Segundo escrutinio (LXXIV)

«K: Para que esto se realice en ti, para que Él pueda actuar en ti y destruir el cuerpo de pecado que te ha llevado a apoyarte en el dinero, en tu idea moralista, en el sexo, en tu justicia... necesitas que te ayuden. Veo aquí una cosa con respecto a tu familia. Según lo que vimos esta mañana, ¿te sientes capaz de odiar a tu esposa y a tu madre?

X: Sí.»

En el plan de Dios, la mujer es “la ayuda adecuada”; en el plan kikiano, hay que asegurarse de que no tengan ayuda.

«K: Tienes dentro de ti toda esta situación que has contado sobre tu madre y tu padre que querías que hubiera sido diferente... No aceptas la realidad que Dios te ha dado. Es muy importante aceptar la historia que Dios nos da. Quien se rebela contra su historia se rebela contra Dios, quien en definitiva es el autor de la historia o, al menos, la ha permitido. En estos momentos, el Señor te pide que lo conviertas en el único Dios. Que estés dispuesto a odiar a su padre, a su madre, a ti mismo, al concepto que tienes de ti mismo. Porque si siempre te has escapado de lo que te rebajaba socialmente, porque tu madre creía que una condición social más alta, porque siempre creíste que no sé qué, por cualquier motivo, si no has aceptado esto, si siempre te has buscado a ti mismo, como puedes seguir a Jesús, que es el Siervo de Yahveh, quien será considerado en la tierra como un trapo sucio, el que recibe las bofetadas de todos, en la sociedad en la que te encuentras, en el trabajo... No puedes.»

En el CNC el truco maligno que repiten una y otra vez es este: aseguran que tu vida anterior ha sido irremediablemente errónea y contraria a Dios y que gracias a la kikotización diosito te da otra oportunidad, siempre que estés dispuesto a destrozar todo lo que has sido y a todos los que están a tu alrededor. Este es su credo.

«Bueno, ¿te sientes hoy capaz de renunciar a Satanás que, por el temor que tienes a la muerte, te ha llevado a apoyarte en el prestigio, en el dinero, en el sexo, etc.? Renunciarías a los ídolos falsos del mundo y ante todos proclamarías que lo único en lo que realmente crees, en quien puedes obtener la vida eterna, es la Roca en...

X: En el nombre de Jesús, sí.

Kiko: Entonces tienes que dar una señal. Una señal que debe estar con Dios, en secreto, de dinero, que realmente expresa este gesto. Renunciarás públicamente a Satanás, como dicen los Padres de la Iglesia, como si estuviera presente. Te pondrás de pie públicamente en el Rito diciendo: "Yo, Mengano, renuncio a ti, Satanás, que por el miedo que tengo a la muerte me has engañado siempre para que me apoyase en el afecto, en el dinero, en el sexo, en el prestigio, y me has obligado siempre a huir de la cruz, me dijiste que Dios no me amaba, me engañaste con...".»

Los puntos suspensivos han de rellenarse con hechos concretos, personales, íntimos, con pelos y señales. En suma, justo lo que jamás pediría la Iglesia.

«Así lo dirás con el brazo extendido y apuntando a Satanás.»

Porque Satanás suele ser invitado de honor de este tipo de aquelarres.

«"Y ahora, públicamente, delante de tantos testigos, y solemnemente renuncio al poder que has tenido sobre mí y me acerco a la Iglesia y lo expreso con este signo." Entonces le pedirás a la Iglesia, de rodillas y con las manos extendidas, poder entrar en el catecumenado. Dado que vosotros, en vuestra libertad, renunciáis a Satanás, la Iglesia tiene el poder de exorcizaros. Los ritos no son mágicos. Cristo no puede expulsar el mal de vosotros, si creéis que el mal es bueno y estáis de acuerdo con él. Después de esto, el presbítero dirá: "Espíritu del mal, en el nombre de Jesús de Nazaret, sal de esta criatura y cede el puesto al Espíritu Santo Paráclito".

Entonces invocará al Espíritu Santo que descienda sobre ti y hará el Espíritu Santo que comiences a convertirte en templo de Dios poco a poco.»

Que seas un bautizado, al kikismo se la pela, hasta que ellos no lo digan tú no puedes ser templo de su diosito.

«Una cosa que quiero decir: nadie se hace cristiano de una vez para siempre, no penséis que después de este escrutinio ya está terminado, ya no pecas más. ¡Atención, eh! Siempre el cristiano vive en la precariedad, en el combate constante. Precariedad significa que no puedes ser un burgués o un rico espiritual: "Ya hemos asegurado al cielo, ya estamos en el cielo". ¡Nunca! ¡Mientras caminamos, nunca! Siempre seremos cristianos que viven en la precariedad cotidiana. Que cada día pueden tirarlo todo, cada día podemos echar a patadas al Espíritu Santo. Por esta razón, el Evangelio dice que cuando el espíritu maligno sale de nosotros, va al desierto y, como no le gusta estar en el desierto, se lleva consigo siete demonios más, peores que él, y trata de entrar en la casa, encontrándola vacía y limpia entra dentro y el final es peor que lo anterior. ¿Qué significa esto? Esto no se entiende, ¿no es así? Bueno, pero yo os lo explico muy bien, estoy aquí para esto, para explicarlo.»

Habrá que recordarles a los kikos que la interpretación de la palabra no pertenece a ningún menda, por muy creído que se lo tenga.

«El acento de esta parábola radica en el "vacío". Nunca la Iglesia ha expulsado a ningún demonio del cuerpo del hombre sin llenar el cuerpo en este momento de Dios, del Espíritu Santo. Cuando el demonio intenta entrar, si encuentra la casa "llena" del Espíritu Santo no puede entrar. Incluso si viene con cinco mil demonios. Pero si la encuentra "vacía", porque el Espíritu Santo se ha ido, y se ha ido porque lo has echado... El Espíritu Santo es un poco como una damisela, es muy educado, se contrista rápidamente. Está dentro de ti, pero si tú le obligas a hacer algo que le repugna, se va, no colabora contigo. ¿Entendéis? Se fue. Y ahora viene el demonio y encuentra la casa vacía y entra rápidamente porque Jesucristo no está allí. Y esto puede suceder. Ya habrá ocurrido en el primer escrutinio, ¿no es así? Y os sucederá después.

Bien, daréis un signo, serio, en secreto, entre Jesucristo y tú. Este dinero será dado absolutamente a los pobres.» 

¡Atención! Que para que no haya sorpresas va a cuantificar con precisión la cantidad que espera recibir por comunidad. 

«Las otras comunidades anteriores a la vuestra, que son gente muy pobre, porque a los ricos no les hemos dejado entrar, dieron 2 millones de pesetas. Estos dos millones de pesetas (12000 euros) se entregaron absolutamente a los pobres de las parroquias. Cada responsable, con la parte de su parroquia, visitará a los pobres de la misma y dará a las familias necesitadas en nombre de la parroquia y no en nombre de la comunidad. Los pobres de la ciudad son los primeros en beneficiarse de la poca conversión que comienza a existir entre vosotros. No hay necesidad de ir y decirles a los del compromiso, que ya estamos trabajando con los pobres, porque es inútil, no lo comprenderían.»