lunes, 14 de enero de 2019

Control mental. ¿Algo que ver con el Camino Neocatecumenal? (XVII)



Hay otras formas de comunicación con los adeptos que son más eficaces, métodos que sirven como «llaves» para abrir el control mental de la secta.

En pocas palabras, éstas son las tres llaves más básicas para ayudar al miembro de una secta:

Llave No 1: establecer la relación y la mutua confianza.
Llave No 2: utilizar comunicaciones orientadas a un objetivo.
Llave No 3: desarrollar modelos de identidad.
Llave No 4: acceder a la identidad anterior a la afiliación.
Llave No 5: conseguir que el adepto contemple la realidad desde perspectivas muy variadas.
Llave No 6: evitar los procesos de interrupción del pensamiento mediante una forma indirecta de facilitar información.
Llave No 7: visualizar un futuro feliz para vencer las fobias del adoctrinamiento.
Llave No 8: ofrecer al adepto definiciones concretas sobre el control mental y las características de una secta destructiva.

Llave no 1: Establecer la relación y la mutua confianza
Las diversas técnicas para establecer una relación no-verbal pueden ser de ayuda. La primera se limita a imitar el lenguaje corporal de la persona con la que hablo. También utilizo un tono de voz no amenazador, como tampoco son amenazadoras las preguntas e intento evitar la manifestación de juicios.

Llave no 2: Utilizar comunicaciones orientadas a un objetivo
Las comunicaciones orientadas a un objetivo del mundo empresarial representan la mejor manera para influir en las personas de una manera deliberada.

Cuando existe una relación de intimidad con las personas, por lo general decimos todo aquello que pensamos o sentimos, porque somos «nosotros mismos». No tenemos un plan establecido para influir en los demás. En cambio, en el mundo empresarial, la mayor parte de las personas tiene que pensar en base a sus metas y objetivos y en la mejor forma de conseguirlos. Los altos ejecutivos comprenden que, a menudo, tienen que establecer un plan de acción gradual que les lleve a convertir sus sueños en realidad.

Imaginemos que yo he señalado un objetivo (ayudar a alguien para que abandone la secta) y que ya he trazado un plan de acción gradual. Lo siguiente que debo hacer es descubrir quién es esta persona en la que intento influir. Comprender cómo es una persona «en su interior» resulta una enorme ventaja.

La regla elemental es hacer lo que funciona. Si lo que usted hace no funciona, intente otro enfoque. Siga centrándose en la meta.

Llave no 3: Desarrollar modelos de identidad
Para una mayor eficacia, es necesario construir tres modelos (también llamados «patrones mentales») que representen quién es la persona sobre la que se quiere influir.

El primer modelo corresponde a quién era la persona antes de entrar en la secta: qué pensaba sobre sí misma, el mundo, sus relaciones, sus puntos fuertes y sus debilidades. Así veía él todas estas cosas. La mejor manera de reunir esta información es a través de lo que ha escrito o dicho a sus familiares y amigos.

El segundo modelo es el del típico adepto de aquel grupo. Cualquier ex miembro puede facilitar un modelo genérico de cómo ve la «realidad» el típico miembro de su secta. Los ex miembros pueden enseñar a pensar como lo hace el adepto de una secta. Los distintos familiares pueden turnarse para interactuar con el «miembro de la secta» y «ser» el miembro de la secta. A medida que progresen en la práctica de estas caracterizaciones, mejor comprenderán cómo piensa el adepto.

El tercer modelo es el que corresponde a la persona dentro de la secta. Este modelo se irá transformando poco, a poco, a medida que represente los diferentes niveles de implicación que el miembro alcance dentro del grupo. Al contrastarlo con el modelo genérico del adepto y con la persona real, usted puede hacerse idea bien clara sobre cuándo la persona está siendo muy «sectaria» y cuándo es más él mismo. Recuerde que cada persona es diferente, y que cada miembro de una secta sostiene una batalla entre la identidad de la secta y su identidad real. En cualquier momento, el miembro puede cambiar a su identidad «real» o a la «sectaria».

