martes, 8 de enero de 2019

Control mental. ¿Algo que ver con el Camino Neocatecumenal? (XVI)



Dado que la mayor parte de las personas no comprenden en qué consiste el control mental y las prácticas de las sectas destructivas, les es muy fácil caer en patrones de comportamiento que no resultan eficaces a l intentar ayudar al ser querido a que recupere su personalidad original.

El problema más común consiste en que la familia experimenta el típico exceso de culpa y vergüenza. La gente parece estar constantemente acusándose a sí misma por el ingreso de un ser querido en una secta. La gente ha de saber que la culpa no ha sido suya. Las sectas existen. El control mental existe.

Otro problema emocional bastante común es que las personas olvidan sus propias necesidades. La mejor manera de ayudar a alguien es estar seguro de que uno se preocupa de sus propias necesidades. La participación en la secta tiene que situarse en la perspectiva correcta. La gente sólo puede hacer lo que está dentro de su capacidad. La vida tiene que continuar. Las personas terminan por dañarse a sí mismas y a los seres que aman cuando no son capaces de descansar, relajarse y hacer otras cosas que necesitan para seguir adelante. La gente se quema cuando cae presa de la obsesión, y a menudo acaba afectando a los otros familiares que intentan ayudar. Por ejemplo, es común castigar sin darse cuenta a sus otros hijos debido a que dedican demasiada energía inútil al que ha sido captado.

Otro error que se repite es que las personas reaccionan emocionalmente en exceso a la integración en una secta. Esto puede llegar a ser más peligroso que no hacer absolutamente nada. Una persona puede sentirse impulsada a comprometerse todavía más en un grupo por culpa de discursos histéricos y la utilización indebida de palabras como «secta» o «lavado de cerebro». Comportarse de una manera emocionalmente agresiva con el miembro de una secta casi siempre produce un efecto contrario.

También otra equivocación frecuente es que los familiares intenten persuadir a la persona para que abandone su compromiso utilizando una actitud condescendiente y antagónica. A menos que usted sea una persona muy bien preparada, con grandes dotes para la comunicación y muy afortunada, intentar convencer a una persona para que abandone una secta mediante una aproximación directa es algo condenado al fracaso. Las discusiones racionales no tienen ninguna aplicación con alguien que ha sido adoctrinado por medio del control mental.

No se debe culpar a una persona que ha sido reclutada por una secta destructiva. Póngase furioso con las sectas. Grite contra todas las sectas destructivas de control mental. ¡Pero no se enoje con la persona que ha sido víctima de ellas! No es culpa de ella.

Cómo prepararse para una intervención eficaz
Atienda a sus necesidades emocionales
Aprender a no esperar resultados inmediatos y saber repartir el esfuerzo para el largo camino que tiene por delante le ayudará a mantener una perspectiva equilibrada.

La vida de su familia debe continuar, sobre todo cuando el individuo lleva mucho tiempo como adepto.

Consolide sus recursos
Implique en la intervención a la mayor cantidad posible de familiares y amigos con los que usted pueda trabajar sin dificultades, y ayúdeles a informarse. Invítelos a que participen en una reunión preparatoria. Póngase en contacto con aquellos presbíteros que pueden tener conocimiento del tema, con profesionales de la salud mental, ex miembros de la secta, familias que han pasado por el mismo problema, y con cualquiera que esté en condiciones de ofrecerle apoyo.

Organícese y trace un plan
Comience por enterarse de todo lo que pueda. Una buena preparación es la clave del éxito. Estudie al «enemigo» (la secta determinada) y a otros grupos similares. Aprenda cómo piensan y cómo trabajan. Conviértase en un conocedor del control mental. Cuanto mejor lo comprenda, mucho más fácil le resultará explicarlo a otras personas, y en especial, cuando llegue el momento, a la persona atrapada en la secta.

Organice un archivo, haga copias de todos los artículos y notas importantes para compartirlos con las personas implicadas. Haga copias de todas y cada una de las cartas escritas al adepto y de toda la correspondencia que éste ha recibido. Esto puede resultar muy importante durante o después de la intervención. En muchas ocasiones he enfrentado a los adeptos con cartas escritas por ellos en las que formulaban promesas que no se cumplían, e incluso algunas en las que mentían descaradamente a su familia.

