Capones de Juan Pablo II al Camino Neocatecumenal

 

En el año 1983 acabó el Camino la primera comunidad de Roma.

Esa comunidad había empezado allá por 1968, es decir, solo tardaron quince años; lo que implica que iba a un ritmo de paso por año. No como ahora, que todo se eterniza y hay fusiones, refusiones y confusiones, y no hay forma de avanzar.

Propaganda de la parroquia San Maximiliano Kolbe en Rivas, Madrid.

A lo que voy. El caso es que unos meses antes del acontecimiento de la primera comunidad tunicada del universo, el Papa Juan Pablo II recibió en audiencia a un grupo de neocatecumenales.

Ya se sabe que todos los neocatecumenales aseguran que Juan Pablo estaba con ellos -no ellos con el Papa, sino al revés, son así de humildes-. Bueno, el discurso puede leerse aquí y lo siguiente son algunos de los párrafos más sabrosos de dicho encuentro, párrafos en los que el Santo Padre les da una serie de toques y llamadas de atención -año 1983, no se olvide- que son para hacer enrojecer a los destinatarios. En concreto, el Papa reclama de ellos:

 

1.     Sujeción de la labor neocatecumenal al episcopado

«Conozco el tesón de vuestras comunidades en la laudable obra de la catequesis. En estos años las Conferencias Episcopales han intensificado los esfuerzos en dicho campo de importancia excepcional para la misma vida del pueblo de Dios. Seguid los métodos, indicaciones, itinerarios v textos ofrecidos por los Episcopados e igualmente ejerced el ministerio de la catequesis dentro de la comunión y disciplina eclesial...».

No se puede decir más claro que es la Iglesia la que manda, no el guía de las Rocosas.

 

2. Necesidad de formación de los catequistas

«De ahí la necesidad de un trabajo constante y serio de profundización personal y comunitaria de la Palabra de Dios y de las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia, incluso asistiendo a cursos teológicos y bíblicos serios. Esta tarea de estudio y reflexión resulta aún más urgente para quien tiene el deber de alimentar a sus hermanos con alimento espiritual sólido por estar desplegando función de catequista».

En otras palabras, el Papa deja claro que las charlitas de Kiko no convalidan como curso serio.

 

3. Peligro de abandono de los deberes de la vida laical

«A lo largo de vuestro itinerario espiritual procurad armonizar las exigencias 'catecumenales' con el compromiso de la entrega debida a los hermanos, familia y deberes profesionales y sociales».

Si ni así quieren entender que el Camino jamás debe ser lo primero…

 

4.     Peligro del aislamiento

 Sobre todo no caigáis en la tentación de encerraros en vosotros mismos, aislándoos de la vida de la comunidad parroquial y diocesana, pues sólo insertándose activamente en estos organismos más amplios pueden cobrar autenticidad y eficacia vuestras actividades apostólicas».

Bien claro dice el Papa que ninguna iniciativa misionera puede prosperar de espaldas a la vida de la parroquia y de la diócesis. 

 

5.     Fidelidad debida a las normas jurídicas y litúrgicas de la Iglesia

«No quiero terminar estas reflexiones sin recordaros a vosotros y a las comunidades a quienes representáis, lo que dije hace poco en la presentación oficial del nuevo Código de derecho canónico: el cristiano debe preparar el ánimo a acogerlo y ponerlo en práctica. Las leyes son don generoso de Dios y observarlas es sabiduría verdadera. El derecho de la Iglesia es medio, ayuda e incluso protección para mantenerse en comunión con el Señor. Por tanto, las normas jurídicas e igualmente las litúrgicas deben observarse sin negligencias u omisiones. Estoy seguro de que vuestras comunidades, enardecidas por el afán de distinguirse en la celebración del Bautismo, la Eucaristía y la Penitencia, querrán caracterizarse también por este afán de fidelidad a la disciplina general bajo la guía de la Iglesia».

Sucede que en ese entonces ya habían surgido los primeros problemas para encajar al Camino Neocatecumenal como un grupo más de los muchos que hay y ha habido, así que parece obvio que el Papa les estaba sugiriendo que se dejasen de particularidades y ombliguismos y asumiesen que eran un movimiento más.

Sabido es que eso no sucedió.

Es más, después de comprobar que en 1996 Kiko trató de infiltrarse en todas las parroquias romanas y ponerlas al servicio de sus ideas, y que en 1998 descubre que lo que hay que hacer es cambiar la razón de ser de las parroquias: convertirlas en lugares de reunión, cotilleo y murmuración para el pueblo, no me sorprende que en 2002, cuando consigue la aprobación ad experimentum de los estatutos, se negase a ser una asociación o un movimiento.

Porque una asociación no es la parroquia, un movimiento no es la parroquia, y el CNC quiere ser las parroquias. Es más quiere ser una Iglesia. Y, por supuesto, no tiene el menor reparo en quitarle a la Iglesia Católica cuanto pueda: recursos, locales, sacerdotes, almas…, para montarse su chiringuito privado.

Pero de cara a la galería hay que dar otra imagen. En su propaganda jamás falta lo de “al servicio de la parroquia” o “al servicio de los obispos en las parroquias”. Saben lo que se les ha pedido desde el principio, saben lo que tendrían que ser: un instrumento del obispo. Pero sabiéndolo optan por servir solo a un buey que fuma hierba, como diría Malinche.