Estos tres modelos son los que empleo en mi trabajo de asesor. Antes de conocer a la persona cara a cara, quiero disponer de estos tres modelos lo más ajustados posible.
Utilizo el modelo de quién es la persona en este momento (la persona dentro de la secta), y lo pongo a prueba anticipando sus respuestas en una conversación imaginaria con el individuo. A continuación, le formulo las mismas preguntas y observo en qué medida he sido capaz de predecir sus respuestas.

Cuanto más estrecha sea la relación que puedo establecer, más fácil será acceder a la información que necesito. Cuanto más deprisa elabore un modelo adecuado del miembro de la secta, más deprisa podré «convertirme» en él.

Una vez adoptada su personalidad, ya puedo imaginar qué se necesita decir o hacer para ayudarle a recuperar el control de su vida.

Es, por supuesto, la identidad real la que me enseña cómo abrir las puertas. Es la personalidad real la que me dice cuáles son las llaves que hay que utilizar, dónde y en qué orden.

Llave No. 4: Ponga a la persona en contado con su identidad original
Cuando una persona comienza a recordar quién era antes de convertirse en miembro de la secta, soy capaz de anclar su punto de referencia personal sobre la realidad en el tiempo en que no existía la identidad de la secta y, como consecuencia, tampoco control mental. Consigo que la persona repase todo lo que pensaba y sentía en cada una de las etapas del proceso de reclutamiento.
Casi siempre, la persona tenía en aquella época dudas o preguntas significativas que ha reprimido durante mucho tiempo. Como ya he dicho antes, es bastante común el hecho de que, debido a la presión del adoctrinamiento, la persona silencie su voz interior, que está tratando de avisarle para que se aparte.

Es dentro de esa personalidad anterior a la secta donde aprendo exactamente todo lo que el individuo necesita ver, oír y sentir para poder abandonar el grupo. Con algunas personas, el criterio a seguir puede ser enseñarle la manera en que su líder malinterpreta la Biblia. Con otras, demostrarles los antecedentes delictivos y manejos del líder. Hay quien necesita, en cambio, que se le enseñen las contradicciones específicas de la doctrina. La pregunta:
«¿Cómo sabrá usted que ha llegado el momento de abandonar el grupo?» puede revelar hasta dónde el sujeto está dispuesto a tolerar a la secta. ¿La abandonará si Dios se lo ordena? ¿Se marchará si descubre que le han mentido? En el momento en que el adepto me revela explícitamente qué necesitaría para decidir el abandono del grupo, ya estoy en condiciones de hacer todo lo que esté a mi alcance para conseguir la prueba que desea.

Si el individuo no ha sido feliz o sano antes de unirse al grupo, resulta imperativo buscar un punto de referencia positivo que la persona pueda utilizar como anda de su identidad. Si no existen fuertes experiencias positivas para utilizar con este propósito, entonces es necesario inventarse una o cultivarla. La imaginación puede emplearse para crear ciertas experiencias positivas. Por ejemplo, se pueden formular preguntas como «¿Qué sentirías si tuvieras una familia cariñosa y comprensiva?» o «Si tu padre hubiera sido todo lo que tú querías cuando estabas creciendo, ¿qué cualidades debería haber tenido y qué cosas te hubiera gustado que hicierais juntos?»
 

3 comentarios:

  1. Quien quiera que haya creado este blog se nota que esta muy enfermo del alma y del cuerpo!

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    1. Prodigiosa percepción la tuya, noni.

      Así que a partir de un fragmento de un libro sobre control mental deduces que el creador del blog padece... ¿qué cosa? ¿problemas de hígado? ¿aplastamiento de las cervicales? ¿glaucoma? ¿metástasis? ¿gripe?

      Y dime, ¿todo eso lo notas antes o después del chute de kikotina?

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    2. Anónimo 2:54

      El creador del blog está tan enfermo que todo lo que publica viene de los mamotretos y vivencias/experiencias personales de gente como yo que conoce bien el CNC y, aun, por desgracia, sigue amarrado en sus entrañas.

      Pero claaaaaro, para vosotros somos meros rebotados, que nos vas a contar. Gracias a Dios estamos curados de espanto ante tal adjetivo, ya que nuestro "rebote" os lo hacemos demostrar con hechos, hitos y normas concretas de la Iglesia Católica, a la cual, engañáis muy bien para hacer vuestro harakiri particular

      Un saludo

      PD: I.C.

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