Tostón de Adviento 2021 (IV)

 

Proclamación del Apocalipsis: Ap 6,12-17; 7,1-4.9-17

KIKO:

Él nos conoce desde toda la eternidad, hemos sido llamados a la vida eterna prometida. Somos en cierto modo, coeternos con Cristo.

A los que son de Cristo muchos les persiguen. Porque mira a Cristo: el mundo no lo soportó. Pero si nos persiguen venceremos, porque ofreceremos por nuestros perseguidores nuestro propio sufrimiento; porque eso es ser cristiano. Hay un contenido fundamental que es Cristo, y Cristo crucificado. ¿Qué es Cristo crucificado? El amor al enemigo. Esta elección que Dios ha hecho sobre nosotros nos debe llenar de gratitud a El,  aunque tengamos que pasar tribulaciones.

La sociedad que nos rodea se está paganizando a toda velocidad. Nuestros hijos sufren mucho en la escuela, en la universidad, con todas estas ideas terribles y ateas que les están imponiendo. Tenemos delante una gran batalla.

¡Y a mí que mis hijos solo me contaban lo terrible que era el de mates y el acento australiano de la de inglés! ¿De donde se sacará este el sufrimiento de “nuestros hijos” en la escuela y la universidad?

La vida para Israel es algo sagrado, en relación con el demonio, con la muerte, con la cultura de la muerte. ¿Cómo podemos hablar hoy de esto, cuando nuestra sociedad está diciendo justamente lo contrario? Estamos viviendo cosas inauditas, inimaginables.

No es cierto. A lo largo de toda la historia se ha arrinconado al débil. No es algo nuevo ni desconocido.

Israel ha tenido que vivir en medio de los paganos, en medio de un mundo pagano tremendo.

¡Otra novedad sideral! Todos los pueblos del mundo han tenido por vecinos a otros pueblos, salvo los de las islas más remotas. E incluso hasta ellos llegaron extranjeros.

Dios se ha hecho un pueblo que ha rescatado para sí, lo ha hecho su pueblo y Antíoco lo quiere destruir; la madre de los siete hermanos macabeos, que son torturados y hechos pedazos, buscando de algún modo hacer un signo, porque todos deben obedecer a este monstruo que es el abominio de la desolación.

¿Cómo podremos nosotros enseñar a nuestros jóvenes, cómo podemos verdaderamente hablar de la belleza de la santidad, de hacer de la vida del hombre una liturgia de santidad? Los jóvenes nos seguirán.

Tenéis que saber amar a vuestros hijos amando primero a Dios, no con un sentimentalismo cretino que no sirve para nada. Tienen que saber que nosotros somos la luz, que tenemos la luz, y que el amor a Dios va por encima de nuestros hijos y de todo. “Quien no odia el padre y la madre, quien no odia el hijo y la hija, quien no odia el marido o la mujer, no puede ser mi discípulo “, porque nos están mirando todos , y somos la luz del mundo. Por eso hoy tenemos necesidad de ser santificados en la sangre de Cristo. Os invito a morir con Cristo para resucitar con Él.

La luz no se esconde tras puertas cerradas para que nadie la vea. No son luz, son tiniebla, y sus hijos lo ven y por eso huyen.

Aunque hayamos venido con heridas, con pecados, Cristo no nos juzga. Convirtámonos! Dios ha mandado a su Hijo para que tú puedas cambiar de vida, para que dejes de ser esclavo de tus pasiones, de la envidia, de la ira, de la soberbia, del orgullo, de que las cosas tienen que ser como tú quieres, y quiere darte su espíritu. Dios ha mostrado en Cristo el camino de la verdad. ¿Y cuál es? Su kenosis: “Siendo Dios no retuvo ávidamente su dignidad divina sino que se humilló, se humilló a sí mismo obedeciendo en todo, y tomó la condición humana, se hizo hombre. Y hecho hombre obedeció en todo hasta la muerte, y una muerte de cruz.”

