Dado que la mayor parte de las
personas no comprenden en qué consiste el control mental y las prácticas de las
sectas destructivas, les es muy fácil caer en patrones de comportamiento que no
resultan eficaces a l intentar ayudar al ser querido a que recupere su
personalidad original.
El problema más común consiste en
que la familia experimenta el típico exceso de culpa y vergüenza. La
gente parece estar constantemente acusándose a sí misma por el ingreso de un
ser querido en una secta. La gente ha de saber que la culpa no ha sido suya.
Las sectas existen. El control mental existe.
Otro problema emocional bastante
común es que las personas olvidan sus propias necesidades. La mejor
manera de ayudar a alguien es estar seguro de que uno se preocupa de sus
propias necesidades. La participación en la secta tiene que situarse en la
perspectiva correcta. La gente sólo puede hacer lo que está dentro de su
capacidad. La vida tiene que continuar. Las personas terminan por dañarse a sí
mismas y a los seres que aman cuando no son capaces de descansar, relajarse y
hacer otras cosas que necesitan para seguir adelante. La gente se quema cuando
cae presa de la obsesión, y a menudo acaba afectando a los otros familiares que
intentan ayudar. Por ejemplo, es común castigar sin darse cuenta a sus otros
hijos debido a que dedican demasiada energía inútil al que ha sido captado.
Otro error que se repite es que
las personas reaccionan emocionalmente en exceso a la integración en una
secta. Esto puede llegar a ser más peligroso que no hacer absolutamente
nada. Una persona puede sentirse impulsada a comprometerse todavía más en un
grupo por culpa de discursos histéricos y la utilización indebida de palabras
como «secta» o «lavado de cerebro». Comportarse de una manera emocionalmente
agresiva con el miembro de una secta casi siempre produce un efecto contrario.
También otra equivocación
frecuente es que los familiares intenten persuadir a la persona para que
abandone su compromiso utilizando una actitud condescendiente y antagónica. A menos
que usted sea una persona muy bien preparada, con grandes dotes para la
comunicación y muy afortunada, intentar convencer a una persona para que
abandone una secta mediante una aproximación directa es algo condenado al
fracaso. Las discusiones racionales no tienen ninguna aplicación con alguien
que ha sido adoctrinado por medio del control mental.
No se debe culpar a una persona
que ha sido reclutada por una secta destructiva. Póngase furioso con las
sectas. Grite contra todas las sectas destructivas de control mental. ¡Pero
no se enoje con la persona que ha sido víctima de ellas! No es culpa de
ella.
Atienda a sus
necesidades emocionales
Aprender a no esperar resultados
inmediatos y saber repartir el esfuerzo para el largo camino que tiene por
delante le ayudará a mantener una perspectiva equilibrada.
La vida de su familia debe continuar,
sobre todo cuando el individuo lleva mucho tiempo como adepto.
Consolide sus recursos
Implique en la intervención a la
mayor cantidad posible de familiares y amigos con los que usted pueda trabajar
sin dificultades, y ayúdeles a informarse. Invítelos a que participen en una
reunión preparatoria. Póngase en contacto con aquellos presbíteros que pueden
tener conocimiento del tema, con profesionales de la salud mental, ex miembros
de la secta, familias que han pasado por el mismo problema, y con cualquiera
que esté en condiciones de ofrecerle apoyo.
Organícese y trace un
plan
Comience por enterarse de todo lo
que pueda. Una buena preparación es la clave del éxito. Estudie al «enemigo»
(la secta determinada) y a otros grupos similares. Aprenda cómo piensan y cómo
trabajan. Conviértase en un conocedor del control mental. Cuanto mejor lo
comprenda, mucho más fácil le resultará explicarlo a otras personas, y en
especial, cuando llegue el momento, a la persona atrapada en la secta.
Organice un archivo, haga copias
de todos los artículos y notas importantes para compartirlos con las personas
implicadas. Haga copias de todas y cada una de las cartas escritas al adepto y
de toda la correspondencia que éste ha recibido. Esto puede resultar muy
importante durante o después de la intervención. En muchas ocasiones he
enfrentado a los adeptos con cartas escritas por ellos en las que formulaban
promesas que no se cumplían, e incluso algunas en las que mentían
descaradamente a su familia.
