«Hermanos, pongámonos en esta convivencia en manos de Jesucristo. Dios ha preparado para esta convivencia un tesoro de gracias. Ahora depende de vosotros el acogerlas. Podéis volver a casa llenos de riquezas, contentísimos, felicísimos. Esta convivencia os puede ayudar profundamente; su fruto puede durar por mucho tiempo en vuestra vida».
Este lenguaje es típico y propio de una secta: los dones, las gracias, los milagros que solo están al alcance de los que se mantienen en la secta, de los fieles, de los elegidos; los de fuera no se merecen lo que Dios tiene preparado solo para ellos y solo en las reuniones de ellos.
«Empezamos esta convivencia con la celebración del lucernario, del rito de la luz, este rito antiquísimo que la Iglesia ha conservado en la Vigilia Pascual. Los primeros cristianos, cuando al acabar la luz del sol encendían la primera vela de la noche, lo hacían en homenaje a Cristo resucitado».
La Iglesia no abusa del lucernario, el Camino, sí. En cada paso la misma historia, una y otra vez, la sala oscura y llena de gente que tose. Ese es mi recuerdo de cada lucernario, el aburrimiento de los diez minutos inmóvil y a oscuras, sin hablar, pero escuchando toser a la gente. A mí en nada me ayudaba a hacer silencio interior.
«Estaremos a oscuras durante un breve tiempo. Todos nosotros estábamos a oscuras, en tinieblas».
Esto es un juicio. Kiko debería hablar por sí mismo, no por los demás. Quizá quiera decir que para permanecer en la comunidad hay que estar en tinieblas, de otro modo Dios actúa y rescata al captado.
«Quizá todavía algunos de vosotros estáis en las tinieblas, porque es posible que el demonio os haya cegado de nuevo. ¿Qué es estar en tinieblas? ¡No ver el amor de Dios! ¡Aquellos de vosotros que no veis el amor de Dios en vuestra vida, estáis a oscuras, en las tinieblas, en la oscuridad! Dios es amor, dice S. Juan. Dios es la luz; su amor es luz. El que no ve el amor de Dios en su vida ha entrado en las tinieblas, en el no-ser».
Desde las kikotesis iniciales hasta este paso intermedio del Padre Nuestro pueden trascurrir unos diez años, posiblemente más. Kiko aquí sostiene que una década entera de no sirve para que los neocatecúmenos vean el amor de Dios en su vida. Por eso no duda en declarar que son hijos del demonio (entrada precedente).
En resumen, el kikismo y la kikotina no son eficaces, no sirven.
«Efectivamente, nosotros somos, tenemos el ser, porque Dios nos está amando. Si el demonio te entenebrece, ya no ves en absoluto que tu ser es amor. Por eso tanta gente se quita la vida; piensa que la vida es una maldición.
Dice Jesucristo: "La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!" (Mt 6,22-23). Si tienes los ojos viciados, si crees que ves, si lo que tú llamas luz son tinieblas, ¡qué grande debe ser la tiniebla que hay en tu vida! Hay gente que no ve el amor de Dios. Está claro que, si no ves el amor de Dios, tampoco ves el amor del prójimo. Y decidme vosotros: ¿cómo se puede vivir sin el amor al prójimo? Vivir en la tiniebla es durísimo; se sufre terriblemente».
¿Cómo se puede vivir viendo siempre en el otro al enemigo, al que te destruye? ¿Cómo se puede vivir si Kiko te convence de que para ti es imposible amar al cónyuge ni a los hijos? ¿Cómo se puede vivir si compras la monserga kika de que tú no amas a nadie porque no puedes amar, pero que te crees que amas porque estás alienado?
«Todos nosotros estábamos así, pero un día llegó la luz a nuestra vida, una luz débil, frágil, pequeña, humilde, como la del cirio. La luz, que es Cristo resucitado de la muerte, empezó a iluminarnos, a iluminar nuestra vida, a mostrarnos a los hermanos, al prójimo y a hacer que nos diésemos cuenta de que vivíamos con los demás».
La luz es Cristo, no es el CNC ni la comunidad ni Kiko ni Carmen. Piensa bien a quien adoras, si a Dios o a un instrumento inútil, porque Kiko va a intentar venderte en el siguiente párrafo que a quien se lo debes todo es al Camino.
«Quizá solo él día que muráis veréis hasta qué punto ha sido importante para vosotros este Camino. Ahora algunos ni siquiera os dais cuenta. Por amor a vosotros, Dios ha cogido a Carmen y a mí, nos ha "desviado" de hacer otras cosas, de dedicarnos a nuestra vida, para dedicarnos a vosotros, a quienes ni siquiera conocíamos, sin que nos paguéis nada, sin ningún contrato. Dios tiene para cada uno de vosotros un designio maravilloso de amor, que vosotros podéis frustrar, porque sois libres».
Pretender que la salvación viene del grupo es muy de sectas. Esa es la arenga de Kiko, que todos se lo deben todo al Camino. Y el que rechace este discurso como idólatra, recibirá el cariñoso apelativo de necio y será acusado de frustrar el designio de Dios, lo que también es argumento típico sectario.
«Hermanos, ahora, mientras estemos a oscuras, pensemos en las tinieblas de nuestra vida; y luego acojamos la luz, a Cristo mismo, que viene a nosotros. Él viene en esta convivencia a destruir nuestras tinieblas, a mostrarnos su amor.
De pie».
Insisto en que una reunión kika no tiene ningún aura mágica especial para que Dios actúe con más facilidad, por más que lo diga Kiko.
Y aquí se insertaría el rito de la luz que me voy a saltar.
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