Y Él nos ha enseñado este camino, la santa humildad de Cristo: no oponer resistencia a nada, aceptar todo, aceptar todo en cada momento en Cristo, con Cristo y por Cristo. Esta es la luz del mundo. ¿Es posible que esto se dé en mí? Cristo ha derramado su sangre en la cruz, ha muerto por ti para que puedas recibir una vida nueva.

Esto es algo que los kikos malinterpretan sistemáticamente. El cristiano no está llamado a aceptar la injusticia ni a ser cómplice de ella. Pero Kiko no lo entiende y transmite sus errores.

¡Animo hermanos! El Adviento viene a recordarnos que seamos humildes, que viene el Señor, que recojamos aceite. ¿Cómo cogemos aceite? con los Sacramentos, con la oración (el Salterio), yendo a la comunidad, ¿tienes hijos? invítales a levantarse por lo menos una vez esta semana escatológica, semana de la Parusía; y explícale por qué vamos a rezar toda la familia juntos esta noche a las 3 de la mañana, en camisón o en pijama, como quieras. Invita a tus hijos que no lo olvidarán jamás. Se acordarán siempre de aquellas noches en que su padre decía: ¡que viene el Señor!

Y el niño, con más sentido común que el padre, contestaba: dile que venga de día, que mañana tengo examen y quiero dormir.

¿Cómo vas a educar a tu hijo a la Parusía, al Adviento? recordará: -Antes de ir al colegio mi abuelo me levantaba por la noche y me decía: ¿¡Qué, te vienes conmigo a los Laudes de la parroquia!? Y recuerda el frío de la noche, cómo entraba en la parroquia, y los Laudes. El chaval con 9 años rezaba con su padre o con su abuelo en Adviento. Es importante pasar la fe a los hijos; misión fundamental de vuestra liturgia de santidad. Pasar la fe a los hijos, en la verdad.

Tampoco han sido capaces de enterarse nunca de cual es la hora de Laudes, ellos lo dejan para la madrugada o para la tarde, pero jamás a tiempo con la Iglesia, para que no se les confunda con cristianos.

Vuestros hijos se dan cuenta cuando es verdad vuestra vida y cuando es mentira todo. La verdad es que eres un pobre; pues díselo. La verdad es que tienes que ayudar a tu hijo a que sea un hombre, y si no es un hombre se lo tienes que decir, ayudarle y corregirle. El que ama corrige, el cobarde no corrige porque corregir cuesta.

En el Camino llevan muchos años de retraso en la tarea de corregir a Kiko, en especial uno muy pézzimo va retrasadísimo. Lo que indica falta de amor y cobardía, que lo dice Kiko.

El buen pastor da la vida por las ovejas, el asalariado se larga, no va a luchar contra un lobo que a lo mejor le mata; se escapa y que se coma a todas las ovejas una detrás de otra. El buen pastor no hace eso, da la vida por las ovejas, y se juega la vida, defiende a todo el rebaño. ¿Cómo defiendes a tus hijos? pero si no los quieres, hombre, reconoce que los quieres muy poco, porque el verdadero amor viene del Señor.

En efecto, poco amor a los hijos muestra quien los exaspera y fuerza a caminar bajo amenaza.

Pídeselo al Señor, humíllate. Humíllate ante tu mujer, humíllate ante tus hijos, humíllate ante todos e inmediatamente te mandará el Espíritu Santo. Porque quieres ser cristiano y te das cuenta que no puedes ser cristiano por ti mismo, que lo tienes que recibir del cielo. Y Dios te lo va a dar, porque lo vas a valorar ahora.

¿Cómo te van a dar las cosas verdaderas si no eres fiel con lo que no es tuyo? dice el Señor. Si eres un avaro y un tacaño con el dinero, ¿cómo te van a dar los verdaderos bienes? Ese que está apegado al dinero no piense que va a recibir el Espíritu. Si no fuiste fiel en lo que no era tuyo, ¿quien te dará lo auténticamente verdadero cuando tú el dinero no lo usas para hacer el bien a los demás sino para tu orgullo, para tu soberbia, para ti mismo?

No podía faltar la presión para que todos suelten la tela, que las arcas están medio vacías y Kiko no va a renunciar a su tren de vida a estas alturas de la historia.