Tenga al corriente de cuanto sucede a todas las personas que participan en la intervención. Una comunicación constante con el adepto es siempre mejor que un contacto esporádico. Envíele una tarjeta o una nota una vez por semana, todas las semanas; es muchísimo mejor que escribirle un día una carta de catorce páginas y después pasarse un mes sin decir palabra. Pida al adepto que le llame cada vez que sienta necesidad de hablar; en el momento que sea y desde donde sea.

Cómo ayudar al miembro de una secta a cambiar y a madurar como
persona
Puede parecer que conseguir que el adepto de una secta pase por un cambio de personalidad antes de lograr su abandono del grupo es dar un rodeo muy largo.

Es de una importancia vital entender que la única forma de poder sacar para siempre a una persona de las manos de una secta destructiva es ayudarla a que vuelva a establecer contacto con su personalidad auténtica, y echarle una mano para que comience a madurar mediante unas nuevas metas personales que signifiquen algo para ella.

Todos los que se han comprometido a ayudar al adepto deben centrar su atención en tres importantes objetivos a corto plazo. El primero es establecer una relación de mutua confianza. Si no hay confianza, nada de lo que usted haga resultará eficaz. El segundo objetivo es recoger información, acerca de cómo piensa, siente y ve la realidad el miembro de la secta. El tercer objetivo es utilizar técnicas específicas para sembrar la duda sobre la secta y alentar una nueva perspectiva.

Establecer una relación de mutua confianza
Adoptar una postura de curiosidad un tanto preocupada es la actitud más efectiva que se puede tomar en la relación con el miembro. Resulta relativamente fácil establecer una relación de mutua confianza cuando usted se muestra curioso, porque lo único que hace es formular preguntas sin una intención critica. Usted se preocupa por la persona, por lo tanto es lógico que desee saber todo aquello que es importante para ella.

Muestre aprobación y respeto por el individuo, sus ideales y su talento. Sin embargo, hágale saber que usted se reserva la opinión final sobre el grupo hasta no conocer todos los detalles.

Si el miembro de la secta intenta atribuir al grupo los méritos por las cosas buenas en su vida, como haber dejado el alcohol o la marihuana, dígale que esto es fantástico, pero recuérdele que es él quien merece los elogios por las buenas acciones y no el grupo.

Recuerde que si el adepto establece muchas relaciones con personas que no pertenecen a la secta, le resultará mucho más fácil abandonarla. Siempre se sentirá más unido a unas personas que a otras, pero todo el mundo deberá hacer un esfuerzo para estrechar sus relaciones con él. Coordine el flujo de comunicación. No le resultará natural que, de pronto, diez personas le envíen cartas al mismo tiempo. A usted no le interesa despertar sus sospechas.

Reúna información valiosa
Cuanta más información pueda usted reunir, en mejores condiciones estará para saber qué está pasando en la mente del miembro. Comuníquese con él lo más regularmente que pueda. Si usted puede reunirse con él, hágalo, si es posible, a solas. Resulta muy difícil llegar a alguna parte si tiene que hablar con dos o más adeptos a la vez.

Tenga presente que llegará un momento en que le invitará a que hable con miembros más antiguos o con los líderes. Demore este encuentro todo lo que pueda. Dígale a la persona que usted se preocupa por él y le tiene confianza, que no está interesado en hablar con desconocidos. Usted quiere que él se encargue de explicárselo todo. Si le responde que no conoce las respuestas a todas sus preguntas, usted puede hacerle notar, con mucha discreción, que le preocupa el hecho de que si él no conoce todas las respuestas, tal vez se haya comprometido con el grupo antes de estar capacitado del todo para hacerlo.

Sugiérale que podría no seguir adelante, de momento, y alejarse unas cuantas semanas para reflexionar sobre el grupo de forma objetiva. Si es un grupo legítimo; ¿qué podría perder con ello?

La perspectiva: son líneas paralelas, pero no lo parecen
Desarrolle habilidades específicas para promover una nueva perspectiva
El último paso es desarrollar las habilidades y estrategias para minar o eludir el control mental utilizado por el grupo. Son demasiadas personas que intentan llegar a este último paso sin haber alcanzado los otros dos. Esto es un error muy grave. Sólo cuando se han establecido las bases se puede actuar de un modo eficaz.

Recuerde que lo que usted desea es establecer contacto y fortalecer la verdadera personalidad del individuo, no la de la secta. Hacerle rememorar las experiencias positivas de su vida anterior es una de las maneras más eficaces para conseguirlo.

