sábado, 20 de abril de 2024

Anuncio publicitario. Pascua 2024 (V)

 

Prosiguiendo con las habituales incoherencias, después de asegurar que la ley natural está inscrita en la naturaleza humana, Kiko sostiene que, sin embargo, es difícil distinguir a Dios del demonio, salvo para él, que da la receta infalible:

«El demonio es muy inteligente y nos habla revestido de luz. Es difícil descubrir cuándo es el demonio hablándonos y cuándo es Dios. San Ignacio de Loyola dice que el discernimiento es muy difícil, porque el demonio es muy astuto. La Escritura dice que "el demonio siempre te adula" y que "quien te adula es tu enemigo". ¿Qué adulación usa el demonio? ¿Qué palabra del demonio nos gusta escuchar? Cada vez que el demonio te habla te lleva a juzgar al otro. ¿Quieres saber cuándo te habla el demonio? Cada vez has juzgado a los demás: porque un encuentro con Jesucristo nunca te lleva a juzgar a los demás».

Las citas, como es usual, son falsas.

«Porque el demonio te dice: -Tú tienes razón: tu mujer no te ama; tienes razón; aquí nadie te obedece; tu vice párroco no te obedece, nadie te hace caso; no te aman, no te pagan... El Obispo no te tiene en consideración, etc.

Comprended cómo el demonio te ha llevado inmediatamente a juzgar a la comunidad, al Obispo, al vice párroco. Te ha adulado, te ha dicho que tienes razón, que nadie te ama, que estás solo, que nadie te defiende, que nadie te comprende. En el fondo, te ha dicho que eres dios y, como eres dios, deben amarte y no te aman lo suficiente: a ti se te debe comprensión y no se te comprende lo suficiente, a ti se te debe respeto y no se te respeta lo suficiente, ¿verdad? Si tú o yo aceptamos esta catequesis del demonio estamos perdidos, destruidos».

El argumento es tan insostenible que solo es apto para gente muy inmadura, incapaz de razonar, porque si el demonio te convenciera de que tú eres Dios, entonces ni te sorprendería que no te entendieran ni necesitarías el amor de nadie, al contrario, serías capaz de amar al enemigo... salvo que seas el diosito de Kiko, que deja mucho que desear. El demonio no te dice que tú eres Dios, lo que te dice es que no aguantes las injusticias del prójimo. Y además hace que solo veas defectos en el otro, que no por casualidad, es lo que le pasa a Kiko, que siempre se fija solo en lo malo y nunca en lo bueno:

«Cuando Jesucristo habla me llama a la conversión, me dice que soy un pecador, y esto no me gusta y no quiero oírlo».

Cuando Jesús habla a la mujer adúltera no le echa en cara su pecado, cuando habla con el ciego de nacimiento no le imputa ningún pecado, al ladrón arrepentido no le recuerda sus crímenes sino que le promete el paraíso. Dios no acusa, es el acusador el que una y otra vez desea que tú solo veas tus pecados, el acusador y Kiko, que es un alumno aventajado.

Y por eso quien escucha a Kiko se queda atascado en el pecado y no cambia de vida.

«San Pablo dice que dentro de mí vivo esta dicotomía: sabiendo en mi mente que el bien es amar, experimento en mi cuerpo "otra ley que me impide amar". El Misterio Pascual que viene a llamarnos tiene una luz: Jesucristo murió por nosotros».

No. La luz es que Jesucristo venció a la muerte por nosotros.

«Nadie puede llegar a ser cristiano si no muere en el bautismo a su hombre viejo para nacer de nuevo.

(…)

¿Qué significa amar? Amar significa entregarse, entregarse al otro, romperse, morir a mí mismo. Pero ¿cómo puedo morir a mí mismo si tengo miedo de la muerte, si no la he vencido? Siempre lo decimos cuando proclamamos el kerigma: los hombres son esclavos a causa de su incapacidad de superar la barrera de la muerte. Dios conoce esta profunda esclavitud que nos viene del pecado, esta esclavitud al Faraón que es el demonio. Intentamos escapar de esta esclavitud convirtiéndonos en idólatras del dinero, de la estima de los demás, del poder, del progreso...»

¿Veis? Todo el rollo publicitario consiste en afirmar una y otra vez que tú no vales. Y eso, dicho en jerga neokika, es un engaño del demonio, es el demonio quien habla a través de Kiko.

«El pecado tiene el poder de destruir a Dios en nosotros. Nos quita la amistad con Dios, nos hace esclavos a un nivel profundo, nos quita el gusto de sacrificarnos por los demás, nos quita la relación con Dios, el don del Espíritu Santo: el don del Concilio, que te da amor y te ilumina acerca de la voluntad de Dios y cómo debes obedecerle; el don de la piedad, que os da el gusto de la amistad con Dios, de la oración, de la Iglesia, y que desaparece cuando se peca gravemente. Dios llevó a Israel al desierto para que conociera lo que había en su corazón. El pueblo debe vivir solo de Dios, es decir, de la voluntad del Padre.

Lo conduce al desierto y lo lleva a la precariedad. Nosotros somos el nuevo Israel. ¿Quieres ser cristiano? No podrás si no aprendes a vivir en precariedad. El Señor debe conduciros al desierto, para quitaros la seguridad y daros el maná día tras día. Todos queremos la seguridad; no sabemos vivir en la precariedad espiritual, ni en la material o económica... En la Noche Santa renunciamos al demonio, renunciamos al pecado, para aceptar las humillaciones cuando experimentamos fracasos en la vida. Hermanos, seguimos a un fracasado».

Otro engaño del demonio. Para quien tiene fe Jesús no es un fracasado, es Dios.

«La única gloria que encuentra Pablo es cuando se parece un poco a Cristo crucificado, es decir, cuando es flagelado, humillado, lo metieron en la cárcel».

Un engaño más. También a los bandidos de entonces los flagelaban, humillaban y metían en la cárcel y no se parecían en nada a Cristo. La semejanza con Cristo no se alcanza por dejarse barba o el pelo largo o por calzar sandalias y vestir túnica, la semejanza consiste en actuar como él actuaba. Pero Kiko, que a semejanza del demonio detesta la justicia, cuenta kuentos.

Ahora toca pintar el panorama apocalíptico: naciones enteras, según Kiko, dicen que Dios no existe… no sé que naciones son esas, que yo sepa en casi todas impera la libertad de culto, lo que significa que implícitamente admiten la existencia de Dios; además dice Kiko que la sobrepoblación es mentira, cuando las estadísticas demuestra una y otra vez que la población mundial no deja de crecer y los recursos naturales no dejan de ser esquilmados; para colmo de males sabe Kiko que la IA va a imponer un espantoso y antihumano “mundo feliz”… En fin, lo de costumbre, que todos los gobiernos son un desastre y que tendrían que dejarle a él gobernar el mundo entero.

Y tras pintar el decorado de miedo:

«¿Cómo es posible que pertenezcamos a una generación en la que naciones enteras se han separado de la Iglesia y los gobiernos son ateos? ¿Qué quiere Dios de nosotros? ¿Por qué nos ha suscitado? No podemos permanecer impasibles ante un mundo que sufre. El Señor nos llama a abrir el camino de la Pascua, el camino de la libertad».

Venga, neocatecumenales, ya estáis obedeciendo a Kiko, pero en libertad, eh, en libertad. Y, sobre todo, sin salir del gueto. Por eso en sesenta años no habéis sido útiles para nada, porque para salar, la sal se tiene que disolver, no puede quedarse encerrada en el bote.

 

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