En 1961 se llevó a cabo uno de los
experimentos más controvertidos de la historia de la psicología.
Stanley Milgram quiso poner a prueba el
comportamiento humano y los límites de la obediencia. En julio de 1961
comenzaban una serie de experimentos, tres meses después del comienzo del
juicio del criminal de guerra nazi Adolf Eichmann. Milgram se hizo la siguiente
pregunta:
¿Podría ser que Eichmann y su millón
de cómplices en el Holocausto sólo estuvieran siguiendo órdenes? ¿Podríamos
llamarlos a todos cómplices?
Milgram y su máquina |
Para explorar la cuestión estableció
un experimento donde una persona era el “experimentador” (el investigador de la
universidad), otra el “maestro” (el voluntario que no sabía nada) y por último
el “alumno” (un cómplice del experimentador que se hacía pasar por participante
del experimento).
Se reclutaron 40 sujetos (hombres) a
quienes se les dijo que iban a
participar de un experimento sobre "memoria y aprendizaje". [Te engañan, para que no sepas donde te estás metiendo
realmente ni cual es el objetivo]
A cada uno se le informó claramente
que se le iba a pagar por ir y que recibiría el pago "independientemente
de lo que pasara después". [No así en el
CNC, donde te amenazan con todos los males posibles y con la condenación si dejas
la comunidad]
Tras aceptar participar en el
experimento, el sujeto conocía al "experimentador", el director del
experimento, y a otra persona, el cómplice, que era presentado como otro
voluntario. Entonces, a “sorteo” [¡Qué curioso!
También en el CNC son muy amigos de sorteos], se repartían los
papeles entre los dos voluntarios para determinar quien iba a actuar de "maestro"
y quién de "aprendiz". Invariablemente, al cómplice le tocaba el
papel de “aprendiz”.
Una vez repartidos los papeles, el “maestro”
veía que el “aprendiz” era atado a una silla y que le colocaban electrodos. Puesto
que los papeles habían sido asignados en un “sorteo limpio”, le podía haber
tocado al “maestro” ser atado a la silla.
Luego, el “maestro” era conducido a
otra habitación, ante un generador de descargas, donde no podía ver al atado “aprendiz”.
El experimentador le explicaba que cada vez que el “aprendiz” fallase en alguna
pregunta, debía recibir una descarga eléctrica. El aparato que provocaría las
descargas tenía 30 botones diferentes, cada uno etiquetado con un voltaje que
iban desde unos inofensivos 15 voltios hasta llegar a los 450 voltios. Se
advertía al “maestro” de que una descarga de 450 voltios perjudicaría
gravemente al receptor.
En realidad, la máquina no hacía
nada excepto producir algunos efectos de sonido y luz, y la persona en la otra
habitación era un actor profesional contratado para gemir y llorar como si
estuviera sufriendo de dolor. Pero los voluntarios creían que estaban lastimando
realmente a otra persona. Así que cada vez que mostraban incomodidad o dudas o
querían dejarlo, el experimentador les instaba a continuar, asegurando que era
crucial para el experimento.
El resultado fue demoledor. El 65% de los participantes (26 de
40) aplicaron la descarga de 450 voltios. Eso sí, muchos de ellos aseguraban
sentirse incómodos al hacerlo. Pero lo que desconcertó a la opinión pública fue
que se hubiesen obtenido estos resultados con personas consideradas normales y
sanas.
Recientemente, más de medio siglo
después del experimento de Milgram, un grupo de investigadores en Polonia se
han preguntado si en la actualidad el estudio arrojaría unos resultados
diferentes. Cuenta Tomasz Grzyb, de la SWPS University of
Social Sciences and Humanities en Polonia, que aún hoy, cuando
habla con la gente, todos piensan que “ellos no lo harían”: Nuestro
objetivo era examinar el nivel de obediencia que encontraríamos.
Los investigadores adaptaron el
experimento a una versión moderna; reclutaron a 80 participantes (40 hombres y
40 mujeres) entre 18 y 69 años. Al igual que en las pruebas de Milgram, los
voluntarios fueron alentados por un examinador para darle descargas a otro
sujeto en otra habitación, descargas de mayor intensidad cada vez que dieran
una respuesta equivocada. También se les dijo que era importante seguir
adelante, incluso a medida que aumentaba el voltaje.
