sábado, 11 de enero de 2025

Mundo neocatecumenal (I)

 

No es sorprendente que sea imposible dialogar y razonar con un neocatecumenal, al contrario, es un síntoma del mal que les aqueja: la deformación recibida en la comunidad. 

Una y otra vez, el captado rompe en diálogo con una serie de respuestas-tipo que le han enseñado a emplear como escudo, de tal forma que ni piensa ni razona ni se permite cuestionar la validez de las respuestas memorizadas. No se puede razonar con él porque no responde a lo que se le plantea, sino que pone el contestador kikótico automatizado.

El mecanismo es más fácil de lo que parece. Para que se entienda bien, lo explico con algunos hechos concretos:

Si se trata de hablar con cualquiera de ellos sobre los errores del CNC, el rechazo al diálogo se produce de la mano de la manida teoría de que nadie que no haya hecho todo el recorrido neocatecumenal está capacitado para entenderlo. Lo que implícitamente es un reconocimiento de que nada de lo que hay en el recorrido neocatecumenal tiene que ver con la doctrina de la Iglesia, porque no hace ninguna falta ser de tal o cual grupito para conocer y entender la doctrina de la Iglesia. Es más, es condición indispensable para la fe el conocer aquello en lo que se cree.

Sin embargo, aunque el captado reconozca en su interior que los argumentos del otro son sólidos y consistentes, se aferrará a la mentira de que solo desde dentro se puede entender el CNC, que es como sostener solo un padre sabe lo que es ser padre, en cuyo caso Kiko debería abstenerse de dar instrucciones a las familia, a las chicas, a los presbis...

La segunda barrera, para el caso de que el interlocutor resulte que sí ha estado en el CNC y lo conoce bien y desde dentro, es un juicio peor, porque consiste en achacar las críticas a un engaño del demonio.

Para mí que los engañados por el demonio son los rígidos, los que se niegan a escuchar. Los fariseos de la época de Jesús eran así, tenían tantísimo conocimiento de la torá que no consentían que nadie les corrigiese en nada. 

En resumen, hablar con un neocatecumenal es como hablar con una pared. Se obstinará en sostener sus mantras sin razonar, porque razonar es vicio muy malo en el kikismo, y de paso emitirá unos cuantos juicios contra todo lo de fuera de su gueto para atrincherarse tras ellos, en particular recurren mucho al juicio de que los conocimientos y la razón de los demás son errados, porque todo lo que no sea kikismo es errado para ellos.

Y a continuación sostendrán que quien no está con ellos está contra el Evangelio y contra el mismo Dios, por lo que antes o después serán destruidos. Y se quedan tan panchos.

Porque otra característica del neocatecumenal recalcitrante es su deleite por profetizar males y calamidades al mundo entero y asegurar que solo ellos serán salvos. Muy creído de lo tienen.

La pregunta obvia es por qué, si no son lerdos, están tan ciegos los neocatecumenales; qué componente hay en la kikotina que incapacita a sus adeptos para ver la realidad.

Seguramente haya más de un componente. Pero lo dejo para otras entradas.


1 comentario:

  1. En el mundo neocatecumenal: no hay que cambiar de vida, Dios te quiere pecador.

    El Papa Francisco en la Audiencia Jubilar:
    El Año Santo es una oportunidad para cambiar de vida, para reconsiderar nuestra manera de pensar, para empezar de nuevo, aprendiendo de Jesús y poniendo nuestra esperanza en Dios. Este es también el sentido de la peregrinación jubilar. #AudienciaJubilar

    https://x.com/Pontifex_es/status/1878056766422069659

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Antes de comentar, recuerda que tú eres el último y el peor de todos, y que el otro es Cristo.