Era tan repulsivo, como alguien frente a quien uno se tapa la cara, frente a quien dice: '¡Sácalo de ahí! ¡Qué asco!’, lleno de sangre, ¡un horror! "Ecce homo": Pilato lo sacó fuera. Y la gente dijo: "¡Quitadlo!" Fue torturado, cubierto de sangre, cubierto de heridas. Un hombre torturado, todo hinchado, es una cosa monstruosa: la gente no quiere verlo: "¡Quítalo de ahí!". Por eso dice (ya estaba profetizado): "Aquel ante quien uno se cubre el rostro. Despreciado, hombre de dolores, el que conoce todo sufrimiento. Pero fue Él quien tomó sobre sí nuestros pecados, fue Él quien cargó nuestros dolores, nuestro castigo cayó sobre Él y nosotros hemos visto la paz.
Y se decían unos a otros: "¿A quién se refiere esto?", porque como estaban esperando al Mesías sobre un caballo blanco -digamos- o en un reactor, en algo así, fantástico, entonces no comprendían; cuando vino en la pobreza no entendieron. Y Jesús vino ante todo humildemente. ¿Hay tres venidas? La primera es cuando viene en la carne ¿Cuál es la segunda? Ahora, cuando se predica. ¿Por qué una familia que no cree en Cristo, escuchando tu voz, en este momento, entra a Cristo en su vida y su vida cambia? Cristo entra en esta familia, Cristo ya ha llegado a esa familia. Antes solo había dinero, disgustos, divisiones, tensiones: ahora entra Cristo y esta familia cambia. Esta es la segunda venida. Y la tercera es cuando venga en gloria.
Un descubrimiento del kikismo. Para la Iglesia hay dos venidas no tres, pero es que no entienden la humildad humildossisisisisisísima de uno que él solito provoca la segunda venida con su verbo fluido.
La primera y la segunda deben hacerse en la humillación. Por eso Jesucristo dice: “Id sin bolsa, sin alforja, sin bastón, sin dinero, sin sandalias”. Imagínate que dice que vayan sin zapatos, que quiere decir ir a la pobreza absoluta, quiere decir sin nada, los últimos. Uno tiene que ir sin zapatos, sin bastón, para viajar se lleva un bastón, se llevan zapatos, se lleva una alforja, al menos se lleva algo de pan. Nada, ni alforja, o sea, quiere que vayan casi desnudos ¿Qué significa esto?
Quiere decirte que te tienes que ir así, perdiendo la vida, como los últimos. De lo contrario no se puede predicar el Evangelio, porque el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. Como pequeños; por eso cada vez que habla de los enviados a anunciar el Evangelio los llama "pequeños": "¿Quién dé de beber un vaso de agua a uno de estos pequeños..."? ¿Por qué son pequeños? Porque ocupan el último lugar social, porque no tienen nada, en este momento no tienen nada; no tienen bolsa, no tienen bastón, no tienen zapatos, no tienen casa, no tienen nada, están peregrinando. ¿Qué es peor que un hombre que no tiene dónde dormir? Aquí, en sociedad ocupa el último escalón.
Nada que ver con los neocatecumenales que allá donde van miran a los demás por encima del hombro.
"El Hijo del Hombre no tiene donde recostar la cabeza", no tiene donde dormir. ¿Veis? Jesucristo se llama a sí mismo el Hijo del Hombre. Él dice: "Las aves del cielo tienen nidos y las zorras tienen madrigueras, pero el Hijo del Hombre (hablando de sí mismo) no tiene dónde reclinar la cabeza". Después Jesucristo recostó su cabeza: ¿dónde la recostó? En la cruz. Por eso nosotros queremos que los itinerantes no tengan dónde reclinar la cabeza, y debemos quedarnos allí, en la casa de uno, en la casa de una viuda, en la casa de otro; vives "de paso" y al final, aunque te crean un santo, al final se cansan porque no eres su hijo, porque no eres su cuñada. El Señor siempre permite que se cansen de nosotros.
San Pablo no iba de gorrón a casa de nadie, trabajaba para comer. El problema son los que se instalan como sanguijuelas.
Si recibes humillaciones, acéptalas porque vienen del Señor.
La
visión de rayos ultra extra siderales es la que le permite saberlo. La Iglesia, que no tiene bola de cristal que le muestre esas cosas, considera que Dios no manda enfermedades, desgracias ni humillaciones, pero es que la Iglesia no se entera.
Si te ofrecen algo, un café, una cerveza, acéptalo. Si te dan dinero, no lo aceptes, pero si después de hablar te ofrecen una copa u otra cosa, puedes aceptar. Si llega a vuestro palacio un hermano que ha ido a predicar y pasa por vuestra casa, acogedle como a Jesucristo: podéis darle algo y escuchar su kerygma. ¡No os avergoncéis delante de un hermano de la comunidad de predicarle a Jesucristo! Lo que tienes que hacer es invitar a tus familiares porque es muy importante, Jesucristo entra a tu casa; “Quien os recibe a vosotros, me recibe a mí”, dice Jesucristo, “y cualquiera que dé de beber un vaso de agua a uno de estos pequeños que creen en mí, no se quedará sin recompensa”. Entonces tienes la oportunidad de recibir una recompensa del Señor: ¡no todos los días puedes recibir a los enviados del Señor, no todos los días puedes recibirlos en casa!
