Y Carmen descubrió a Jacob (IV)

 

Jesucristo entra en Cafarnaúm en sabbat, sería un día en que se proclaman cinco capítulos del Génesis en que está como centro Sodoma y Gomorra. Y hace lo que en Nazareth, dice: "Hoy se cumple esta palabra que acabáis de oír: ¡ay de ti, Corazín!... esta palabra se cumple en ti hoy, como en Sodoma y Gomorra". Fíjate que no maldice, dice ¡Ay! como un suspiro inmenso de deseo de que se conviertan. Porque Corazín (que está cerca de donde estamos edificando nosotros) era la colina de los tronos y estaba 80 m más alto que Cafarnaúm, además mejor clima y vías de comunicación, y con esa situación miraba a los otros con desdeño, como el Norte puede mirar con desdeño a los del Sur. También Cafarnaúm era un sitio de mucho tráfico por la vía del mar y miraban con desdeño a los demás. Y no aceptaban la inmigración de los otros.

No me quiero meter mucho en esto, solamente daros pinceladas para deciros que es interesantísimo e importante para el Cristianismo sumergir el Evangelio en la revelación que el Señor ha tenido. A Israel no lo ha eliminado Dios, es el olivo verdadero como dirá San Pablo. Lo tiene Dios ahí y no es que la Iglesia ha sustituido a Israel; están los dos y tienen su función los dos, Israel y la Iglesia en el misterio inmenso de la revelación de Dios a las naciones y al mundo entero. Para conocer nuestros Evangelios y a Jesucristo -que era un judío- hay que entrar en el ambiente de ellos para saber verdaderamente qué nos dice hoy la Palabra de Dios, y que Dios existe realmente porque se ha manifestado con su Palabra y, en medio de este planeta, en su geografía, que todo tiene un sentido enorme, que no es un mito, sino que hay una historia inmensa con su geografía y con todo.

No sé por qué me he metido en este follón, porque lo que os quería decir es que con la pierna y con este desierto, que he tenido tiempo para escrutar las Escrituras, el Señor me ha llevado a una figura muy importante -que es de lo que quería Kiko que yo hablara aquí-, que hemos hablado en las otras convivencias: es un señor que se llama JACOB.

¡Por fin! Quince cuartillas de nada y ya ha centrado el foco.

Este señor que se llama Jacob es muy importante, importantísimo, porque es el padre de las doce tribus y es Israel. Pero antes se llama Jacob. Os voy a recordar algunas cosas que os van a servir mucho porque se realizará hoy esta palabra en nosotros.

Lo asegura la profetisa Carmen.

Una de las muchas cosas que cayeron en mis manos este verano fue un libro que me mandó un chico de Roma (yo nunca me compro un libro siempre me los traen, no sé por qué) que se titula: "¡Come la Palabra!". Es de un jesuita profesor de la Gregoriana.

El libro se llama Prendi il libro e mangia! 1. Dalla creazione alla Terra Promessa. Y los autores son ROSSI DE GASPERIS Francesco y CARFAGNA Antonella.

El chico que me lo mandó y me lo dedicó dice: es mi director espiritual. Empecé a ojearlo por el principio y pensé que era un rollo, pero luego llegué un capítulo, que es el de Jacob, y me gustó muchísimo; se lo di también a Claudiano y a los que estaban conmigo de vacaciones y a todos les pareció maravilloso. En estas convivencias que hemos tenido he hablado mucho de Jacob porque es muy interesante. Esta noche Lucio y Mª José me lo han traducido al español, que lo han hecho bastante bien, y si me lo permite Kiko Argüello voy a leer algunos párrafos antes de proclamar la Palabra. Porque yo creía toda mi vida que conocía muy bien Jacob, que lo sabía todo de Jacob. Tanto es así que en mi juventud, que me fui  aIsrael con otra chica a lo loco (sería el año 62 o 63, que yo he visto a Pablo VI en el 64 allí), como este Jacob me gustaba a mí tantísimo y me maravillaba tanto, me dediqué a buscar el sitio de Betel, que es donde Jacob tiene una visión de ángeles (también es interesante hacerla hoy presente), y como hacíamos todo en autostop no había manera de encontrar este Betel. Ya por fin llegamos a un sitio muy descampado lleno de piedras y parecía que había algunos indicios de que aquello hubiera sido Betel, (Beth en hebraico significa "casa" y El significa Dios, "Casa de Dios") que primero se llamó "luz". Esto es zona conquistada por Israel, pero era zona árabe, y ahora que Israel ha entrado allí digo: ¿cómo es que no han hecho nada para rehacer esto siendo para ellos tan importante Jacob? Y es porque las mismísimas tradiciones hebreas... Sabéis que para ellos la Palabra es como un talismán que tiene 80.000 interpretaciones de luz, y en cada palabra los rabinos, los estudiosos y los sabios de Israel hacen una cantidad de interpretaciones tan grande, siempre en interrogativo, que es lo que hace Jesucristo también porque es la forma hebraica de profundizar. Como hacen los gallegos que les preguntas una cosa y te responden con otra pregunta; ése es el estilo de la investigación hebrea. Dicen ellos que una pregunta vale más que 50 respuestas, te mete en el misterio enorme de todas estas cosas que sobrepasan con mucho la mente, la razón y el sentimiento porque van mucho más allá.

