jueves, 11 de enero de 2024

Sordera neocatecumenal

 

Los que investigan la vida terrena de Jesús suelen coincidir en que el episodio que desencadenó la decisión de los sumos sacerdotes de acabar con Él fue su férrea defensa del templo.

Jesús les enseñaba, diciéndoles: «¿No está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las gentes? ¡Pero vosotros la tenéis hecha una cueva de bandidos!» (Mc 11,17. También puede buscarse en Mt 21, 13 y Lc 19, 46).


 

Al llegar a Jerusalén, Jesús acude al templo y se lo encuentra convertido en un lugar de reunión y mercadeo; allí se cambian monedas, se venden animales, se transportan materias por el interior del templo, se hacen negocios, se charla, se regatea, se discute… La gente no va al templo a hablar con Dios en la oración, sino que acude a él para ser visto, encontrarse con otros, estar al tanto de las noticias, intercambiar chismes, hacer ofertas, vender y comprar.

Y los sacerdotes no solo lo consienten, es que están conformes con ello.

Jesús se escandaliza y se encarga en persona de expulsar del templo, de Su Casa, a todos cuantos estaban allí no para acercarse a Dios, sino por sus intereses y proyectos mundanos. Y mientras lo hace, les explica por qué lo hace con una cita de Isaías.

«A los que se mantienen firmes en mi alianza, yo les traeré a mi monte santo y les alegraré en mi Casa de oración. Sus holocaustos y sacrificios serán gratos sobre mi altar. Porque mi Casa será llamada Casa de oración para todos los pueblos» (Is 56, 6-7).

Y aún antes, en el primer libro de los Macabeos, hay otra mención a la casa de oración: «Tú has elegido esta Casa para que en ella fuese invocado tu nombre y fuese casa de oración y súplica para tu pueblo» (1 Mac 7, 37).

Téngase en cuenta que según el Antiguo Testamento, fue Dios mismo quien diseñó cómo había de ser el lugar físico de su morada y también dispuso el uso de ese lugar que era donde Él se reunía con su pueblo, donde aceptaba sus holocaustos y sacrificios, y adónde el pueblo acudía a adorarlo.

En el templo, morada de Dios, residía el arca de la antigua alianza, y justo fuera del Santo de los Santos se encontraba el altar del incienso, que el sumo sacerdote debía encender dos veces al día todos los días, de generación en generación, como imagen de las oraciones que el pueblo elevaba a Dios.

Pero en lugar de acudir al templo a rezar, la gente acudía para ocuparse de sus cosas y atender sus asuntos.

Algo así sucede en las comunidades neocatecumenales y por eso son legión quienes argumentan que la misa parroquial no les llena, no les alimenta, no les sacia. No entienden que si fuesen en busca de Dios, aunque lo encontrasen recostado en un pesebre con olor a buey se saciarían, aunque fuese en una capilla vacía sin cantos, sin guitarras, sin bullicio, sin ecos descarnados, sin chismes ni murmuración, sin fijarse en quién falta o cómo viste cada uno. Si su meta fuese Dios no se fijarían en nada de eso ni se colmarían con los cotilleos de la comunidad.

Pero como son torpes y lentos para entender, no lo comprenden.

Y peor que eso. En su torpeza y necedad no dudan en pretender y defender que es necesario adaptar la liturgia, los espacios celebrativos y la misma doctrina a los tiempos actuales. Y cuando así hablan de ningún modo se refieren a que ellos hayan de adaptarse a lo que la Santa Madre Iglesia disponga para ellos, sino todo lo contrario.

Son tan torpes para entender y están tan ciegos que dejan que uno que llama sensibilidad a sus pataletas se invente sacramentos que no son tal cosa, porque solo la Iglesia con la gracia del Espíritu Santo puede declarar cuales son los Sacramentos; consienten que uno que firma lo que no pinta se invente altares que tampoco lo son, lo que demuestra su ignorancia sobre lo que es un altar, y repiten como loros la falsa enseñanza de pecados que solo existen en la cabeza deuno que de siempre ha vivido del esfuerzo de otros.

