sábado, 5 de octubre de 2024

Donde un kikotista dijo "digo"...

 

Ya que en la entrada precedente ha salido el tema de los viajes de perekikación, voy a contar una anécdota.


Cuando a mi comunidad le dieron venia para hacer el viaje de fin del camino que no lleva a ninguna parte, hubo gente que tuvo que pedir un préstamo para hacer frente a los gastos desorbitantes del dichoso viajecito.

Téngase en cuenta que no solo hay que pagar el viaje y el alojamiento propio, sino también los de la patulea de kikotistas, incluso de alguno que lo fue años atrás pero dejó de ejercer cuando se trasladó en misión kikotizadora a un país tan tan descristianizado como Ecuador, pues incluso ese regresó oportunamente para sumarse al viajecito gratis total.

Y además, los kikotistas, incluso el caradura que llevaba años sin vernos pero cruzó el charco para irse gratis a Israel, viajan con estatus de kikotista, que no es lo mismo que viajar con estatus de neokatekúmeno.

Y ¿por qué es diferente?

Porque los kikotistas impares (célibes dicen ellos, lo sean o no) no comparten habitación, sino que reclaman tener derecho a una individual; tampoco comen con los neokatekúmenos, sino en mesa aparte y, por descontado, siempre tienen los mejores asientos tanto en los medios de transporte como en los lugares que se visitan. Además son ellos los que manejan los soborn… los dineros que abren las puertas de lugares que no se enseñan al público más que previo pago convenido, los que deciden cuanta “tela” metidita en un sobre entregar en la domus; los que llevan cuenta de los licores y puros que serán transportados de contrabando en las maletas de los neokatekúmenos, los que mezclan perfumes caros para hacer “óleo perfumado” con el que “ungir” a los sufridos neokatekúmenos, etc.

El caso es que uno de los hermanos que no tenía para pagar el viaje, neokatekúmeno de segunda generación, decidió tantear a los kikotistas a ver si se le permitía, en su libertad, posponer el viaje para mejor ocasión económica. Esta persona, como es usual en el CNC, tenía parientes y conocidos repartidos por varias comunidades de varias parroquias, por lo que se hubiese sentido igual de cómodo en caso de hacer el viaje a Israel con cualquiera de ellas.

Pero no hubo lugar.

Lo de actuar con libertad, en el CNC, significa que los neokatekúmenos son libérrimos para OBEDECER sin el menor cuestionamiento cualquier decisión de los kikotistas. Eso es todo.

Al osado hermano se le dijo de todo menos bonito: que el demonio le engañaba, que podía el dinero por delante de Dios, que su deber era hacer el viaje con su comunidad, porque la comunidad era su verdadera familia, no esa otra que estaba repartida por otras comunidades, que se fastidiase y pidiese el préstamo, aunque al tener que financiarlo el viaje, ya de por sí caro, le saliese todavía más caro, pues si estaba en una situación económicamente apurada era sin duda porque diosito veía conveniente humillarle para su conversión.

Total, que esta persona se sometió, en contra de su libertad, a las imposiciones de los kikotistas.

Pero al llegar al aeropuerto se nos sumó un presbi desconocido que no pudo hacer el viaje con su comunidad, motivo por el que los sumos kikotistas de nación lo endosaron en el primer hueco que hubo.

Y a partir de ese momento, la actitud de nuestros kikotistas fue que lo importante era la vivencia personal de cada uno de nosotros con la historia y la tierra que pisó Jesús, que ir en comunidad era estupendo, pero que no era lo fundamental, que no perdiésemos de vista que lo importante es que Dios nos estaba esperando en Israel.

Os podéis imaginar cómo sentó esto al hermano que tuvo que recurrir a un préstamo bancario para pagar su viaje más la parte que le correspondía del viaje de kikotistas, regalitos para la domus, sobornos y demás.

 

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