miércoles, 25 de julio de 2018

CNC visto desde 1997 (V)




4. Otros puntos críticos.
     En el trato al “camino neocatecumenal” se pueden observar algunos puntos críticos que precisan aclaración de su parte. ¿Cómo es posible entender ese atentado contra la liturgia, el gloria “reservado” para adviento y el credo ausente en sus celebraciones?

     Muchas veces se observa cierta primacía del catequista o equipo de catequistas sobre los presbíteros que no son del movimiento e incluso, algunas veces, sobre el obispo.

     Es loable su participación en las jornadas de juventud que ha convocado el Santo Padre en estos últimos años pero la capitalización de estos eventos eclesiales, como Denver, Santiago de Compostela, Loretto y otros, como si el Papa los convocara exclusivamente a ellos muestra su interés por asumir cierto protagonismo en la Iglesia.

     Ante cualquier diferencia y llamada de atención cuestionan la autoridad de la jerarquía local argumentando que tienen “uno de los pocos breves pontificio que se han dado en la historia de la Iglesia” refiriéndose a la carta dirigida por el Santo Padre al vicepresidente del Consejo Pontificio para los laicos, Monseñor Paul Josef Cordes. Que en esta carta el Santo Padre “reconozca el Camino Neocatecumenal como un itinerario de formación católica válida para la sociedad y para los tiempos de hoy” no significa necesariamente que sea el único itinerario de formación católica válido. El hecho de disponer de este documento no significa que puedan ignorar la autoridad local invocando un criterio de autoridad superior. Es cierto que esta obra para la Nueva Evangelización debe hacerse según las líneas propuestas por los iniciadores (precisamente sobre lo que no hay nada escrito y que se ha ido transmitiendo oralmente por los años) pero también “en el espíritu de servicio al ordinario del lugar, en comunión con él, en el contexto de la unidad de la Iglesia particular con la Iglesia universal”[1].

     A nuestro despacho han llegado muchas quejas acerca del trato humano dispensado por los catequistas a los fieles de la comunidad. Esto puede ser debido a la transculturización que se realiza en el reencuentro de dos culturas: elementos propios de la cultura hispana son asumidos como símbolos del movimiento: progresar en el camino es progresar en la autoespañolización. La cultura de referencia es la del catequista y no la de los catequizandos. De ahí que sea lógico proceder a hacer las cosas como se hacen en España y procurar el sometimiento por temor e incluso el insulto a la autoridad del catequista.

5. Una discusión pendiente.
     Este problema puede ser expresado en estos términos: la tensión que hay entre la fidelidad al carisma fundacional y la necesidad de institucionalización.

     En la obra de Ricardo Blazquez a la que nos referimos arriba se observan ciertas contradicciones: “Las comunidades neocatecumenales no son un movimiento apostólico. Los movimientos apostólicos son, por definición, especializados por ámbitos sociales, por edades, por tareas...”[2] No encontramos en ningún lugar de su obra quién dijo esta definición. Pensamos que estamos ante una definición proporcionada por el mismo “camino neocatecumenal”.

     En otro lugar Blazquez vuelve a señalar: “Por otra parte, el camino neocatecumenal no es un movimiento apostólico, cuya identidad aparece en la correlación entre fe cristiana y el ambiente social del grupo específico...”[3]. Y, a pesar de esa marcada insistencia en no considerar al camino neocatecumenal como un movimiento apostólico, unas cuantas páginas atrás dice: “El Sínodo Episcopal, celebrado el mes de octubre último en Roma, sobre la vocación y misión de los laicos, trató también acerca del discernimiento de los llamados «nuevos movimientos eclesiales», entre los que se encuentra el «camino neocatecumenal» “[4].

     Si es que se quiere y pretende ser fiel a la experiencia de improvisación que marcó los inicios del movimiento en Palomeras Altas de Madrid y se quiere acentuar más el aspecto carismático del camino neocatecumenal se debería pensar en la imposibilidad de extrapolar experiencias que surgieron en lugares concretos y determinados sin perder la originalidad en su génesis.

     Por otra parte, no hay nada que haga pensar que el camino neocatecumenal no sea un movimiento más en la marcha de los acontecimientos eclesiales de hoy día. En todo este trabajo hemos procurado no referirnos a ellos como movimiento reservando para este momento nuestra conclusión. Si en verdad el camino neocatecumenal quiere ser una experiencia válida para la sociedad de hoy día y permanecer por los años debe admitir la necesidad de dar carácter institucional al carisma recibido. De lo contrario, el mismo carisma corre el riesgo de perderse en la arbitraria interpretación de los mismos que lo predican.[5]

     Los manuales de sociología definen la institución como “la mayor esfera de vida social organizada a fin de satisfacer las necesidades humanas básicas”[6]. “Institución es más o menos una estructura estable de estatutos y reglas destinadas a satisfacer las necesidades básicas de la gente en una sociedad.” [7] Por esto, vemos la necesidad de que el movimiento neocatecumenal pase por un proceso de institucionalización que permita clarificar sus puntos, su doctrina y su predicación.


