viernes, 5 de julio de 2024

Testimonio de Curra

 


Testimonio de Curra

Curra (nombre ficticio) dice: «Conocí el movimiento neocatecumenal a través de una compañera de clase que conocía mi historia familiar de violencia por parte de mi padre, incluida violencia sexual, contra sus hijos y contra mi madre. Yo era una adolescente herida y me impactó el anuncio del CN: era 1982.

En el movimiento había gente de todas las edades, casi todos marcados por el sufrimiento. Las catequesis son muy alentadoras y al principio todo está bien: la entrega del kerygma, la luz, todo lo bello. Luego, después de unos tres o cuatro años, llega el segundo escrutinio. Aquí es donde comienza la violencia psicológica, patrimonial y física. Una o dos veces a la semana en el salón parroquial se realizan los "escrutinios", necesarios para acceder a la siguiente etapa.

En el centro de la sala está el presbítero, los catequistas, una cruz y todos están sentados en círculo. La persona para escrutar se elige por sorteo y se sienta a la izquierda de la cruz, frente a los escrutadores, como en un tribunal de justicia. Luego se le hace prometer que dirá la verdad mientras aferra la cruz con la mano. Puede durar unas dos horas por persona.

Nunca había confesado los abusos que sufrí por parte de mi padre y me vi obligada a hablar de ello, porque tenía que mostrar cuál era mi cruz. Una experiencia devastadora. Ni siquiera había ido nunca a un psicólogo. Si no dices cuál es tu cruz, no podrás avanzar en el camino.

Luego hicieron levantarse a mi marido, que era consciente del abuso que sufrí, y le preguntaron cómo me comportaba desde el punto de vista sexual. Mi marido -cero empatía, -3 en comprensión y -10 en pudor- revela que hay problemas y que las relaciones que tenemos no son satisfactorias para él.

Presbítero y catequistas me ordenan perdonar a mi padre, sostienen que yo he suplantado a Dios al juzgar el pecado de mi padre; además he de pedirle perdón a mi marido por no entregarme a él -pero él no tiene que pedir perdón por nada-. Tengo que levantarme por la noche y orar para recibir la gracia de arrodillarme ante mi padre para pedir perdón. Me ordenan ayunar. Luego comienza el juicio de los hermanos que dan su opinión y apoyan a mi marido. Te sientes pecador y culpable y quien está contigo no te ayuda, sino que te condena. Cuando regresé quise suicidarme, estaba esperando a mi cuarta hija.

Me vi obligada a ir a las casas a evangelizar (reditio symboli) con una frase dispuesta por los catequistas especialmente para mí: "Fui violada por mi papá, pero Dios me ama".

También está la reditio symboli, en la que en la misa, después de la homilía del presbítero, uno se ve obligado a contar su experiencia.

Como se ve, el camino está lleno de misoginia: los hombres se fortalecen, las mujeres son víctimas: la anticoncepción está prohibida, incluso con métodos naturales (hay que estar abiertos a la vida). Las mujeres jóvenes solteras son invitadas a casarse sin perder el tiempo o bien se las envía al convento para no caer en pecado. Muchos matrimonios son arreglados y fuente de gran dolor: se recomienda no casarse con alguien que esté fuera del Camino Neocatecumenal. En el matrimonio, la mujer no puede negarse a tener relaciones sexuales con su marido y ausentarse sin él durante más de 15 días precisamente para garantizar el desempeño sexual. Hay una enorme interferencia en la vida matrimonial.

En el movimiento, las mujeres son concebidas al servicio de los hombres: se les invita a no trabajar para cuidar mejor de la familia o a dimitir si ya trabajan, y la gestión económica está encomendada al hombre. Durante los escrutinios una de las preguntas que se hace a los hombres es si las esposas son buenas amas de casa (“La mujer es responsable de la felicidad del hombre”).