¿La diferencia? En un intento de
hacer el experimento más ético, en esta versión sólo había 10 botones con
valores de descargas más bajos, en lugar de los 30 botones completos del
estudio original.
El 90% de los voluntarios obedecieron
a la hora de infligir el nivel más alto de descargas disponibles. Según Grzyb: Medio
siglo después de la investigación original de Milgram sobre la obediencia a la
autoridad, una sorprendente mayoría de sujetos sanos y normales están
dispuestos a electrocutar a un individuo indefenso.
¿Significa esto que todos
actuaríamos así? Por supuesto que no. Los mismos investigadores recalcan que se
trata de un experimento a pequeña escala (al igual que el de Milgram), por lo
que extrapolar los datos a toda la humanidad resulta temerario.
Sin embargo, esto no quita que tanto
los resultados del experimento de Milgram como el de Grzyb sean perturbadores.
Quizás no es que los sujetos quieran hacer el mal, es que su motivación se basa
en la firme creencia de que están haciendo algo digno y noble.
Y por obediencia abandona un sano noviazgo para busar un forzado noviazgo kikiano.
ResponderEliminarY por obediencia abandona un buen trabajo, para buscar un inestable y mal pagado trabajo kikiano.
Y por obediencia humilla publicamente al katekúmeno.
Y por obediencia abandona la misa católica por una fiesta con música, pan vino frutas y bailoteo final.
Y por obediencia abandona a su familiar moribundo en pos de escuchar la siempre monótona kikotina.
y por obediencia arruina a la familia en pos de unos intereses que nunca llegarán.
y por obediencia abandona la fé en pos de una constante adulación a un farsante egocéntrico.
y por obediencia condenan su alma.
Jajaja lo que hace decir la envidia.
EliminarQuien adolece de argumentos, se tiene que contentar con la maledicencia contra el otro, que es Cristo. ¿Verdad, 17:10?
EliminarLo verdaderamente interesante del experimento de Milgram está en que, si bien uno de cada tres se ha denegado a administrar un choque con potencial letal, de ésos, poquísimos han intentado algo para salvar al «alumno», por mucho que, a partir de cierto nivel, dijera que era cardíaco.
ResponderEliminarUna aplicación koncreta la tuvimos con Su Osoritud monseñoril, representante en este mundo de la vacuidad lameculista, bendiciendo en la cloaca valenciana niñas de seis o siete años expresando «espontáneamente» su aspiración a terminar chachas.
Hala, un proverbio árabe: quien vive en una casa de cristal no tendría que tirar piedras a los demás. Se refiere a los corruptos más obscenos que suelen vaticinar virulentamente sobre la corrupción en general. A cierto gurú le va como un guante. Y a sus protectores, ni hablar.
Traducido del mapuche: una puta podredumbre y para los putos podridos.
Mi querido amigo, el acento según entiendo, está en que transigir con la más mínima posibilidad de infligir un daño a otro, siendo objetivamente evitable como es el caso de los dos experimentos, debería hacer reflexionar sobre aspectos mucho más cotidianos que una prueba de laboratorio. Basta presenciar las frases de barra de bar a colación de una noticia cualquiera en la tv... espanta a veces la facilidad con la que la más bestial de las condenas sea imposible de rebatir por alguno de los presentes, sin que este acabe siendo la nota discordante, el que se sale del guión...
EliminarCreo que es japonés, otro dicho:
"El clavo que sobresale... es el que se lleva el primer martillazo".
Aplica sin duda al neo sendero, abundando en su osoritud silenciosa, por aquello de la figura representativa que otorga con su omisión, venia y confort, a las más viles imposiciones, y expresiones.
Reitero mi intención, pues siendo grave el 65% aplicando 450V -pena de muerte- ¿no?... lo grave es que el 100% aprieta como mínimo un botón... una descarga.
"Quien no es fiel en lo poco, no lo será en lo mucho"..
Siguiendo esa lógica, desdeñada en nuestro tiempos, y en cada generación, se deduce que tan sólo hacen falta los condicionantes oportunos para que el 100% fulmine/mos al "alumno".
