Lo siguiente solo que merece un
calificativo: monstruoso.
Llamada,
elección, obediencia
Para mí, Jesucristo fue una salvación. Es una
salvación hoy. Es el único lugar donde he encontrado la misericordia, donde he
comprendido lo que es el amor, algo que nunca he encontrado fuera de Él. En Él
puedo vivir, sin Él, la vida no me interesa. Puedo decir: "Para mí, vivir
es Cristo", fuera de Jesucristo, la vida no me interesa, no me importa el
arte, no me importa nada, absolutamente nada. Sin Él, la naturaleza no tiene
sentido, los hombres no tienen ningún sentido, la comunidad, el mundo. Lo sé
porque experimenté este sinsentido y pensé en suicidarme; si no hubiera
aparecido Él, ¿qué me habría pasado? La vida, todo adquiere su sentido en
Jesucristo, la naturaleza, el sufrimiento tiene sentido, la libertad tiene
sentido. Las guerras también tienen sentido porque son el producto del pecado
del hombre. La existencia de la guerra nos hace ver cómo Dios respeta y ama a
las personas tan pecaminosas como nosotros; por
esta razón todo, incluso la tortura, hasta la monstruosidad, en Jesucristo
adquiere una inmensa grandeza, todo en Jesucristo se vuelve luminoso, incluidos
los pecados más monstruosos que nos hacen ver cómo Dios nos ama, cómo
nos respeta y tiene misericordia de nosotros, como no nos destruye. Todo en
Jesucristo adquiere sentido.
La oración es un encuentro con el Jesucristo
resucitado que está vivo, que te ama tantísimo y que desea manifestarse a ti.
Ahora Él quiere hacer contigo un trabajo aún más profundo... Alguien me dirá:
"¡Aah! A mí no me hizo nada". ¿Y qué te puedo decir? Lo siento,
hermano. Sé que conmigo lo hizo y también con otros hermanos. Mira a ese: era
peor que tú y ahora míralo: con ese hizo maravillas. Sin duda alguna has sido llamado,
de lo contrario no estarías aquí. Pero muchos son los llamados y pocos los
elegidos. La elección depende del Señor que construye en nosotros, que nos da
la fe siempre que de nuestra parte hay una actitud de obediencia...
Tal vez nunca has obedecido, quizás nada de todo
esto te haya importado; quizás has vivido el cristianismo en una forma adúltera
y perversa, pensando solo en resolver tus problemas. Es decir, hiciste de la
religión una perversión, una idolatría de Jesucristo, como Israel siempre ha
hecho con Dios en el desierto. Acordaos de ese hombre que se acerca a
Jesucristo con su hijo epiléptico y le dice: "¡Ten piedad de mí, mira a mi
hijo!". ¿Qué le responde Jesús a él? "Oh generación perversa e
incrédula, ¿cuánto tiempo tendré que soportarte?"
Es interesante ver por qué Jesús dice eso:
"Generación incrédula y perversa" son las mismas palabras que Dios
dice contra Israel en el desierto. ¿Qué significan las palabras "incrédulo
y perverso"? Significan algo tremendo: estar con la actitud de pensar que
Dios ha hecho mal todas las cosas, la enfermedad, todo; que la creación que
Dios ha hecho ha salido mal y entonces se instrumentaliza al Hijo contra el
Padre para sanar todas las cosas que, según nosotros, van mal.
A continuación, el repelente cuento de
miedo “Que viene el otro”… cuyo corolario es: sométete a mí y yo te libro del
otro. Conviene hacer notar que el cuento viene después de asegurar que «la
experiencia de Dios es absolutamente PERSONAL» (así, con mayúsculas en el
original), para dejar claro que LOS INTERMEDIARIOS SOBRAN, en especial aquellos
que se han autonombrados a sí mismos intermediarios.
Bien, hermanos, esta mañana también voy a anunciaros
este kerygma. Es algo impresionante: la fe viene a través de este kerygma, del anuncio,
de oír, de escuchar. Aquí dice muy claramente que Moisés ya había anunciado:
"Dios hará que surja un profeta". ¿Sabes por qué y cuándo Moisés dice
esto? Porque Dios una vez se manifestó en el Monte Sinaí, aparece para salvar a
los hombres. Se mostró con poder sobre una montaña en el desierto a un pueblo
de esclavos y no a los ricos, ni a los reyes, ni a los sabios. Escogió a uno de
los pueblos más oprimidos de la Tierra, un pueblo que había sido esclavo
durante 400 años en una época en que el hombre no valía nada, era peor que una
bestia, peor que un perro. Dios para manifestarse eligió a este pueblo que había
olvidado casi por completo al Dios de sus padres. El verdadero Dios los ha
apartado de la esclavitud; algo nunca visto antes: que un grupo de pobres pueda
liberarse de la mano de los ricos. Es prodigiosa la odisea de este pueblo que
sale de Egipto, que escapa de la mano de los poderosos, que se adentra en el
desierto. Es un pueblo de desgraciados, de mendigos y Dios lo ha elegido.
Llegado en medio del desierto, Dios se
manifiesta a este pueblo en el Monte Sinaí, en medio de los truenos, y el pueblo
queda aterrado porque es evidente que la alteridad, lo "totalmente otro",
causa un terror monstruoso. El pueblo siente que hay algo sobrenatural allí e
inmediatamente experimenta este sentimiento de terror. Y le dicen a Moisés:
"Mira, no queremos más; haz con nosotros lo que quieras, pero que Dios no se
aparezca más". Es preferible la tortura, la enfermedad, la muerte antes que
experimentar este terror de nuevo (porque de hecho es el terror de la muerte en
grado sumo, en el grado de la alteridad).
