Casi hace 20 años que se publicó la carta de la Congregación para el Culto Divino con las decisiones del Santo Padre Benedicto XVI, escritas en negro sobre blanco por el prefecto de la Congregación, que en ese tiempo era el cardenal Francis Arinze (un negro de Nigeria, en palabras de uno muy sensible).
La carta tiene fecha del 1 de diciembre de 2005 y su contenido había sido adelantado al triunvirato Kiko-Carmen-Pezzi el 19 de noviembre de 2005 en la primera audiencia privada que Benedicto XVI concedió a los iniciadores del CNC.
La carta es parte integrante del artículo 13 del estatuto del Camino (artículo que trata de la celebración de la Eucaristía conforme a los libros litúrgicos, sin añadidos ni omisiones) y nunca ha sido "sustituida" ni "abolida", porque para ello se necesita un acto jurídico equivalente (otro decreto escrito de decisiones del Santo Padre que explícitamente modificara o derogara lo acordado previamente, firmado por el Papa o por el dicasterio que se ocupa de la liturgia).
En consecuencia, los neocatecumenales todavía hoy desobedecen al Papa, a la Iglesia, a los documentos litúrgicos y a su propio estatuto.
Es interesante que aunque la carta es del 1 de diciembre, su contenido no trascendió hasta que el periodista vaticanista Andrea Tornielli escribió un artículo en Il Giornale hacia el 21 de diciembre de 2005.
El inefable Giuseppe Gennarini, el adulto responsable del CNC en EE.UU., se apresuró a negar lo dicho por el periodista, no solo respecto al contenido sino incluso la existencia de la carta. Pero por pura casualidad, la publicación de la iracunda respuesta de Gennarini coincidió con la publicación de la carta por parte del periodista Magister.
Lejos de reconocer su error, Gennarini siguió repartiendo explicaciones sobre que la carta, que existía y era auténtica, era un reconocimiento al CNC, jamás una corrección ni mucho menos una orden que obedecer.
En un escrito dirigido al apologista americano Jimmy Akin, Gennarini resume en cuatro puntos la interpretación que el Camino Neocatecumenal da a las disposiciones vaticanas expresadas en la famosa carta. Dichos cuatro puntos son un compendio de mentiras:
«1. Se trata de una carta privada cuyo contenido real solo conocen el cardenal Arinze, Kiko Argüello, Carmen Hernández y el padre Mario Pezzi. Cualquier uso de un documento privado para imponer una política pública es completamente ilegítimo e impropio.
2. Si alguna de las personas mencionadas anteriormente confirmara que el contenido de esta carta es auténtico, esto no cambiaría su naturaleza de instrumentum laboris (instrumento de trabajo) confidencial e interno. Considerar esta carta como si tuviera fuerza normativa sería como si consideráramos el Instrumentum Laboris del Sínodo sobre la Eucaristía como el Documento final del Sínodo.
3. El iter establecido por la Santa Sede sobre el Camino Neocatecumenal prevé que cada decisión debe ser aprobada conjuntamente por la Comisión Interdicasterial (Instituto Pontificio para los Laicos, Fe, Liturgia, Clero y Catequesis, Educación Católica). Esta carta es solo un momento de los trabajos de la Interdicasterial.
4. El único documento aprobado conjuntamente hasta ahora son los estatutos, mucho más explícitos que el contenido de la carta. Al final del período ad experimentum todas las cinco Congregaciones emitirán las decisiones oficiales. Lo que es por ahora la norma actual es la confirmación por parte del Santo Padre de la praxis litúrgica del Camino».
Kiko no presenta la carta a sus lugartenientes hasta el 22 de febrero de 2006, diciendo textualmente "el Papa nos da dos años".
El CNC todo lo retuerce y distorsiona, porque lo que se deduce de la carta es la presión para que los errores litúrgicos neocatecumenales sean corregidos antes de concluidos los cinco años de experimentum, antes del establecimiento del estatuto definitivo.
En cambio Kiko dijo "el Papa nos da dos años", con la implicación de que no estaba dispuesto a cambiar ni corregir nada en tanto dispusiera de margen para seguir con una praxis errada y mala.
Ni que
decir tiene que cuando esos "dos años" expiraron el 1 de diciembre de
2007 nada cambió en el Camino. Si acaso, los deseos hacia la salud de Benedicto XVI se hicieron más intensos, nada más.
Y nada cambió una década después, y este año serán diecinueve años de desobediencia.
Cabe señalar que el 17 de enero de 2006 (un mes y medio después de recibir la carta) el trípode Kiko-Carmen-Pezzi respondió por escrito al Papa con el compromiso de restaurar ciertas partes de la Misa que en determinadas "etapas" se suprimían porque a Kiko le salía del bigote (Credo, Gloria, etc.), pero sin intención de corregir la nefanda forma de comulgar en el CNC.