Hay otras formas de
comunicación con los adeptos que son más eficaces, métodos que sirven como
«llaves» para abrir el control mental de la secta.
En pocas palabras,
éstas son las tres llaves más básicas para ayudar al miembro de una secta:
Llave No 1: establecer la relación y la mutua
confianza.
Llave No 2: utilizar
comunicaciones orientadas a un objetivo.
Llave No 3:
desarrollar modelos de identidad.
Llave No 4: acceder
a la identidad anterior a la afiliación.
Llave No 5:
conseguir que el adepto contemple la realidad desde perspectivas muy variadas.
Llave No 6: evitar
los procesos de interrupción del pensamiento mediante una forma indirecta de
facilitar información.
Llave No 7:
visualizar un futuro feliz para vencer las fobias del adoctrinamiento.
Llave No 8: ofrecer
al adepto definiciones concretas sobre el control mental y las características
de una secta destructiva.
Llave no 1:
Establecer la relación y la mutua confianza
Las diversas
técnicas para establecer una relación no-verbal pueden ser de ayuda. La primera
se limita a imitar el lenguaje corporal de la persona con la que hablo. También
utilizo un tono de voz no amenazador, como tampoco son amenazadoras las
preguntas e intento evitar la manifestación de juicios.
Llave no 2: Utilizar
comunicaciones orientadas a un objetivo
Las comunicaciones
orientadas a un objetivo del mundo empresarial representan la mejor manera para
influir en las personas de una manera deliberada.
Cuando
existe una relación de intimidad con las personas, por lo general decimos todo
aquello que pensamos o sentimos, porque somos «nosotros mismos». No tenemos un
plan establecido para influir en los demás. En cambio, en el mundo empresarial,
la mayor parte de las personas tiene que pensar en base a sus metas y objetivos
y en la mejor forma de conseguirlos. Los altos ejecutivos comprenden que, a
menudo, tienen que establecer un plan de acción gradual que les lleve a
convertir sus sueños en realidad.
Imaginemos
que yo he señalado un objetivo (ayudar a alguien para que abandone la secta) y
que ya he trazado un plan de acción gradual. Lo siguiente que debo hacer es
descubrir quién es esta persona en la que intento influir. Comprender
cómo es una persona «en su interior» resulta una enorme ventaja.
La regla
elemental es hacer lo que funciona. Si lo que usted hace no funciona,
intente otro enfoque. Siga centrándose en la meta.
Llave no
3: Desarrollar modelos de identidad
Para una
mayor eficacia, es necesario construir tres modelos (también llamados «patrones
mentales») que representen quién es la persona sobre la que se quiere influir.
El
primer modelo corresponde a quién era la persona antes de entrar en la secta:
qué pensaba sobre sí misma, el mundo, sus relaciones, sus puntos fuertes y
sus debilidades. Así veía él todas estas cosas. La mejor manera de reunir
esta información es a través de lo que ha escrito o dicho a sus familiares y
amigos.
El
segundo modelo es el del típico adepto de aquel grupo. Cualquier ex
miembro puede facilitar un modelo genérico de cómo ve la «realidad» el típico miembro
de su secta. Los ex miembros pueden enseñar a pensar como lo hace el adepto de
una secta. Los distintos familiares pueden turnarse para interactuar con el «miembro
de la secta» y «ser» el miembro de la secta. A medida que progresen en la
práctica de estas caracterizaciones, mejor comprenderán cómo piensa el adepto.
El
tercer modelo es el que corresponde a la persona dentro de la secta. Este
modelo se irá transformando poco, a poco, a medida que represente los diferentes
niveles de implicación que el miembro alcance dentro del grupo. Al contrastarlo
con el modelo genérico del adepto y con la persona real, usted puede hacerse
idea bien clara sobre cuándo la persona está siendo muy «sectaria» y cuándo es
más él mismo. Recuerde que cada persona es diferente, y que cada miembro de una
secta sostiene una batalla entre la identidad de la secta y su identidad real.
En cualquier momento, el miembro puede cambiar a su identidad «real» o a la
«sectaria».
Estos
tres modelos son los que empleo en mi trabajo de asesor. Antes de conocer a la
persona cara a cara, quiero disponer de estos tres modelos lo más ajustados
posible.
