Terminada su charla sobre el carácter sectario del Camino, Pablo añade lo siguiente en su audio:
«Ahora me vais a permitir dejar un mensaje extra a mi familia, si está escuchando. Esto no está preparado ni nada, así que veremos qué pasa.
La cuestión es que me llega muchísima información, muchas veces, mucho tiempo, muchas personas… Hay una narrativa montada como a mi alrededor, en el que por todas estas características que hemos hablado y tal como que yo, en cierta manera, lo puedo llegar a entender, pues son personas que están absorbidas por un movimiento sectario y tienen la cabeza comida y es como su mecanismo de defensa. Pero a la vez me jode, porque hay esta narrativa súper instaurada en los miembros de mi familia que están dentro del Camino, en el que yo soy un demonio, toda la gente que está fuera es un demonio, pero yo soy un demonio peor, que soy una persona súper cruel, soy una persona que no he tenido nunca ningún tipo de interés de arreglar las cosas o llegar a un entendimiento, sino que solo he querido hacer muchísimo daño y tal.
Síndrome de la maledicencia, una lacra del CNC |
De hecho, hay ciertos miembros de mi familia, los que llevan más tiempo en el Camino, que tienen como vetado incluso pronunciar mi nombre como si fuera un poco Voldemort. Es un poco fuerte, pero bueno, al final a mí pues hay mucha gente del entorno que me acaba contando las cosas y que además se quedan un poco sorprendidos de que la historia no es tal como ellos la cuentan.
Entonces, yo quiero dejar aquí un mensaje; quiero contar para empezar una cosa que pasó la última vez que hubo un intento sincero de hacer una especie de arreglo de la situación para que yo pudiera sentirme suficientemente cómodo de mantener una relación relativamente normal con mis padres, concretamente, y es que sería, creo que fue 2017 o 2016, ya han pasado bastantes años. Fui a comer con una tía mía, que no está dentro del Camino, pero que sí que mantiene buena relación con sus hermanas que sí que están dentro. Y esta persona, que es una persona a la que le tengo muchísimo aprecio, muchísimo cariño, aunque no hablemos prácticamente nunca, porque en estos momentos que yo lo pasé tan mal, cuando salí del armario y todo todo el mundo estaba machacándome, continuamente y diciéndome lo horrible que era, o sea, imaginad tener 15 años, 16 años, estar en una casa en la que te han prohibido todo tipo de contacto social y en el que… (me emociono porque fue súper súper duro) lo único que tú recibías era lo horrible que eras, la persona tan asquerosamente dañina que era y que iba a ir al infierno, que preferirían que hubiera matado a alguien a que fuera quien era.
De pronto todo tu mundo, todo se va a la mierda, no puedes hacer nada y solo tienes un machaque psicológico continuo. Y al final no te queda hacer otra cosa que lo que yo hice, que fue coger la puerta y, bueno, supervivencia.
Resumen, que el malo soy yo.
Entonces, cuando tuve esta comida con mi tía, me decía que se quejan de que “tú no intentas y además alguna vez que te han mandado Whatsapp no respondes los Whatsapp”… Yo le decía, “a ver, yo no tengo ningún problema”, porque me decía mi tía que “deberíais de hablar las cosas tranquilamente en un lugar neutral”, etcétera. Y yo le decía, a ver, yo siempre he querido hacer eso y no tengo ningún problema en hacer eso. Son ellos los que no quieren.
Pero es que desde el otro lado la narrativa que se da y que se dice todo el tiempo es que yo soy la persona horrible, yo soy la persona que no quiere saber nada de ellos. Yo soy lo peor, pero es que, por ejemplo, por poner otro ejemplo, cuando murió mi abuela está Semana Santa, un sábado Santo a las 22:00 H de la noche, la enterraron a las 12:00 H de la mañana, que me resultaba imposible llegar de Madrid. No habían pasado ni 24 H desde el fallecimiento.
