El Señor vendrá. ¿Cuándo? No sabemos si a la medianoche, si al canto del gallo, si al amanecer… Distintas partes de la noche, las horas de la noche. ¿Cuándo vendrá el Señor? Hay una palabra que es lo que está revelado, yo digo lo que está revelado en la Escritura: Jesús dice que llegará pronto. Esa es la palabra: Vengo pronto. Alguno dirá: “Pero eso es muy ambiguo”. Pues estate preparado desde ya. ¿Cuándo es pronto? ¿Cuándo es pronto para ti? Nos vemos pronto, ¿qué significa? Mañana, quince días, seis meses… Estate preparado, porque en el momento en que menos lo esperéis, vendrá el hijo del hombre.
El maestro de los loros debe tener claro que se acaba su tiempo, y en lugar de hablar de la venida de Dios al mundo en carne mortal, que es el gran misterio que anuncia el Adviento, se pone a divagar.
Por tanto, la iglesia nos invita en este tiempo a vivir como hijos de la luz, dirá también san Pablo, hijos de la luz. Vosotros no sois hijos de las tinieblas, para que la noche nos sorprenda.
San Pablo no llama a nadie hijo de las tinieblas. Esa expresión es propiamente kika ya que los kikotizados saben mucho de tinieblas.
Ya es hora de despertaros del sueño, la noche está avanzada, el día se echa encima, despojaos de las actividades de las tinieblas y revestíos con la luz. Comportaos como en pleno día, como si la vida fuera siempre a mediodía, con dignidad.
Es significativo que en la carta de Pablo a los romanos ese fragmento está escrito en primera persona del plural. Pero los kikotistas son muy dados a recetar a los demás lo que ellos no se aplican a sí mismos.
Vosotros sois la luz del mundo. ¿Por qué vosotros sois la luz del mundo y la sal de la tierra? ¿Por qué vosotros sois la luz del mundo? Porque yo soy la luz del mundo. Quién camina detrás de mí, quien vaya detrás de mí, no tropezará. Ya lo decía el Antiguo Testamento, en los salmos: tu palabra… -Esta es la palabra de Dios hecha carne, vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a los que la recibieron, les dio el poder de ser hijos de Dios-. Tu palabra, Señor, es luz a mis pasos, lámpara en mi camino.
No pongo comillas porque el parecido con el salmo presuntamente citado es cuestionable.
A los que recibieron a esta palabra hecha carne, les dio el poder ser hijos de Dios, decía antes ሬናቶ. Y abusamos muchas veces de esta expresión: “Bueno, es que todos somos hijos de Dios”. “Bueno, es que todos son hijos de Dios”. No es cierto, hermanos.
En el kikismo todos son hijos de Satanás, menos aquellos que digan los kikotistas, que se creen con poder para hacer hijos de Dios.
Mis hijos son mis hijos, mis sobrinos no son mis hijos, y yo los querré muchísimo, los quiero muchísimo, y a mis alumnos, que he tenido muchísimos a lo largo de mi vida profesional docente, los he querido muchísimo. Pero no son mis hijos. Y ¿Dios quiere a todos los hombres? Sí, pero muchos no son Sus hijos. Los que se dejan llevar por el espíritu de Dios, esos son hijos de Dios, y el que no tiene el espíritu de Cristo, no le pertenece.
Hermanos, os invito en nombre del Señor a tomar en peso nuestro llamamiento y elección, que dirá san Pedro, nuestro llamamiento y elección.
Delante de un presbikiko que ni pestañea, el tipo hace uso del nombre de Dios para sus fines.
Dios nos ha elegido y nos ha signado con un sphragis, dicen los griegos, con una señal indeleble, un carácter sacramental que recibimos en el bautismo y nos hace hijos suyos y nos da la gracia santificante el mismo Jesucristo, el Espíritu Santo, la gracia increada, el Espíritu Santo mismo, que es el amor. El Espíritu Santo es el amor de Dios, el amor que Dios Padre tiene al Hijo y el Hijo al Padre, ese es el Espíritu Santo, y ha sido derramado en vosotros, en vuestros corazones.