Utilizo
el modelo de quién es la persona en este momento (la persona dentro de la
secta), y lo pongo a prueba anticipando sus respuestas en una conversación
imaginaria con el individuo. A continuación, le formulo las mismas preguntas y
observo en qué medida he sido capaz de predecir sus respuestas.
Cuanto
más estrecha sea la relación que puedo establecer, más fácil será acceder a la
información que necesito. Cuanto más deprisa elabore un modelo adecuado del
miembro de la secta, más deprisa podré «convertirme» en él.
Una vez
adoptada su personalidad, ya puedo imaginar qué se necesita decir o hacer para
ayudarle a recuperar el control de su vida.
Es, por
supuesto, la identidad real la que me enseña cómo abrir las puertas. Es la
personalidad real la que me dice cuáles son las llaves que hay que utilizar, dónde
y en qué orden.
Llave
No. 4: Ponga a la persona en contado con su identidad original
Cuando
una persona comienza a recordar quién era antes de convertirse en miembro de la
secta, soy capaz de anclar su punto de referencia personal sobre la realidad en
el tiempo en que no existía la identidad de la secta y, como consecuencia,
tampoco control mental. Consigo que la persona repase todo lo que pensaba y sentía
en cada una de las etapas del proceso de reclutamiento.
Casi
siempre, la persona tenía en aquella época dudas o preguntas significativas que
ha reprimido durante mucho tiempo. Como ya he dicho antes, es bastante común el
hecho de que, debido a la presión del adoctrinamiento, la persona silencie su
voz interior, que está tratando de avisarle para que se aparte.
Es
dentro de esa personalidad anterior a la secta donde aprendo exactamente todo
lo que el individuo necesita ver, oír y sentir para poder abandonar el grupo.
Con algunas personas, el criterio a seguir puede ser enseñarle la manera en que
su líder malinterpreta la Biblia. Con otras, demostrarles los antecedentes
delictivos y manejos del líder. Hay quien necesita, en cambio, que se le
enseñen las contradicciones específicas de la doctrina. La pregunta:
«¿Cómo
sabrá usted que ha llegado el momento de abandonar el grupo?» puede revelar
hasta dónde el sujeto está dispuesto a tolerar a la secta. ¿La abandonará si
Dios se lo ordena? ¿Se marchará si descubre que le han mentido? En el momento
en que el adepto me revela explícitamente qué necesitaría para decidir el
abandono del grupo, ya estoy en condiciones de hacer todo lo que esté a mi
alcance para conseguir la prueba que desea.
Si el
individuo no ha sido feliz o sano antes de unirse al grupo, resulta imperativo
buscar un punto de referencia positivo que la persona pueda utilizar como anda
de su identidad. Si no existen fuertes experiencias positivas para utilizar con
este propósito, entonces es necesario inventarse una o cultivarla. La
imaginación puede emplearse para crear ciertas experiencias positivas. Por
ejemplo, se pueden formular preguntas como «¿Qué sentirías si tuvieras una
familia cariñosa y comprensiva?» o «Si tu padre hubiera sido todo lo que tú
querías cuando estabas creciendo, ¿qué cualidades debería haber tenido y qué
cosas te hubiera gustado que hicierais juntos?»
Quien quiera que haya creado este blog se nota que esta muy enfermo del alma y del cuerpo!
ResponderEliminarProdigiosa percepción la tuya, noni.
EliminarAsí que a partir de un fragmento de un libro sobre control mental deduces que el creador del blog padece... ¿qué cosa? ¿problemas de hígado? ¿aplastamiento de las cervicales? ¿glaucoma? ¿metástasis? ¿gripe?
Y dime, ¿todo eso lo notas antes o después del chute de kikotina?
Anónimo 2:54
EliminarEl creador del blog está tan enfermo que todo lo que publica viene de los mamotretos y vivencias/experiencias personales de gente como yo que conoce bien el CNC y, aun, por desgracia, sigue amarrado en sus entrañas.
Pero claaaaaro, para vosotros somos meros rebotados, que nos vas a contar. Gracias a Dios estamos curados de espanto ante tal adjetivo, ya que nuestro "rebote" os lo hacemos demostrar con hechos, hitos y normas concretas de la Iglesia Católica, a la cual, engañáis muy bien para hacer vuestro harakiri particular
Un saludo
PD: I.C.