viernes, 27 de septiembre de 2024

El grupo aparte no puede ser cristiano

 

De un comentario radiológico del padre Chevrot.

 

En una parábola, Jesús hace alusión al proceso de fabricar pan. Primero se añade agua y sal a la harina, a continuación se toma un poco de levadura, se suma a la masa y se remueve sin parar hasta que el fermento comienza a levantarla.

El quid de la parábola está en el contraste entre la cantidad de harina y el pequeño puñadito de levadura que, con tal que continúe amasándolo todo junto, trasforma toda la masa.

El Maestro compara la eficacia de la levadura con la acción del Evangelio en la humanidad, la acción de la Iglesia en el mundo y, con mayor precisión, la acción que los cristianos ejercerán sobre los demás para impregnar del espíritu de Cristo a la sociedad de la que forman parte.

Su apostolado no será otra cosa sino un contagio: por su contacto con los demás, por su comercio diario transformarán poco a poco el espíritu y las costumbres de los que les rodean. Mas para obtener este resultado es esencial que se mezclen constantemente con los demás en vez de hacer grupo aparte y encerrarse en pequeños círculos.

Si la casa cristiana encadenara puertas y ventanas para poner a todos los suyos al abrigo de los miasmas de afuera, dejaría en breve tiempo de ser un hogar cristiano: unos se morirían de asfixia, otros para no perecer ahogados huirían un día para no volver jamás. Para cristianizar al mundo el cristiano debe mezclarse con los demás hombres, vivir su fe entre todos los que coloca Dios a su lado, a su paso, a su alrededor. Si se fortifica todos los días en la atmósfera del hogar, sabe también abrir las puertas y acoger a los que necesitan de él. Otras familias frecuentarán su casa. Primeramente por simpatía. Luego, bajo el velo leal de una amistad recíproca, sin el menor amago de proselitismo, porque son cristianos únicamente los primeros, los otros llegarán a serlo lentamente.

Sin embargo, no habéis de ensoberbeceros por ello. No es el ama de casa la que hace crecer la masa, sino la levadura; ella se limita a mezclar y amasar. El cristiano no hace tampoco milagros: es solo Jesucristo quien eleva a los hombres hasta Dios.

 

Como la esperanza es lo último que se pierde, quién sabe si las palabras del padre Chevrot pudieran servir a algún neocatecumenal para entender por qué la misma base del CNC, que es el aislamiento en el gueto, es un error monumental.

 

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