No sé si algún hombre en la tierra ha
experimentado este terror, el terror de lo "totalmente otro". Es un terror similar al de un hombre que está en una habitación
oscura, siente una picadura y no sabe si ha sido una serpiente o un escorpión;
no puedes defenderte porque no sabes lo que era. Sentiría un terror tan grande que podría morir de miedo. El terror lo provoca siempre lo que es desconocido, porque el hombre
no tiene mayor temor que este. Si el hombre sabe que lo
que lo ataca es una serpiente u otro hombre, si sabe qué es, es diferente,
porque puede defenderse. Pero cuando se trata de algo
completamente desconocido, es mucho peor.
Digo esto para que podáis entender un poco
por qué el pueblo dice a Moisés: "No queremos que Dios
regrese para hablarnos de esta manera, es preferible que nos hables tú, es
mejor que vayas tú a hablar con Dios y que Él nos hable a través de ti, para
que no tengamos miedo". Entonces Dios, al darse
cuenta de que el pueblo tiene razón porque los pobres han tenido un terror
enorme, hace profetizar a Moisés: "Tenéis razón, no volveré a hablarle así
al pueblo. Suscitaré a un profeta en medio de vosotros
(refiriéndose a Cristo). Escucharéis todo lo que os diga;
los que no escuchen a este profeta serán extirpados del pueblo".
Este profeta está aquí y te hablará, ya te está
hablando esta mañana. Este profeta es Jesucristo. ¿Por qué serás extirpado del pueblo? Porque no
escuchas, porque no obedeces. Dios no ha escogido una aparición
para manifestarse a los hombres, sería muy simple. Imagínate
a un asesino y que Jesucristo se le aparece en la noche: nunca volvería a asesinar
a nadie. O un hombre que pega a su esposa, la tortura:
Dios se aparece a este hombre en la noche y este deja de cometer el mal.
Sería increíble, ¿no? Jesucristo podría
aparecerse a alguien, corregirlo y terminar con el mal, el dolor y el
sufrimiento en la tierra. Fenomenal, ¿no?
Buenas tardes... Me gustaria una entrada de los Ritos que se hacen al final del camino en la Domus y Jerusalen...
ResponderEliminarReflexión: si en Jesucristo "la tortura adquiere una inmensa grandeza", defraudar a Hacienda debe ser algo maravilloso.
ResponderEliminarAl menos, así podrían pensarlo los kikos
¿Algún maestro de espiritualidad ha avalado las tonterías que osa decir sobre sus paranoias egóticas sobre la oración?. ¿Evagrio Póntico, Teresita de Lisieux? San Juan de la Cruz? Una vez su ser egótico ha sido preentado, va tejiendo en el pardillo que le escuche una patata místicoafectiva , destinada a que todo lo que en los próximos 40 años se diga sobre Jesucristo se entienda que se dice de el líder. Dios expulsará... el kikotista te expulsará. Hay que obedecer a Dios... si no me obedeces...
ResponderEliminarFrutos de la oración: 50 años sin compartir laudes, vigilias, convivencias, retiros, eucaristías... NADA con el resto de la Iglesia Católica. No es ese el modelo de oración que Jesucristo ha querido. El evangelio y la Tradición (Traditio) de la Iglesia y los grandes maestros de la oración coinciden: el primer fruto de la oración es la purificación, resanar/restañar las relaciones con la comunidad eclesial. Gritos, maldiciones, profecías, hacer el vacío a quien dice la verdad, dejar de dirigir la palabra a quien se sale del movimientito, y ante un inevitable encuentro manifestar una sonrisa de desprecio y conmiseración como diciendo "Pobrecita, hemos acabado el camino y tú no llegaste ji ji ji ". ¿Frutos de la oración? .
Es "su" INVENCIÓN de "su" Kikono práctico. (No había coronas histéricas aún). "Su" escuela de oración que no llega ni a la del bueno del P. Roger en Taizé.
No entiendo cómo no se les cae la cara de vergüenza a los Clonatoris Mater al leer la definición de "Teofanía", el Misterio de la Otreidad, lo Absolutamente Otro (referido en la Iglesia Católica al Misterio Trinitario), con picaduras de bichos con la luz apagada. ¡en serio no les ha producido una carcajada como a mí?. ¿Entienden ahora la indigencia mental de un sujeto que entre la picadura de una serpiente venenosa y un escorpión venenoso, la identificación del animal marca la distancia entre poderse autocurar o no. ¡¡¡ Pretendiendo explicar la Teofanía !!!
DESAUTORIZADO doctrinalmente para guiar y hacer el acompañamiento espiritual de nadie. No creen en la presencia real de Jesucristo en la hostia consagrada (oración de adoración). No aceptan la Presencia real de Jesucristo en sagrarios que no tengan la Toráh encima. Niéganse a ponerse de rodillas para comulgar, pero se hacen fotografiar al ponerse de rodillas delante del indigente mental del hijo del Sr. Argüello para recibir una INVENTADA bendición/absolución.
En más de 50 años ¿Alguien requirió su presencia para dar ejercicios espirituales o retiros de cuarésima?.
ORACIÓN KANTO "KIKO-72" “Os aseguro que la renovación del Concilio Vaticano II según el itinerario neocatecumenal llevará a la Iglesia a una gloria indescriptible y llenará de estupor y admiración a los orientales y a los protestantes, por ser un Concilio ecuménico”.
Anda rico, ponle música antes de morir; fueron tus palabras.