Diarrea por vía bucal (IV)

 

Y Cristo que ofrece su vida por todos los hombres de la Tierra, resucita como el primero que ya nace de una nueva creación, sin la muerte, vencedor de la muerte, ya no hay muerte para Él, primogénito de una nueva humanidad. El primer Adán nos condenó a muerte a todos, el segundo Adán, Cristo, ya no hay muerte. 

Balneum diem en Kikónides

 Los primitivos cristianos consideraban el día más feliz de su vida el día de su muerte, lo llamaban dies natalis, porque era el día del encuentro con Jesucristo. Ahí tenéis.

Debe ser que ha usado la bola de cristal para saber eso, porque lo que saben los historiadores, que son unos pobrecillos que tratan de suplir con mucho estudio la carencia de visión kikótica, es que allá cuando las primeras persecuciones de cristianos, se apuntaba junto al nombre del mártir la fecha de su martirio, que era llamada dies natalis porque esa persona había muerto por no negar a Cristo. A esos, a los mártires de Cristo, es a quienes se les imputaba como dies natalis la fecha de su muerte. Y nadie dejó escrito si estaban o no felices como castañuelas antes de dar la vida.

Así la iglesia de oriente canta la muerte de un cristiano como la de la Virgen: muere la Virgen e inmediatamente viene Cristo y coge su alma y se la lleva con Él al cielo. Y después se llevó también su cuerpo -ahí está la Ascensión del cuerpo de María-. Así piensa la Iglesia, los cristianos que tienen fe.

En el Camino, muchos hermanos mueren como santos. La comunidad se reúne mientras está con cáncer, muy grave, y cantan con él y rezan salmos y cuando ya se va a morir vienen unos hermanos en torno y cantan el credo, y mueren los hermanos mientas que toda la comunidad con él cantan el credo, y en ese momento -que están cantando el credo- aparece Cristo -nosotros no lo vemos- aparece Cristo y se lo lleva con Él, porque morir es con mucho lo mejor, porque morir es ir con Cristo, dice San Pablo y eso es palabra de Dios.

Otra prueba de la visión extra-sideral del muy sensible, que no solo puede juzgar que tantos hermanos mueren como santos, sino que también puede asegurar el momento preciso en que Cristo viene a por el alma del santo finado.

Cuando ha muerto Jesús Serrat, que yo acudí y le puse unas letras, dije: Querido Jesús -estaba su cadáver allí-, tú estás en lo mejor y nosotros todos estamos en lo peor. Esperamos también pronto estar nosotros en lo mejor… Tú no quieres morir, ¿verdad que no? Porque eres un necio y no tienes fe. No tenemos fe, no somos cristianos verdaderamente. La fe cristiana es el Espíritu Santo en nosotros, la vida divina en nosotros.

Pues bien que se apresuraron tanto Kiko como Pezzi a hacerse ingresar cuando pasaron la covid. No sé, pero si tantas ganas tienen de morir, mejor que se hubieran quedado en casa en lugar de ocupar una cama de hospital.

Bueno, pues el kerigma dice así: que Jesucristo no solamente ha muerto por ti, por tus pecados, para que tú puedas tener una vida y el perdón de todos tus pecados y puedas recibir una nueva naturaleza que te libera de la esclavitud a las concupiscencias de la carne y te permite ser libre de mentir, de fornicar, de ver pornografía, de robar, de ser avaro. ¡Libre! Te libera de la esclavitud a las concupiscencias de la carne en las que has sido sumergido por la actuación en ti del pecado original. El pecado original ha destruido en nosotros el concepto nuestro profundo del hombre que es el concepto de persona. Persona.

No es verdad. El pecado original mancha, pero no puede destruir nuestra naturaleza, que es la de ser imagen y semejanza del Creador.

En griego, he dicho alguna otra vez, prosopon significa eso: persona. Es la máscara del teatro. En un teatro se da el ser a un actor cuando el director dice: “tú harás de princesa”. Tú serás. Le da el ser de princesa, y tú harás de príncipe, y tú harás de soldado. Le da el ser: ser soldado, ser princesa, etcétera.

Punto 1. Hay que ser persona para poder ser personaje. Kiko el tahúr te va a presentar un juego de prestidigitación según el cual si no tienes personaje que representar no eres persona. Mentira. Es justo al revés, porque eres persona puedes ser personaje, pero no al revés.

Punto 2. Nadie te puede quitar el ser persona porque a todos se nos ha dado el ser hijos de Dios. Y Dios no nos ha repudiado, luego seguimos siéndolo, pese al pecado.

