El siguiente bien espiritual del que se apodera indebidamente el CNC es la educación permanente de la fe, que habría de poder ofrecerse y demandarse sin el catecumenado postbautismal, ya que sin duda hay creyentes que han adquirido por otras vías la formación y la fe requeridas para entrar en el proceso catequético permanente. Sin embargo, dado el carácter sensibilísimo del equipo responsable internacional, el segundo permanece cerrado a cal y canto a cuantos no ha sufrido, hasta el final, el primero en la modalidad del CNC.
Conclusión, el verdadero objetivo de la modalidad CNC de catecumenado postbautismal es la kikotización, y la educación permanente en la fe solo es apta para kikotizados.
El tercer bien espiritual es el catecumenado bautismal, que pertenece a la Iglesia y a nadie más, aunque el CNC lo oferte como algo propio.
Y sucede que lo que se
oferta es más de lo mismo: «la participación en las catequesis kikotesis
iniciales y en la primera fase del itinerario neocatecumenal» (art. 24.2) y la
posibilidad de seguir «participando en la vida de la comunidad neocatecumenal
con la que han caminado hasta entonces como catecúmenos» (art. 25.2).
Aunque lo más interesante es lo que se obligó a eliminar del ECN de 2002.
En primer lugar, pretendían
que fuese preceptivo retrasar el bautismo hasta «la conclusión del segundo
escrutinio» (art. 24.3 ECN 2002). Y segundo, «la decisión [de consentir el
bautismo del catecúmeno] es tomada por el párroco, junto con el equipo de catequistas
kikotistas» (art. 24.3 ECN 2002).
El Vaticano les forzó a bajarse del burro, impidió que fuesen los kikotistas quienes dispusieran quien se bautizaba y quien no y eliminó la dependencia entre pasos del CNC y preparación para recibir el bautismo, pero la intención estaba clarísima.
Y esa intención hace del CNC una malísima modalidad de catecumenado bautismal.
El cuarto bien espiritual de que se apropia el CNC, el servicio de la catequesis, es delirante.
En su redacción, tal “servicio de la
catequesis” es una sucesión de sujetos activos del proceso: obispo diocesano,
párroco, presbíteros, catequistas kikotistas, centro neocatecumenal
diocesano, itinerantes, presbíteros itinerantes y familias en misión. En suma,
se describen competencias y deberes del obispo, el párroco y los presbíteros para
con el CNC y a eso le llaman bien espiritual servicio de catequesis. Solo falta
que también decreten que el sol está obligado a salir por dónde el CNC disponga.
En resumen se camufla de
bien espiritual la estructura directiva del CNC. Además, el artículo 28 declara
que los equipos de catequistas kikotistas solo están al servicio del
itinerario neocatecumenal, nunca jamás al servicio de la parroquia, del obispo,
de la diócesis o de la Iglesia. Lo cual es muy razonable, porque nadie puede
dar de lo que no posee, por tanto, no se puede esperar que los kikotistas
aporten otra cosa que kikotización.
Del mismo modo, los artículos sucesivos dejan claro que el papel del centro neocatecumenal diocesano, de los itinerantes y de las familias en misión siempre es al servicio del CNC y de nadie más.
El salesiano Antonio Escudero Cabello es miembro del consejo de la Pontificia Academia Mariana Internacional y presidente de la Asociación Mariológica Interdisciplinar Italiana "dixit", en una entrevista en Alfa y Omega:
ResponderEliminar'La reflexión sobre la Madre de
Jesús en muchos ambientes está un poco desprestigiada, como si no fuera necesaria. Es una urgencia porque en muchas facultades y seminarios no se estudia Mariología".
¿No suena un poco raro?