Paso del shemá (XXX)

«Bien, os hemos dicho que la fe es amor, resulta que hemos dicho que la fe no es obligar al otro a volverse bueno, sino que es dejarse matar, cargar con los pecado del otro dejándose crucificar por el otro sin decir nada…

Entonces ¡yo no tengo fe! Después de dos años la gente empieza a descubrir que tiene poquísima fe.»

De nuevo parte de una premisa falsa e insostenible ante quien sepa lo que es la fe. Porque nadie con más fe que un demonio; y también nadie con menos amor que ese mismo demonio.

«Entonces llamamos al obispo e invitamos a la gente a descubrir que la fe necesita una madre. Que el autor de la fe es Jesucristo y que Él va a gestar en ti la fe poco a poco.»

En suma, que el único camino verdadero es Jesucristo y todo lo demás son cantos de sirena.

«¿Por qué digo todo esto? Precisamente por los falsos conceptos que existe acerca de la comunidad. Porque cada uno se hace su idea de la comunidad.

Lo primero que Dios tiene que destruir en la comunidad son los falsos ideales que hay acerca de la comunidad: los proyectos, los fantasmas. Uno dice que en la comunidad no se da el amor y… “¡todos a quererse mucho aquí!”… Para otro la comunidad significa que debemos ayudarnos, etc. Cada uno tiene su idea y cuando ve que en la comunidad no nos tratamos bien, no nos ayudamos, etc., se espanta porque su ideal se cae, su ideal se destruye, y entonces se enfada y deja la comunidad…»

Como de costumbre, Pako simplifica y generaliza, la realidad es que hay otros que lo que hacen es imponer normas y moralismos, por ejemplo el diezmo vitalicio para que no digan que no se ayudan entre ellos…

«La Iglesia se distingue de todos los clubes y asociaciones porque la Iglesia, la comunidad cristiana, nace donde acaban todos los clubes y todas las asociaciones. Todas ellas tienen un límite: el enemigo. Tú, por ejemplo, eres de una asociación en la que se juega a las cargas. ¡Bien! Si tú no soportas la calumnia, si sucede que te enteras de que uno dice que tú  has robado dinero de la caja… la asociación se ha acabado para ti.

Es decir, toda fraternidad humana acaba siempre en el enemigo, que es lo contrario de la fraternidad. Sin embargo es precisamente ahí donde comienza el cristianismo. En el amor, en la fraternidad, en el agapé, que es Dios mismo. Tú comenzarás a odiar a un hermano y, o te va de la comunidad o la unidad la hará Dios, porque el cristianismo está en el amor al enemigo.

Cuando comenzamos a entrar en el paso al catecumenado (cuando la gente se conoce un poco más) aparece un demonio mayor. Al principio era la dificultad para aceptar al neurótico, al que dice estupideces… pero más adelante la situación empieza a ser más difícil porque comienza la murmuración, el apuñalamiento de uno contra otro, y por la espalda. Esto hace mucho daño y hiere el orgullo de la persona. Entonces uno descubre cuan difícil es perdonar, descubre que no es capaz de perdonar: si uno le mira de reojo…

Pero todo esto lo permite Dios, incluso, si queréis, lo manda.»

Un clásico de CNC es hacer a Dios responsable y origen de todos los males.

«Y ¡es estupendo! Lo dice también San Pablo: hay divisiones dentro y fuera para que se vea quien tiene virtud probada. Porque aquí los únicos que interesan son los que tengan virtud probada. En la Iglesia primitiva se decía que tenía virtud probada quien la manifestaba, quien abiertamente se notaba que era cristiano. Y ¿cómo se sabe si tú eres cristiano? Sólo la persecución prueba si realmente tú tienes el espíritu de Jesús.

Lo más importante de todo es esto: estamos pasando de una situación de “Iglesia cristianizada” en la que todos tienen que entrar en la Iglesia para salvarse, a una situación en la que lo que salva al mundo es la luz, la lámpara que ilumina.»

Es decir, se le quita a Cristo la función redentora y salvadora para dársela a un instrumento inútil.

«Y en este sentido deja de interesar el número de los pertenecientes a la Iglesia. Nosotros partimos de la convicción de que Jesús concibe su Iglesia como un “resto”, como un fermento, como una levadura, como una luz. No piensa en absoluto que si uno entra en la Iglesia se salva y si uno no entra se condena.»

Porque a Pako no se le esconde lo que piensa Cristo, le lee la mente todas las noches, en sueños.

«Ya los hebreos habían entendido que cada pueblo tiene su religión, y San Pablo dijo que los gentiles, que no tienen la Ley, si observaban su propia ley se salvaban mejor que los hebreos con toda su Ley. Más tarde nosotros lo hemos confundido todo…»

¡Menos mal que llegó el kikismo para, con la excusa de “desfacer entuertos”, inventarse citas de san Pablo!

«Para nosotros lo más importante, en este sentido, ¿Cuál es? Convertirse en sacramento de salvación. Por esto lo más importante en este momento histórico es que se llegue a dar en nosotros este hombre nuevo. Pero para que se realice este hombre nuevo tiene que darse: primera fase- reconocer nuestra realidad, tocar tierra: humildad, conocer la verdad de nuestra vida, quien eres tú, hasta que punto puede amar, conocerte verdadera y realmente, apoyado en la palabra de Dios. Conocer, por ejemplo, que eres capaz de odiar, que eres capaz de murmurar (porque será lo primero que hagas apenas salgas de la comunidad, comentar con tu marido o con tu mujer: “¡Qué repelente! ¿Has visto eso? ¡Y se cree un tipo excelente, de categoría superior! Si esto continúa así, me entran ganas de no volver más”.

Bien, como os decía, lo más importante en este tiempo es desprenderse del hombre viejo, pero antes de desprenderse es necesario que el Señor ilumine estar realidad del hombre viejo que está en nosotros, que ilumine todos los pecados que hay dentro de nosotros. Entonces sucederá que pese a vernos pecadores no nos angustiaremos, de hecho nos aceptaremos más fácilmente pecadores.»

Entonces va a ser que ni la de categoría superior alcanzó esta primera fase (de ahí la angustia existencial en que vivió sumida), ni tampoco la ha alcanzado Kiko, y por eso sus anotaciones están repletas de lamentos.

¿Ves al panda?