jueves, 25 de julio de 2024

Esclavos de la kikotina

 

Uno de los muchos y apabullantes errores del Camino es la insistencia en que ni puedes ni vas a dejar de pecar hasta que, en algún momento, magikikamente y sin ningún esfuerzo por tu parte, si perseveras en la obediencia al kikotista, la práctica del trípode y el llenado de bolsas sin fondo, diosito te convierta en un ser espiritual, un hombre nuevo.

Mentira.


 

Lo que dice la doctrina de la Iglesia Católica al respecto de la tentación es lo siguiente:

«Las tentaciones fortifican e imprimen un sello de autenticidad a tus virtudes, pues ¿qué autenticidad cabe atribuir a una virtud que no se ha fortalecido con la victoria sobre las tentaciones que le son contrarias? Virtus in infirmitate perdicitur. La virtud se forja en la debilidad. En la tentación se despierta y se robustece tu fe, crece y se hace más sobrenatural tu esperanza, y tu amor -el amor de Dios que es el que te hace resistir valerosamente y no consentir- se manifiesta de modo efectivo y afectivo.

¡Cuánta experiencia sacaras, por otra parte, de tu lucha contra las tentaciones!, experiencia que te servirá para ayudar, dirigir y consolar a muchas almas tentadas y atribuladas. Aprenderás la ciencia de la comprensión y sabrás hacerla fructificar cuando trates a las almas. La necesidad de recurrir a Dios, que se hace sentir con tanta fuerza en aquellos momentos, hará que tu vida de oración arraigue profundamente en tu alma».

Qué diferencia con el kikismo, que sostiene que has de caer en todas las tentaciones y experimentar todos los pecados o de otro modo no podrás tener misericordia de nadie.

Esta es la excusa que usan. La realidad es que la gente débil es más fácil de controlar y el CNC busca débiles a quienes convencer de que no pueden, no valen y no pasa nada, porque diosito los quiere pecadores.

Les roban la Gracia, les roban la lucha contra la tentación porque es un moralismo y además es inútil porque no van a dejar de pecar hasta que diosito quiera, les hacen seres dependientes, infantilizados y cargados de pecados. Esclavos de la kikotina, aferrados al hombre viejo, sin alcanzar jamás a revestirse de Cristo.

«Sin embargo, deseo añadir una cosa: el peligro mayor para las almas tentadas y atribuladas es el desaliento, el hecho de que puedan pensar o admitir que la tentación es superior a sus fuerzas, que no hay nada que hacer, que el Señor las ha abandonado, que de ahora en adelante han consentido ya.

¡Escúchame! ¡Se puede vencer siempre! Omnia possum!, ¡todo lo puedo! Si luchas y pones los medios, la victoria es tuya. Facientibus quot est in se Deus non denegat gratiam, a quienes hacen lo que depende de ellos, Dios no les niega su gracia. Dios se lo hizo comprender bien a San Pablo en el momento de la tentación: ¡Te basta mi Gracia! Nunca te olvides de la gracia de Dios.

Nuestro Señor sabe perfectamente hasta qué punto puedes resistir.

No pierdas nunca la confianza, no te desmoralices, no te turbes. Te recuerdo que sentir no es consentir y que solo la voluntad puede consentir y admitir en el alma el pecado».

 

Salvador Canals, “Ascética meditada”, 3ª ed.

Ediciones Rialp, 1964.

 

martes, 23 de julio de 2024

Testimonio: iglesia convertida en cortijo sectario

 

En esta ocasión, gracias a la aportación de un comentarista, la opinión de un profesor.

 



Vamos a iniciar esta nueva clase de cómo surgieron los movimientos religiosos en la parte final del siglo XX como los carismáticos, pentecostales, así como también los llamados neocatecumenos y también cómo se inició la teología de la liberación que tanto daño ha hecho a la Iglesia y a la sociedad occidental. Iniciamos por lo tanto esta clase en esta tarde del día 31 del mes de mayo del presente año 2024.

Y advierto que lo que voy a decir no va a gustar a muchos pero esto no quiere decir que uno tenga que callarse.

(…)

Voy a hablar un poco de los neocatecúmenos y lo que voy a decir no va a ser muy suave. Este movimiento religioso surge en España expandiéndose rápidamente por todo el mundo. Yo reconozco que mi primer contacto con ellos fue muy desagradable: un día entré una iglesia donde resultó que estaban ellos, muy bien, pueden estar donde quieran, pero yo nunca había oído hablar de ellos y yo entré a la iglesia, era ya tarde, casi noche, y quería estar allí un rato en silencio y en oración. Estoy hablando de hace ya bastantes años.