¿Dónde está el que dice no, a cualquier daño ajeno, por insignificante que pudiese parecer?
-sepul-
¿Cloaca valenciana? ¿Pero cómo te atreves? Menuda vergüenza. ¿Para exponer tus pobres argumentos tienes que insultar a una ciudad entera? Ya se ve que todos estáis cortados por el mismo patrón demoníaco
EliminarNo podía faltar el retorcido de las 4:48
EliminarSólo por tu propia necesidad y necedad, asocias "cloaca valenciana "; A la digna ciudad de Valencia.
A diferencia de aquellos que creyeron en el mito del Rey Midas, nosotros en la actualidad tenemos la "fortuna" de poder comprobar que tu rey K, todo lo que toca lo convierte en mierda.
Se sabe, no es que no hayas comprendido, se trata más bien de tu absoluta carencia de argumentos.
Fotocopia, queres mu fotocopia.
Anda, ve y di a tu rey que deje de insultar países y sociedades, con esas afirmaciones suyas de que en ni recuerdo donde...todos los ancianos viven solos y mueren solos...todas las... todos los....
Anda! Métete la mano en el bolsillo del pantalón, a ver si así retuerces otras cosas, y dejas en paz a la verdad.
-sepul-
Llamémosle cloaca kikil en Valencia, queda más certero.
Eliminar¿Contento?
Lo que se ve, 4:48, es que todos los kikotizados estáis cortados por el mismo patrón acusador. Debe ser que es lo único que aprendéis en la casa de vuestro padre.
EliminarAnónimo impotente de las 4:48:
Eliminarsi bien estoy abierto a que cualquiera me enseñe la debilidad de mis argumentos, y suelo agradecerlo, no recuerdo que hayamos criado cerdos juntos. Vd. no sólo no rebate ninguno de mis argumentos sino que se precipita en la generalización mediante un conveniente «patrón demoníaco».
Si hubiera querido tachar Valencia de cloaca, hubiera escrito «bendiciendo en Valencia, esa cloaca, etc.». Cualquier agrupación humana de gran tamaño produce cloacas. Sin embargo, por muchas cloacas que se hayan formado en Valencia, sería un abuso generalizar a todos sus habitantes las prácticas de unos cuantos. Es más, Valencia ha producido lo mejor en cuanto a papas y jesuitas, los Borjas, sin mencionar santos, como el excelentísimo Vicent Ferrer a quien se debe más de una técnica infalible para extorsionar dinero a los feligreses más ratas. A menudo copiado, nunca igualado.
Como bien lo han matizado Sepul y el anónimo de las 10:41, «valenciana» era la modalidad geográfica de una cloaca más amplia, la kikil.
El gurú se gana la vida generalizando. Apenas abre la boca, salen flujos de «todos». Todos se drogan, todos se masturban, todos viven solos, todos maltratan a sus hijos, todos matan a sus viejos, todos se suicidan…
Y ya que Vd. se escandaliza fácilmente, cabe recordar las facturitas que el gurú dejó sin pagar cuando se montó su show privado detrás del de Benedicto XVI, facturitas que acabaron añadidas a los impuestos del contribuyente valenciano. ¡Menuda honradez! Ni mencionar que los servicios solicitados los suministró una empresa de la trama Gürtel. En fin, si el círculo valenciano del cnc no es cloaca, en algo se lo parecerá.
El tema de la entrada siendo la sumisión ciega a la autoridad institucional, di un ejemplo concreto de eso de no intentar lo que sea para ayudar a la víctima de un sistema injusto y arbitrario. Y si dije lo que dije del personaje cómplice de una secta pura y dura, es porque no nombrar claramente las cosas es añadir a la desgracia del mundo.
Ya que su gurú sigue fatigando el mundo con su kikofonía de los inocentes, me viene recordar el Concilio de Vienna de 1267 que impuso a los judíos un sombrero peculiar y ridículo, dicho «Judenhut». Pues, para no cambiar, un oportuno tributo exoneraba los judíos ricos de esa humillante identificación.
«¿Qué pueden las leyes donde sólo el dinero es rey?» decía Petronio que no se puede sospechar de haber tenido una inclinación hacia los placeres baratos.
