El Comité para la Doctrina de la Fe de la CEP (Conferencia Episcopal Polaca) ha elaborado un documento en el que explica que la Iglesia desde el comienzo mismo de su existencia trató de señalar los criterios que permitieran distinguir lo que en las actividades de comunidades dadas proviene del Espíritu de Dios y lo que proviene del espíritu de este mundo. Y lo hace hoy también.
Los obispos polacos advierten de que «el dinamismo de la vida espiritual, tan claramente visible en la existencia y actividad de las comunidades o movimientos de formación y evangelización, no está libre del riesgo de distorsiones». Esto se debe a que, desde los tiempos apostólicos, «el espíritu de este mundo ha tenido una influencia deformante y, en consecuencia, destructiva en ciertos grupos o comunidades».
El documento, que tiene sus raíces en el espíritu y la enseñanza del Concilio Vaticano II, no establece reglas para el buen funcionamiento de las comunidades o movimientos de formación y evangelización. Tampoco tiene carácter legal. Está dirigido a todos los miembros, líderes, fundadores y superiores de las comunidades como una herramienta útil para discernir la comunión de una determinada comunidad con la Iglesia universal y su sano funcionamiento y adecuado desarrollo. El texto tiene como objetivo preservar, proteger y apoyar el gran bien que las comunidades y los movimientos de formación y evangelización suponen en la vida de la Iglesia católica, al mismo tiempo que vela para que conserven el depósito íntegro de la fe y la forma de obrar de la Iglesia en plena comunión con ella y sus pastores.
La primera parte del documento está dedicada a la formulación y explicación de los criterios doctrinales a partir de los cuales una determinada comunidad o movimiento de formación y evangelización puede ser considerada católica, es decir, en comunión con la Iglesia universal.
La segunda parte identifica y discute los criterios teológicos y pastorales para el buen funcionamiento de las comunidades en comunión con la Iglesia universal. Estos criterios se basan en los atributos de la Iglesia como una, santa, católica y apostólica, tal como se definen en la profesión de fe del credo niceno-constantinopolitano y se refieren a los frutos del Espíritu Santo mencionados por S. Pablo en la Carta a los Gálatas.
Primer criterio de Catolicidad
El primer criterio que prueba la unidad de un movimiento dado con la Iglesia universal es «la plena aceptación de la fe que la Iglesia profesa». También explica que «el rechazo de cualquiera de las verdades de fe rompe la comunión con la Iglesia universal». Además, la fe debe ser íntegra de modo que «nunca se pueda proclamar una verdad de fe a costa de socavar o debilitar otras».
Segundo criterio de Catolicidad
Otro criterio es «el respeto al culto, especialmente a sus formas, que se han confirmado en la tradición secular de la Iglesia». Se recuerda que ninguna comunidad o movimiento puede «rechazar, modificar o interpretar libremente -más allá de los límites permitidos por la autoridad espiritual correspondiente- las formas litúrgicas que definen el modo de celebración litúrgica, especialmente cuando se trata de la celebración de la Eucaristía y otras sacramentos». Por eso, «es preocupante promover en las comunidades y movimientos nuevas formas de oración y de piedad que se oponen claramente a las tradicionales, litúrgicas o no litúrgicas».
Tercer criterio de Catolicidad
Otro criterio del catolicismo es el respeto a la enseñanza moral de la Iglesia. El documento recuerda que «el rechazo de la enseñanza moral de la Iglesia por parte de una comunidad o movimiento hace que sea imposible reconocer a ese grupo como una comunidad católica». También se critica la ocurrencia de que el encuentro personal con Dios puede estar separado de las exigencias morales del Decálogo, el Evangelio y, específicamente, de las marcadas por Cristo en el Sermón de la Montaña.
Cuarto criterio de Catolicidad
Criterio de la catolicidad de una comunidad o movimiento es
también la correcta
transmisión del depósito de la fe de la Iglesia. Se
subraya que «rechazar cualquiera de los libros de la Sagrada Escritura (...)
separar o contrastar la Sagrada Escritura con la Tradición como único depósito
sagrado de la fe confiado a la Iglesia, y socavar la competencia exclusiva del
Magisterio de la Iglesia para explicar auténticamente la palabra de Dios,
tienen como consecuencia la exclusión de la comunidad en la que se producen
tales situaciones, de la comunión con la Iglesia católica». Además, «los modos y métodos de lectura e
interpretación de la Sagrada Escritura que se basan más en asociaciones individuales
o intuiciones de miembros o líderes comunitarios que en la
Tradición interpretativa de la Iglesia deben
ser considerados como abusos evidentes y peligrosos».
Quinto criterio de Catolicidad
La actitud hacia los sacramentos: «ninguna comunidad o movimiento puede, en la predicación o en la práctica, anteponer cualquier otro signo, forma, oración o acción paralitúrgica a la acción sacramental». Por eso, las comunidades que dan «mayor importancia a los carismas y dones extraordinarios (por ejemplo, el don de curación, el don de lenguas, el don de interpretar lenguas) que a la administración de los sacramentos y a la celebración de la liturgia sacramental, se sitúan (...) fuera de la fe de la Iglesia Católica».
Sexto criterio de Catolicidad
Además, el documento recuerda la organización jerárquica de la Iglesia, relacionada con la transferencia de la sucesión apostólica. Por tanto, cualquier servicio al Pueblo de Dios solo puede hacerse en unión con el obispo y su presbiterio y «toda oposición a la estructura sacramental, apostólica y jerárquica de la Iglesia instituida por Cristo con cualesquiera carismas o dones extraordinarios debe considerarse incompatible con la fe de la Iglesia».
