Tostón de inicio de curso 2022-2023 (IV)

 

Tras de hacer responsable a los padres de vigilar los móviles de sus hijos si estos tienen acceso a Facebook, YouTube, WhatsApp, Twitter, Instagram, Tik Tok y en particular TELEGRAM (en mayúsculas) -¿qué joven normal del siglo XXI no tiene RR.SS.?-, Pezzi descubre que hay algunas maneras de ayudar a sus jóvenes a superar estas IMPUREZAS (así las llama en un lado) y TRAMPAS (así las cataloga a continuación).

En primer lugar, propugna la necesidad de «la fidelidad y perseverancia al Camino en la comunidad de cada uno».

Habría sido un prodigio que no defendiese que todas las impurezas de los neocatecumenales, a pesar de los años de asistencia al Camino, no pudieran remediarse renovando las promesas de fe y confianza en el Camino mismo, porque lo que les preocupa mucho es que el CNC se muere.

«Sobre todo en esta época de incertidumbre, meses difíciles, con la posibilidad de la guerra, por las consecuencias de esta, invierno frío, falta de energía, todo el mundo multimedia a la que salta, debemos mantenernos fieles a las celebraciones, lo necesitamos más que nunca».

Ni con la que está cayendo son capaces de pensar en dejarse de ombliguismos y volver a la Iglesia de todos. Al contrario, lo que dice Mario es que se acabaron las reuniones telemáticas, a partir de ya todo el mundo de cuerpo presente en la sala de usos múltiples de la comunidad, de lo contrario, será manifiesto que ¡no tienes "la resurrección dentro de ti"!

Añádase la siguiente observación de Kiko soltada antes de iniciar la uka que vale 100: «En todo el mundo se ha reanudado la comunión del cáliz a excepción de algunas zonas de Italia: debemos reanudar la distribución del Cáliz en las comunidades...».

 Otra indicación del padre Mario para vencer las impurezas es:

«Y participando en las sucesivas etapas de la iniciación, en un auténtico espíritu de obediencia de fe a los catequistas kikotistas y presbíteros del equipo para llevar a madurar en nosotros la estatura de Cristo y, en el tiempo posterior de la formación permanente, participar activamente en el Misterio de la Redención de Jesucristo para el mundo entero».

En suma, nada de obediencia a Cristo ni a la Iglesia, que hay que ser muy soberbios para llegar a pensar que Cristo va a hablar personalmente con unos catecúmenos impuros como ellos. ¡Para eso están los kikotistas! Para decidir lo que Cristo quería decir a cada cual. Y después de acabar el camino, más ombliguismo, más gueto, cualquier cosa antes que ser fermento y morir en la gran masa de la Iglesia.

Habrá quien piense que las palabras del deán de los presbíteros neocatecumenales están sacadas de contexto, y que está claro que habla de la Iglesia particularizada en la mota de polvo que es el CNC. Pues no. De hecho agrega: «Esto es cierto no solo para los hermanos y hermanas, sino también para los presbíteros que, alejándose de su propia comunidad, pierden esta gracia, este tesoro escondido».

Los presbis que osan dedicar parte de su tiempo a otras actividades ajenas al CNC, sean las que sean, tanto si se trata de grupos de jóvenes, visitas a cárceles, cursillos atención del despacho parroquial, asistencia a enfermos y moribundos, lo que sea, pierden "esta gracia", es decir, perjudican con su injustificable proceder el "hacer madurar en nosotros la estatura de Cristo" y "participar activamente en el Misterio de la Redención de Jesucristo para el mundo entero". A efectos prácticos, por tanto, colgar el hábito y abandonar el sacerdocio sería menos grave para su vida y su alma que dejar de lado su comunidad neocatecumenal.

Pero aún hay más, porque añade:

«Todo ello respetando cuanto hemos recibido de los iniciadores del Camino, Kiko y Carmen, y transmitiéndolo en su autenticidad, no tanto como leyes sino como participación en el mismo espíritu que les ha animado. Kiko y Carmen nunca han querido imponer reglas, han hecho exhortaciones, propuesto... después cada uno es libre de caminar o de irse, pero quienes caminan deben ser fieles a lo que ellos nos han dicho».

Incoherencia marca de la kasa. Porque si no se trata de reglas obligatorias, entonces no hay ningún deber de fidelidad a dichas propuestas, es más, lo que sería una deformación y transgresión improcedente sería convertir en ley de obligado cumplimiento lo que solo fueron propuestas. Pero no, el hecho concreto es que en el CNC la palabra de Kiko y Carmen –“lo que nos han dicho”- es la ley, fija e inmutable, y está por encima de la sana doctrina de la Iglesia, de la obediencia al obispo en el caso de los presbis, y de los deberes de estado en el caso de los seglares. 

