Retomo el tema del discerni-miente-que-te-miente que se practica en el CNC. Y para ello parto del siguiente comentario rescatado del blog:
A la vista de lo escrito, alguien podría pensar que hay mendrugos en el CNC que piensan que el hecho -concreto- de realizar un desprendimiento de bienes -tal vez el primero de su vida- funciona como un pagaré que obliga a Dios a dar algo a cambio, en concreto a otorgar discernimiento.
En tal caso, al realizar su obra de desprendimiento tales mendrugos contarían con recibir la paga correspondiente, es decir, no lo harían gratis, no sería un verdadero desprendimiento, sino un negocio en el que se adquiere algo al precio del desprendimiento de bienes.
Pero no se puede evitar que haya mendrugos sueltos por el mundo, ¿verdad?
Salvo que el pobrecillo no hace otra cosa que repetir cual loro las kikadas que ha aprendido de sus kikotistas, quienes, a su vez, las han aprendido de otros kikotistas y así hasta llegar al mismo Kiko, ese que dice ser tan sensible.
Repito para que quede claro: la pendejada de desprenderse a fin de que Dios quede obligado a proveer de discernimiento viene del mismo Kiko. La prueba puede encontrarse en sus anotaciones aburridas de ayer y anteayer:
«202 - Odia a tu mujer, odia a tus hijos, odia a tu padre y a tu madre, odia tu misma vida y tendrás discernimiento: solo a solo, y en Él todo».
No es casualidad que Kiko utilice la deformada cita de la que tanto se abusa en los segundos escruticidios para devenir en el discernimiento. De Kiko parte la errada idea de que está escrito que el desprendimiento siempre ha de ser correspondido por Dio, por lo que al desprenderte lo trasformas en tu deudor, adquiere contigo una deuda, por lo que vas a tener poder sobre Él.
El error es gordísimo, como quiso aclarar Malinche:
El problema es que Kiko nunca ha entendido qué es el discernimiento. No hay más que buscar sus dichos al respecto, como los siguientes:
«Discernimiento para comprender por qué te pasan las cosas en la familia, para comprender qué está pasando con la política; tener discernimiento» (Tostón pre Pascua 2005).
¿Tiene algo que ver lo que esté “pasando con la política” con “las cosas en la familia”?
Kiko se cree que el discernimiento es como la visión sideral de la que tanto presumen él y los kikotistas, de hecho, confunde el discernimiento con soltar el primer juicio mendaz que se le pase con el coleto, por eso para él entra en la misma categoría disponer lo que “está pasando con la política” (pero sin arreglar nada al respecto), que decidir lo que han de hacer otros en función de las cosas que les pasan “en la familia”. Absolutamente lo mismo, puesto que en ambos casos los afectados son terceras personas y las consecuencias si alguno se deja guiar por su pretendido discernimiento, caerán sobre dichas terceras personas. En cualquier caso, él se va de rosita.
He contado alguna vez el caso de una hermana de comunidad que tras fiarse de los kikotistas y vender los bienes y dejar el trabajo porque le dificultaba el dedicarse por entero a las cosas de la comunidad se vio sin blanca y en el paro (y además la dejó el novio). La siguiente vez que los kikotistas le preguntaron que si había visto la mano de Dios tras fiarse y obedecer, a ella se le escapó un rotundo: «una mierda es lo que he visto». Es lo que suele pasar a quien, para su mal, se fía de unos que dicen que se puede obligar a Dios a actuar, siempre que te atengas a lo que te ordenen.
Esa vez, con esta hermana, fue la primera vez que vi a los kikotistas no solo desentenderse del daño que habían provocado a quien se había fiado de ellos sino también revolverse y morder al dañado hasta hacer sangre. Con una sequedad y una mala baba considerable, dictaminaron que la reacción de esta hermana era consecuencia de que ella estaba endemoniada. ¡Faltaría más! No iban a reconocerse responsables de que ella hubiese quedado con el culo al aire, como vulgarmente se dice.
La segunda vez que vi a mis kikotistas atrapados ante la obstinada realidad que demostraba que su discernimiento apestaba, me sucedió a mí personalmente. Intentaron convencerme de que mi obligación era someterme a una situación de acoso y abuso psicológico porque poderoso era Dios para cambiar el corazón de la persona que intentaba destruirme. Trataron de hacer ver ante toda la comunidad que mi fe era nula si no les obedecía y no me sometía. Contesté que mi fe me permitía ver que todo el poder de Dios se detenía ante la libertad de ser humano, libertad par optar por el bien o por el mal, es decir, que Dios no cambiaría a la fuerza el corazón de nadie que no quisiera ser cambiado. Y me declararon endemoniada.
Los kikotistas no saben lo que es el discernimiento porque escuchan a uno que lo confunde con el tarot:
«Tenemos discernimiento, porque sabéis que el Bautismo nos hace profetas, reyes, sacerdotes. A los primitivos cristianos, los Padres de la Iglesia preguntaban ¿Qué es lo propio del cristiano? ¿Qué es lo auténticamente propio? Entonces respondían “la obediencia” y decían los Padres “NO”. Entonces ¿Lo propio del cristiano qué es? ¿La santidad? ¿La pobreza? ¿Qué es? Y respondían “EL DISCERNIMIENTO”, porque si no tienes discernimiento te crees humilde, te crees que obedeces y nunca has obedecido a nadie, te crees santo y eres lo contrario, un demonio. EL DISCERNIMIENTO, es ser Profeta, que te da el bautismo por la participación de Cristo. El bautismo te hace profeta, te da discernimiento para comprender ¿Por qué está tu mujer en crisis? ¿Por qué tu marido no te habla últimamente? ¿Por qué te han dejado sin trabajo? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¡Tienes discernimiento! ¡Eres un Profeta con Cristo! No hace falta que vayas a un vidente o a un brujo, Cristo ha vencido todos los brujos de la tierra, Él nos da una imagen real de lo que es la historia y de lo que es la vida» (Tras la JMJ de Roma).
Yo no seguí las desacertadas indicaciones de mis kikotistas, me pasé su diagnóstico de “endemoñamiento” por el arco del triunfo y no me ha pasado nada: no me han despedido, no me he arruinado, no me he quedado en la calle, mi familia no está destruida, mis hijos no se han ido de casa ni se llevan mal…
No les tengáis miedo. Temed más bien hacer caso a
lo que os digan, porque os pueden destruir si hacéis lo que ordenan. Y si no,
preguntaos por qué ellos no hacen lo que ordenan a los demás o mejor todavía, tomad nota de la siguiente cita del sensible y si lo que os dicen los kikotistas no os aporta paz, sabed que es porque viene del demonio:
«Si escucháis a San Ignacio de Loyola en el discernimiento de los espíritus lo explica claramente: hay cosas que te parecen muy buenas, pero cuando te crean inquietud interior es que vienen del demonio, jamás el Espíritu Santo provoca inquietud, siempre provoca paz» (Tostón pre Pascua 2005).