política: mucha gente que ha creído en el comunismo y esta palabra le ha entrado dentro y le ha creado un cuerpo interno y ¡No hay tu tía! Uno que es un idólatra, que ama a un ídolo, esto le crea un ser interior.

¿Y cuál es la palabra que ha entrado dentro, qué es el pecado? Pues que hemos sido invitados a ser nosotros dios de nosotros mismos, a ser dios. Esta es una catequesis muy profunda porque esta gente que está aquí delante de Jesucristo es gente muy religiosa, gente hebrea que va al Templo y que aman a Dios y "Dios es nuestro padre... " Y Jesús hace con ellos una denuncia, hace una introspección profundísima; les dice: si Dios fuera vuestro padre -y nos lo dice a nosotros- ¿por qué no escucháis mi palabra? Pero hombre, yo estoy en el Camino, soy catequista y llevo aquí más de veinte años ¿qué me estás diciendo a mí, qué yo no soy de Dios? ¿qué me quieres decir?

Pues nos dice esto: mi palabra no entra en ti porque vosotros sois hijos de la mentira, no aceptáis la verdad. La verdad es que Cristo es Dios, tú no eres Dios. Pero el demonio te ha dicho: ¡No ! Tú eres dios, tú puedes ser dios. Ya sabemos que no somos dios, que no podemos crear las cosas; pero dios en el sentido de ser dueños del universo, nos invita a ser dueños de nuestra propia vida; es un engaño muy profundo. Ser dueño de mi propia cultura, de mi propio saber, mi propio concepto de la familia, mi propio concepto de los hijos, mi propio concepto del trabajo, mi propio concepto de la parroquia. YO. YO.

Y luego chocas y no puedes aceptar porque ni los hijos son como quieres, ni la parroquia es como quieres, ni nada es como quieres. Tienes una resistencia real a que Dios conduzca tu vida. ¿Por qué? Porque tú te has creado tu YO. Yo me he creado mi propio YO. Ni he sepultado mi "yo", ni he dicho a Jesús: sé tú mi "yo", sé tú mi esposo, hazte uno conmigo; yo te seguiré, Señor, a donde quiera que vayas, ve tú delante de mí, seguiré tus huellas, dirige tú mi vida, condúceme tú. "El que quiera seguir detrás de Mí niéguese a sí mismo, tome su cruz de cada día y sígame". Si esto fuera cierto , si fuera cierto que la Palabra de Dios penetra en nosotros, entonces veríamos nuestra propia vida como una gracia; todo viene de Dios: tu mujer, tus hijos, los problemas, la crisis de tu hijo que te hace sufrir pero "Señor, es tu historia conmigo"; tendríamos una visión de la realidad mucho más en Dios, profundamente en Dios.

Esta es la vida que Dios nos quiere dar, porque el pecado ha introducido la muerte y muerte eterna; ha venido para resucitarnos con Él. Pero para eso tenemos que morir con Él en el bautismo. Hemos sido sepultados con Él en el bautismo; nuestro cuerpo de pecado queda muerto por su crucifixión, nuestra carne, lo que llama San Pablo "quitar la carne del prepucio", del miembro del hombre, San Pablo lo lleva al corazón: la carne del corazón. Por eso somos los verdaderos circuncisos. El que está en la carne y tiene "carne" en el corazón, desea lo carnal. El que ha sido bautizado, el cristiano, ha quitado la carne no por una intervención quirúrgica sino por obra del bautismo -eso lo veremos mañana-.

Entonces no vivimos ya en la carne, vivimos en el espíritu; no nos conducimos por las concupiscencias de la carne, llevados por los apetitos y las pasiones que conducen al hombre natural, al hombre que está en el pecado, al hombre que no ha conocido a Dios y vive constantemente pensando en pasarlo bien: tiene calor, tiene frío, tiene sueño; está deseando satisfacer constantemente los deseos que tiene de la carne, que luchan contra los deseos del espíritu. La carne lucha contra el espíritu. Entonces, cuando aparece Jesucristo, que es la verdad, los fariseos o nosotros no lo escuchamos. ¿Por qué no queremos escucharlo? Pues porque dice Jesús que nosotros escuchamos a nuestro padre, a él si le escucháis. Escuchas al que te adula. ¡Cuántos hermanos que han terminado el Camino y que no les puedes corregir!; tenemos dentro un orgullo, una soberbia... -yo también-.

