Otra, de las falacias más grandes

Malinche

No voy a entrar en el tema de si el cnc es movimiento o no. De cualquier manera, es un adefesio.

Me refiero a la “aprobación” que no es aprobación. A la validez de unas palabras que son convenientes, pero cuando esas palabras son rectificantes, entonces no convienen y simplemente se ignoran.

Veamos los últimos párrafos de la famosa carta "Ogni Qualvolta"

«acogiendo a la petición que se me ha dirigido, reconozco el Camino neocatecumenal como un itinerario de formación católica, válida para la sociedad y para los tiempos de hoy.

«Deseo vivamente, por tanto, que los hermanos en el episcopado valoricen y ayuden —junto con sus presbíteros— a esta obra para la nueva evangelización, para que se realice según las líneas propuestas por los iniciadores, en espíritu de servicio al Ordinario del lugar y en comunión con él, y en el contexto de la unidad de la Iglesia particular con la Iglesia universal.

«En prenda de este vivo deseo, imparto a Vd. y a cuantos pertenecen a las comunidades neocatecumenales, mi bendición apostólica.

Desde el Vaticano, a 30 de agosto de 1990, XII de pontificado

JUAN PABLO II»

Un reconocimiento no es una aprobación. Un reconocimiento es simplemente destacar su presencia. Y sería, en todo caso, un abrir la puerta para una aprobación o no aprobación.

Y hasta en cierto modo, las palabras de Pablo VI citadas en la carta apuntan a un reconocimiento más que una aprobación.

Para comprender mejor este sentido de reconocimiento y la diferencia con una aprobación no hay mejor ejemplo que las mismas palabras del Papa Francisco al cnc cuando les recuerda que el Espíritu Santo llega primero que ellos a los lugares donde evangelizan, que respeten la cultura local y, sobretodo, que sean lo suficiente maduros para actuar de una manera que favorezca la comunión y unidad de la Iglesia local.

Pero ellos se hacen los sordos. Se creen el cuento de los superaprobadísimos estatutos (que no cumplen y ni les interesan cumplir) y de las tantas aprobaciones de los tantos papas que ha habido, habrá y existirán por los siglos de los siglos.

Una falacia más.

El problema viene aquí: La susodicha carta usted la puede encontrar online, desde los escritos del PapaJuan Pablo II.

Pero la historia no termina ahí.

“Arresulta” que todos los escritos de los papas, desde principio del siglo pasado, se recogen y se organizan de manera oficial en lo que se llama “Actas de la Sede Apostólica”, en latín, “Acta Apostolicae Sedis”. Cualquier documento o escrito de los papas, se recoge en las actas.

La carta en cuestión está en el volumen 82, del 1990, que usted puede encontrar en la siguiente dirección: http://www.vatican.va/archive/aas/index_sp.htm o http://www.vatican.va/archive/aas/documents/AAS-82-1990-ocr.pdf

La susodicha carta empieza en la página 1513 y termina en la página 1515. Y es ahí donde está lo más interesante de la carta. En la 1513.

La carta está dirigida al encargado «Ad personam» de las comunidades neocatecumenales. Digamos que hasta aquí, todo bien. No interesa para el caso como Cordes llegó a esa posición. Lo que interesa a nuestro dato es lo siguiente: En letras mayúsculas está la dirección de la carta. Pero ahí no termina la cosa. La ASS hace, al final de la dirección de la carta, una llamada a pie de página, en donde clarifica la posición del Papa Juan Pablo II:

La Mente del Santo Padre, nel riconoscere il Cammino Neocatecumenale come valido itinerario di formazione cattolica, non è di dare indicazioni vincolanti agli Ordinari del luogo, ma soltanto di incoraggiarli a considerare con attenzione le Comunità Neocatecumenali, lasciando tuttavia al giudizio degli stessi Ordinari di agire secondo le esigenze pastorali delle singole diocesi.

La mente del Santo Padre, en el reconocimiento del Camino Neocatecumenal como itinerario válido de formación católica, no es dar instrucciones vinculantes a los Ordinarios del lugar, sino sólo animarles a considerar con atención las Comunidades Neocatecumenales, dejando, sin embargo, el juicio a los mismos Ordinarios de actuar de acuerdo a las necesidades pastorales de las diócesis individuales.

O sea, pues los reconozco. No los “apruebo”. Es lo que aclara aquí la AAS. No se da ninguna “instrucción vinculante”. En la mente del Santo Padre, tienen tanta importancia las comunidades neocatecumenales como las Hijas de María y los Caballeros de Colón, los Cursillistas, como el Grupo de Emaus, la Legión de María, etc…

Honestamente, me parece que lo único realmente importante en esta carta es que Juan Pablo II no le llamó “movimiento”. Sino que lo reconoció como un itinerario de formación.

Pero no creo que haya que echar a volar las campanas. Al parecer la carta no nace de manera espontánea. El Papa Juan Pablo II responde “acogiendo a la petición que se me ha dirigido”. Y el párrafo concluyente es también bastante significativo: “en espíritu de servicio al Ordinario del lugar y en comunión con él, y en el contexto de la unidad de la Iglesia particular con la Iglesia universal”.

Yo me atrevería decir aún más. Hay dos puntos en la carta que son claves: “Deseo vivamente…” Y luego condiciona la bendición apostólica a ese “vivo deseo”. ¡Vamos! Que Juan Pablo II incluso condicionó su bendición al trabajo del neocatecumenado a la comunión con el ordinario del lugar y el contexto de la unidad de la Iglesia particular con la Iglesia universal.