En la primera entrada dedicada al tostón publicitario de temporada, dejé constancia de que "dar una palabra" no está al alcance de cualquiera, y anuncié que tenía un ejemplo estupendo de lo que se entiende en Kikónides por "dar una palabra al hermano".
Aquí está.
Imaginaos que alguien le escribiera a Kiko lo siguiente:
«Perdóname, hermano Kiko, pero te ciega el odio y la división. Por buscar "proteger tu interés" destruyes a la Iglesia, al cuerpo del Señor. Ten cuidado hermano, porque Dios ama a su Iglesia, y si estás contra ella, estás contra Él. Te puede el Señor destruir, por amor a tí (sic), para que seas curado de la demoníaca división. No sólo contra los hermanos de la misa de 12, sino contra cualquier otro carisma o realidad que no se ajuste a tus intereses o idolatrías.
La Liturgia es Santa, es comunión. La división, la calumnia, son de Satanás, y quienes dividen y crean discordias, hacen las obras del demonio. Ánimo. No te das cuenta de lo que haces. Pero Dios te perdona si te conviertes.
Amad a vuestros enemigos.
Un abrazo.
Tus mamotretos están cargados de sentimientos anticristianos. Es horroroso. Más allá de las posturas, ideas, gustos, argumentos, etc. esto no viene de Dios sino del demonio, que todo lo destruye, especialmente la comunión. Que terrible que surjan este tipo de cosas, en un ambiente relacionado a Cristo. Esto parece diabólico. Me da miedo y pena el CNC».
Pues algo así pero contra mí recibí el Jueves
Santo, y no una, sino siete veces. Y es que así son los adictos a la kikotina, solo sale de ellos maledicencia, juicios, amenazas de destrucción, rabia...
No sé si el autor sentiría la inspiración antes o después del espectáculo neocatecumenal del lavatorio, lo que tengo claro es que por los frutos se reconoce al árbol.
Así que aquí va otro argumento a tener en cuenta en la presunta beatitud de categoría superior de Carmen: quienes experimentan lo que ella y el otro iniciador venden, desarrollan la maledicencia. Si el Arzobispado de Madrid estuviese interesado, en el log del blog hay miles de demostraciones (hechos concretos) del proceder maledicente de los neocatecumenales.
Y al que me escribió, si lee esto, le dedico esta despedida: La paz, hermano, que te hace mucha falta.
No me extraña que un kiko escriba eso y cualquier otra bestialidad que se le ocurra. La kikotina termina provocando esos severos desajustes psiquiátricos y ese odio contra quien no se inclina ante el becerro de kikónides.
ResponderEliminarMe da miedo el diosito de los neocatecumenales, no es el Dios salvador, padre y redentor de los cristianos, es un dios siempre dispuesto a destruir al que le caiga mal al kikillo de turno... o eso pretenden los akikados.
ResponderEliminarEl CNC se cree la "Iglesia", por eso le dicen "la Iglesia paralela". No aportan nada o muy poco a la Iglesia como tal, como los puercos se alimentan ellos y su grupito. La renovación carismatica practica las obras de misericordia, los cursillistas también, el Opus al menos ayuda a estudiantes extranjeros sin necesidad de reclutarlos. Estos Kikones no hacen un carajo excepto adularse y criticarse entre ellos so pretexto de que son "humildes". Se autonombran santos y están lejos de serlo. Gracias al Señor dejé ese engaño. Parecen masones con tendencias protestantes. Hablan más de Kiko que de Jesucristo. Increíble que la Iglesia Católica acepte ese grupo tan moralista y heretico.
ResponderEliminar