No voy a comentar la bulla teológica que se monta el kikotista, solo quiero destacar que también los religiosos de misa de 12 han sido signados con una señal indeleble, pese a que estos últimos y peores creen ser más que ellos.
Esa gracia bautismal la podemos perder todos, en cualquier momento. ¿Podemos perder ese Espíritu Santo? Pues sí, podemos decirle que se vaya de nuestra vida, y el Espíritu Santo, Dios, es un caballero. No nos hace violencia. Tú expulsas al Espíritu Santo de tu corazón y el Espíritu Santo se va. No te obliga a nada. No te violenta. Podemos perder esta gracia, hermanos, podemos perder el Espíritu Santo. Y si no tenemos el espíritu de Dios, el espíritu de Cristo, no le pertenecemos.
Y todo aquel que pone la comunidad por encima de todo, a quien pertenece es a Kiko.
Pidamos al Señor, por eso, estar en vela. Estemos en vela, estemos vigilantes, pidiéndole al Señor en toda ocasión, en todo momento. Rezar.
En la Cuaresma, se nos invitaba de una manera especial a intensificar estas tres actitudes del ayuno, de la oración, de la limosna. Estas tres armas que habéis recibido tantos y que recibiréis, son signos escatológicos, que es lo que subraya el Adviento.
¿Signos escatológicos? Menudo cacao mental.
Estamos esperando… ¡Ah! Os decía antes de san Bernardo, que entre la primera y la segunda venida, hay una venida intermedia, una parusía, una venida intermedia del Señor a nuestras vidas, pero no una, dos, tres, cuatro, cinco, cada día, en cada momento, en cada instante de nuestra historia el Señor viene. El Señor viene. Si estás preparado y puedes venir y escuchas su voz, pues estupendo, si no pasará el Señor y no te habrás enterado.
Y siguen las tonterías. Porque si vas a la comunidad y
te pasas el rato pendiente de los modelitos de los demás y los ecos de los
otros, pasa el Señor y no te enteras. En cambio, te quedas con tu familia,
sirviendo a los tuyos y allí Dios se hace el encontradizo contigo.
Por eso, de nuevo os invito a la vigilancia y a la esperanza, a la esperanza. Es un tiempo especialmente que subraya esta virtud teologal, la esperanza. Le gustaba decir mucho a nuestra catequista Carmen que el mejor icono pictórico plástico de la Iglesia es la virgen María embarazada, la virgen de la esperanza la llamamos, virgen de la espera. Está esperando, esperando a que nazca la primera venida de Jesucristo. Ella que lo ha llevado dentro, la morada terrestre del humilde, y que es figura de todo cristiano. Nosotros también estamos llamados a estar esperando a que Jesús nazca en nosotros.
Después de tantos años, algunos hasta 50, es evidente que el tratamiento de fertilidad no funciona.
Decía antes ሬናቶ, citando a san Pablo: Vivo yo, pero no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí. Dar a luz al hijo de Dios nosotros también, cada uno de nosotros por nuestro bautismo.
El bautismo, no la comunidad ni los pasos, bolsas, kikotistas y demás memeces.
Esta esperanza, nos decían en el anuncio los catequistas, es como uno que está esperando a alguien a quien quiere mucho, un familiar, un padre, su esposa, un hijo que viene del extranjero, que viene en avión, y tú vas a esperarlo al aeropuerto, ¿no? Estás esperando, pero estás esperando algo que estás absolutamente convencido de que va a ocurrir. O sea, es que va a llegar, ¿no? No es un idealismo. Uno no va todos los días al aeropuerto a ver si… “Hoy no ha venido. Mañana volveré”. Estás unas cuantas horas. Hoy tampoco. No, no, no, no, menuda tontería. Nosotros no esperamos una tontería. Esperamos cielos nuevos y tierra nueva, dice san Pedro, donde reine la justicia, la santidad. Es decir, que lo que os decía del nuevo orden mundial que promete una tierra nueva, san Pedro también, pero nuestros cielos nuevos y nuestra tierra nueva están en el cielo, está en el cielo.