En resumen, que los hebreos no tienen una única interpretación común, sino que cada uno se hace la suya, como los protestantes y los kikos. En cambio, la Iglesia tiene una sola voz, que es la del Espíritu Santo.

Buscando yo en mi juventud este sitio de Jacob me encontré un sitio -hasta hice fotografías y todo- y ahora he visto este verano que ya Israel en todas sus interpretaciones ha situado este sitio de Betel en Jerusalén. Y ésta es la palabra que hemos proclamado en la convivencia con los chicos, porque el Evangelio iba ser que Jesucristo no tenía dónde reclinar la cabeza. Todo esto en el mundo de la revelación de la Palabra tiene mucha importancia. La palabra lugar para Israel es Dios mismo, porque es el lugar donde está todo: el universo, las estrellas, nosotros, todo está en un lugar, el lugar es Dios. Y en la tierra no hay un lugar en que quepa Dios porque Dios es inmenso, ¿qué lugar le podrás hacer tú? Él es el lugar.

Parece la teoría de una materialista atea que niega la existencia del alma y de la vida eterna, porque sucede que el alma no tiene ni necesita un lugar.

Jacob sabéis que es un hombre muy problemático ya desde el principio. Que la historia tiene siempre una línea en que se ve que los planes de Dios superan la razón, entonces encontraréis que todas estas grandes madres de Israel son estériles. Llegamos a una Rebeca que era tan maravillosa, bellísima, que Isaac la quería tanto y era una mujer estéril. Y siempre se verá que la vida, que es el misterio grande, será algo que supera la razón y las posibilidades del hombre. Y esta mujer queda encinta por la oración de Jacob (sic). Y ya en el vientre tenía algo que luchaba, es que tenía dos gemelos Dice en el midrash: "¡Bastaba con uno, hombrel" Dice: ya la superabundancia del don de Dios pone en contradicción nuestros planes.

Y así, como quien no quiere la cosa, mezcla el relato bíblico con un cuento recogido por escrito -no oral- en un midrash.

Sabéis que Jacob tiene que huir y luego tiene que volver. Hoy proclamaremos la vuelta de Jacob. Y en la vuelta, Jacob tiene una lucha. Vamos a ver el contexto en que está esta palabra, que es del Génesis, que es Palabra de Dios, mucho más que las Escrituras, por eso las Escrituras se quedan muertas si no están rodeadas de todo con lo que Dios se ha manifestado, como es ver cómo celebran ellos esta palabra, cómo la han interpretado través de lo que se llama la tradición viva.

Ya está desprestigiando al Cristianismo en favor de una “tradición viva” que solo es un reino de taifas en el que cada cual se monta la interpretación que le peta.

Repito una cosa que dice Bouyer: nosotros mismos a los Protestantes los llamamos protestantes porque miran las Escrituras sin la Tradición de la Iglesia. Esto lo decimos nosotros muy bien en las catequesis, que Farnés pone esta línea que es un esqueleto sin todo el contorno del corazón, de nervios y de todo, que es la vida de la Iglesia que ha vivido esta palabra. Decimos que son protestantes porque leen la Escritura sin la interpretación y sin la vida de la Iglesia: sin los Sacramentos, sin toda la vida litúrgica, sin el Papa, sin los Apóstoles. Pues dice Bouyer: nosotros que decimos esto de los Protestantes, somos en lo que llamamos Antiguo Testamento mucho más protestantes que los protestantes mismos, porque cogemos este Libro sin la tradición hebraica, por eso no acabamos de entender las cosas.

No es así. Lo que pasa es que no hay una tradición hebrea, sino cientos. Incompatibles unas con otras, además.