Nunca han hecho nada, nunca me han dado la posibilidad de hablar, de intentar arreglar las cosas porque ellos no son capaces de tener siquiera una conversación, ni siquiera con su propio hijo, con alguien que no piense exactamente igual que ellos, no son capaces de aceptarlo ni de asumirlo.
Entonces yo le dije en este caso a mi tía, “a mí me parece estupendo”. Porque ella dijo “entonces me das permiso para que yo organice tal”. Mi tía, que vive en Sevilla, mis padres siguen en San Fernando,” pues nos vemos en Sevilla, un sitio neutral, habláis” y yo le dije “vale, si quieres organízalo, pero no van a querer, no lo van a aceptar”. Eso fue en 2016 o 2017 es 2023. ¿He podido hablar con ellos? No. Pero te dicen ellos ¿quién no quiere hablar, quién es la persona terrible, que es la persona malísima? Yo.
Luego me mandan un Whatsapp y se molestan porque no responda. Pero yo me niego a tener que asumir su punto de vista de la vida para poder tener una relación con ellos, si ellos quieren tener una relación conmigo, lo mínimo que pueden hacer es aceptar que soy quien soy, que tengo una pareja, estoy casado con un chico, que tengo mi vida y ser capaz de hablar de todas las cosas que pasaron y todas las cosas que ellos hicieron, no este tirar hacia adelante mientras a la vez están haciendo esta narrativa que me deja tan tan mal. Y soy consciente que me debería dar igual y generalmente me da igual, no es algo en lo que suelo pensar, pero ahora que llevo una hora hablando del Camino me acuerdo.
Y por la charlita también me han escrito personas de allí y creo que es bastante probable que este episodio lo escuchen, porque sé también que me tienen hecho un seguimiento en redes increíble, en Twitter, en Instagram y tal que intento que no me afecte y no me quiero poner un candado por evitar que mis padres lean sobre mí, pero a la vez me da un poco de coraje que de pronto a lo mejor pongo hoy “estoy malo” y a lo mejor me escriben algo y me preguntan porque lo han leído.
Entonces no voy a estar en plan tener mucho cuidado con lo que digo, porque lo van a saber y además como que todo lo terminan retorciendo y comentando y dejándome en muy mal lugar, que creo que es algo que no es justo, sobre todo cuando ni siquiera han tenido la decencia de aceptar una comunicación.
Entonces, cómo estoy bastante seguro de que este programa es probable que lo escuchen parte de esta gente que tiene esa visión tan horrible sobre mí para seguir teniéndola, pues me quería dar el gusto de comentar esto y que a ver quiénes son los malos y quiénes son los buenos, que entiendo perfectamente que aquí hay una situación de abuso psicológico, pero igualmente sois personas actuando de manera terrible con vuestro propio hijo.
Con vuestro otro hijo también, porque no quiero entrar ahí, pero tampoco os habéis portado nada bien con vuestro otro hijo porque le estáis haciendo caso a unas personas y…
Bueno, no sé si igual debería haber dejado la primera parte, como dice en mi congreso, porque no quería hacerlo personal y prefería hablar de los datos con objetividad. Pero también pienso que tiene cierto sentido ver que al final estas cosas y salir de allí te afecta y pasan los años y yo más o menos estoy bien. Intento mantenerme lo máximo que puedo al margen, pero estoy ahí recibiendo estos mensajes de esta gente y ayudando, que han pasado por cosas parecidas a mí, que a lo mejor no tienen la fortaleza de aguantar este machaque, esos mensajes que llegan, esos correos electrónicos, eso es de que te acusen de ser alguien horrible todo el tiempo, pero es lo que hay.
Os doy muchísimas gracias a las personas que me habéis escuchado porque como comentaba, para mí hablar es importante, en cierta manera también terapéutico. Creo que voy a subir el episodio así en bruto, sin música, sin nada y listo y también decir que así creo que se entienden mejor las cosas.
Un beso a todos y nos seguimos oyendo».