Impacto de la pandemia en proyectos "kikos"

 

Voy a narrar algunos hechos concretos de estos años tan providenciales y plenos de gloria para ti, para tu familia, tu comunidad y el Camino, para que sirvan de consuelo y regocijo a quienes lo necesiten, o meramente para información de todos.

Voy a empezar por el tema de las perekikaciones a los lugares kikos. Aproximadamente un par de años después de la gran noticia que supuso la muerte de Carmen, algún avispado hermano neocatecumenal decidió impulsar visitar kikoturísticas por los lugares hollados por los pies de Carmen cuando esta todavía andaba en carne mortal de categoría superior.

El recorrido pasaba por Madrid, para que los kikogrinos pudieran postrarse de hinojos ante la tumba de su musa de la faz triste y los ojos cargados de tiniebla, hacía parada obligada en Ólvega, lugar que vio nacer a la niña Carmen, proseguía por Ágreda, que es otro agradable pueblo soriano a unos once kilómetros al norte de Ólvega, y concluía en Tudela, donde Carmen cursó estudios y de dónde se dice que todos los naturales son… durillos de cerviz, si se me entiende.

Había mucho interés en estas perekikaciones porque en Ólvega no existe el CNC. Como suena: no hay ninguna comunidad de amorosos neohermanos en la localidad natal de la depresiva de categoría superior. De modo que los kikogrinos hacían parada en Ólvega con el incentivo de publicitar el Camino e invitar a todo bicho viviente a las kikotesis como puede contrastarse aquí.

A su vez, la ausencia del CNC en Ólvega es lo que permitió que Ágreda se metiese en el circuito de las perekikaciones a los lugares carmelitanos, porque el Camino llegó a Ágreda hace unos cuarenta y cuatro años y tal fue su éxito que desde entonces solo hay una comunidad en toda la población, una sola, de unos cuarenta hermanos, decía su responsable hace dos años, aunque en la foto del reportaje (aquí) solo se ve a veintidós.

El caso es que los turistikikos pasaban el día con sus kikadas en Ólvega y luego iban a pernoctar a Ágreda, por ser la localidad más cercada con CNC, alojándose en casa de neohermanos.

Pero plugo a diosito que surgiera una pandemia y las perekikaciones y las visitas turistikikas quedaron terminantemente cesadas y sin fecha de ser retomadas. ¡Este diosito y sus cosas…!

Porque de resultas de las cosas de diosito sucede que Ólvega sigue libre de comunidades y que Ágreda tampoco mejora sus números.

Años providenciales cargados de gracias para todos, sin duda.

Por cierto, a semejanza de lo que se hizo en León, ¿a qué esperan los kikos de Ólvega para pedir una placa conmemorativa en la casa donde nació Carmen? ¡Ah, espera! Se me olvidaba: No existen kikos en Ólvega. ¿Qué querrá decirles diosito con este prodigio?

 

Otro hecho concreto que quería comentar es el siguiente anuncio de kikotesis.

 

Hay dos cosas que me llaman la atención en él.

La primera y más evidente es la de cambiar los días y la hora de inicio de las kikotesis para burlar la normativa que impide el acceso a la ciudad -sin mayusculitis- desde el viernes a las tres de la tarde.

¿Por qué una invitación a unas presuntas “catequesis para adultos y jóvenes” amparadas por una parroquia se dirige a quienes vienen desde a saber qué lugares fuera de la ciudad en lugar de estar orientada a los feligreses propios de dicha parroquia? ¿Es así como el párroco atiende a los feligreses que le han sido encomendados?

Me gustaría saber de hechos concretos que muestren interés y desvelo del párroco por su parroquia y su feligresía, pero no conozco ninguno. El hecho concreto que sí conozco es el interés para que los hijitos de los neohermanos que no son feligreses y que ni siquiera son vecinos de la ciudad puedan acudir a las kikotesis y no incurran en pekado grave.

El otro aspecto que quiero resaltar es el versículo elegido para anunciar las kikadas. En la propaganda el versículo está a medias, falta la primera parte. El versículo completo dice: «El ladrón solo viene para robar, matar y destruir. Yo he venido para que la gente tenga vida, y la tenga en abundancia» (Jn 10,10).

Y el versículo anterior dice: «YO SOY la puerta verdadera. Todo el que entre en el aprisco por esta puerta, estará a salvo; entrará y saldrá libremente y siempre encontrará su pasto» (Jn 10,9).

Mucho ojo con fiarse de fulleros y ladrones que solo vienen a robar, matar y destruir. Mucho ojo con quienes pregonan pekados y cargan pesados fardos sobre las espaldas de los demás. Si lo que te dicen no te aporta paz, sal corriendo, solo te traerán destrucción. El mismo Cristo es quien lo advierte.