El segundo medio que menciona Pezzi para combatir contra las “impurezas” que aquejan a tantos neocatecumenales de cualquier edad y a despecho de la sarta de años que hayan dedicado a la comunidad es más sensato: la confesión frecuente.

De hecho, a estas alturas del camino, se escandaliza porque muchos neocatecumenales solo se confiesan en la reunión de inicio de curso y antes de Pascua de resurrección. Pero una vez alentados todos a practicar la confesión con más asiduidad, se permite dar una serie de indicaciones… chocantes, como poco:

«Quisiera subrayar la importancia fundamental de los presbíteros, directores espirituales y confesores en el Camino, especialmente en el cuidado de los más jóvenes, en comunión con los catequistas kikotistas».

«Es importante que el presbítero, párroco o coadjutor, que preside las celebraciones de las comunidades comparta el mismo espíritu del Camino, y esto sólo puede garantizarse si él mismo participa lo más posible en su comunidad de origen».

«Atención particular al ministerio de Director Espiritual y Confesor para que esté en comunión con el espíritu del Camino».

En suma, el objetivo es que todo quede en casa y bajo el control de los de siempre, los kikotistas, no sea que al acercarse a los Sacramentos de la Iglesia de todos alguno se escape del gueto.

Pues más de traca todavía son las pésimas indicaciones que Mario da a los padres. Según él, hay varios aspectos en los que los padres fallan en su misión de transmitir de la fe a los hijos. El primero y principal es el siguiente:

«Una cosa que hemos visto es que muchas parejas no viven bien, porque no tienen relaciones sexuales de acuerdo con la voluntad de Dios. Esto es fuente de muchos sufrimientos e insatisfacciones de todo tipo: sexuales, afectivas, que influyen en los hijos, que enseguida notan si hay comunión entre los padres o división. Dicen los especialistas que el bebé, ya en el vientre de la madre, percibe si ha sido querido, aceptado o no».

¡Casi nada! La super-vista estratosférica de los adictos a la kikotina es capaz de ver si las relaciones sexuales de un matrimonio son o no son conformes a Dios. Es más, también ven las consecuencias sobre los hijos de la irresponsabilidad de los padres que han osado no estar anhelantes por tener más de media docena de retoños, de modo que desde el instante de su concepción el pobre hijo ha tenido la percepción de ser un problema.

¡Cómo no va a acabar convertido en un adicto a algo! La actitud de los padres en su sexualidad, desviada de la voluntad de Dios, es la que le ha abocado a esa adicción.

Además de ese argumento incuestionable que señala con claridad quiénes son los responsables y culpables de que los hijos hayan salido como han salido a pesar de haber sido arrastrados al CNC desde su infancia, Mario tiene dos causas más de la “impureza” de los jóvenes neocatecumenales. Y también son achacables al errado proceder de los padres.

Pues sucede, dice Mario, que «en algunas escuelas infantiles ya aplican la ideología de género, los desnudan [a los niños], hacen que se toquen entre ellos, les hacen test para comprobar si el niño tiene tendencia de niña o la niña de niño. Esto ya está sucediendo.

Por esto el Señor inspiró a Kiko y a Carmen la introducción de la Liturgia doméstica, celebrando solemnemente Laudes el domingo por la mañana con la participación de todos los familiares. Con el canto de los salmos y la proclamación de la Palabra, alrededor de una mesa bien adornada, con un cirio, la Cruz, la Biblia, y el diálogo del padre y la madre con los hijos, invitándolos a dar su propia resonancia a la luz de la Palabra de Dios de la situación que viven en la escuela, con los amigos, creando un clima de intimidad familiar».

Aquellos padres que no han sido capaces de juntar a toda la familia o que no han adornado la mesa con la debida majestuosidad o que han flaqueado en aplicar el tercer grado a los hijos para enterarse de cuanto pasase en la escuela y con los amigos, ahora reciben el pago a su pereza.

El otro aspecto que menciona Mario es el de hacer que los hijos acudan a los escrutes de la palabra el domingo por la tarde. Aquellos padres perezosos que han flaqueado en llevar a los hijos a un catecumenium situado al otro lado de la ciudad, que no se sorprendan si los hijos salen ranas.

Lo que ha de quedar meridianamente claro es que el fallo no es del CNC, sino de los padres, que son unos instrumentos inútiles que no han obedecido bien las sabias indicaciones de los iniciadores.