Itinerario neocatecumenal de la covid

  

Una noticia leída en Neocatecumenali.

Los agentes de la DIGOS (División de Investigaciones Generales y Operaciones Especiales de la policía italiana) entregaron a la Fiscalía el informe de la reconstrucción de lo sucedido desde el 7 de julio -fecha en la que llegó a Campobasso -capital de la región de Molise- la familia venezolana procedente de Serbia, alojada en la parroquia de San Antonio de Padua- hasta la semana del 20 de julio, cuando estalló el nuevo brote de Covid-19 en la ciudad cuyo origen se ha localizado en la familia sudamericana, perteneciente a una comunidad neocatecumenal. 

A partir de dicha familia, el virus se expandió y a 29 de julio se han registrado otras 21 infecciones en la ciudad: 11 ciudadanos venezolanos y 10 campobassanos, todos los cuales han tenido contacto con venezolanos. Esto se debe a que la familia, que llegó a la ciudad para una 'misión evangelizadora', no respetó la cuarentena. Este es el primer dato comprobado por los agentes de la DIGOS. De hecho, el pasado 30 de junio, el ministro de Salud, Roberto Speranza, emitió la orden que impone aislamiento domiciliario y vigilancia sanitaria a quienes lleguen a Italia desde países fuera de la zona Shengen, por tanto también de Serbia.

En esencia, la familia venezolana debería haber comunicado su llegada a la autoridad sanitaria regional (y no solo a la jefatura de policía, adonde acudió el 9 de julio para completar los trámites impuestos a todos los ciudadanos extranjeros que llegan a Italia, trámites que no tienen nada que ver con las medidas anticovid) y respetar los 14 días de cuarentena, sin tener contacto con otras personas. Sin embargo, no actuaron así, tanto que los hijos de la pareja acudieron al campus de verano de Ferrazzano (donde, afortunadamente, la infección no se ha extendido). La familia también tuvo contactos con los demás hermanos de la comunidad neocatecumenal (¿sería a dichos hermanos a quienes venían a "evangelizar" los venezolanos?), que de hecho han sido infectados.

 Si desde el punto de vista delictivo no existe ningún tipo de delito, a nivel administrativo la familia corre ahora el riesgo de una fuerte sanción. Y no solo los padres, también el responsable de la comunidad neocatecumenal que organizó el viaje desde Serbia, país con alta tasa de contagios de coronavirus, pasando por París, viaje que se realizó en un vehículo particular de un Neocatecumenal, y también puede haber sanción para los dos frailes de la parroquia de San Antonio de Padua que ofrecieron hospitalidad a la familia.

Por su parte, el padre Giancarlo, párroco de la acogedora parroquia de San Antonio de Padua en Campobasso se ha apresurado a declarar a todo el que quiera saberlo que alojar a neocatecumenales no implica ningún riesgo para los feligreses puesto que la familia venezolana en ningún momento se acercó ni participó en ninguna actividad de la parroquia. Y se felicita porque ninguno de los lugareños contagiados -diez a la fecha de esta noticia- sea feligrés suyo -ya se sabe que los neocatecumenales suelen caminar en parroquias de las que no son feligreses-. Pero hay que suponer que él, el señor párroco acogedor, sí tendría contacto con los acogidos y a su vez con los parroquianos, por lo que tal vez debería pensarse si le compensa permitir que unos que no son feligreses suyos ocupen salones a los que no tienen derecho y además le carguen con el deber de acogida de extraños que tampoco son feligreses ni van a hacer nada por la parroquia.

Y además, aunque los adultos no se juntasen con los despreciados religiosos naturales de la parroquia acogedora, los hijos tuvieron contacto con otros niños en un campamento que ha tenido que ser suspendido.

En suma, el actuar como les da la gana, solo pensando en lo mejor para el gueto, ha traído problemas a mucha gente.

Encuentra al último y peor de todos