La raíz de la palabra persona es la misma que personaje de una obra de teatro, pero el demonio ha dicho a nuestros padres que no hay ningún teatro ni hay ninguna obra de teatro ni hay ningún Dios. Y la prueba de que Dios no existe es que los mandamientos, las diez palabras de los mandamientos, están ahí para castrarte: no hagas, no hagas, no forniques, no mientas, porque Dios no quiere que tú te realices como Él en la autonomía moral de decidir por sí mismo lo que es bueno y lo que es malo.

¿No ha dicho el demonio que Dios no existe? En tal caso, no tiene sentido que sostenga que los mandamientos son cosa de un dios que no existe, pero que, sin existir, resulta que tiene miedo de que te realices como él.

 Y así está todo el mundo: cuánta gente, en Murcia, se levanta y hace lo que le da la gana a él, no preguntan a Dios: ¿cuál es tu voluntad, qué tengo que hacer? ¿se lo pregunta en cada momento? ¿qué tiene que comprar en la compra, si tiene que ver a la hija, si tiene que llevarlos al colegio? O se hace las cosas en diálogo-relación con Dios, obedece a Dios en todo momento, vive en Cristo, o cada uno hace lo que le da la gana. Se llama autonomía moral.

El demonio nos invita a ser nosotros dioses de nosotros mismos, a no reconocer otro poder más que yo, mi yo y mi felicidad, y las cosas deben de ser como yo digo: en mi casa, con mis hijos, con mi mujer, en el trabajo, como yo digo, y si no lo paso fatal, porque nunca son las cosas como yo quiero que sean, ni mi mujer es exactamente como yo quiero, ni mis hijos me obedecen como yo quiero, ni tengo el dinero que quiero, ni mi trabajo es como yo quiero. Y así vive todo el mundo ¿verdad?

La tontería es mayúscula. Supongamos un padre neocatecumenal con un hijo adicto a la pornografía, de esos que hay tantos en el CNC. ¿Si el padre lamenta que el hijo no es como él quiere, eso implica que está escuchado al demonio que le invita a ser su propio dios o es simplemente que ningún padre quiere que un hijo suyo sea adicto a nada, ni a la pornografía ni a la kikotina?

Entonces el ser, nuestro ser, el personaje, Dios nos da el ser cuando nos crea y dice yo te amo, existes, yo te doy el ser de existir como hijo mío, se, se tú, Kiko. El demonio nos ha quitado esto del fondo de nuestro ser y si yo no creo en Dios -yo he sido ateo, ¿eh?-, entonces dime una cosa: si Dios no existe, ¿quién soy yo? Ya no soy personaje de ninguna obra, ya no tengo ningún rol, un papel, ¿quién soy yo? ¿quién me ha creado? ¿por qué vivo? ¿para qué vivo? ¿qué tengo que hacer en la vida? He perdido la dimensión más profunda de mi yo, lo que el teólogo Kierkegaard llama la muerte óntica, la muerte del ser.

Pero atención ahora. Los hombres no podemos vivir sin ser, sin ser amados. Un chico tiene que ser querido por sus padres y por los amigos… ¿y si los amigos no le quieren? Quiere ser querido por una novia, por un novio, quiere ser para alguien. Ser para alguien. Mira cuantos chicos se suicidan porque descubren que no son para nadie, que en el fondo le importa un bledo a todos.

Atención. A continuación un cuento kiko en el que el ser sensible por antonomasia escucha lo que cuenta un fantasma:

Recuerdo un chico en Suecia que contó que su padre se había casado tres veces, estaba viviendo ahora con una por ahí, su madre… En Suecia y en Escandinavia ya no existe la familia judeo-cristiana, todos divorciados, todos separados, etcétera, o casi todos.

Ni en Suecia ni en Escandinavia ni en ninguna lugar ni en ningún tiempo ha existido la familia judeo-cristiana. Existe la familia, en Suecia, en Escandinavia y en el mundo.

Y su madre está con otro señor, y se relaciona con ellos porque le mandan dinero, está la universidad, estuvo con una chica primero, después con otra, después… siempre siempre así conviviendo, fornicando, etcétera. Últimamente se ha enamorado de verdad -porque una cosa es fornicar con una chica y otra cosa es enamorarte- y resulta que esta chica le engaña y se va con otro.

Si se va con otro, no le engaña, lo deja y se va, que no es lo mismo.

Y de pronto descubre que en el fondo él no existe para nadie, le importa un bledo a sus padres, a sus amigos, y se pega un tiro y se suicida.

Y después de suicidarse se lo cuenta a Kiko, que como es tan sensible se impresiona mucho con su testimonio fantasmagórico.