¿Es entonces que el Camino, en todos estos años, no ha hecho nada? Tocas la soberbia, tocas algo muy profundo dentro y queda resentido, no le puedes decir nada. ¿Cómo se puede destruir en nosotros la soberbia? ¿Cómo podemos de verdad ser humildes profundamente? "Vuestro padre es el demonio -dice Jesús- y vosotros queréis hacer lo que dice vuestro padre"

Destruir todo lo que no sea vuestro "yo", que las cosas sean como vosotros queréis, que vosotros seáis dios. Esta es la mentira que queréis oír; eso, que se os alabe, que se os bendiga, que todo vaya bien, que sea todo como tú quieres; tú, tú... Nuestro "yo", nuestro concepto, la salud, el pasarlo bien, etc. Eso es lo que queréis oír, pero "a mí que os digo la verdad que oí de Dios, no me soportáis". Vosotros queréis hacer los deseos de vuestro padre, y vuestro padre me quiere matar, quiso ocupar mi lugar desde el principio. Luzbel no aceptó ser el segundo, no aceptó la historia misteriosa que Dios ha dejado velada, porque eso nos basta, porque nos ha revelado lo que nos basta . Lo que sabemos es que él no aceptó la realidad, como un loco fanático; el hombre no acepta la realidad que Dios le pone, la realidad que Dios te ha dado: te ha dado a esa mujer, hermano; te ha dado ese marido; te ha dado ese vicepárroco; te ha dado ese párroco, te ha dado ese rector; te ha dado esa nariz; te ha hecho bajito... ¡No!

"Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre, éste era homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad, pero a Mí que os digo la verdad no me creéis. En verdad que no tengo ningún demonio sino que honro a mi Padre. En verdad, en verdad os digo que si alguno guarda mi Palabra no verá la muerte jamás".

Atención. Aquí se produce el giro de 180°. Ya ha dejado claro clarísimo que durante treinta años él y los neocatecumenales en general han calentado metacrilato sin ningún provecho, que siguen sin oír la palabra de Dios porque son hijos de su padre el demonio. Pero ahora, eso instrumento que se ha revelado inútil con la praxis de tres décadas, se vuelve a vender como la panacea universal.

Esta es la palanca que siempre usa Kiko: primero insiste en que tú no te has enterado de nada, tú no tienes vida eterna, tú eres hijo del demonio aunque seas kikotista y tengas tropecientos hijos a los que no soportas. A continuación, una vez bien asentada la culpa por lo mal esposo, padre y cristiano que eres, te vuelve a vender que solo el CNC puede sacarte de semejante marasmo moral, solo el CNC puede hacer de ti un cristiano adulto que mira por encima del hombro a los “cristianos de misa de domingo”, solo el CNC transforma a los pseudo curitas cuya fe no interesa a nadie en verdaderos sacerdotes a imagen y semejanza de su progenitor…

Por supuesto, jamás explica por qué ahora sí y en los treinta años precedentes no. No puede explicarlo, las mentiras no tienen base lógica ni demostración empírica.

Esta es una palabra que nos da el Señor a los que estamos aquí; quiere decir que nos va a dar en esta convivencia una Palabra que nos va a meter vida dentro.  Esta es la obra que va a hacer Jesucristo en nosotros: resucitarnos de la muerte dándonos el espíritu de su Hijo, dándonos su propio espíritu que ha vencido la muerte. El Padre ha resucitado a su Hijo de la muerte y Jesucristo está resucitado en el Padre, sentado a su derecha y nos envía desde el cielo el Espíritu Santo, que es consubstancial al Padre, igual a Dios, es Dios mismo habitando en nosotros por el Espíritu Santo, y que nos garantiza, nos da testimonio el espíritu de Cristo de que somos hijos de Dios y nos da vida, vida eterna a nosotros. Ya termino.

Nosotros nos damos cuenta que en medio de un mundo pagano, y cada vez más el mundo se paganiza, es necesario mostrar el hombre celeste, que tenemos de verdad vida eterna. Dios se sirvió en la iglesia primitiva, durante cuatro siglos, de una inmensa persecución, de una gran cantidad de mártires, de barbaridades y calumnias que decían contra los cristianos, pero que sirvió de propaganda terrible. Pero fue tan preciosa su fe que convirtió al mundo entero y provocaron mil años cristianos, donde la cultura, la ciencia, el nacimiento de las universidades, todo era basado en la revelación. Estos mil años (se acaban en el 1.400, con el renacimiento, en que empieza la disgregación entre fe y razón, entre ciencia y fe). Sin embargo, este inicio que pasa por la revolución francesa, por el iluminismo francés, parece que se concluye en el año 2000; ahora entramos en una nueva era y Dios nos está preparando a nosotros, y a otros para reevangelizar al mundo. 

Y la única apuesta real, lo único que va a convencer es si en nosotros existe la vida eterna. El mundo nos va a obligar a ser santos: somos santos o no somos nada. No va a haber término medio. Se ha pasado la cristiandad, cristianos de misa de domingo; ahora donde estés tienes que dar testimonio: en el trabajo, porque no te van a dejar tener hijos, porque tener ocho hijos es un escándalo, no lo soportan, te detestan; porque donde estés todo el mundo roba, o casi todos, porque la corrupción está generalizada en el mundo, entre los paganos, y si tú no robas te echarán, o te denuncian, o te ponen anónimos porque tienen miedo de que les denuncies tú porque no robas como ellos... Esto son cosas que nos han dicho los hermanos. El mismo mundo te va a obligar.

Y a estos curas los perseguirán como a conejos. Y los futuros sacerdotes serán cristianos, no "seudos", y tendrán que ponerse a la cabeza de un cuerpo. O sea, la misma vida nos va a obligar.

Sospecho que más de veinte años después, nada de lo profetizado por Kiko se ha cumplido. Es lo que suele pasar con las habladurías de los falsos profetas.