Desde el surgimiento del Cristianismo, algo que identifica a los cristianos es que se juntan una vez a la semana, un día concreto, el primero de la semana, que ellos empezaron a denominar «el día del Señor» (dies domini).
La Liturgia católica, que es única y común para toda la Iglesia (y quien no la respeta se sale de la catolicidad para entrar en lo sectario), nace de lo que hacían los primeros cristianos en su reunión dominical.
El Cristianismo gira alrededor de ese núcleo: la resurrección de Cristo es su fundamento, su centro, su fuerza, su razón. Y la Iglesia de entonces, de ahora y de todos los tiempos bebe de ese acontecimiento y se organiza y ordena en función de ello.
No podría ser de otro modo.
Cristo es nuestra Luz.
Pero hay quien actúa como aquellos que poniendo la mano en el arado miran hacia atrás (Lc 9,62), pues solo así se entiende su afán por referirlo todo a una alianza caduca que quedó anulada por la Nueva.
Hay dos modalidades de tales amigos de lo caduco. La primera, muy influenciada por los dichos carmelitanos de las kikotesis iniciales, sostiene que para entender la Eucaristía bien bien de verdad, es necesario e imprescindible empaparse de la tradición judía del seder de pesaj; y la segunda, que es una variación de la primera, asegura que no se puede entender la Pascua cristiana bien bien de verdad sin conocer a fondo la pascua judía (pesaj).
Pero cuando se rasca un poco para averiguar qué es lo que saben sobre pesaj los que tanto insisten con ella, se descubre que, una vez más, solo son loros adiestrados y que saber saber lo que se dice saber, más bien poco.
Así, los que aseguran que la Eucaristía tiene su fundamento en el seder judío solo tienen un argumento: el pan ácimo y las copas de vino rituales. En cambio, argumentos a favor de las apabullantes diferencias entre ambos hay montones. Y el primero y principal de todos es que en el seder el pan, por muy ácimo que sea, solo es pan, antes, durante y después de ser comido con o sin acompañamiento de hierbas amargas y no sé qué otras comidas rituales; y el vino, tinto, rosado o blanco (no sé si hay instrucciones sobre el color), solo es vino, antes, durante y después de ser bebido.
Por supuesto, los defensores de lo caduco esgrimen que la Eucaristía -y también el sacerdocio ministerial- fue instituida durante un seder pascual.
Bueno, pudiera ser que la Última Cena se celebrase el primer día de los ácimos, es decir, en la noche del seder de pesaj, el 14 del mes de Nisan. En cuyo caso, la crucifixión tuvo lugar el 15 de Nisan.
Lo que se sabe por los Evangelios es que la cena se produjo poco antes del juicio y la muerte de Jesús, que fue un viernes, y que su resurrección fue antes del amanecer del domingo. Se sabe también que tuvo lugar en primavera y más concretamente en la semana de los ácimos, por otro nombre, la semana de pesaj, la pascua judía.
Entonces, suponiendo que la Última Cena fue la celebración del seder por parte de Jesús y de sus discípulos, lo que se desprende de los relatos evangélicos es la falta de interés de estos por respetar las tradiciones de sus mayores:
¿Juntarse con la familia para la cena? Ni hablar, ellos estaban entre amigos, pero no con la familia.
¿Contar batallitas educativas a los niños? Como no estaban con la familia no había niños.
¿Cenar ceñidos los lomos, calzados para salir, con el bastón en la mano y tal? Mejor recostados entre cojines, es más cómodo.
¿Comer apresuradamente? Para nada, cena tranquila y sobremesa larga.
¿Veis? O bien Jesús cambió y desbarató lo que se hacía en el seder judío o bien esa cena no fue la del seder. En uno u otro caso, lo que resalta es que Jesús no se basó en el seder para instituir la Eucaristía, por lo que echar la vista atrás revela falta de discernimiento.
Y que lo que hizo esa noche en esa cena fue algo totalmente nuevo, ajeno y distinto del seder, la Iglesia lo entendió desde el principio, por eso rememora de esa cena elementos que no existen en los rituales judíos de pesaj: el lavatorio y, por supuesto, la Eucaristía y el sacerdocio ministerial.
Pero he insinuado ya que la Última Cena pudo no coincidir con la fecha del seder de pesaj. Pudo ser antes, un día antes en concreto, el 13 de Nisan.
