Falacia de “quien obedece no se equivoca”

Desde este blog se ha explicado en repetidas ocasiones el uso neocatecumenal del argumento de autoridad (por ejemplo, ver aquí), según el cual la mejor prueba de que todo lo del Camino es santo y bueno es que todo ha sido revisadísimo y aprobadísimo por todos los Papas del universo, es decir, por quienes más autoridad tienen (con permiso de los kikotistas) en temas de religión católica.

Una pena que tales revisiones exhaustivas, incluso de las tildes y de las comas, y tales aprobaciones  sean una leyenda, un cuento para kikos, una astracanada, en resumen, una mentira. Por eso por más que se les anime a aportar pruebas, no encuentran ni un nihil obstat pequeñito que presentar.

Y a falta de pruebas, imposibles de encontrar por inexistentes, es usual que emprendan el camino del empecinamiento: se sacan de la manga que el siglo pasado Benedicto XVI celebró una misa con ellos, lo que es de todo punto falso, porque Benedicto XVI es un Papa del sigo XXI y no existía ni pudo celebrar cosa alguna en la década de los 80 del siglo XX; se inventan algo que llaman “directorio catequético” que sólo existe en Kikolandia, porque el Estatuto del Camino, único documento reconocido por el Papa Francisco, deja bien claro que no existe tan directorio (ver aquí); sueñan que eso que no existe ha sido estudiado no durante unos meses, no durante un par de años, no durante un lustro, no durante una década, sino por dos décadas enteras, día a día y hora tras hora… En fin, una sarta de trolas y cuentos a cual más falso.

 

Todo esto se adereza convenientemente con el sofisma populista de que todo el universo sabe que todo está aprobadísimo, salvo en este blog. Y si hace falta se “ratifica” con la falacia del argumento ad baculum en versión “el que obedece no se equivoca” y a quien se resista a obedecer se le amenazará con consecuencias nefastas e implacables.

 

Y en previsión de que venga alguno a asegurar que eso jamás lo ha visto y que jamás le ha presionado nadie para obedecer en nada y que estoy generalizando porque que uno solo asegure que lo que aquí se cuenta a él no le ha sucedido ha de ser tomado como prueba de que yo generalizo y no de que él no se entera o enterándose, encubre; en previsión de tan kikísima actitud, prosigo, aporto el punto de vista de gente a la que de nada conozco que “casualmente” describen el CNC que sí conozco. Y de paso, aporto también pruebas sobre el desamor al otro con que responden los hermanos caminantes, tan inmaduros en la fe. 

Distintas personas, distintas circunstancias, distintas vivencias, distintos países, distintas fechas... y sin embargo, un mismo relato sobre la exigencia que se vive en el Camino. Y sobre la imposición de obedecer.

Porque sí; por sus narices. Porque por sus méritos o por su coherencia sería improbable que nadie en su sano juicio les obedeciese; así que, sin justificación ninguna, se establece como un requisito imprescindible para caminar.

Pero no deja de ser una falacia. Porque quien obedece al que se equivoca, se equivoca obedeciendo; y más si esa obediencia conduce a apoyar de forma pasiva pero tácita las injusticias que los kikotistas cometen.

Porque la única obediencia debida es a Dios, jamás al hombre como ya expresara hace bastante tiempo el apostol Pablo: Mas aun si nosotros ó un ángel del cielo os anunciare otro evangelio del que os hemos anunciado, sea anatema.