Tostón de inicio de curso 2021-22 (II)

 

En Kikónides tendrían que aprender de una vez que las Laudes son una oración tan completa que no precisan adiciones de ningún tipo, al contrario, la propaganda que tratan de enmascarar bajo el nombre de moniciones suele ser bazofia que solo desluce lo que tendría que ser un rato de oración. Y la desluce precisamente porque lo que hacen es propaganda barata de una realidad moribunda.

Por ejemplo, la secre ad experimentum antes de proclamar el salmo I:

«Decía ayer San Jerónimo que quien no conoce la escritura no conoce el poder y la sabiduría de Dios, por eso lo primero que hay que hacer es agradecer a Dios que nos ha llamado, que nos ha traído a esta convivencia donde la Palabra de Dios estará con nosotros como una luz para ver su poder».

Si fuese coherente, se callaría para dejar resonar la palabra de Dios, pero lo cierto es que en pocos sitios la palabra de Dios se escucha peor que en el CNC debido a las interferencias feroces de los lorokistas.

Y para hacer ruido y distorsionar el mensaje, la secre se apresura a verter juicios sobre el mundo entero, juicios que serán repetidos por los loros amaestrados en cada tostón de inicio:

«En estas convivencias siempre hemos visto la fuerza de Dios actuando en nuestra historia y en nuestra vida. El mundo ahora está lleno de oscuridad, de tiniebla, hay tanto miedo en el mundo. La epidemia ha hecho una cosa: llenar el mundo del miedo a la muerte, el mundo no soporta esta precariedad que el (sic) Covid ha traído al mundo. Nosotros sabemos que esta precariedad es una pedagogía de Dios para nosotros, que nos enseña que Él es el Señor de la historia y de la vida. La vida depende de él, nosotros queremos tenerlo todo seguro, una sociedad que se pensaba perfecta, tecnológica, ahora se ha derrumbado por el miedo. Pero el Señor nos ha llamado, junto con otros, también a nosotros en medio de estas tinieblas para ser luz, nos ha elegido para ser luz en el mundo».

Es el discurso de siempre: los otros son los necios que no se enteran, nosotros somos los elegidos chupiguay que lo sabemos todo. 

«Hoy no solo hacemos los (sic) laudes, sino que esta mañana nos lleva al sacramento de la Penitencia, de la Reconciliación».

La secre larga su tostón a las 14:00 de la tarde, pero en su mundo paralelo la mañana apenas está iniciada porque Kiko, que es el que manda, se cree que puede gobernar la realidad. Y la secre prosigue con las pamplinas de rigor que consiste en mezclar la sentada metacrilática que están viviendo los sufridos loros amaestrados con el Rosh Hashanà, la fiesta del año nuevo judío, y el Yom Kipur. Que no tengan nada que ver es lo de menos, cuanto menos sepa y menos entienda la audiencia, mejor. Además, para mezclar el culo con las témporas nada mejor que el recurso de la presunta autoridad de kategoría superior:

«Carmen siempre recordaba que, para prepararse para Yom Kippur, los judíos tienen diez días de preparación para poder reconciliarse. El talmud dice…»

La pobrecita secre no ha sido informada de que el talmud no es doctrina cristiana. Y lo que sigue es doctrina kikiana de baja estofa:

«…dice que Dios perdona lo que hemos hecho contra Él, pero por todo lo que hemos hecho a los hermanos debemos reconciliarnos con los hermanos. Y es muy difícil reconocer los pecados que hemos cometido unos contra otros. Porque el otro es siempre alguien que nos molesta, que nos pone en cólera, que nos hace envidiar, que crea rivalidad, que no soportamos, a veces el otro aparece como una cosa imposible».

Esa es la realidad entre los hermanos del Camino: incapacitados para reconciliarse porque el otro siempre es el feroz enemigo. 

Y la traca final es que, ante una audiencia de vejestorios kikotistas con decenas de años de camino a ninguna parte a cuestas, el equipo responsable internacional considera necesario informarles de lo siguiente:

«Para celebrarlo bien hay condiciones que quiero recordaros: el examen de conciencia, en el que podemos mirar nuestra vida, nuestros pecados. Luego el dolor de los pecados: en este año, cuando escuchamos algunas cosas sobre las comunidades, yo veo que hay muchos pecados de omisión».

Es que los de Tudela son más que brutos, por eso no es raro que la secre, en lugar de hacer examen sobre sus pecados, se ponga a buscárselos a los demás. El gran gurú ya avisó que faltar a la comunidad era pekado grave en el CNC, ahora Ascen descubre otro pekado que afecta a los que todavía quedan:

«Muchos hermanos nuestros, con los que hemos vivido tantos momentos de vida eterna en los pasos, en la comunidad, cosas maravillosas que hemos vivido juntos, ahora algunos hermanos han dejado el camino por miedo y nosotros nos quedamos tranquilos, indiferentes».

«Es verdad que en este tiempo, con los confinamientos, con tantas prohibiciones, nos hemos acostumbrado a no ver a hermanos, o a que éste no viene, y tenemos tantos pecados de omisión. (…) estamos llamados a sostener a los débiles, a atraer de nuevo con caridad, con paciencia a los hermanos que están más débiles, a retomar de nuevo el trípode como el Espíritu Santo le ha inspirado a Kiko y Carmen. Cuando se hace bien el trípode, el Espíritu Santo actúa, si nos inventamos, por miedo, otro camino...».

¡Qué suerte tener una lorokista brutísima que te da hecho el examen de conciencia para que conozcas tus pekados casi tan bien como los conoce ella! Y menos mal que te explica que para agradar a diosito solo se puede proceder como digan Kiko y Carmen y que ninguna otra cosa sirve.

Y además de bruta, incoherente, que es lo que da la tierra:

«¡Quizás el Señor nos permita ver nuestros pecados y no los de los demás!».

Pues sí, Ascen, ojalá veas los tuyos en lugar de estar tan presta a acusar a los demás, que tienen derecho -e incluso deber- de no jugar a reuniones en las que no se respeta el protocolo para atajar la pandemia. Sobre todo porque tú misma lo rematas con un: «necesitamos ver nuestros pecados para ser sanados».

Que es un comodín muy práctico en el CNC: cuando compruebas que nunca se cumplen las promesas que te hicieron los lorokistas, estos te acusarán de que la culpa es tuya porque ni has acabado de convertirte -ni lo harás jamás en una comunidad- ni has descendido lo bastante profundo en el conocimiento de ti mismo para ser sanado.