Cualquier parecido con una institución pobre y para los pobres sería meramente fortuito. Menos fortuito el recurso de la Karmele a todos los contactos fascistas o nazis de su pudiente familia para concretar sus ambiciones y saltarse los obstáculos puestos por jerarcas no corruptos.
Aquí se acaba mi respuesta a su miserable eructo, impotente de las 4:48. Tiene el perfil adecuado para ser katepollista, guía en las Mierdosas, él que sabe evitar al convoy los tremendos peligros de las tierras del amor al prójimo, y garantiza una larga vida en el atolladero del ombliguismo.
La Pazguata
La experiencia de Milgram tiene, desde el punto de la validez estadística, sesgos obvios. Sin embargo, corresponde bastante bien a lo que se puede observar en la vida.
EliminarLa primera cosa para garantizar la colaboración a monstruosidades es desplazar la responsabilidad. Ejecutar instrucciones ofrece el comodín de que la decisión la tomó otro.
Luego, importa introducir distancia entre ejecutante y víctima. Fraccionar las tareas es uno de los medios para conseguirlo. Tiene otra ventaja, la de impedir protestas organizadas. Es lo que consiguió el tailorismo. Al oficio complejo y completo del obrero cualificado se sustituyó la ejecución de tareas parciales insignificantes, con la correlativa pérdida del sentido global de la acción.
Lo mismo se aplica en la secta neocatecumenal para que todos terminen indefensos e incapaces de solidaridad.
El peso anestésico de las palabras no se tiene que subestimar. Un ejemplo se encuentra en la declaración Balfour (1917):
His Majesty's government view with favour the establishment in Palestine of a national home for the Jewish people, and will use their best endeavours to facilitate the achievement of this object, it being clearly understood that nothing shall be done which may prejudice the civil and religious rights of existing non-Jewish communities in Palestine, or the rights and political status enjoyed by Jews in any other country.
«…el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío…»
Hogar nacional no tiene, ni tenía, existencia alguna en derecho internacional, es algo que suena suave, cualquiera puede legítimamente aspirar a tener un hogar. Sin embargo, nacional ya anuncia de qué va.
Pueblo judío es un concepto misterioso, aplicado a un conjunto variopinto dispersado en los cuatro rincones del planeta, en especial si se considera a posteriori que ninguno de los dirigentes israelíes hasta la fecha fue o es sefaradí, ni tampoco iraní (de los judíos exiliados hacia Babilonia una parte se quedó en Irán y se consideran tan iraníes que ninguno aceptó ir a colonizar Palestina). Todos los dirigentes de Israel han sido ashkenazim.
«…entendiéndose claramente que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina…»
comunidades no judías existentes en Palestina es decir que pueblos que siempre han vivido en Palestina, sin interrupción, solamente se merecen el estatuto de «comunidades». El plural mismo tiende a reducir su importancia numérica. El 90% de los habitantes de Palestina no eran judíos. Siete cientos mil musulmanes y cristianos fueron «invitados», mediante acciones pura y duramente terroristas, a buscarse en otra parte un hogar evidentemente nada nacional, y eso antes de que la barbaridad nazi precipitara la creación de un estado sí o sí.
La vida y la muerte de los dioses es interesante en esto que los dioses acaban muriéndose cuando no encuentran suficientes tropas para adorarlos. Mesopotamia y Egipto eran dos regiones ricas, fértiles, muy bien administradas, algo susceptible de crear envidia entre quienes se peleaban sin parar en una zona menos grata.
Los agricultores se vieron atribuir el papel de malos de la película y los pastores de cabra, el papel de los buenos. Muertos los dioses de los malos, nos queda un notario celeste dispensador de la propiedad exclusiva de cierto territorio. La historia se repite, del Antiguo Testamento pasamos al ball trap israelí en la frontera del campo de concentración de Gaza.
El oportunista de turno, Su Santidad, denunció a mediados de mayo, la violencia que causó la muerte de más de sesenta palestinos sin armas, sin hacer publicidad a los miles de heridos de gravedad, pero no sin llamar los dos bandos a no recurrir a la violencia. El apartheid sí, pero que el discriminado tenga la decencia toda cristiana de no protestar. Y si es cristiano, motivo suplementario.