En la escena de la ascensión de Jesús, cuenta san Lucas, que cuando Jesús ascendió, los apóstoles que estaban allí se quedaron así, mirando, un buen rato, como se iba al cielo. Tampoco os imaginéis la Ascensión como un sputnik, no es así, pero, bueno, una manera plástica… Es la última ocasión, el último encuentro que los apóstoles tuvieron, pero bueno, para explicar un poco esto, se quedaron mirando al cielo, y llegaron los ángeles y dijeron: Pero galileos ¿qué hacéis ahí con cara de tontos? -Eso no lo dicen, eso lo digo yo-, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Eh, espabilad, despertad que os habéis quedado dormidos. El mismo que Jesús que habéis visto ascender, volverá. Volverá, retornará. Estad seguros de que volverá y nos llevará con él.
Os decía antes que Jesucristo quiere permanecer en nosotros, porque es la esencia de Dios: hacerse uno con nosotros, uno. Para eso nos ha creado y para eso ha hecho con nosotros una nueva creación en Jesucristo resucitado. Voy a prepararos un lugar, dice Jesús, porque quiero que donde yo esté… ¿Dónde estará? No lo sé. Me importa una higa dónde estará Jesús, a mí personalmente me importa un bledo. Lo único que quiero es estar con Él donde sea. Muchas veces nos comemos el tarro, el cerebro: ¿Cómo será el cielo y dónde será eso y allí donde…? San Pablo a los tesalonicenses dice: Necios. Lo que sí es cierto es que estaremos con Él.
Otra presunta cita más falsa que el chocolate blanco, que ni es chocolate ni es blanco.
Siempre me gusta decir que el cielo no es un dónde, sino que es un con quién, como un enamorado. Le importa poco dónde ir esta tarde con su enamorada. ¿Adónde vamos, cariño? Me da igual con tal de estar contigo. No es un dónde, sino un con quien. No es lo mismo estar contigo… ¡Ah! Efectivamente, por estar contigo me voy y me chupo aquí 16 catequesis.
La gracieta es porque el otro kikotista le apunta que él se dejó atrapar por estar con su enamorada.
Pues eso es porque quiero, dice el Señor, porque quiero, es mi voluntad. Es la voluntad de Dios, la voluntad de Jesucristo, porque quiero, dice, que donde yo esté -sea donde sea- estéis también vosotros. ¡Qué maravilla! Estar con el Señor. Bien, a esto nos invita el Adviento, hermanos. No quiero enrollarme más que... ¿Qué hora es? Menos cuarto. Son las diez menos cuarto. Bien esto es a lo que el Señor nos invita.
Vemos al final del video del tostón de Adviento de kiko como terminan reconociendo como siempre desde el precatecumenado:
ResponderEliminar"Eso es lo que somos, unos asesinos, unos pérfidos, somos lo peor de lo peor, pecadores bla bla bla"
Lo dicho el CNC es una fábrica de pecadores, lo peor de lo peor, eso es lo que predican siempre.
Ese es el producto final después del proceso retorcido de la aberrada Kenosis inventada en el neo sendero. El producto final de la Kenosis es llegar a ser lo peor de lo peor.
Eliminar¡Que modestia, que humildad!
ResponderEliminarkiko
Una vez que les profético......
Cuantas veces tiene que perdonar la esposa a su esposo? ? ? ssiempre siempre. Pero jamás pone el ejemplo al contrario!!!
Si queréis escuchar el anuncio de Kiko ved este enlace:
ResponderEliminarhttps://youtu.be/HwKbpPdzLxg