Tenga al corriente de cuanto
sucede a todas las personas que participan en la intervención. Una comunicación
constante con el adepto es siempre mejor que un contacto esporádico. Envíele
una tarjeta o una nota una vez por semana, todas las semanas; es muchísimo
mejor que escribirle un día una carta de catorce páginas y después pasarse un
mes sin decir palabra. Pida al adepto que le llame cada vez que sienta
necesidad de hablar; en el momento que sea y desde donde sea.
Cómo ayudar al miembro de una
secta a cambiar y a madurar como
persona
Puede parecer que conseguir que el
adepto de una secta pase por un cambio de personalidad antes de lograr su
abandono del grupo es dar un rodeo muy largo.
Es de una importancia vital
entender que la única forma de poder sacar para siempre a una persona de las
manos de una secta destructiva es ayudarla a que vuelva a establecer contacto
con su personalidad auténtica, y echarle una mano para que comience a madurar mediante
unas nuevas metas personales que signifiquen algo para ella.
Todos los que se han comprometido
a ayudar al adepto deben centrar su atención en tres importantes objetivos a
corto plazo. El primero es establecer una relación de mutua confianza. Si no
hay confianza, nada de lo que usted haga resultará eficaz. El segundo objetivo
es recoger información, acerca de cómo piensa, siente y ve la realidad el
miembro de la secta. El tercer objetivo es utilizar técnicas específicas para
sembrar la duda sobre la secta y alentar una nueva perspectiva.
Adoptar una postura de curiosidad
un tanto preocupada es la actitud más efectiva que se puede tomar en la relación
con el miembro. Resulta relativamente fácil establecer una relación de mutua
confianza cuando usted se muestra curioso, porque lo único que hace es formular
preguntas sin una intención critica. Usted se preocupa por la persona, por lo
tanto es lógico que desee saber todo aquello que es importante para ella.
Muestre aprobación y respeto por
el individuo, sus ideales y su talento. Sin embargo, hágale saber que usted se
reserva la opinión final sobre el grupo hasta no conocer todos los detalles.
Si el miembro de la secta intenta
atribuir al grupo los méritos por las cosas buenas en su vida, como haber
dejado el alcohol o la marihuana, dígale que esto es fantástico, pero
recuérdele que es él quien merece los elogios por las buenas acciones y no el
grupo.
Recuerde que si el adepto
establece muchas relaciones con personas que no pertenecen a la secta, le
resultará mucho más fácil abandonarla. Siempre se sentirá más unido a unas
personas que a otras, pero todo el mundo deberá hacer un esfuerzo para estrechar
sus relaciones con él. Coordine el flujo de comunicación. No le resultará
natural que, de pronto, diez personas le envíen cartas al mismo tiempo. A usted
no le interesa despertar sus sospechas.
Reúna información
valiosa
Cuanta más información pueda usted
reunir, en mejores condiciones estará para saber qué está pasando en la mente
del miembro. Comuníquese con él lo más regularmente que pueda. Si usted puede
reunirse con él, hágalo, si es posible, a solas. Resulta muy difícil llegar a
alguna parte si tiene que hablar con dos o más adeptos a la vez.
Tenga presente que llegará un
momento en que le invitará a que hable con miembros más antiguos o con los
líderes. Demore este encuentro todo lo que pueda. Dígale a la persona que usted
se preocupa por él y le tiene confianza, que no está interesado en hablar con
desconocidos. Usted quiere que él se encargue de explicárselo todo. Si le
responde que no conoce las respuestas a todas sus preguntas, usted puede
hacerle notar, con mucha discreción, que le preocupa el hecho de que si él no
conoce todas las respuestas, tal vez se haya comprometido con el grupo antes de
estar capacitado del todo para hacerlo.
Sugiérale que podría no seguir
adelante, de momento, y alejarse unas cuantas semanas para reflexionar sobre el
grupo de forma objetiva. Si es un grupo legítimo; ¿qué podría perder con ello?
La perspectiva: son líneas paralelas, pero no lo parecen |
El último paso es desarrollar las
habilidades y estrategias para minar o eludir el control mental utilizado por
el grupo. Son demasiadas personas que intentan llegar a este último paso sin
haber alcanzado los otros dos. Esto es un error muy grave. Sólo cuando se han
establecido las bases se puede actuar de un modo eficaz.
Recuerde que lo que usted desea es
establecer contacto y fortalecer la verdadera personalidad del individuo, no la
de la secta. Hacerle rememorar las experiencias positivas de su vida anterior
es una de las maneras más eficaces para conseguirlo.