…/…
2/2
EliminarSu Santidad no ha parado de machacar que el antisionismo sería la forma más perversa del antisemitismo. Machacar está bien, el resultado está garantizado. Siempre machacar. Kiko no hace otra cosa, la verdad importa un bledo, lo que importa es machacar.
Entonces, gracias a la voluntad de San J.P. II y a la pluma de Ratzinger, sabemos que todo lo que consta en el A.T. es voluntad exacta de Dios, descartando absolutamente que quien sea haya podido mejorar lo que sea a favor de quien sea. De lo cual resulta que Jesucristo es el hijo del Dios que manifestó una imponente mala leche, promoviendo racismo, exterminación y otras cositas simpáticas, para los queriditos, claro.
En el Nuevo Testamento, Jesús nos confirma que no ha venido para cambiar la Ley, sino para que se cumpla. Hasta este punto todo va bien. Queda explicar las manifestaciones buenistas de Jesús.
Lo más coherente sería considerar que se trataba de un torpedo destinado a debilitar el invencible imperio del momento. No te defiendas, que esto está muy mal. Produjo frutos sustanciales. Lamentablemente, vino Carlomagno a quien el papa de turno vendió sueños de esplendor imperial occidental. Por cierto, la conversión franca de la Iglesia estropeó un poco lo programado pero, con el tiempo pasando, la cosa no va demasiado mal. Los judíos, luchadores natos, están en buena vía para acoger a su mesías, la dominación, no de un minúsculo territorio, sino de un territorio global, sin proselitismo, ni buena noticia. Y por tanto se les acerca la salvación, en este mundo, como especificado.
Llegados a esto, todos debidamente convertidos al sionismo, queda esperar quietitos a que Roma dé la luz verde para convertirse al judaísmo talmúdico rabínico o lance la última cruzada para precipitar el fin de los tiempos y joder a los judíos que no incitó más a convertirse.
Ya que el kómico de las 4:48 agitó un patrón demoníaco, elegir quién, entre City de Londres y Vaticano, es más merecedor de la medalla tiende a ser algo vano. Pero colgarla a Karmele y a su juguete Kiko parece menos arriesgado, aunque sólo pueda hacerse en plan simbólico ya que no pertenece a nadie sino a Dios decidir de estas cosas.
Hablando de salvación, Kristo A., podrías considerar estudiar un poco los puntos claves de las principales sectas protestantes. Te evitaría enunciar enormidades cuando fulminas las derivas protestantes de los gurús neocatecumenales. Si bien la total corrupción, es decir la imposibilidad de no pecar, de los calvinistas se asemeja a lo aseverado por Lutero en la materia, las consecuencias son bastantes diferentes porque, para ellos, la elección es meramente discrecional, no les es nada evidente que Cristo haya dado la vida para todos, aunque que fuera posible y por tanto no se pueda descartar del todo. El sacrificio de Cristo, consideran, más bien ha sido para los elegidos.
La imposibilidad de influir sobre la decisión divina no resulta en que los calvinistas consideren que se salvan en este mundo y por tanto se lo pasen pipa como dices. Vas muy equivocado, Kristo. Viven en el terror de no ser dignos de ser elegidos. Tienen una vida muy austera, trabajan mucho y procuran, por su industria, crear empleos dignos para los demás, porque así mandó Jesucristo. Estamos un poco lejos de la única «tecnología» inteligible por la Iglesia, la burbuja del ladrillo, y muy lejos de la usura desalmada de la alta finanza moderna. Para la especulación, los calvinistas son unos minusválidos. Y para las mariscadas, ni hablar. Si cocinan algo comible para Navidad, es para darlo a los pobres. Ellos siguen con sus rutinas de mortificación.
Lo cierto es que Karmele no ha tomado nada de los Amish. Primero, son honestos. Segundo, son modestos. Luego, son anabautistas. Si bien educan sus hijos en su tradición, los envían probar el siglo, tanto como quieran, para que su decisión de recibir o de no recibir el bautismo sea motivada.
Podrías leer, o repasar, el meticuloso análisis de las derivas heréticas protestantes y no protestantes del chiringuito hecho por un profesional, el Padre Zoffoli.