"Compromiso"

 

Someteos a mí, que soy vuestro señor

No deja de ser curioso leer a Carmen despotricar contra el compromiso, que consideraba algo así como un engaño sumamente pernicioso:

«Porque ¿sabéis quién inventó la palabra “compromiso” políticamente y la puso en circulación? Un señor francés que se llamaba Jean Paul Sartre. Después que él dijo que Dios no existía, entonces, si quitas a Dios te quedas con que tienes que hacer algo en la tierra y, por lo tanto, se tienen que comprometer. Es el padre, en el fondo, de la generación del 68 [mayo 68]. Porque es muy difícil leer el libro del Capital y leer a los políticos, pero las novelitas de Camus son más fáciles; han influido mucho en la generación del 68 Sartre y Camus. Esos son los padres de este humanismo comprometido con que el hombre llegará a realizar la felicidad en este paraíso terrestre. Esta semana venían en el periódico también una serie de grandes literatos franceses que le han dado una barrida a Sartre analizándolo de arriba abajo, y echándole una serie de improperios por haber sido el padre de la destrucción de la juventud de hoy, este padre del compromiso» (reunión de inicio de curso 1985).

Es curioso el malestar del Carmen, porque precisamente es compromiso lo que Kiko exige a sus huestes, y lo exige por encima de la familia, del trabajo, de la salud y de la vida misma so pena de incurrir en “pecado grave”.

Lo mejor, como de costumbre, es ilústralo con hechos concretos:

Supongamos que un mes andas “pelao” y tanteando con cuidado para estirar lo que queda hasta que llegue el próximo ingreso. Pues no piense que ello te excusa para no participar en las bolsas que se presenten, porque lo primero es diosito y la comunidad, que son uno, y ya después tú, tu familia y tus necesidades. Porque has de saber, que si lo retienes para ti, el dinero se te escurrirá de entre los dedos y lo perderás, pero si tienes fe y lo das de corazón, sin plantearte que ese sería un comportamiento absurdo, sin pasarlo por la razón, sino con confianza, entonces diosito proveerá. Y si no provee será porque te conviene pasar necesidad. Y ya está, si no comes tres días, pues no comes tres días, que tampoco te vas a morir por eso, al contrario, seguro que es para tu bien.

Supongamos que tu padre está enfermo y que su situación empeora y es ingresado justo la víspera de que tu comunidad salga de perekikación. Tu obligación ineludible es abandonar a tu padre al cuidado de las enfermeras, que para eso las pagan, e irte de perekikación con tu comunidad. Ya diosito sabe que tu padre está pasando por una dificultad, ya se ocupará de él, pero tú debes demostrar tu confianza y tu fe dejando a tu padre solo en el hospital y partiendo con tu comunidad.

Supongamos que a tu hijo adolescente le da por dejar la comunidad. Tu deber está muy claro, reúnes a la familia y entre todos le montáis un consejo de guerra en el que ha de quedarle claro que o se hace lo que Kiko manda o se va a tener que buscar otra casa donde vivir. Verás que pronto se le pasan las tonterías.

Y así con todo: el kikismo exige tal nivel de compromiso que más se le puede llamar esclavitud. Y ¿para qué? Para nada, porque jamás el kikismo ha salvado ni servido para la conversión de nadie.

No están rotas mis ataduras, 

ni pagadas mis deudas, 

mis puertas acerrojadas. 

No voy a ninguna parte sin permiso del gran kikón supremo.

Acurrucados en un rincón de la sala de usos múltiples, 

ellos siguen tejiendo el pálido lienzo de sus horas 

o vuelven a sentarse en el polvo a contar las monedas echadas en la bolsa, 

y me llaman para que dé el diezmo.