Radio Vaticano - publicado el 19/10/17
Homilía de Francisco en Casa Santa Marta sobre la clave del conocimiento y lo que ocurre cuando los pastores la pierden
Que el Señor nos dé memoria de la gratuidad de la salvación, y de la cercanía de Dios y de la concreción de las obras de misericordia que quiere de nosotros, sean materiales o espirituales: así seremos personas que ayudan a «abrir la puerta» a nosotros mismos y a los demás.
Así rezó el Papa en la Misa matutina en Casa Santa Marta el 19 de octubre de 2017. Tomando ocasión del pasaje evangélico del día, en el que los escribas y fariseos se creían justos, y Jesús les hace ver que sólo Dios es justo, Francisco explica por qué los doctores de la ley habían «alejado el conocimiento», con la consecuencia de «no entrar en el Reino de Dios, ni dejar entrar a los demás».
En el CNC no existe la gratuidad, hay bolsas para todo |
Gratuidad de la salvación, la clave del conocimiento
“Este llevarse lejos la capacidad de comprender la revelación de Dios, de comprender el corazón de Dios, de comprender la salvación de Dios -la clave del conocimiento- podemos decir que es un olvido enorme.
Se olvida la gratuidad de la salvación; se olvida la cercanía de Dios y se olvida la misericordia de Dios. Y los que han olvidado la gratuidad de la salvación, la cercanía de Dios y la misericordia de Dios, se han llevado la clave del conocimiento”.
La gratuidad de la salvación invalida cualquier amenaza sobre bendiciones condicionadas a pagar ese impuesto revolucionario llamado diezmo.
Se han «olvidado» la gratuidad. Es «la iniciativa de Dios de salvarnos, y en cambio, se ponen de la parte de la ley»: la salvación -dice el Papa- está allí, para ellos [en la normativa, en la ley, en el cumpliMIENTO], y llegan así a «un montón de normas» que ellos convierten en salvación.
Llegan así a soltar aberraciones tales como que faltar a la comunidad es pekado grave.
Pero así «no reciben la fuerza de la justicia de Dios”.
La ley en cambio debería ser siempre “una respuesta al amor gratuito de Dios”, que ha tomado “la iniciativa” de salvarnos.
¡Aquí solo yo reparto diplomas de salvación! |
La cercanía de Dios
Y, añade Francisco: “cuando se olvida la gratuidad de la salvación se cae, se pierde la clave de la inteligencia de la historia de la salvación”, perdiendo “el sentido de la cercanía de Dios”.
“Para ellos Dios es el que ha hecho la ley. Y este no es el Dios de la revelación. El Dios de la revelación es el Dios que empezó a caminar con nosotros desde Abraham hasta Jesucristo, el Dios que camina con su pueblo. Y cuando se pierde esta relación cercana con el Señor, se cae en esta mentalidad obtusa que cree en la autosuficiencia de la salvación con el cumplimiento de la ley”.
Una mentalidad obtusa que asegura de es la fidelidad a los kikolarres y la escucha ovejuna de kikirikantos la que otorga la salvación.
Cuando falta la cercanía de Dios, cuando falta la oración, subraya el Papa, «no se puede enseñar la doctrina», ni tampoco «hacer teología», mucho menos «teología moral»: Francisco afirma que la teología “se hace de rodillas, siempre cerca de Dios”.
En cambio, los hay que no se arrodillan ante Dios, pero sí ante un burgués.
Y la cercanía del Señor llega “al punto más alto en Jesucristo crucificado”, habiendo sido nosotros “justificados” por la sangre de Cristo, como dice San Pablo.
Por esto, explica el Pontífice, las obras de misericordia “son la piedra de toque del cumplimiento de la ley”, porque se va a tocar la carne de Cristo, “tocar a Cristo que sufre en una persona, tanto corporal como espiritualmente”.
Otros presumen muy ufanos de no dedicarse a las caridades y esas cositas propias de beatorros de misa de 12.
¿Caridad? Quita, quita, donde esté una buena mariscada que se quite todo lo demás |
Sin la clave del conocimiento llega la corrupción
Y también pone en guardia ante el hecho de que, cuando se pierde la clave del conocimiento, se llega también a la «corrupción”.
El Papa piensa también en la “responsabilidad” de los pastores, hoy en la Iglesia: cuando pierden o se llevan “la clave de la inteligencia”, cerrando “la puerta a nosotros y a los demás”.
«En mi país escuché varias veces de párrocos que no bautizaban a los hijos de madres solteras, porque no habían nacido en el matrimonio canónico. Cerraban la puerta, escandalizaban al pueblo de Dios, ¿por qué? Porque el corazón de estos párrocos había perdido la clave del conocimiento». «Sin ir muy lejos en el tiempo y en el espacio, hace tres meses, en un pueblo, en una ciudad, una mamá quería bautizar a su hijo recién nacido. El párroco dijo: ‘Sí, sí. Bautizo al niño. Pero tu marido está divorciado. Que se quede fuera, no puede estar presente en la ceremonia’. Esto sucede hoy. Los fariseos, los doctores de la ley no son cosas de aquellos tiempos, también hoy hay muchos. Por esto es necesario rezar por nosotros los pastores. Rezar, para que no perdamos la clave del conocimiento y no nos cerremos la puerta a nosotros mismos y a la gente que quiere entrar».
Tanta gente quiere entra en la Iglesia y es detenida y retenida por unos que dicen ir en su nombre, pero que impiden la entrada a sí mismos y a los demás porque han perdido la clave.