Y si en tales errores caen, si se tragan pecados inventados a conveniencia de un gueto, si no son capaces de distinguir entre el verdadero altar y la mesa de la cocina, si en lugar de seguir la doctrina de la Iglesia siguen a uno que se inventa que los sacramentos son ocho o nueve o los que a él le de la gana, ¿qué tiene de raro que también cometan estropicios en los lugares dónde se juntan?

A los neocatecumenales no les gustan los templos, no aprecian las iglesias, no quieren lugares sagrados centrados en Dios, quieren salones para la comunidad en los que la asamblea es el motor de todo y Dios no hace ninguna falta, que para eso tienen unos kikotistas que se creen con respuestas para todo.

Por eso sus oraciones se quedan pegadas a las paredes. 

Y deberían agradecer que haya espacios como este donde se les dice la verdad que no quieren escuchar, pero en cambio se revuelven como serpientes contra quien les dice que sus salones de usos múltiples no cuelan como espacios cristianos.

No quedará piedra sobre piedra de los kikos lugares.

 

8 comentarios:

  1. Las praxis del camino, sus costumbres, su manera de predicar y hasta la manera de vestir son muy, muy similares a los Evangélicos/protestantes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo más grave es eso, que el camino neocatecumenal ha logrado instalarse dentro de la misma Iglesia Católica como una Iglesia paralela, corrompiendo la Santa Doctrina Católica, haciendo estragos en las Parroquias a donde llega, sembrando la división y la confusión; y ya sabemos de quien viene la división y la confusión!. Imagínate que en las Parroquias empiecen a llegar grupos protestantes, es exactamente lo mismo con el camino neocatecumenal con el agravante qué el camino neocatecumenal también es Judaizante, un grupo muy astuto que ha aparentando muy bien ser católico.

      Eliminar
    2. Un respeto a los protestantes por favor. Hasta los paganos acuden a los tesoros de la música sacra de la iglesia en Navidad.
      Aquí un grupo de "paganos" suecos que no conocen a Jesucristo interpretando un villancico preferido de S.Benedicto XVI

      https://youtu.be/YJP9sxpsnTA?si=2_Gth0BX3ubrNKxq

      Después claro, fueron a suicidarse juntos al lago de Paco Gómez.

      Eliminar
  2. Esto es realmente la persecución a los cristianos, no el libre derecho de pensar distinto al Camino:
    https://www.instagram.com/reel/C1-vAN_rbsg/?igsh=MWZ6bGd4d2thb2E1NA==

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuando tu le dices la verdad y corriges a los "catequistas" del camino neocatecumenal ellos lo primero que te dicen es que tu vienes de parte de satan y que los estás persiguiendo.
      Al camino neocatecumenal nadie lo persigue, se les hace ver sus graves errores y equivicaciones... que es otra cosa. Nadie los persigue en primer lugar por que no son Católicos (ni ellos mismos se han calificado nunca como Católicos) y mucho menos son Cristianos.

      Eliminar
    2. La persecución a los Cristianos es algo muy serio, como es posible que Kiko Argüello diga que la Iglesia Católica lo persigue por hacerle observaciones y correcciones que debe seguir al pie de la letra. Kiko Argüello y su secta no tienen ni la más mínima idea de lo que realmente es la persecución a los Cristianos. La secta CNC solo busca llamar la atención y aparentar de víctimas. Algo que contundentemente si es persecución es que Kiko Argüello y su secta CNC hayan deseado en público y en directo la muerte de un Papa, todo porque esté los estaba corrigiendo y poniendo en cintura!

      Eliminar
  3. Y al quedar las iglesias vacías los paganos las llenaron para mostrar el tesoro de la música sacra católica...

    https://youtu.be/q5fH7xJ9OfA?si=U--cSqguaiOiZfUt

    Mientras
    en un alejado rincón de la galaxia
    "algunos" seguían machacando con sus caco-psico-kiko fonías para propio engorde.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que la música sacra católica es cosa de religiosos de misa de 12 que no se enteran de nada porque no tiene el oído abierto.

      Eliminar

Antes de comentar, recuerda que tú eres el último y el peor de todos, y que el otro es Cristo.