La carta del Cardenal Burke sobre la Misa al estilo kiko

 

Eminencia Reverendísima, al volver de la Solemne Misa celebrada por Usted en el Palacio de los Tribunales para la inauguración del año judicial del Estado de la Ciudad del Vaticano, he encontrado sobre mi escritorio una invitación formal para una celebración del Santo Padre Benedicto XVI "con ocasión de la aprobación de la liturgia del Camino Neocatecumenal", prevista para el 20 de Enero p.v. adjunto una fotocopia de la invitación, que está impresa con una imagen del Señor en color por la parte anterior, que quizá Su Eminencia ha recibido.

No puedo, como Cardenal y miembro de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, no expresar a Vuestra Eminencia la sorpresa que la invitación me ha causado. No recuerdo haber oído hablar de una consulta respecto de la aprobación de una liturgia propia de este movimiento eclesial. He recibido en los últimos días, de varias personas, también de un estimado obispo estadounidense, expresiones de preocupación respecto de una tal aprobación papal, de la cual ellos habían ya sabido. Tal noticia era para mí un puro chisme o especulación. Ahora he descubierto que ellos tenían razón.

Prescindiendo de la cuestión acerca del modo con el cual una tal aprobación ha sido preparada para el Santo Padre, debo, en conciencia, expresar mis grandes reservas por cuanto respecta a las innovaciones que el Camino Neocatecumenal ha introducido en la celebración de la Sagrada Liturgia. Estas innovaciones han sido ya corregidas en 2006 por el Cardenal Francis Arinze, en aquella época Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, pero debo decir que las correcciones no han tenido ningún éxito, al menos en los Estados Unidos. Las comunidades de este movimiento han continuado celebrando la Santa Misa con importantes innovaciones, abiertamente contrastantes con la disciplina litúrgica que ha de ser observada en las parroquias donde ejercitan su apostolado.

Sin entrar en un comentario detallado sobre las innovaciones, expreso dos de mis principales preocupaciones. El lugar preferido para la celebración de la Santa Misa, el modo de disponerse de los miembros durante la celebración y el modo anómalo para la recepción de la Sagrada Comunión, en mi opinión, exageran gravemente el aspecto del banquete en el Sacrificio Eucarístico y descuidan el ministerio insustituible del sacerdote en la Santa Misa. 

En la misma línea, las largas moniciones ofrecidas por los miembros desde el ambón durante la celebración de la Santa Misa relativizan la proclamación de la Palabra de Dios y la homilía sobre la Palabra de Dios del ministro ordenado. Mientras que tales moniciones podrían tener un lugar apropiado en las celebraciones no litúrgicas, representan, en mi opinión, una grave distorsión del Rito de la Misa. 

En fin, como fiel conocedor de la enseñanza del Santo Padre sobre la reforma litúrgica que es fundamental para la nueva evangelización, considero que la aprobación de tales innovaciones litúrgicas incluso después de la corrección de las mismas de parte del Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, no parece coherente con el magisterio litúrgico del Papa. De modo particular, las innovaciones reflejan una visión antropocéntrica, no teocéntrica, de la acción litúrgica sobre la cual el Santo Padre siempre ha insistido muy claramente.

Expreso estos pesamientos con todo el respeto por el juicio del Santo Padre sobre el tema. Pero, por la responsabilidad que se espera como Cardenal de ayudar al Papa en el ministerio petrino, he debido expresar mi pensamiento sobre una cosa tan importante para la vida de la Iglesia en su plena y más alta expresión. 

Aprovecho la circunstancia para confirmarme con sentido y distinto obsequio, de su Eminencia Vuestra Reverendísima devotísimo en el Señor. 

Raymond Cardinal Burke

Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica.

NOTA:

La carta lleva una anotación manuscrita del Papa del 20 de Enero que dice:

"Devolver al Card. Bertone, invitando al Card. Burke quizá a trasladar estas muy correctas observaciones a la Congregación del Culto Divino".