La verdadera Iglesia de Cristo

 

Un lector del blog me pasa la referencia a la siguiente imagen, que pretende ser el rastro histórico de los Bautistas, desde el tiempo de Cristo -dicen ser los modernos discípulos de Juan el Bautista- hasta el presente.

 

Quizá no sea una mera casualidad que el gráfico precedente, salvando el estilo, haga recordar este otro:

 

Aquí en su versión italiana, con su revelador paréntesis.

Los bautistas surgieron allá por el siglo XVII de los anabaptistas, que a su vez surgieron del protestantismo alemán del siglo XVI. Por tanto, a semejanza de algún otro, son una secta relativamente moderna, sin raíces; y eso es un gravísimo problema para muchos de ellos, lectores de la Biblia, que dan valor a las palabras de Cristo que fundó una sola Iglesia y lo hizo en el siglo I. Y prometió que Su Iglesia perduraría por siempre y «las puertas del abismo no prevalecerán contra ella» (Mt 16,18).

De ahí el interés de la secta bautista -y de algún otro sectario- en buscar como sea un rastro que lleve desde Jesús hasta su invento. Aunque para ello haya que asignarse como antepasados a herejes declarados e inventarse una historia disparatada de una Iglesia "paralela", oculta y perseguida por la Iglesia "oficial" desde, al menos, la época de Constantino (¿otra coincidencia?). 

En todo caso, los bautistas se conforman con arrancar su rastro en Juan el Bautista. Sin embargo, hay quien aspira a mostrar nada menos que la historia de la salvación desde su mismo origen hasta el presente... Atrevida es la ignorancia, sin duda. De otra forma no se entiende que al ponente se le olvide que la historia de la salvación empieza mucho antes, porque nada más producirse la expulsión de paraíso hay una promesa de salvación.

El caso es que en las kikotesis se plantea que la única Iglesia verdadera es la que lidera el sensible Kiko, el que reparte bendiciones y admite la adoración de sus fieles, pero la obstinada realidad es que la verdadera Iglesia es Apostólica, y por eso es tan tan importante el sometimiento al obispo. No es una tradición ni un privilegio ancestral, es que la única Iglesia es la fundada sobre los Apóstoles y sus sucesores. Como muestra, una cita de la carta de San Ignacio a los de Esmirna, escrita alrededor del año 107 d.C. Vale observar que San Ignacio fue un padre apostólico, es decir, que conoció por lo menos a algunos de los apóstoles.

«Evitad las divisiones, como el comienzo de los males. Seguid todos a vuestro obispo, como Jesucristo siguió al Padre, y al presbiterio como los apóstoles; y respetad a los diáconos, como el mandamiento de Dios. Que nadie haga nada perteneciente a la Iglesia al margen del obispo. Considerad como eucaristía válida la que tiene lugar bajo el obispo o bajo uno a quien él la haya encomendado. Allí donde aparezca el obispo, allí debe estar el pueblo; tal como allí donde está Jesús, allí está la iglesia universal. No es legítimo, aparte del obispo, ni bautizar ni celebrar una fiesta de amor; pero todo lo que él aprueba, esto es agradable también a Dios; que todo lo que hagáis sea seguro y válido».