Despropósitos kikos sobre el matrimonio (II)

 

Ya sabéis que en la familia el hombre representa el yo moral, representa el deber, el temor hacia el padre es necesario para que se cree en el hijo el yo moral, el sentido del deber. 

¿El padre exaspera al hijo? Bien, es que tiene que motivarle para que se genere en él sentido del deber. Lo que pasa es que la madre es una neurótica sentimental que se espanta con nada.

La madre crea en el niño el sentimiento de afecto, amor, ternura. Estos dos conceptos, el amor y el deber, deben estar unidos en el niño. El niño ama enormemente a su madre, y a través de su madre teme a su padre, aprende a amar a su padre porque ve cómo su madre lo respeta. La primera reacción del niño sería quedarse con su madre y rechazar a su padre, digamos así, de forma natural.

Da la impresión de que Kiko jamás amó a su padre, solo así se explica que suelte semejantes barbaridades. Lo natural en el hijo, en cualquier hijo, es que ame tanto a su madre como a su padre, no que tenga que racionalizar que si su madre, a quien ama, respeta a su padre, entonces lo que toca es ahogar su instinto natural en contra del padre y sustituirlo por temor. Lo que pinta Kiko no es una familia sana, sino una que necesita ayuda psicológica y, quizá, incluso un exorcista.

Además, en esta historia de terror, ¿qué pasa con las hijas? ¿también ellas sienten de modo natural que han de competir con su padre por el amor de la madre?

Pero la madre le enseña a amar al padre (como la Virgen María enseña a amar a Dios, como la Iglesia enseña lo mismo a vosotros) en esa competitividad inconsciente que tiene el niño frente a su padre, etc. (Me refiero al inicio de la adolescencia, cuando el chico quiere ser el gallito de la casa).

Más confuso todavía, ¿acaso hasta el inicio de la adolescencia el padre no pinta nada para el hijo? 

Bien, entonces imagina lo que significa para el niño ver los problemas en casa, el odio, el padre que da un portazo y no sabe si le ha pegado a su madre, ve a la madre que se va con otro; ¡es un drama! No sé si has vivido esto en tu casa: es algo muy grave.

Aquí Kiko saca de la chistera otro tema que nada tiene que ver con lo anterior. De declarar que la madre es responsable de que el hijo tema a su padre se pasa al drama de los malos tratos. ¿Qué tiene que ver? Hay que tener una mente muy perturbada para encontrar el hilo conductor, sospecho.

Quienes lo han vivido han sufrido tanto que quedan traumatizados por ello y no soportan la idea de que puedan causar ese mismo sufrimiento a sus hijos.

En el relato de Kiko, la fuente de sufrimiento son los malos tratos del papaíto, no la separación ni el divorcio, que vienen a poner fin a esos malos tratos.

Recuerdo que un amigo mío tuvo un matrimonio bastante difícil, con una mujer que no estaba bien y demás: y aunque algunos momentos de su vida fueron un infierno terrible, logró resistir hasta el final y no se separó de su esposa porque había tenido en su carne tal sufrimiento de niño que dijo que nunca les daría a sus hijos cosa semejante.

Saber que el otro es tu enemigo y poder vivir a diario el odio dentro del hogar con plena conciencia, sin alienarse con un amor romántico bobalicón, es muy de Kikónides. Además dicen que los hijos reproducen las pautas que aprenden de sus padres y que de hijos que han vivido peleas y malos modos en su casa surgen matrimonios conflictivos.

La conflictividad matrimonial es usual en Kikónides y no es por casualidad.

Esto está pasando hoy y las consecuencias son graves, muy graves. ¿Qué es lo que sucede? Bueno, lo primero es que a los quince años los chicos se van a vivir con una muchacha, a experimentar lo que es el matrimonio; y en su inconsciencia creen que nunca harán lo que hicieron sus padres. 

