Se interrumpe la “retransmisión” de la reunión de inicio de curso para dejar constancia del grado de alienación e ignorancia de algunos neocatecúmenos.
Sabréis lo que ha pasado en Valencia (España) estos días: hubo una enorme tormenta y se inundaron pueblos y ciudades. Más de doscientos muertos, todavía buscan desaparecidos, gente que lo ha perdido todo, incalculables daños materiales… Y ha placido a Dios que la reunión anual de transmisión del rollete kikil a los neocatecumenales levantinos coincida con todo esto.
Algunos comentaristas lo mencionaron en otra entrada: la consigna que han recibido los kikotistas levantinos ha sido la de anteponer las cosas del gueto a todo lo demás. El gueto es lo primero ahora y siempre.
Si el kikotista ha tenido la fortuna de salir indemne del temporal, su obligación, para no incurrir en pecado grave, es acudir a la reunión proyectada para dar gracias, porque darlas en la intimidad del hogar, sin que se entere nadie más que Dios, es lo que hacen los religiosos de misa de 12.
Pero si se ha visto afectado en su familia, sus amistades, sus bienes o su trabajo, con mayor razón su obligación kikil es dejarlo todo para acudir a la reunión del gueto, no solo por no incurrir en pecado grave, sino también para que los kikotistas le iluminen qué ha querido decirle diosito con esta catástrofe, porque en Kikónides diosito no se toma la molestia de dirigirse personalmente a la plebe, sino que lo hace a través de los kikotistas, que son más peores y más últimos que nadie.
Total. En un hecho concreto de clarísimo desinterés por sus conciudadanos que evidencia falta de amor y de unidad, los neocatecumenales han corrido a calentar silla en algún hotel o sala de usos múltiples como la de San Pedro del Pinatar. Y al ser denunciado su comportamiento en este blog, un kikacérrimo se apresuró a dejar un comentario en el que demuestra a partes iguales su ignorancia y su alienación.
Porque la kikotina daña seriamente las neuronas, se ha dicho muchas veces y el siguiente comentario lo acredita:
Pasar de ayudar por ir a un akikolarre nada tiene que ver con la Liturgia de la Iglesia. Pero los kikokúmenos con daño neuronal severo por adición a la kikotina no tienen ni idea de lo que es Liturgia ni mucho menos de lo que es la Iglesia.
A las palabras concretas me remito.
Y sinceramente, habida
cuenta de que los que consideran prioritario calentar
sillas en un akikolarre han de ir con la cartera llena para vaciarla en las
bolsas que se pasen, dudo mucho que sean numerosos aquellos a quienes aun así les
llega para donaciones antes acudir presurosos a la voz de su amo. Y en cuanto a su presunta participación en labores de rescate, limpieza o acompañamiento, solo se puede asegurar que lo disimulan mucho, puesto que encerrados en una sala de usos múltiples durante tres días no se puede colaborar en esas labores.