Segundo escrutinio (XXXVII)

«TARDE

Explicación del significado de la sal

En la antigüedad, la sal era lo más preciado, de hecho la palabra "salario" proviene de la sal porque el primer dinero se daba en sal. De hecho, a Pablo VI, tan pronto como llegó a Palestina, se le dio sal, símbolo de bienvenida, de alianza, de acogida.

En los países donde hay mucha sal, como en África, ya que se deshidrata fácilmente, se necesita sal porque contiene muchos líquidos.»

Es de suponer que quisiera decir que la sal facilita la retención de líquidos. Pero no fue eso lo que dijo. Y los loritos no se atreven a enmendarle la plana cuando mete la pata.

«Necesitas sal y no agua. Es por eso que cuando llegas a estos lugares, inmediatamente te dan sal. La sal elimina la sed porque no se deshidrata y no elimina los líquidos. Lo importante es que haremos una catequesis sobre la sal, recibirás un cristal de sal que comerás porque cuida, cura, preserva de la corrupción, es un aperitivo que preanuncia un alimento más sustancioso que es la Eucaristía.

Harás un rito con un juramento y con las manos alzadas, públicamente, renegando del demonio y, como dicen los Padres de la Iglesia, como si el demonio estuviera presente, extiendes el dedo y dices en público que renuncias y que te adhieres a Jesucristo: esto lo dirás y harás un signo serio en dinero, un signo exterior de lo que has dicho públicamente porque el demonio ya no tiene más poder.»

Y es una orden, no una sugerencia.

«Es evidente que mucha gente reniega del demonio que se imagina porque cree que el demonio es algo feo y repugnante. El demonio nunca nos tienta con cosas desagradables, sino con cosas bellas porque es inteligente, dice: "Pero ¿por qué tienes que sufrir con ese horrible trabajo, por qué hay que aceptar la injusticia, por qué?" El demonio siempre nos dice cosas que nos satisfacen, que parecen buenas, y luego nos sacude, nos invita al sexo, nos dice: ¿no ves a esa mujer? ¿Está casada? ¿Pero no ves que su marido no la ama? Y tú, ¿no sientes amor por ella? El amor es maravilloso, es el amor de Dios. Siempre nos engaña el demonio; es el padre de la mentira y siempre te lleva al sufrimiento, en la vida, aquí. El infierno comienza aquí en la tierra. Por esto Jesucristo viene también a hacer una liberación, un exorcismo: mediante la renuncia seréis exorcizado del demonio, ya no tendrá poder sobre vosotros, si lo rechazáis.»

Estos son los cuentos del abuelete Kiko. En realidad, el kiko-rito de los segundos no parece otorgar otro poder mágico que la visión parabólica para ver los odios y las intenciones de los demás; y lo único que sí da el poder de ser hijos de Dios es el Bautismo.

«Durante este tiempo, debes haber experimentado que en ti hay algunas zonas en las que los demonios son más fuertes que tú y tienes que hacer las cosas que no quieres porque por ti solo no puedes liberarte. Tiene poder, el pecado reina sobre ti, te esclaviza, te obliga. Como uno que es avaro: pobrecillo, es como una enfermedad que lo obliga a carecer de caridad para con todos; se pasa la vida diciendo: "¡Esa luz, apágala!", sacar de la cartera 1.000 pesetas es un sufrimiento horrible, le pide cuentas a su esposa de todo lo que compra. Es una enfermedad, una monstruosidad. ¿No has sufrido estas cosas en tu piel? No has sufrido por esta tacañería, esta mezquindad, esta mezquindad, esta avaricia? Piensa en esa mujer: ya que el marido ha hecho un juicio sobre ella-que es muy derrochadora- no le da más dinero y ella debe sufrir esta humillación, no tener dinero. Es una cosa espantosa. De hecho, ahora quieren hacer una ley diferente de comunión de bienes, para que la esposa no tenga que sufrir la humillación de que el marido es el patrón que da el dinero contado. Y un día, cuando el marido no le da más dinero, ella no prepara la cena y él toma un cuchillo y la mata. Todo un infierno. Sabes todas estas cosas, quizás las has visto en tus padres.»

Faltaría más, ¿quién no ha tenido un padre que si no le ponen la cena, mata a la esposa? Es de lo más común.

«La avaricia, dice la Escritura, es una idolatría; quienes  aman al dinero no aman a Dios. Debéis experimentar estas zonas vuestras en la sexualidad o en el dinero: que el hombre es esclavo, no puede liberarse, necesita la ayuda de Jesucristo para ser liberado. El dinero es una enfermedad, una seguridad psicológica, por eso si le quitas el dinero, la gente se desquicia; si el hombre no tiene una reserva de dinero, no vive, carece de suelo bajo sus pies, se siente destruido.»

Debe ser que está contando su experiencia personal, pero al generalizar la convierte en una mentira. O bien es que conoce el interior de todos los seres humanos, que va a ser que no. Luego sólo cabe concluir que miente.

«Hay gente que tiene miles de millones en el banco y no pueden emplearlos porque se mueren, ante la mera idea de sacar algo del banco sienten que les quitan un trozo de carne, porque en ese dinero está su ser mismo.

¿Os acordáis del milagro de San Antonio de Padua? Había un hombre muy avaro, un hombre rico de Padua, un usurero. Nadie en Padua escuchaba a San Antonio porque toda la ciudad estaba llena de este afán por las riquezas, y el Señor quiso hacer un milagro para ayudar a la predicación de San Antonio. Entonces, cuando este hombre murió, San Antonio dijo que le faltaba el corazón, y que el corazón estaba en la caja fuerte. Lo decía en serio, pero nadie le creía: entonces pidió permiso a la familia para abrir el cuerpo y demostrar que dentro no estaba el corazón. La familia pensó que estaba loco, pero en el fondo era un cadáver, no sentía nada, vamos a abrirlo para ver si es cierto. Entonces los doctores abrieron el cuerpo de ese hombre, y no había corazón (esto es histórico, hay testigos oculares, es la historia de la Iglesia), no había corazón, había un agujero. Entonces San Antonio dijo: "Ahora ve y mira en la caja fuerte de hierro, la que pesa toneladas, allí encontrarás su corazón". Fueron y abrieron con 30.000 llaves y dentro estaba el corazón. Esto es para explicar que donde está el dinero, ahí está tu corazón. Entonces, como tienes que defender tu dinero con toneladas de acero para que no te roben, todas esas toneladas de acero te separan de tus hermanos.

Es por esto que San Francisco dice que quien tiene posesiones defiende lo que posee, y en la medida en que defiende, no ama. Quien no tiene, no tiene nada que defender. Defendemos nuestro tiempo libre, si te llaman en tu día libre, maldices. Defendemos el dinero, la casa porque la ensucian, defendemos el auto, todo, todo lo que poseemos, lo defendemos.»

Los hay que defienden unos pintarrajos deformes y feos y a quien merecidamente los critica, le maldicen; o defienden una kakofonía sonora que llaman sinfonía o un itinerario que no lleva a ninguna parte. Y quien defiende, no ama, dice la doctrina kikista.

«Entonces el Señor para permitirnos amar debe separar nuestro corazón de todas estas cosas, de lo contrario el amor es imposible, imposible.»

Para los kikos, que todo lo hacen por puños, es ciertamente imposible; en cambio a los cristianos, Dios les regala eso tan imposible.