Por ejemplo, si el adepto le dice a uno de sus viejos amigos que echa mucho de menos el ski, y este amigo se lo dice a la familia, ésta estará en condiciones de organizar un viaje a la nieve e invitar al amigo a que vaya con ellos. El miembro de la secta puede pensar que se trata de una coincidencia o que estaba fijado en el destino. Incluso en el caso de que no se le permita ir, ayuda a despertar en él un deseo muy fuerte.

Siempre que se establezca una comunicación, tenga presente que debe concentrarse en uno o dos puntos cada vez. Es mejor dejar bien asentada una cuestión que intentar el método del «bombardeo». Una vez más, el seguimiento es de una importancia crítica. Por ejemplo, si usted en una carta le dice al miembro que ha visto a uno de los líderes del grupo en un programa de televisión, y que éste ha declarado que los adeptos pueden ir de visita a su casa cada vez que les apetezca, usted puede mencionar, como de pasada, que recuerda una conversación que mantuvo con él unos meses antes, en la que dijo que «tenía que pedir permiso para ir de visita». Si se olvida de responder a esta pregunta en su próxima carta o conversación telefónica, pregúntele otra vez. Hágalo amablemente pero con firmeza: «¿Por qué se produce esta aparente contradicción? ¿El líder ha dicho una mentira? ¿Eras tú el que mentías? Ayúdame a aclarar las cosas porque estoy un poco confuso». Hay muchísimas personas que consiguen establecer buenos puntos, pero después no aprovechan la ventaja. Tal vez porque encuentran muy difícil formular las preguntas que vienen a continuación sin que suenen amenazadoras, esas preguntas que obligan al miembro a pensar en la contradicción.

No envíe artículos que formulen críticas, si no se los han pedido. Estas informaciones siempre hacen más mal que bien. Si usted cree que su relación con el miembro es muy buena, intente sostener una discusión personal. Si va a pasar cierto tiempo antes de ver de nuevo al individuo, hable con él por teléfono sobre el artículo y su contenido. Si expresa interés en leerlo, dígale que se lo enviará por correo, siempre y cuando le prometa discutirlo con usted punto por punto. Hay demasiadas personas que no se preocupan por conseguir primero el permiso, y si lo hacen se olvidan de seguir el tema.


¿Qué haría usted si esta misma noche recibe la llamada del miembro de una secta y le dice que mañana irá a hacerle una larga visita? Por sorprendente que pueda parecer, este tipo de episodios por sorpresa (tal vez una llamada de auxilio) se repiten una y otra vez.

6 comentarios:

  1. ¡Vaya tostonazo de entrada! Cada día te pareces más a Kiko.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Parecido en cuanto a tostonazo, claro. Será porque el autor, que se llama Steve Hassan sabe mucho de comportamiento sectario por lo que le encuentras parecido.

      Eliminar
  2. No es un tostón, quizás si lo vuelves a leer, te darás cuenta de lo interesante y sobre todo lo veraz que es.
    Pero si esto te parece tostón y lo frecuentas y Kiko también te lo parece y lo sigues, no sé, no te conozco, pero un poco de reflexión, te ayudará

    ResponderEliminar
  3. Esto es un "tostón" y escuchar a don Maicito y (ahora) las grabaciones de la «balbuceante» de superior categoría o a comboniano rebelde no???...

    Chico, pues háztelo mirar o, como te han dicho antes, no nos frecuentes tanto...porque, siento decírtelo, pero si estás aquí, es porque buscas algo.

    Lázaro

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No lo sientas, Lázaro. Lo mejor que le ha pasado al noni es encontrar este blog del que lleva años sin poder salir.

      Algo querrá decirle Dios por medio de este blog.

      Eliminar
    2. Jajajaja, muy bien traído al "lenguaje katekumenal" lo de que "algo querrá decirle Dios"...
      Si, yo también lo pienso, la verdad, es que creo que todos los Kaminantes que entran en este blog y se quedan, es que sienten que algo está mal en sus vidas y buscan LA VERDAD con mayúsculas que sus lideres les ocultan, porque «la verdad les hará libres»...
      El problema es que, alguno esta tan demonizado, que lo que aquí descubre hace moverse en su interior a ese ser, y se revuelve escupiendo espumarajos...

      Lázaro

      Eliminar

Antes de comentar, recuerda que tú eres el último y el peor de todos, y que el otro es Cristo.