Como los días se contaban desde la caída del sol de la víspera hasta el anochecer siguiente, eso significa que con el ocaso del 13 de Nisan daba comienzo el día de la preparación de la gran fiesta de los ácimos, es decir, a partir de esa noche tenía que desaparecer cualquier rastro de levadura en las casas. Y en el pan, claro. Pero no era la noche de las hierbas amargas, las cuatro copas de vino con discursos históricos, el asiento vacío reservado para Elías, ni el cordero asado.
¿Hay alguna razón -crucifica la razón, hermano- para pensar que la institución de la Eucaristía no tuviese lugar durante el seder judío? Sí.
La razón está en el Evangelio de San Juan y en el ceremonial religioso del 14 de Nisan.
En el relato del juicio contra Jesús, San Juan dice «llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua» (Jn 18,28), lo que sitúa el juicio antes del seder, no después. Y al narrar la crucifixión, dice «era el día de la preparación de la Pascua» (Jn, 19,31), es decir, 14 de Nisan.
El otro argumento es que según el relato del Éxodo (Ex 12) el 10 de Nisán cada familia debía elegir un cordero sin mancha ni tacha que se guardaba hasta el día 14, fecha en que se volvía a comprobar que no hubiese ninguna imperfección en el animal antes de sacrificarlo por la tarde; a continuación era asado y debía ser comido por entero ese mismo día. No podía sobrar nada y si sobraba, se quemaba, no se podía aprovechar para otro día. Esto era así porque con la sangre y la carne de ese cordero se sellaba la Alianza antigua entre Dios y su pueblo.
Entonces, lo que dicen los estudiosos es que lo mismo que las familias judías elegían un cordero el día 10, los sumos sacerdotes decidieron ese día que Jesús (que llegó a Jerusalén seis días antes de la pascua y empezó a hacerse notar) debía morir y desde entonces buscaban una ocasión para prenderlo, ocasión que propició la traición de Judas en las primeras horas del día 14.
A continuación vino el juicio, en el que sacerdotes y ancianos del sanedrín examinaron al reo sin encontrar en él falta ni tacha hasta que vieron la ocasión de acusarlo de blasfemo, nada menos.
Entonces soliviantaron al pueblo para presionar al gobernador romano y conseguir la condena a muerte del blasfemo, que es crucificado por decisión popular y muere sobre la hora nona… que es la hora a la que la ley fija el sacrificio del cordero de seder.
Es decir, mientras el sumo sacerdote, revestido con sus mejores galas, sacrifica -porque es un sacrificio- al cordero sin mancha y recoge su sangre para rociar con ella las puertas, Jesús muere despojado de todo, hasta de su sangre.
Por eso los cristianos identificaron a Jesús con el verdadero cordero sin mancha.
Y por eso yerran quienes niegan carmelitanamente la dimensión sacrificial de la Eucaristía. La dimensión de la cruz no tiene sentido sin la dimensión sacrificial.
Por algo sera que en casa de mis familiares Kikos todo esta llenos de signos y artículos judíos, ningún artículo Católico. (menorás, janucas, talits, kipas, tira, kipas etc etc), nos explicaban y decían que la Iglesia Católica debía poner sobre el altar moztaza, yerbas, legumbres, y un huevo cocinado. que tarde o temprano sera así.
ResponderEliminarEn la casa de unos kikorros tienen en una urna de vidrio la Torá
EliminarA ese punto de abusos liturgicos quieren llegar en el CNC, imaginaos hacer la consagración Eucarística con un huevo al lado y legumbres!
EliminarFELIZ Y SANTA VIGILIA PASCUAL A TODOS.
ResponderEliminarQUE CRISTO JESÚS VENCEDOR DE LA MUERTE, NOS HAGA NUEVAS TODAS LAS COSAS.
¡Buena Pascua, hermano!! Cristo Jesús ha resucitado.
EliminarVerdaderamente ha Resucitado.
Eliminar¡Feliz Pascua! Os comunico que un presbítero del CNC, el pasado Jueves Santo buscaba un "Ministro de la Eucaristía", invento kiko y/o del "presbi". Se refería a un ministro extraordinario de la Comunión, pero claro, ....
ResponderEliminar¡Feliz Pascua!
EliminarPor decisión kikótica hay palabras tabú que los neocatecumenales no emplean, como comunión, Semana Santa, misa...
Tampoco un neocatecumenal dirá jamás de sí mismo que es católico. Y hace bien, porque mentir es pecado.
Eliminarcomo que no hay muchos buenos teologos en kikonides
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