Anuncio publicitario. Cuaresma 2024 (IV)

 

Dijo Ascen que Kiko contaría a los presentes qué es lo propio de la Cuaresma, que se conoce que todavía no lo saben pese a todo el tiempo perdido en el CNC.

Pues según Kiko, la Cuaresma está para ver si de una vez por todas diosito quiere que alguno de ellos se convierta, aunque sea uno solo y por equivocación.

Kiko:

«Estamos aquí para prepararnos durante esta Cuaresma, ¿para qué? Para la conversión, porque se acerca la Pascua de 2024: el Señor se ha citado con la historia. En cada Pascua ha dicho que estará presente, volverá a pasar transformando nuestra vida».

Lo que el Señor dijo es «Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo». No hay que esperar a la Pascua (no te proyectes, hermano), el día es HOY y es un error vivir como los últimos y los peores de todos a la espera de que diosito decida convertirlos en Pascua… Y si no convierte a nadie, otro año más siendo los últimos y los peores.

«La iglesia nos dice que debemos prepararnos, porque se acerca la noche de Pascua: Dios pasará en medio de nosotros, destruyendo al faraón, resucitándonos de la muerte, realizando más perfectamente lo que comenzó con nosotros el día que nos llamó a la fe».

Kiko no ha entendido el mensaje de la Iglesia que lo que dice es que conviene que todo el mundo se prepare porque habrá una segunda venida. La Iglesia no convierte la conmemoración de la primera venida en un momento psico-mágico que destruye ídolos y vicios sin colaboración alguna por parte del vicioso, no, eso es el mensaje kikótico, que no es lo que predica la Iglesia.

Es el mensaje kikótico el que insiste en que todos están muertos y esclavos del faraón, lo cual, además de ser un juicio, es un reconocimiento de que la kikotina no sirve para nada bueno.

Pero como a Kiko le va la contradicción, porque despistar al personal es importante para que no razonen, después de haber asegurado que en la noche de Pascua Dios destruye al faraón y resucita a los kikos de la muerte, les amenaza con la condenación eterna. Es decir, ya viven esclavos y muertos, que él mismo lo ha reconocido, pero además conviene que no tengan esperanzas de que la vida eterna sea para ello.

Puro negativismo, mientras que el mensaje de la Iglesia es pura expectación anhelante de la segunda venida.

«Verdaderamente corremos el riesgo de no salvarnos si descuidamos nuestra salvación eterna, porque existe el infierno, existe el demonio».

Que sospecho que traducido quiere decir: el que no venga este año a la vigilia pascual, que se prepare, que ya yo me encargo de condenarlo porque quiero.

Y sigue el negativismo que asegura que todo está mal y solo puede ir a peor:

«Con la ley del divorcio estaban todos convencidos de que hacían un bien y hoy vemos como la familia está destruida. Y vemos las consecuencias terribles que tiene la ideología de género en la sociedad. El demonio es un ángel, el más bello, es inteligentísimo, hace sofismas. ¿Cómo podemos escapar a sus engaños? ¿Cómo podemos escapar al gran pecado, a la soberbia, al orgullo?»

Habrá que señalar a los queridos hermanos mayores, pioneros en eso del divorcio, ¿no? Según ellos es un mecanismo justo y válido a los ojos de Yahvé.

Y no sé si entra en la categoría de sofisma lo de mezclar temas que nada tienen que ver, porque ¿qué tiene que ver la soberbia propia con la ley del divorcio?

Lo bueno viene ahora, que es cuando Kiko explica la crisis que vive en CNC:

«El CNC es una planta como la semilla de mostaza, pequeñísimo, tiene el poder de llegar a ser un árbol grande en el que anidan las aves del cielo. Para poder crecer bien necesita una cosa: la persecución. Si no tiene persecución sufre una enfermedad muy grave, un virus que destruye por completo esta planta: el virus se llama la descomunión. Destruye totalmente la planta, todos sus frutos».

Mucho optimismo eso de que la planta CNC ha dado frutos cuando sucede que no ha provisto ni una conversión pequeñita, pero ahí queda la frase lapidaria: la planta será destruida totalmente, puesto que Kiko confunde la corrección fraterna con persecución.

Por eso, por no aceptar las correcciones, el CNC hace aguas por todos lados, aunque Kiko trate de enmascararlo con sofismas, que son propios de los hijos de Lucifer.

«Por esto el señor que nos ama suscita un vicario, o personas o grupos de la parroquia que son gracias del señor. Si se retirase todo esto y tuviésemos éxito entraría este virus que se llama descomunión y destruiría todo el Camino».

Ahora bien, conviene saber a qué llama Kiko “tener comunión”.

Para una persona normal, la comunión en términos religiosos es la fidelidad a la tradición y al magisterio de la Iglesia. En Kikonides se retuerce la palabra, que se emplea para designar la obligatoria sumisión de todo y de todos a los caprichitos de uno muy sensible:

«Porque la Iglesia es una comunión. Gracias a Dios tenemos comunión, como un milagro: las comunidades, los hermanos nos obedecen».

Y para rematar la jugada, no solo se exige obediencia por encima de la razón, el entendimiento y lo más sagrado, es que además Kiko relaciona el sometimiento en vida a sus antojos con combatir al demonio. Hasta ese punto se endiosa el sensible:

  «Esto lo digo con relación al combate que tenemos con el demonio».