DÍA 4
Iglesia de Primado de San Pedro
Primero laudes en la domus.
Después viajecito hasta el Primado de Pedro, donde se revisten con la túnica para la uka que vale como cien.
A continuación lo que se supone es el plato fuerte del día, que consiste en un pretencioso kiko-ritual de “esponsales” de la comunidad.
El comentarista indica que también aquí hubo que esperar (al ir juntas varias comunidades, imagino que ejecutan el ritual de una en una, por lo que mientras una está de esponsales las demás esperan a la intemperie), y aunque no aclara el tiempo de espera, sí declara a qué se dedicó el mismo: «Mientras se espera (fuera), se cantan canciones del Cantar de los Cantares».
En cuanto a la tarde, lo que comenta el cronista es lo siguiente:
«Por la tarde continúa la alianza (el sí) de cada hermano con el Señor».
Lo que parece indicar que el segundo día no hubo tiempo para que todos realizasen el teatrillo de comprometerse en alianza firme ante diosito.
DÍA 5
El quinto día se despiden de la domus.
«Salimos de mala gana de la domus… Saludamos a todos los hermanos, especialmente a los chicos. ¡Partamos hacia Jerusalén, la ciudad santa! ¡Hace catorce años los caminos que conectaban Galilea no eran tan fáciles! Paramos en Qumram para almorzar.
Visitamos y oramos en el río Jordán, en la zona donde Juan bautizó a Jesús. En el desierto, la visibilidad era escasa debido al fuerte viento.
En Jerusalén hace frío y llueve mucho, ¡incluso hay algo de nieve! Nos alojamos en el Crowne Plaza, un gran edificio en la zona nueva de Jerusalén, cerca del Parlamento... Como la tarde es libre, algunos de nosotros vamos en taxi al casco antiguo, hasta la Puerta de Jaffa. Bajo una lluvia continua llegamos al Santo Sepulcro. Hay muy pocos peregrinos, porque ya casi es hora de cerrar.
Cena en el hotel y pequeña reunión para concertar citas para el día siguiente».
En suma el día quinto es de puro relleno turístico. Lástima que el tiempo no les acompañase.
DÍA 6
El sexto día, una vez más, arranca con una repetición de lo que ya se visita en el viaje de final de camino:
«Nos dirigimos en autobús a la domus Mambré, donde presbíteros, seminaristas y otros hermanos nos reciben con la canción "Eres hermosa... Jerusalén" y nos ofrecen café, té, etc.
Esta domus es pequeña porque existen diversos problemas para su remodelación. Está ubicada en una zona asignada a la Iglesia Católica Siriaca en el "monte del Escándalo". La montaña donde Abraham se detuvo con su hijo Isaac antes de subir al monte Moria para el sacrificio. Dios dijo: “Toma a tu único hijo, a quien amas, y tráelo al monte para sacrificarlo”. Pero, al . regresar, Dios dice: "No me has negado a tu único hijo, yo te bendeciré..." Abraham reconoció a Dios, el Único Señor de su vida. ¡Así es también para nosotros! Encomendémonos a Él, "en el monte, el Señor provee"».
En el CNC son expertos en tocar la fibra sensible, el sentimentalismo, que tanto atacan. Abraham sí probó que su fidelidad a Dios estaba por encima del amor a su hijo, los neocatecumenales, en cambio, son condicionados para que el señor único de su vida sea el CNC. Y el CNC no provee nada, pero devora todo: tiempo, dinero, familia, razón...
«Por la tarde nos dirigimos al Cenáculo para la celebración de la "boda espiritual": Hechos (el descenso del Espíritu Santo), Apocalipsis (la novia del Cordero), Evangelio (Jn “Yo oro por ellos”).
Exposición del Santísimo Sacramento, oramos todos de rodillas.
Los katekistas (nuestros maestros), después de una oración, mantienen un breve coloquio con cada una de las comunidades. Respuesta:
“¡SÍ, CON LA GRACIA DE DIOS LO QUEREMOS!”
Al final, los responsables de cada comunidad firman el contrato de matrimonio "ketubá" con los katekistas».
En suma, la comunidad hace de esposa y los kikotistas, de esposo. Y la ketubá en la vida real es el documento donde se recogen las obligaciones que contrae el esposo con la esposa así como las indemnizaciones que éste debe pagarle en caso de divorcio. Sospecho que en Kikónides sea el documento que recoge las obligaciones que la esposa contrae con el esposo que, como poco, viaja gratis a costa de ella.
Para celebrar la boda a continuación hay una cena festiva en el hotel Rey David, lo que tampoco es nada nuevo, sino repetición del viaje de final de camino a ninguna parte.
DÍA 7
«¡Jerusalén pintada de blanco! ¡Nieve!
Mañana en el Santo Sepulcro, en el “Muro de las Lamentaciones” y compra de souvenirs bajo la nieve!
A las 12.30 horas comienza el largo viaje de regreso. Llegamos a nuestro destino con una hora de retraso, nuestros hijos y nietos nos reciben cantando “¡Ven del Líbano, esposa!”».
Así acaba la experiencia del matrimonio espiritual kikiano.
Y después, durante a saber cuanto tiempo, la comunidad matrimonializada se dedica a preparar y exponer temas alusivos a su matrimonialización para lo cual escrutan una serie de citas bíblicas referentes al matrimonio (como los primeros capítulos del profeta Oseas). El problema es el de siempre: los grupos que preparan son autodidactas e interpretan la biblia a su bola, sin la tradición de la Iglesia.
Judaizantes por todos lados y luteranos en su proceder.
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