Por más que insista, a lo sumo son enviados por la parroquia, casi siempre por un presbikiko obediente a los kikotistas. Usar el nombre de Dios en vano está muy feo.
Tal vez en algunas casas te cierren la puerta en las narices, o miran por la mirilla y no quieren abrir; en otra no hay nadie, en otra no sé qué... Bueno: quizás al final haya alguien que te abre; basta uno que te abra, entras y te quedas con él una hora, media hora o 20 minutos. En las casas donde no hay nadie puedes volver otro día; toma nota: debes tener un cuaderno. Una cosa que tienes que preguntar dónde te reciban es si tienen algo en contra de que vuelvas en otro momento; has traído la salvación a esta casa y si vuelves otro día ¡mejor que mejor!
Sí, son así de pretenciosos: ellos trafican con salvación de contrabando. Jesús no llamaba a las casas, Jesús iba a la gente allí donde estaba trabajando. Y no volvía más veces, una era suficiente.
Es decir, es conveniente que tengas tu propio esquema de la zona que te ha tocado y apuntes las familias que te han acogido. Además, el Vicario dijo ayer que le gustaría tener un encuentro con vosotros dentro de seis meses, en primavera, para que le cuentes un poco la experiencia de las familias que has visitado, que te han acogido; dijo que, si estáis de acuerdo, el próximo año podríais invitar a las familias que os han escuchado a un encuentro con él: esto para ayudaros en vuestra misión, etc. Normalmente no hacemos esto, pero podemos experimentar, intentarlo. Me parece muy bonito que el Vicario Episcopal de la zona esté contento con lo que haréis y quiera seguiros, conocer vuestra experiencia.
Se debió cansar pronto o quizá recibió quejas, porque jamás he sabido de un vicario episcopal que aliente estas intromisiones kikas en casa ajena.
Cuando yo conocí el Kkamino allá por principios de los 90 se ufanaban mucho en mi zona del reconocimiento episcopal, principalmente porque el Vicario del obispo de aquella, siempre estaba presente en sus actos, incluido pasos.
ResponderEliminarTiempo después de entrar la komunidad descubrí el pastel. El vicario pertenecía a una de las primeras komunidades y kaminaba con ellos además de asistirles en los servicios como sacerdote
Curiosamente ocurría otra cosa; el obispo de entonces no les tenía en simpatía a los kikos, y no se relacionaba para nada con ellos, por mucho que le "invitaban", así que el paripé lo hacía este vicario .
Cómo siempre Kikolandia navegaba entre la mentira y el engaño, junto con la ocultación o verdades a medias.
Cuando el sacerdote dejó de ser vicario y envejeció, dejó de ser útil y poco a poco fue desplazado hasta que abandonó del todo el Kkamino incluida su komunidad, con la que había empezado
Lázaro.
En relación al primer comentario, de que en la Iglesia solo se habla de las dos venidas de Cristo, aqui dejo una reflexión que se lee en la liturgia de las horas.
ResponderEliminarSan Bernardo abad (Sermón 5º en Adviento), nos habla de esta tercera venida del Señor para reinar en las almas, que por puro amor hacia Él, se le han entregado incondicionalmente. Esto escribe San Bernardo abad: En la primera venida, el Señor se manifestó en la tierra y convivió con los hombres cuando, como atestigua Él mismo, lo vieron y lo odiaron. En la última, todos verán la salvación de Dios y mirarán al que traspasaron, La intermedia, en cambio, es oculta, y en ella, solo sus elegidos, ven al Señor en lo más íntimo de sí mismos, y así sus almas se salvan a sí mismas y a otras por la que interceden. De manera que en la primera venida del Señor, vino en carne y debilidad, en esta segunda, en espíritu y poder; y, en la última en gloria y majestad.
Para San Bernardo abad, esta venida intermedia es como una senda, por la que se pasa de la primera a la última: En la primera, Cristo fue nuestra redención; en la última aparecerá como nuestra vida; y en esta intermedia, es nuestro descanso y nuestro consuelo.
Por ponerlo más claro: hay dos venidas de Cristo en cuerpo y espíritu, visible; esa otra venida intermedia son los Sacramentos, en particular la Eucaristía. No es, por tanto, equiparable a las otras dos. Por eso, para no confundir, la Iglesia, muy sabiamente, llama Eucaristía a la Eucaristía, Misa a la Misa, Sacramentos a los Sacramentos y Venidas a las venidas en cuerpo y Espíritu.
EliminarAcá también miran a los demas por encima del hombro, cuando se termina la misa de la tarde (la misa de los beatorros, religiosos, rezanderos, buenazos..... según ellos, así tratan los catecumenales a los demás) ellos se disponen a entrar al templo a realizar su euka a puertas cerradas, no dejan que los fieles de la Parroquia terminen su Misa y ya están hechando a fuera a la gente para armar un segundo altar, la soberbia, altivez y orgullo con que ingresan es horrorosa, caminan como pavos reales, siempre para llamar la atención con sus vestidos de noche, sus abrigos de piel, sus corbatas. Es lamentable como los Párrocos permiten que esa secta llegue a las Parroquias a destruir y a sembrar la división y el desconcierto !!
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