Entré allí a la iglesia para estar un ratito en silencio y en oración, pero resultó que dio la casualidad de que ellos estaban en esa iglesia. Había bastante gente y resulta que se negaron a que yo estuviera en esa iglesia y me echaron prácticamente a patadas. Por toda respuesta me dijeron que ellos eran neocatecúmenos y que yo no podía entrar en la iglesia. Por su actitud conmigo me dio la sensación de que eran algo parecido una sociedad secreta que estaban a punto como de iniciar un rito pagano, aunque estaban en la iglesia.  Me pareció tan raro y tan extraño, yo no podía creer que dentro de una iglesia actuaran como si fueran un grupo mafioso.

Cuando yo llegué a casa me puse investigar quién era esta gente y comprender la razón de fondo: se trata de una fundación llevada a cabo por Kiko Argüello, fundación que en un principio digamos que era católica, pero que con el tiempo se inclinó hacia una tendencia o influencia judaizante cuya base doctrinal está basada en el protestantismo de Lutero.

Y ¿por qué he dicho que se han convertido en una secta? Porque practican la presión psicológica a través de los katequistas, presión que ejercen para que hagas lo que ellos dicen y tienes que obedecer sin discutir.

Existe un férreo control del mundo afectivo y profesional por parte de los katequistas que se creen prácticamente Dios hasta el punto de que se observa entre ellos diversas tendencias que personalmente las catálogo como comportamientos patológicos.

Nadie puede negar la rigidez y falta de caridad que hay en el trato con los demás, por ejemplo, a mí a mí me trataron a patadas, me trataron de manera indignante y una prueba de ello es que sin conocerme me faltaron a lo más elemental de la educación expulsándome porque allí solo podían estar ellos. Por lo tanto ellos son el pueblo elegido y los otros, en este caso yo, la escoria humana con la cual ellos no se pueden mezclar. Y eso es netamente judío, porque a los judíos no es que los aísle la sociedad, no, ellos se aíslan porque no quien estar en contacto con los demás.

Otro tema es la exigencia de entregar dinero y bienes ya sea bienes muebles o dinero metálico.

No quiero escribir más porque para mí es un tema sumamente desagradable. Finalmente decir que los neocatecumenos se hicieron muy poderosos, son muy poderosos en el Vaticano, lo controlan casi todo, se hicieron poderosos a partir de la década de los años 80, cuando Juan Pablo II, emocionado al ver tantos jóvenes, les concedió todo lo que quisieron y ahí empezaron los problemas: no tuvo en cuenta que la “liturgia” de los neocatecumenos no es conforme a lo que establece el canon litúrgico, de manera que Benedicto XVI intentó poner orden en el enorme lío litúrgico que tiene. Por cierto, ahora que me acuerdo, su fundador Kiko Argüello fue realmente vergonzoso escucharlo: Kiko Argüello se alegró públicamente de la muerte de Benedicto XVI.

Lo dicho los neocatecúmenos en estos momentos son simplemente una secta judaizante de base protestante, son una especie de quinta columna infiltrada dentro de la Iglesia.

Aquí lo dejamos.

 

domingo, 21 de julio de 2024

La categórica falta de normalidad de Carmen

 

Kiko pasa con naturalidad bipolar del «¿Por qué no eres más humilde? ¿Por qué no te consideras indigno de juzgar? Considérate el último y el peor de todos: no juzgues» (mamotreto inicio curso 2023-24) al «Carmen, que es una santa de una categoría superior, nos está ayudando desde el cielo» (carta del 20 de mayo de 2017, en la que Kiko pedía dinero para seguir con su tren de vida, aunque él lo llamaba invitar a los demás a participar en la kikotización mundial itinerante y lo acompañaba con la contundente afirmación de que toda aportación sería recompensada con el ciento por uno).

Para él, la verdad no es la realidad, sino lo que él decide que le conviene en cada momento, y en el caso de Carmen le trae sin cuidado que la gente que la conoció recuerde cómo se comportaba ella en público, siempre esquiva, gruñona y falta de modales. Kiko ha dispuesto que hay que pintar una Carmen sensible y amorosa, y la realidad no va a impedírselo, que para eso él cuenta con la maquinaria del CNC.

Carmen pintada por algún enemigo. No perderse los comentarios.

 

Así sucedió que como un año después de la muerte de Carmen salieó a la luz su “diario”, aunque llamarlo diario es, verdaderamente, estirar mucho el significado de la palabra, puesto que en realidad son notas, repetitivas, reiterativas, una y otra vez las mismas frases, más como un ejercicio de caligrafía que como un diario. Pero esas notas, escasamente biográficas, han servido a los neocatecumenales para asegurar que Carmen tenía intensos diálogos amorosos con Jesucristo.

