Lo que sigue en el tostón publicitario es una nueva incoherencia marca de la casa.
Hasta aquí Kiko se ha esforzado por dejar claro que lo único que importa es la obediencia a su persona, el ser él el diosito supremo de todos los kikos, pero ahora va a reconocer que eso no hace a nadie cristiano. Más bien al contrario:
«Los padres de la Iglesia se preguntan: ¿Qué es lo que distingue a un cristiano?
Uno responde: la humildad. Dicen los padres: No, aunque se diga que sin humildad no hay nada en el Cristianismo. Otro contesta: la obediencia. No, aunque sin obediencia no se puede ir al cielo. ¿La santidad? No, aunque todos estamos llamados a ella. Entones, ¿qué es lo que distingue a un cristiano? El discernimiento».
Y el discernimiento, si es auténtico, es contrario a la obediencia ciega. Porque quien obedece sin razonar no discierne nada, ha renunciado a discernir y también a la adultez, se ha conformado con permanecer en una inmadurez reductora y alienante que nada tiene de cristiano.
Por eso el cristiano adulto no sigue a ningún hombre, solo sigue a Dios.
Pero me parece que los neocatecumenales se piensan que el discernimiento es algo mágico que te impide equivocarte, incluso contra la propia voluntad, cuando se dice o hace algo… Pobres, no tienen ni idea.
«¿Qué debemos discernir? La acción del demonio en nuestra vida. Y esto es muy difícil. La acción del demonio, el combate contra el demonio y la voluntad de Dios.
La acción del demonio nos impide ver la voluntad de Dios.
Todo el recorrido del Camino nos lleva a esto: discernir el bien y el mal».
Si Kiko se cree la última frase, es que no tiene discernimiento. Porque quien combate contra el demonio y sabe ver la voluntad de Dios debe, por coherencia, obedecer a Dios antes que a los hombres, incluso si eso implica enfrentarse a unos kikotistas inútiles que yerran y perjudican a otros con sus yerros. Pero en el CNC es justo al revés, siempre prevalece la obediencia al kikotista.
Lo que prueba su carencia de discernimiento.
Pero atención que ahora viene el objeto de todos estos mantras sobre el discernimiento y la obediencia.
«¿Qué es lo que nos impide tener discernimiento? El dinero».
Por supuesto, Kiko se confunde. Lo que impide el discernimiento es la idolatría, sea hacia la comunidad o por afán desmedido de dinero.
Pero a Kiko no le importa falsear la verdad porque es una persona muy muy afanosa por el dinero ajeno, y de lo que se trata es de conseguir que su audiencia renuncie a todo para dárselo a él.
Por eso no hay modo de que Kiko se convierta, porque es un idólatra del dinero.
«¿Por qué el dinero nos impide tener discernimiento? Porque el dinero es una idolatría».
También poner a la comunidad por encima de la propia familia, de la Iglesia y del mismo Dios es una idolatría.
Y ahora Kiko se lanza a falsear presuntas citas bíblicas para dar más fuerza al mensaje de que el dinero es malo. Mensaje falso para cualquiera con un poquito de discernimiento. El dinero no es ni bueno ni malo, depende de cómo se emplee.
Quitar el dinero a la familia de uno para dárselo a uno muy sensible para que lo emplee en puros con los que agasajar a obispos dispuestos a cerrarle el RM es malo, gastar dinero en vicios es malo, cambiar de coche o comprar una casa no tiene nada de malo.
«Dice San Pablo que quien ama el dinero es idólatra. Por eso dice: “Postrándote me adorarás”. El dinero tiene relación con la adoración al demonio, y Cristo responde: “¡Vete, Satanás! Está escrito: adorarás al Señor tu Dios, solo a Él darás culto”».
Insisto: toda idolatría tiene relación con la adoración al demonio. Idolatrar al CNC también tiene relación con la adoración al demonio.
«Salomón -por haber pedido a Dios no riquezas sino discernimiento, sabiduría, porque no sabía cómo gobernar al pueblo- ha complacido al Señor y Dios le dice que le habría dado sapiencia para discernir y también dinero».
Sucede que cuando Salomón pide sabiduría ya tenía riquezas de sobra, no era un muerto de hambre ni un pobre paria.
«Dice el salmo: “el hombre con riqueza -con dinero- se vuelve como el animal irracional, pierde el juicio, pierde el discernimiento”. Para tener discernimiento es necesario tener pobreza».
“El salmo” (como si solo hubiera uno) no dice eso, pero aunque esté trastocado lo que en realidad dice, explica por qué Kiko no tiene ni ha tenido discernimiento: siempre le ha podido su afán de dinero.