Tostón de inicio de curso 2021-22 (III)

Se nota cada vez más que Kiko está mayor. Su supina humildad y su sensibilidad hacen que quiera seguir al mando, pero en cada tostonazo hay menos cantos en favor de más salmos leídos -mejor, así no quedan deformados- y gana protagonismo la secre de Tudela.

Así sucede que en las laudes de la tarde -incoherencia que debería patentar el CNC- tras la lectura breve, es la secre quien hace otra monición prescindible.

Empieza diciendo que ellos consigo mismos han dispuesto elegir un fragmento de la primera carta de Juan como palabra de la reunión. En vista de lo cual dice que de lo que va a hablar es de Santa Teresita del Niño Jesús, que poco tiene que ver, pero que le sirve de excusa para inventarse similitudes y equivalencias entre la vida de kategoría superior de una depresiva crónica y la santa, de la que asegura que Kiko es muy devoto desde la época de las chabolas. Ya te digo, tanta tanta devoción que jamás yo la oí mencionar.

Y entre embustes e inventos la secre asegura lo siguiente.

«Tantas veces [Carmen] dijo que oró durante horas sobre la roca de Pedro, en el Primado de Pedro, y el Señor le dijo que su lugar estaba en la Iglesia. Sabemos cómo Dios cumplió en ella esta misión que le prometió, que su misión era la Iglesia. Cómo ha renovado la Iglesia junto con Kiko. Se aniquiló a sí misma para ayudar a Kiko».

¿Puede haber mayor vanagloria, mayor insensatez y mayor embuste?

Me provoca una pena intensa pensar que Carmen tenía conciencia de que Dios la quería en su Iglesia, pese a lo cual ella prefirió abandonarla en favor de un itinerario retorcido y perverso que no lleva a ninguna parte.

Por eso mismo es imposible que quien se apartó de la Iglesia la haya renovado, ni ella ni el co-iniciador, que no fundador como ahora pretende.

Lo de la aniquilación propia para ayudar a un mendaz también me apena grandemente, pero no me sorprende. El síndrome de Estocolmo viene a ser eso. Y tengo claro que los primeros dañados y las primeras víctimas del CNC son los que más arriba están.

 Tras la apología carmelitana de la secre, se levanta el gran gurú para seguir con más de lo mismo: predicarse a sí mismos como siempre.

«Cada año más, si eres inteligente o si tienes un poco de discernimiento, te das cuenta de que la vida es cada año más importante de lo que piensas: los problemas grandes o pequeños, los encuentros que has tenido, las enfermedades, la artrosis, la dificultad para caminar, para levantarte; o los problemas en el matrimonio, incluso malentendidos con los hijos; todo tiene un sentido grandísimo en el discernimiento de nuestra vida, si Dios os da discernimiento». 

Eso de que ponga los tostonazos kikos, que él llama encuentros, al mismo nivel que los problemas y las enfermedades me parece un acierto, por una vez.

«Hay gente ciega completamente, gente sorda, condenada solo a buscar su placer en todo, a estar cómoda, a no tener problemas. Bueno, hay un tiempo para cada cosa y hay gente de todo tipo, no podemos juzgar a nadie».

Ya ha juzgado a esa gente que "solo busca su placer en todo". Ya se ha creído mejor que ellos.

«Es una gracia grandísima que Dios te hiciese conocer el Camino, que te llamase al Camino Neocatecumenal, que te haya mantenido aquí durante tanto tiempo, y también es una gracia grandísima que estemos en esta convivencia, un don enorme que te permita, durante una o dos horas con las Escrituras, tener una relación, un diálogo personal con Cristo».

Es una gracia inconmensurablemente más grande no ir a esos tostones y dedicar esos días al diálogo personal con Cristo -días no horas- en lugar de dedicarlos a calentar metacrilato mientras uno muy humilde y sensible se llena la boca predicándose a sí mismo, de quien dice que es un profeta y un apóstol y que solo él puede trasmitirte la palabra de Dios.

Sigue diciendo: «¿Vosotros tenéis fe cierta? Sobre esto de la fe cierta hablaremos hoy, haremos un escrute sobre esto para animaros, para daros coraje. San Juan dirá: “En esto sabemos que permanecemos en Él y que Cristo permanece en nosotros: en que nos ha dado de su espíritu”. ¿Y cómo puedes saber que has recibido el Espíritu Santo? ¿Es un sentimiento? Es decir, tú has recibido el Espíritu Santo: ¿quién te ha hecho creer que lo que dice Kiko es verdad? ¿Qué cosa puede hacerte creer verdaderamente que lo que dice este catequista es verdad, que esta es la verdad? ¿Qué cosa, la razón? No».

Hay está el quid. Si recibes el Espíritu Santo nada podrá hacer que confundas lo que dice Kiko con la verdad. Por tanto, si sigues a Kiko, ten la seguridad de que perdiste el espíritu de Cristo que te fue dado en el Bautismo.

«Por eso la fe hace un bien inmenso. El problema, como bien saben los psicólogos y psiquiatras, es que mucha gente se desprecia inmensamente a sí misma por causa de los pecados que ha cometido, o porque ha sido maltratada, o porque han tocado a una niña, o ha robado, etc. Es gente destrozada por dentro, se vuelven monstruosos, llenos de tiniebla y de oscuridad, se desprecian a sí mismos y ese desprecio los lleva al masoquismo, a la autodestrucción: por eso la droga o el alcoholismo son modos de autodestruirse, o el desprecio hacia sí mismo que se vuelve violento con uno mismo».