¡Qué imaginación la de algunos!

Carmen no mostraba amor a nadie, era ruda con todos, conocidos o desconocidos. Y quien no ama a su hermano, al que ve, ¿cómo va a amar a Dios, a quien no ve?

A propósito de su verdadero carácter traduzco un testimonio anónimo publicado en el blog Neocatecumenali.

Tuvo lugar en el año 2000, cuando se celebró la JMJ en Israel con Juan Pablo II. Los peregrinos neocatecumenales estaban contentos porque el Papa los visitaría en el Monte de las Bienaventuranzas, exactamente en la Domus Galilaeae.

Otro intento por pintarla mejor de lo que era
«…El día se volvió gris, el cielo tormentoso, pero los corazones todavía estaban llenos de expectación. Recuerdo el Monte de las Bienaventuranzas repleto de neocatecumenales esperando al Santo Padre. Desde donde estaba, observaba las gorras de colores que distinguían unas comunidades de otras, el barullo y los gritos eran continuos y pude reconocer algunas notas de cantos propios neocatecumenales que distraían e impedían en recogimiento.

El presbítero, Don Gianni, regateaba con un chico para conseguir una gorra roja, la suya, amarilla, no le sentaba bien.

Todavía había que esperar mucho hasta el arranque del evento. Decidí alejarme de toda contaminación moral, para poder concentrarme, reflexionar y sacar lo mejor de la experiencia.

Poco después estaba fuera del recinto y del caos. De repente, una voz implacable empezó a dar órdenes y rompió la serenidad interior que yo había logrado conquistar.

Carmen Hernández (gritando): "¡Él crea problemas! ¡No me escucha! ¡Es un desastre! ¡Un desastre!".

El verdadero desastre era la alteración de Carmen. Inconscientemente intenté meter bajo la camiseta el rosario y la pequeña medalla de la Virgen María que me había regalado, un día antes, el padre Norberth.

A pesar de su agitación, ella advirtió mi gesto y me conminó a mostrarle lo que intentaba esconder. En ese momento comenzó conmigo una acalorada discusión, breve pero intensa. ¡Me exasperó! Me dijo de todo por llevar una medalla, me hizo pensar que sus katekesis eran una falsedad. Ante su falta de respeto e intolerancia, le dije, en mi frustración, que evitara mencionar a la Virgen María.

Me replicó que lo que yo tenía que hacer era crucificar la razón y obedecer.

Carmen Hernández: ¡No entiendes nada! ¿Tal vez crees que estamos aquí porque nos amamos los unos a los otros? ¡No somos nadie! ¡Tú no eres nadie! ¡Estamos aquí, inútiles, insignificantes, para dar gracias a Dios! ¡Despójate de tu soberbia! ¡No tienes el don de la obediencia! ¡Vete, vete ahora mismo y pídele perdón a Dios!”.

La miré asombrada, con el alma rebosante de confusión le dije: "¡No soy insignificante, soy hija de Dios!". Empecé a llorar y me fui antes de que ella pudiera atacar de nuevo mi decisión de portar esos objetos santos.

Recuerdo con dificultad el resto de acontecimientos de ese día, mi mente estaba exasperadamente concentrada en el encontronazo con Carmen, pero me sorprendió notar su metamorfosis a medida que avanzaba el día. Empecé a preguntarme si era bipolar o si simplemente era astuta y engañosa. Me inclino por la segunda opción...».

 

Y recurrieron al fotoshop

Así era Carmen, la “santa” de categoría superior. Una mujer llena de rabia, desagradable, ruda, ingobernable, testaruda como una mula en su relación con la gente. Pero esta anécdota muestra algo peor. Si trataba de esa manera a sus presuntos “hermanos menores en la fe”, mejor no saber lo mala que sería con sus “iguales” (de existir, claro).

En cuanto al “motivo” que encontró Carmen para humillar a aquella joven: ¡Un colgante con la imagen de la Virgen María y un rosario alrededor del cuello, que llevaba con devoción!

Yo viví algo parecido en el viaje a Loreto, cuando algunos de los “alumnos” neocatecumenales se colgaron el rosario recién recibido alrededor del cuello. Lo hicieron sin mala intención, no como burla, sino como quien presume de una condecoración que acaba de recibir, pero el kikotista presunto adulto en la fe, emitió un juicio de intención terrible contra quienes lucían el rosario al cuello, dio por hecho que todos ellos lo hacían por pura mundanidad, por frivolidad, por falta de respeto y lo dijo a gritos y, por supuesto, ante las tres comunidades allí reunidas.