En uno de los embarazos estuve en coma durante 22 semanas y la comunidad se apoderó de la casa, apartando a mi familia de la gestión de ésta. Con mi cuarto embarazo ningún ginecólogo quiso atenderme, pero en la comunidad me animaron a seguir porque “Dios te sostiene” y me mandaron con un ginecólogo del Camino.

Me preguntaban continuamente si había pedido perdón y si me sometía a mi marido. Esto empezó a limitar mi presencia porque ya no podía obedecer. Me convocaban y aguanté de todo: visitas en casa a cualquier hora, de improviso. También sufrí aislamiento, un aislamiento enjuiciador que me impedía hablar con quienes habían sido amigos dentro del grupo y que ahora estaban en mi contra.

Dejé la comunidad y me separé de mi marido, casi al mismo tiempo.

Después de la separación, para decidir sobre la adopción de mi última hija, la comunidad testificó contra mí ante el tribunal: mi marido robó mis diarios y los entregó a la comunidad, quienes los sacaron de contexto y los hicieron leer en el juicio. Mis compañeros de trabajo neocatecumenales también se volvieron contra mí: durante dos años no pude salir de casa. Me ayudó un centro contra la violencia».

7 comentarios:

  1. Exactamente así es. Y si no quieres hablar es porque tienes algo que esconder. Como dice un hermano kiko "lo que sale a la luz se cura". Mentira. No se cura y encima te hace cautivo de la sekta.

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    1. El problema de fondo en mi opinión es que entramos en la misma tipología de debate, obligar no obligan, es una secta y ninguna secta destructiva salvo casos muy raros le pone una pistola en el pecho a nadie para que done todos sus bienes ni explique sus intimidades.
      Es más peligroso aún que una secta destructiva convencional, pq lo anterior no está dentro de la iglesia católica, pero ellos son iglesia católica, sus convivencias, ruedas y eventos pasan dentro de las parroquias o dentro de hoteles que son conventos o que pertenecen al clero católico, no pasan en un local privado o en una casa privada, salvo la preparación de las palabras, pero las palabras, moniciones, ambientales y todo ese rollo, pasan en parroquias y lugares controlados por la iglesia católica

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    2. Hay muchas formas de obligar que no pasan por sacar la pistola. Por ejemplo, Hacienda nunca envía pistoleros, pero es una obligación anual. Los manipuladores no emplean pistolas, por lo usual, pero inducen a sus víctimas a hacer lo que no quieren.

      En cuanto al "control" de la Iglesia Católica, no sé que es peor, si pensar que sí controlan y no hacen nada o, por el contrario, lamentar que no sean capaces de controlar lo que amparan.

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    3. En mi humilde opinión saben perfectamente lo que hay, si no hacen nada es pq no quieren.
      Unos pecan por omisión y otros por activa.
      Claro que no sabes que es peor, pq si son estos impresentables los que supuestamente nos dan sacramentales...

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  2. Matrimonios han llegado a ventilar en público (para obedecer y darle gusto a sus catequistas) en las convivencias situaciones bochornosas e íntimas, sexuales y hasta de infidelidad, destruyendo la intimidad del matrimonio y quedando peor que antes, llegando hasta la separación, esta gente a enseñado que las diferencias no se arreglan en casa si no en público en la comunidad ¡espantoso!. Qué más errores esparcira la secta camino neocatecumenal?

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  3. Me ha impresionado mucho este testimonio. No entiendo como la Iglesia mira para otro lado, quizás estás víctimas también tengan derecho a ser resarcidas de algún modo.

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    1. Para mí lo peor ya no es que miren para a otro lado cuando saben perfectamente lo que pasa, lo peor es que pretendas "santificar" a sus fundadores, como en el caso de Carmen con mentiras y heroicidades que nunca tuvo.
      Por qué??...bien pienso que es por corrupción; las altas esferas están corrompidas principalmente por el dinero y dinero es lo que suele aportar, de un modo u otro, el Kkamino, aunque cada vez menos.

      Lázaro

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