[1] Juan Pablo II, Carta al vicepresidente del Consejo Pontificio para los Laicos, encargado ad personam para el Apostolado de las Comunidades Neocatecumenales.
[2] Blazquez, Ricardo. o. c. pág. 92
[3] BLAZQUEZ, Ricardo. o. c. pág 92.
[4] BLAZQUEZ, Ricardo. o. c. pág. 88.
[5]Hay una fuerte contradicción entre la experiencia original y la experiencia actual. Desconocemos cuáles han sido las razones para que las cosas hayan llegado a estos extremos. En Madrid, España, el movimiento se inicia en un barrio de la periferia de la capital española, entre los abandonados y marginados de la sociedad. ¿Cómo podemos entender hoy día que para sus reuniones, convivencias o escrutinios en vez de utilizar programadamente los recursos de la Iglesia local utilicen los servicios de hoteles de cinco estrellas? ¿Cómo se entiende que hablemos de pobreza a los más pobres de nuestras ciudades (hispanos) reuniéndolos en el Grand Hotel?
[6] MACIONIS, John J. “Sociology” 5 Ed. Simon & Schuster Co. New Jersey, 1995, pag. 115
[7]KORNBLUM, William. “Sociology in a changing world” 3rd. Ed. Harcourt Brace College Publishers, Texas, 1988, pag. 111.

3 comentarios:

  1. En el seno de la Iglesia Católica han proliferado las sectas. Sí, por muy mal que suene, son sectas. Sectas y punto. Lo digo con dolor de corazón, sin ira, pero con contundencia porque no puedo evitar creerlo al ser evidente hasta el escándalo.
    Y sencillamente me duele tanto porque formo parte de la Iglesia Católica. Ella me ha guiado durante toda mi vida. Sin embargo lo que percibo, con respecto a ciertas comunidades, no lo veo coherente con el evangelio y me llena de dudas. Dudas que afectan, sobre todo, al futuro de mis hijos: Ante la expansiva secularización ¿Podrán crecer y madurar en una fe bien entendida que esté arropada por una comunidad?
    Por una comunidad parroquial me refiero, natural y católica, porque para nada estoy dispuesto a permitir que, al no tener opción, entren en una comunidad Neocatecumenal o en un grupo donde se les prive de la sana libertad para elegir el camino que el Señor les sugiere. Nunca me perdonaría que, en cambio, se les fuerce a seguir el camino que les trace un fulano que dice ser catequista, director espiritual, o el santo neo-Moisés de Palomares.
    Yo, sobre todo, deseo que mis hijos se puedan enfrentar a la vida de forma responsable y madura; que la fe les alumbre en un caminar autónomo y que no les suponga ser como eternos niñitos obedientes, tutelados por padrastros malhumorados; proteccionistas, prohibitivos y manipuladores. Capaz de romperles la vida, por creerla un nocivo juguete.
    No, No quiero que su trabajo o sustento dependa de estos tipos, por muy dichosos, elitistas y bendecidos que parezcan. No quiero que mis hijos dependan emocionalmente, socialmente y económicamente de un grupito que en cualquier momento les pueda chantajear con un mobbing bien diseñado. No deseo que el “grupo elegido” más los catequistas, el consiliario y la delegación diocesana conozca su intimidad como si esta fuera un puñetero asunto de interés público. Y que todos los atropellos imaginables sean simplemente justificados y tolerados por un "Dios lo quiere así" o "Es la voluntad de Dios"
    No. Me negaré y si hace falta utilizaré las uñas y los dientes; por mucha aprobación, interés, connivencia o simpatía que les tengan algunos jerarcas eclesiales. Y, desde luego, si me cruzo con algún pastorcillo del rebaño no dudaré en decírselo: tenga usted cuidado con los lobos, sobre todo con los que pululan, cerquita de las ovejas, dentro del redil.

    ResponderEliminar
  2. Para olé, olé y olé, y de paso a jose:

    No te contesté antes por dos razones, una, para evitar el spoiler del final y la otra, porque hace muchos años alguien que aprecio me dio un consejo muy útil: “No discutas con un tonto que la gente se confunde”.

    Ahí tienes dos respuestas de la Iglesia. La primera en tus famosos y vilipendiados estatutos. Como te darás cuenta, la institucionalización del knk es a la fuerza. No les queda otro camino si de verdad quieren sobrevivir un par de años más allá de la muerte de kiko. En esto la Iglesia, la que ustedes tanto denigran, la de los religiosos naturales de misa de 12, les hace un favor. La otra, está en “Gaudete et exsultate” de Francisco. Te aconsejo que la leas para que la encuentres (no me da la gana darte el dato preciso) y, de paso, te desasnes un poco, que falta te hace.

    ResponderEliminar
  3. "El hecho de disponer de este documento no significa que puedan ignorar la autoridad local invocando un criterio de autoridad superior".

    Autoridad, superior, categoría superior... complejo de superioridad

    ResponderEliminar

Antes de comentar, recuerda que tú eres el último y el peor de todos, y que el otro es Cristo.