Traditio symboli (LIV)

 

Bien. Os decía, hermanos, que vosotros no podéis entender lo que significa que Dios os llame a participar en este ministerio profético.

Ninguno de vosotros puede entenderlo. Y menos que ninguno el que todavía se cree bienecito y no puede ir por las casas presumiendo de que era un lascivo y egoísta y un adúltero y que ahora lo sigue siendo, pero ha descubierto que diosito le quiere como es. Pero siempre referido a vosotros, ¿eh? Vosotros. El sensible se excluye, pese a ser el último y “pedor” de todos, porque es imposible que a él se le escapen las intenciones de Dios, que para eso es él quien se las inventa.

Ayer vimos que al ciego de nacimiento le preguntan: "¿Quién dices que es él?" Y contesta que es un profeta, el profeta. Ahora quisiera hablar un momento de este profeta, a quien después tendrás que estudiar en la comunidad, porque como dijimos ayer, el Bautismo nos hace a todos nosotros partícipes del ministerio profético. Cada cristiano consciente, cristiano adulto, que se da cuenta, es un profeta. Es decir, debe participar de este ministerio de Cristo, profético, y nadie que sea cristiano puede retroceder... porque entonces no es cristiano, ni siquiera sabe lo que es ser cristiano, porque la misión del cristiano está por encima de cualquier otra misión.

Ya está negando el libre albedrío. El cristiano puede renunciar a su misión profética, que para eso es libre, de la misma forma que puede condenarse. Y que se condene no significa que no fuese cristiano consciente y adulto ni que no tuviese fe, significa que en su libertad optó por el mal.

Y la misión fundamental del cristiano es salvar este mundo, participar en la obra de Cristo que es salvar a esta generación. Muchos cristianos ganan dinero, hacen sus negocios, hacen muchas cosas y no se preocupen... no son cristianos, de vez en cuando van a misa los domingos.

Juicio y murmuración contra el otro, que es Cristo. Son las señas de identidad del kikismo.

 Por eso el Papa nos dijo: "Esta fe es inútil", hoy no sirve a nadie, y lo único que hace es daño a los niños, los hijos ya no creen en nada cuando ven a sus padres así.

Miente que algo queda. El Papa -ningún Papa- dijo lo que Kiko afirma que dijo. Y ya se sabe quien es el padre de la mentira, ¿verdad?

Bien, hoy escuchamos una Palabra en la que Cristo hará signos, signos que mostrarán a todos que él es el profeta que estaban esperando. Porque Israel ya estaba esperando, tenía esta profecía de Moisés en la Torá: que Dios suscitará un profeta entre sus hermanos y quien lo escuche vivirá. Ya se esperaba al Mesías como profeta, el profeta, no como un profeta más -porque Israel ha tenido muchos profetas-, sino como el profeta por excelencia. Para ellos el profeta por excelencia fue Moisés, luego como un segundo Moisés que repetirá los prodigios del Éxodo, hará un segundo éxodo más grande. Por eso, cuando San Juan Bautista está bautizando, los sacerdotes de la época, los levitas, van a hablar con él y le preguntan: "¿Eres tú el profeta?" Y él dirá: "No, yo no soy el profeta."

"¿Quién eres tú?", le preguntan, porque está bautizando, está haciendo estas cosas. Pero él dirá que no es el profeta. Es un profeta, pero no lo dirá porque lo que le preguntan -lo podéis leer en Jn 1- es si él es el Mesías. Y él dirá: "No, yo no soy el Mesías". Entonces, ¿quién eres tú? "Yo soy la voz que clama en el desierto: preparad el camino del Señor", según el texto de Isaías. El canto "Consolad a mi pueblo" que tiene el mismo texto. Juan repite este texto. "Yo soy esta voz que clama en el desierto: preparad el camino para el Señor", fue enviada por Dios delante de su Mesías con el mismo espíritu de Elías. Estaba escrito que Elías vendría primero: él es Elías, dirá Jesucristo de Juan el Bautista. En realidad está vestido como él, con piel de camello como vestían los profetas.

 Entonces Jesús va a hacer algunos signos pero los hace muy en secreto. Es curioso: Dios ha querido que las personas inteligentes, los eruditos, ha querido como tapar su inteligencia, se manifestaba de una forma velada. Entonces veremos en esta lectura del Evangelio de Juan que Jesús va a hacer un signo, y es muy importante que vosotros lo conozcáis también porque está en relación con la misión, con la obra de Cristo. Debemos hacer la voluntad...

Cristo dice: "He venido a hacer tu voluntad, Padre, tu voluntad". ¿Por qué? Dios tiene una voluntad, un deseo. ¿Cuál es la voluntad de Dios? La voluntad del Padre, el Espíritu del Padre: ¿con qué Espíritu creó todas las cosas, por qué te creó a ti? Esto será revelado en Jesucristo, lo dirá aquí: ¿cuál es la voluntad de Dios, el Espíritu de Dios, el contenido fundamental esencial de toda la creación, qué es? ¿Por qué te ha creado a ti? ¿Cuál es la voluntad de Dios para ti? La voluntad del Padre para ti es salvarte de la muerte. Por eso Jesús dirá: "Padre, ninguno se pierda de los que me diste, sino que yo los resucite en el último día".

La cita correcta es: «Y ésta es la voluntad del Padre que me envió: Que de todo lo que me ha dado, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero» (Jn 6,39).

¡Que nadie se pierda! Entonces quien se sale de la voluntad de Dios puede morir, porque la voluntad de Dios es salvarnos.

Más bien es al revés, quien no entra en la voluntad de Dios, no tiene vida ni se puede salvar a sí mismo.

 Es Dios quien conoce el camino de la salvación, Cristo es este camino, porque Cristo vino a salvarte de la muerte. Mucha gente no cree que haya muerte eterna: bueno, envejecen, engordan y mueren. Y luego serán transformados y serán condenados, hermanos, a ver su vida, a ver el amor y que han dejado escapar de las manos el amor, tienen las manos vacías, ha escapado de su vida.

¡No va a saber el sensible lo que le espera a cada quien después de la muerte! Faltaría más que no lo sepa y que se permita juzgar y murmurar de todos.

Tuvieron hijos, si los tuvieron, porque hubo muchos abortos, pero ¿qué hicieron con su vida? ¿Se divirtieron? ¡No, ni siquiera se divirtieron! Entonces veremos toda la vida presente, toda la vida; cada página de nuestra vida, cada día es una página escrita, y se verá todo y se hará justicia a todos nuestros actos: es un juicio universal, se hará justicia a todo. Pero no la justicia... se verá nuestra existencia. Por eso estoy contentísimo: he vivido cosas importantes, por ejemplo, en las chabolas o incluso en la convivencia.

Tampoco se le iba a ocultar al sensible qué es lo importante y que es secundario, faltaría más. Y no por casualidad planteará como lo más de lo más importante el trípode y las convivencias.
Estas cosas son importantes y luego se olvida, ¿no? Pero porque se olvide y ya no recuerdes, ¿estas cosas se acabaron? ¡No! Están ahí para siempre. Lo que has vivido está ahí para siempre, son eternas. Por eso, cuando la Iglesia santifica, cuando hace un santo, estudia su vida: los hechos concretos de cada momento de su existencia. No significa que nuestra vida haya pasado, que ya no sirve más, no. ¡No!