Criterio del catolicismo es también la aceptación de la verdad de que «son los obispos quienes administran las iglesias que les han sido confiadas como sustitutos y legados de Cristo». Así, «la misión de enseñanza encomendada a obispos y presbíteros no puede ser desatendida en una comunidad o movimiento sano, ni sustituida o puesta por debajo de la enseñanza del líder de la comunidad». También se recuerda que «el ordenamiento interno de las normas y leyes aplicables en una determinada comunidad no puede estar en contradicción con el Código de Derecho Canónico y con las decisiones dictadas con efectos canónicos y jurídicos por la autoridad espiritual competente».
Criterios teológicos y pastorales
Además de los criterios doctrinales, el documento de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la CEP también menciona criterios teológicos y pastorales que permiten definir el buen funcionamiento y desarrollo de las comunidades o movimientos. Más específicamente, los criterios derivan de las cuatro características de la Iglesia y se refieren a los frutos del Espíritu Santo. Estos son:
- Esforzarse por construir la unidad. El documento subraya que «la unidad sobre el modelo de la Santísima Trinidad significa que la Iglesia no solo no elimina las diferencias entre los miembros individuales y las comunidades, sino que incluso construye su propia identidad y posibilita la verdadera diversidad».
- Respeto a la diversidad, porque «la diversidad expresa la riqueza de la acción del Espíritu Santo que construye la unidad de la Iglesia desde los diversos dones que ofrece, y no mediante la unificación de las fuerzas humanas».
- La búsqueda de la santidad, porque «cada una de las comunidades pertenecientes a la Iglesia universal está llamada a seguir el camino de la santidad, siendo conscientes de que es precisamente en este camino donde se realiza el misterio de la acción salvífica de Cristo».
- La conciencia de estar en camino que «está relacionada con la virtud teologal de la esperanza que hace del cristiano un peregrino, es decir, un hombre en camino (homo viator) hacia la casa del Padre».
- Conciencia de la etapa actual de la historia de la salvación.
- Respeto a la universalidad y apostolicidad de la Iglesia.
- Los frutos del Espíritu Santo, tales como amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza. El documento afirma que «aunque la lista anterior no puede ser tratada como un catálogo estrictamente definido de las características de una buena comunidad, la constante falta de los mencionados frutos del Espíritu de Dios en las relaciones muestra que el estado de la comunidad requiere una seria reflexión y un cuidadoso examen».
Los miembros del Comité doctrinal que han elaborado el documento representan a nueve diócesis, ocho universidades y el Instituto Tomista Dominicano en Varsovia.
Primer criterio de comunión con la Iglesia: plena aceptación de la fe de la Iglesia
ResponderEliminarPues ya han pinchado los que se desgañitan asegurando que es imposible amar y es imposible no pecar y que además no importa nada porque diosito te quiere pecador, último y peor.
Segundo criterio de comunión con la Iglesia: el respeto al culto, especialmente a sus formas
ResponderEliminarEstos obispos polacos apuntan a dar, ¿no? ¡Mira que exigir respeto a la Liturgia de la Iglesia! El disgusto que se va a llevar el sensible si se entera de que a algunos no les gustan sus innovaciones.
Tercer criterio: el respeto a la enseñanza moral de la Iglesia
ResponderEliminar¡Cómo! ¿Qué no se pueden sacar de la manga una moralidad artificial en la que la misión de la mujer es parir como coneja y estar siempre sometida al hombre? ¡Es que no me lo puedo creer!
Cuarto criterio: la correcta transmisión del depósito de la fe de la Iglesia
ResponderEliminarMe da que esto va contra esos que "reinterpretan" la Biblia (y también la torá, si se tercia) a su antojo y de forma favorable a sus fines personales.
Quinto criterio: No se puede anteponer cualquier otro signo, forma, oración o acción paralitúrgica a la acción sacramental
ResponderEliminarEs decir, que lo que vale son los Sacramentos, no las charletas de unos loros de repetición, no la bibliomancia, no las sardanas, no las reuniones de sillas voladoras, no los akikolarrres ni los kiko-ritos.
Les están dando la del pulpo.
Sexto criterio: Obediencia al Obispo antes que a cualquier kikotistilla listillo
ResponderEliminar¿Es impresión mía o estos criterios señalan con claridad a unos que no son Iglesia ni lo quieren ser?
Está claro que este escrito no va con el Kkamino; habla de "criterios de catolicidad" y el Kkamino no es ni ha sido nunca católico.
ResponderEliminarJamás ni Kiko ni Carmen han mencionado la palabra "católico", con lo cual, tienen fácil eludir cualquier "persecución" que pretenda insinuar que habla de ellos.
Lázaro.
El problema es que haya presbis que acogen en las parroquias movimientos no católicos. ¡Qué se vayan a los templos budistas a ver si los reciben! No, mejor todavía, ¿por qué no existe una sola sinagoga con CNC?
EliminarEn efecto. El problema es la permisividad de algunos.
EliminarIntentaron entrar en la Iglesia Ortodoxa y el patriarca Kiril los mandó a paseo al primer vistazo. En China y en japón tampoco se comen un colín. Donde les paran los pies, se hunden; a quien les abre la puerta, lo devoran.
En 15 años de haber estado en esa secta jamás, jamás, jamás hoy la palabra Católico o Católica o Catolicidad o somos Católicos o algo relacionado!!.
ResponderEliminarEsa secta cn es Judeo-luterana-protestante-kikiana-innovadora! son sanguijuelas dentro de la Iglesia Católica destruyendo la sana doctrina de ésta!!!! y engañando a muchos, desafortunadamente!!
....... jamás, jamás, jamás oí
EliminarPor su propia definición, un gueto no puede serr católico. Es imposible.
EliminarLa expresión elegida para el camuflaje es: "cristiano".
EliminarAhora bien, ni es católico, ni cristiano. Es kikiano.
-sepul-