Es muy kiko culpabilizar a la víctima que ha sido maltratada y ponerla en el mismo saco de quien “ha tocado a una niña” -delito execrable- o ha robado -que ni remotamente es comparable a lo anterior-. Pero por más que Kiko lo repita una víctima no es un ser que se vuelve monstruoso. Los monstruos son los que maltratan, para quien Kiko no tiene jamás una palabra mala.

«Pero esta violencia contra uno mismo comporta luego la violencia hacia los demás, violencia contra otros; están llenos de rabia hacia ellos mismos y hacia los demás, están llenos de rabia hacia los más débiles, todo es una monstruosidad. ¿Quién puede curar a esta persona por dentro? ¿Quién puede hacer de su ser una persona, él que está destruido por la historia, por los pecados de los demás hacia él? El Espíritu Santo, descendiendo sobre él le garantiza, le da la certeza interior, profunda, de que Dios existe, que lo ama, que Dios es Padre».

Lo de cambiar el discurso en mitad del desarrollo también es muy kiko y deja a la audiencia sin hilo conductor para poder debatir y rebatir. El gurú empezó hablando de pecados propios, pedofilia y robos -omito a la víctima porque es vomitivo que la junte con el verdugo-, ahora le da la vuelta y son pecados ajenos los que han convertido a un ser humano en un monstruo. Y entonces aparece la magia kikótica: nada de señalar al verdugo, nada de hacer justicia, la magia lo sanará todo.

Pero es mentira, como casi todo lo que sale de la boca del divo, y por eso tienen tantísimos problemas de adicciones varias en el CNC.

«Entonces, ¿por qué Dios os ha suscitado, por qué os ha dado una comunidad? Porque debemos salvar a esta generación. Estamos rodeados de gente destruida, prisioneros de los pecados del sexo, de concupiscencias inconfesables, del egoísmo, del dinero, de todo. Y estos pecados la llevan a un profundo desprecio, a la autodestrucción».

En efecto, están rodeados de todo eso dentro de las comunidades. Médico cúrate a ti mismo antes de pretender salvar al mundo, y aprende que el único que salva es Dios.

«Te enfrentas a la lujuria, la fornicación, el adulterio, eres un sacerdote -es obvio que quería decir un presbi- llamado a ser célibe, casto. ¿Dios existe o no existe? Tienes un inmenso deseo de acostarte con una mujer: ¿te juegas la primogenitura o no? Algunos se la han jugado, e incluso si después han seguido siendo sacerdotes -presbis-, les ha quedado para siempre una duda en su fe, porque se jugaron la primogenitura, se jugaron a Dios».

¡Toma juicio Y toma visión ultra-cósmico-sideral kikótica! que es la única que permite conocer el interior de todos esos presbis. Y tras la digresión sobre los presbis, retoma la idea anterior para soltar otras falsedades / errores:

«Imagina que mientras estás anunciando el Evangelio a una persona que tiene esta muerte en su interior, si él cree que Cristo murió por sus pecados, inmediatamente sus pecados son perdonados y el Espíritu Santo desciende sobre él, y le da testimonio de que Dios existe, que lo ama, lo ama como a un hijo. Y queda completamente regenerado por dentro».

El Sacramento de la Reconciliación a la basura según la receta kikil. ¡Y a semejante individuo toman por docto algunos!

«Si no hay verdad ni sinceridad en la comunidad, no hay amor, y si no hay amor los jóvenes se van; se van los jóvenes y los que no son jóvenes: -¿para qué voy yo aquí a perder el tiempo en esta celebración de la Palabra si en el fondo no son verdaderas, auténticas? Es muy importante la verdad; la verdad nos hace libres. Yo, cuando viene un hermano, un sacerdote -presbi- que ha caído en pecado, le digo: vete y díselo a la comunidad, no tengas miedo que la comunidad te comprende, pídeles que recen por ti, que has sufrido un angustia grande. (…) La verdad. Los tapujos y las mentiras no valen para nada».

Esto es coherente con lo anterior: en el kikosmos no sirve de nada la confesión sacramental, tienes que contar tus pekados en comunidad para que Kiko disponga que pueden ser perdonados. Y lo que espera a quien no obedece es la destrucción sideral, la aniquilación:

Si Dios permite que seáis auténticos... hay comunidades maravillosas. Otra comunidad no, porque hay juicios de dinero y están desunidos, llenos de catequistas y un equipito por aquí y por allá, no tienen ningún amor. Bueno, ya Dios lo destruirá; no lo merecéis, no os merecéis la comunión. Hay otras comunidades que no son así, están fuertemente unidas porque todos han sido probados en los hijos, en enfermedades, y los hermanos han puesto en común en las convivencias sus sufrimientos, han dicho la verdad con todo el corazón y han pedido ayuda porque tenían una batalla importante que librar, se han tomado en serio el Camino. Si el Camino es un grupito más en la parroquia: ¿para qué sirve eso? ¡no se da la vida por eso!».

Y si no lo es, tampoco. No se da la vida, que pertenece a Dios, por un ídolo.

El caso es que tras alguna otra divagación, Kiko reconoce que «todos habéis venido aquí llenos de pecados, esta es la verdad» y que «Dios necesita de tu y de mi conversión», lo que es erróneo, aunque quizá lo que quería decir es que el Camino es tan inútil que tras más de cincuenta años no se ha convertido nadie. Y para acabar, como si se diera cuenta de que ha reconocido el fracaso total del CNC se descuelga con «el Señor está haciendo grandes obras con nosotros».

Pues que me diga cuales, porque no se ve ni una.