Por ejemplo, si el adepto le dice
a uno de sus viejos amigos que echa mucho de menos el ski, y este amigo se lo
dice a la familia, ésta estará en condiciones de organizar un viaje a la nieve
e invitar al amigo a que vaya con ellos. El miembro de la secta puede pensar
que se trata de una coincidencia o que estaba fijado en el destino. Incluso en
el caso de que no se le permita ir, ayuda a despertar en él un deseo muy
fuerte.
Siempre que se establezca una
comunicación, tenga presente que debe concentrarse en uno o dos puntos cada
vez. Es mejor dejar bien asentada una cuestión que intentar el método del
«bombardeo». Una vez más, el seguimiento es de una importancia crítica. Por
ejemplo, si usted en una carta le dice al miembro que ha visto a uno de los
líderes del grupo en un programa de televisión, y que éste ha declarado que los
adeptos pueden ir de visita a su casa cada vez que les apetezca, usted puede
mencionar, como de pasada, que recuerda una conversación que mantuvo con él
unos meses antes, en la que dijo que «tenía que pedir permiso para ir de
visita». Si se olvida de responder a esta pregunta en su próxima carta o
conversación telefónica, pregúntele otra vez. Hágalo amablemente pero con
firmeza: «¿Por qué se produce esta aparente contradicción? ¿El líder ha dicho
una mentira? ¿Eras tú el que mentías? Ayúdame a aclarar las cosas porque estoy
un poco confuso». Hay muchísimas personas que consiguen establecer buenos
puntos, pero después no aprovechan la ventaja. Tal vez porque encuentran muy
difícil formular las preguntas que vienen a continuación sin que suenen
amenazadoras, esas preguntas que obligan al miembro a pensar en la
contradicción.
No envíe artículos que formulen críticas,
si no se los han pedido. Estas informaciones siempre hacen más mal que bien. Si
usted cree que su relación con el miembro es muy buena, intente sostener una discusión
personal. Si va a pasar cierto tiempo antes de ver de nuevo al individuo, hable
con él por teléfono sobre el artículo y su contenido. Si expresa interés en
leerlo, dígale que se lo enviará por correo, siempre y cuando le prometa
discutirlo con usted punto por punto. Hay demasiadas personas que no se
preocupan por conseguir primero el permiso, y si lo hacen se olvidan de seguir
el tema.
¿Qué haría usted si esta misma
noche recibe la llamada del miembro de una secta y le dice que mañana irá a
hacerle una larga visita? Por sorprendente que pueda parecer, este tipo de
episodios por sorpresa (tal vez una llamada de auxilio) se repiten una y otra
vez.
¡Vaya tostonazo de entrada! Cada día te pareces más a Kiko.
ResponderEliminarParecido en cuanto a tostonazo, claro. Será porque el autor, que se llama Steve Hassan sabe mucho de comportamiento sectario por lo que le encuentras parecido.
EliminarNo es un tostón, quizás si lo vuelves a leer, te darás cuenta de lo interesante y sobre todo lo veraz que es.
ResponderEliminarPero si esto te parece tostón y lo frecuentas y Kiko también te lo parece y lo sigues, no sé, no te conozco, pero un poco de reflexión, te ayudará
Esto es un "tostón" y escuchar a don Maicito y (ahora) las grabaciones de la «balbuceante» de superior categoría o a comboniano rebelde no???...
ResponderEliminarChico, pues háztelo mirar o, como te han dicho antes, no nos frecuentes tanto...porque, siento decírtelo, pero si estás aquí, es porque buscas algo.
Lázaro
No lo sientas, Lázaro. Lo mejor que le ha pasado al noni es encontrar este blog del que lleva años sin poder salir.
EliminarAlgo querrá decirle Dios por medio de este blog.
Jajajaja, muy bien traído al "lenguaje katekumenal" lo de que "algo querrá decirle Dios"...
EliminarSi, yo también lo pienso, la verdad, es que creo que todos los Kaminantes que entran en este blog y se quedan, es que sienten que algo está mal en sus vidas y buscan LA VERDAD con mayúsculas que sus lideres les ocultan, porque «la verdad les hará libres»...
El problema es que, alguno esta tan demonizado, que lo que aquí descubre hace moverse en su interior a ese ser, y se revuelve escupiendo espumarajos...
Lázaro