Pudo llevarse a un aparte a los jóvenes que se habían puesto el rosario al cuello, pero es más neocatecumenal proceder a humillarlos ante todos. Y eso fue lo que hizo.

Volviendo con Carmen… No es la primera vez que escucho del odio de Carmen hacia los sacramentales católicos. Carmen odiaba toda devoción. Por eso resulta tan extraño lo que cuenta Kiko sobre sus escritos personales, donde sus declaraciones de amor alcanzan el nivel de cursis y empalagosas. Al final, ella actuaba en privado de manera opuesta a lo que solía mostrar en público.

Porque la burla a la imagen del Sagrado Corazón de Jesús es un clásico imprescindible en la predicación de ambos, el absurdo -para ellos- de muchas devociones populares, en definitiva, su identificación de todas esas cosas con la hipocresía de los cristianos dominicales, religiosos naturales, etc.

Nada más alejado que Kiko y Carmen de la devoción católica por la Virgen y los santos a través del encendido de velas, el rezo de novenas, la asistencia a procesiones y demás. ¿Puede un verdadero santo odiar la devoción a la Virgen María? ¿Es preciso tener una categoria "especial" para ello?

Mucha gente piensa que Carmen solo era una mimada niña rica, muchos que padecía algún tipo de enfermedad mental no diagnosticada. Ni Kiko ni ella podían admitir el problema, porque toda su catequesis sobre el pecado oculto como origen de las enfermedades mentales les habría comprometido a ambos.

Siempre estuvieron obsesionados con el pecado escondido detrás de cada depresión, por ejemplo. Siempre han negado y renegado de la curación con ayuda de psiquiatras y psicólogos. Solo Dios podía sanar y salvar a quienes padecían algún trastorno mental. Aplicando su propio criterio, ambos debían ser pecadores ocultos y no redimidos, porque sus respectivos extraños síntomas comportamentales estaban ahí, delante de nuestras narices. Quizás Carmen era bipolar, quizás tenía un trastorno límite de la personalidad, ¿quién sabe? Lo único seguro es que no era "normal" en absoluto.

Sugerencia para el próximo fotoshop

De hecho, entre los comentarios publicados en Neocatechumenali sobre la anécdota precedente, hay algunos que inciden en la falta de normalidad carmelitana:

@Valentina Giusti publicó que San Luis María Grignion de Monfort en el "Tratado de la verdadera devoción a Santísima Virgen" identifica siete falsas devociones inspiradas por el demonio. A Carmen le va como anillo al dedo el devoto "crítico":

«Los devotos críticos son, por lo común, sabios orgullosos, engreídos y pagados de sí mismos, que en el fondo tienen alguna devoción a la Santísima Virgen, pero critican casi todas las formas de piedad con que las gentes sencillas honran ingenua y santamente a esta buena Madre sólo porque no se acomodan a su fantasía. Ponen en duda todos los milagros e historias referidas por autores fidedignos o tomadas de las crónicas de las órdenes religiosas que atestiguan la misericordia y el poder de la Santísima Virgen. Se irritan al ver a las gentes sencillas y humildes arrodilladas –para rogar a Dios– ante un altar o imagen de María o en la esquina de una calle.

Llegan hasta acusarlas de idolatría como si adoraran la madera o la piedra. En cuanto a ellos –así dicen–, ¡no les gustan tales devociones exteriores ni son tan cándidos como para creer a tantos cuentos e historietas como corren acerca de la Santísima Virgen! Si se les recuerdan las admirables alabanzas que los Santos Padres tributan a María, responden que hablaban como oradores, en forma hiperbólica, o dan una falsa explicación de sus palabras.

Esta clase de falsos devotos y gente orgullosa y mundana es mucho de temer; hace un daño incalculable a la devoción a la Santísima Virgen, alejando de ella definitivamente a los pueblos so pretexto de desterrar abusos».

Un comentarista mete el dedo en la llaga con su acertada explicación del motivo por el que el CNC recurrió a la treta de falsear una foto de la presunta “santa”:


Otro comentario muy valioso está escrito en español:

Kiko y Carmen siempre ridiculizan a los católicos (no neocatecumenales). No importa si fueras un fundador o un simple padre de familia. Si no estás en el CNC, tu fe es simplemente ridícula.

  Y a esta mujer, que en cincuenta años nadie le sacó una foto de rodillas ni en el recogimiento de la oración, quieren hacerla pasar por santa. Y de categoría superior, además.