Kiko y sus embustes. Tantísimos treintañeros que no pueden abandonar el nido por carecer de independencia económica y viene uno inventándose que a los quince años ya todos están en condiciones de alquilar un piso y lanzarse a volar solos. No solo es mentira, es que además es ridículo.

Él cree que con sus propias fuerzas puede soportar a la chavala, se mudan juntos y alquilan un ático, convencidos de que triunfarán.

¡Qué menos! Puestos a contar mentiras no van a alquilar un semisótano, que sea un ático con vistas a un parque, y que disponga de piscina comunitaria.

Nunca hará lo que hicieron su padre y su madre. Si todo va bien, después de tres años deciden tener un bebé. Esto está pasando en Francia, por ejemplo; si no se han matado o separado en tres años, deciden tener un bebé.

La media de edad de los padres primerizos es cada vez más elevada entre otras razones porque no se pueden emancipar antes, pero el profeja de las chabolas no permite que la realidad interfiera en sus embustes y se inventa que tres años después de los quince, es decir, con dieciocho o diecinueve, además de matricularse en la universidad deciden tener un hijo.

Cuando han tenido un hijo y las cosas van bastante bien, se casan por lo civil y dan el primer paso creyendo que todo irá bien.

No entiendo la escala de valores del projeta. Irse a vivir juntos a un precioso ático no es un paso, tener un hijo menos todavía, pero firmar un contrato civil sí lo es.

El chico que no ha llegado a los tres años de convivencia, al que le ha ido mal, cambia de chica; a la cuarta chavala comienza a tener un complejo interno consigo mismo. Situación: el nivel de suicidios de jóvenes menores de 25 años aumenta dramáticamente (Suecia ha experimentado esto desde hace quince años). Chicos que por desamor, por no creerse capaces de establecer una relación afectiva con una chica -o chicas con chicos- ven que el centro de su vida no tiene sentido y dicen: "No soy capaz, soy tan desgraciado como mi padre, entonces prefiero no vivir, prefiero matarme", y se suicidan. No saben lo que es el matrimonio cristiano, ni siquiera saben para qué sirve, no tienen ninguna catequesis.

Hay quien se cree que el acoso de los compañeros, las burlas, los problemas familiares son el detonante de los suicidios juveniles. Eso les pasa porque no tienen ninguna kikotesis. Solo los que han recibido su dosis de kikotesis entienden que todos todos y todos se suicidan porque no saben lo que es el matrimonio kikiano.

Estas son algunas pinceladas que os puedo dar sobre la situación actual de la sociedad. Muchos aquí tenéis hijos que no se han casado por la Iglesia o no quieren casarse, rechazan la idea del matrimonio. "¿Por qué tengo que casarme con una chica? Estamos juntos y cuando nos cansemos nos separaremos", y así termina todo. "¿Hijos? ¿Por qué he de tenerlos?". Y muchos padres católicos están horrorizados al ver que sus hijos no están dispuestos a casarse y conviven; chavales que hasta hace poco iban a la iglesia y estudiaban el catecismo en la parroquia, después salen con estas cosas.

Muchísimos de ellos no rechazan el matrimonio, su problema es que ni tienen vocación de monjes ni solvencia económica para independizarse. Esa es la realidad de la sociedad que Kiko no ve o no quiere ver.

Lo que está más amenazado en nuestra sociedad es la familia, porque como decía Juan Pablo II en la "Familiaris Consortio" el futuro de la humanidad pasa por la familia. En Europa la familia se está destruyendo a toda velocidad, y en España la familia se destruirá rápidamente. Porque, además, la generación de los hijos del divorcio es una generación muy traumatizada; el nivel de esquizofrénicos es muy alto, el nivel de gente que se droga, de gente que tiene traumas horribles.

Los médicos, tan torpes ellos, que todavía andan investigando la causa de la esquizofrenia, cuando con preguntar a Kiko el projeta lo entenderían todo.