viernes, 30 de agosto de 2024

Solo para kikólatras

 

Para la última entrada de agosto traigo información sobre un artículo solo para kikólatras.

Se trata nada menos que de la existencia de un librito de 52 página editado en 2018 en el que se pueden encontrar todos los pintarrajos habidos en la que fue la casa de la familia Gómez de Argüello Wirtz.

Anverso

Reverso

En dicho librito podrán encontrarse imágenes tan edifikikantes como las siguientes:




 

¡Un tesoro para cualquier kikólatra!


miércoles, 28 de agosto de 2024

La fidelidad a las leyes de la Iglesia no es opcional

 

La conferencia episcopal nigeriana ha tenido a bien poner las pilas a sus sacerdotes acerca de abusos que no van a ser admitidos en las celebraciones litúrgicas.

Ojalá otras conferencias episcopales tomasen nota y adoptasen medidas contra las cacofonías, los bailoteos, especialmente reprobables si en ellos participa un presbi revestido, los experimentos con miel y leche y demás.

El bailecito del presbi

 

CONFERENCIA DE OBISPOS CATÓLICOS DE NIGERIA

Para: Todos los Sacerdotes Católicos en Nigeria

SOBRE LOS ABUSOS DURANTE LAS CELEBRACIONES LITÚRGICAS

 

1. La sagrada liturgia es el corazón de nuestro culto y la cumbre de nuestra vida cristiana. Es un acto de culto divino que pertenece a toda la Iglesia y debe ser salvaguardado con la máxima reverencia y fidelidad. Sin embargo, con profunda preocupación y justa indignación observamos un aumento alarmante de aberraciones durante el culto en toda nuestra nación, perpetradas por algunos de nuestros propios sacerdotes. Estos abusos incluyen desviaciones de las oraciones y rúbricas prescritas de la Misa, incluida la Plegaria Eucarística; manejo irreverente de la Eucaristía; deambular mientras se lleva la custodia durante la exposición del Santísimo Sacramento y bendecir a la gente utilizando gestos similares a asperjar con agua bendita; música inapropiada, incluso la importación de música secular en la liturgia; baile indecoroso, incluso con la custodia de la Eucaristía; comercialización de la liturgia en la forma de aceptar demasiados estipendios y recaudación de fondos justo en mitad de las celebraciones litúrgicas; el uso del púlpito para potenciar intereses personales; incorporación de costumbres locales que son incompatibles con la fe bajo el paraguas de la inculturación; fallo en el uso de vestiduras apropiadas; falta de preparación adecuada para cada aspecto de la celebración litúrgica; la invención de ritos, como la Dedicación del Niño, en la que algunos sacerdotes colocan al niño en el altar, cuando, en la enseñanza de la Iglesia, un niño es consagrado a Dios durante el bautismo; bendición de objetos no aprobados por la Iglesia como sacramentales; y muchas otras. Estas graves violaciones no son solo una afrenta directa a la santidad de la liturgia, sino también una fuente de escándalo y vergüenza para la Iglesia en Nigeria.

2. Quede inequívocamente claro: la liturgia no es un patio de recreo privado para la innovación personal. No es una plataforma para la autoexpresión del celebrante. Se trata de un encargo sagrado, transmitido por la Iglesia, que debe celebrarse según las normas y tradiciones establecidas. La Constitución sobre la Sagrada Liturgia del Concilio Vaticano II es clara: “La reglamentación de la sagrada Liturgia es de competencia exclusiva de la autoridad eclesiástica” (SC, 22). Cualquier sacerdote que se tome la libertad de desviarse de estas normas es culpable de una grave traición a su deber sagrado y está desviando de la fe a los fieles.

3. Condenamos, en los términos más enérgicos posibles, todos y cada uno de los abusos dentro de la sagrada liturgia. Tales acciones no son meros errores de juicio; son violaciones del orden sagrado y deben ser tratadas como tales. Recordamos a nuestros sacerdotes que el altar no es un escenario para representaciones teatrales, ni la liturgia es un lugar para novedades. La Iglesia nos ha dado directivas claras sobre cómo debe celebrarse la liturgia, y estas deben seguirse sin excepción. La fidelidad a las leyes de la Iglesia no es opcional, es obligatoria. Los fieles no merecen nada menos que la celebración verdadera y reverente de los misterios de nuestra fe.

4. A nuestros obispos, los principales liturgistas de sus diócesis, les encomendamos solemnemente: tomen medidas inmediatas y decisivas para corregir estos abusos. Los fieles esperan de ustedes liderazgo, y es su sagrado deber asegurar que la liturgia en su diócesis se lleve a cabo con la dignidad y reverencia que exige. Como se afirma en las leyes universales de la Iglesia, “Al Obispo diocesano, en la Iglesia a él confiada y dentro de los límites de su competencia, le corresponde dar normas obligatorias para todos sobre materia litúrgica” (Canon 838 §4). Donde sea necesario, se deben emplear medidas penales para hacer que los sacerdotes infractores rindan cuentas, haciéndoles comprender la gravedad de sus acciones y disuadiendo a otros de cometer delitos similares. Los directores diocesanos de liturgia y los vicarios foráneos (decanos) deben colaborar estrechamente con sus obispos en esta sagrada tarea. Es imperativo que trabajen juntos para asegurar que los sacerdotes dentro de sus jurisdicciones se adhieran estrictamente a las directivas de la Iglesia. Este esfuerzo colaborativo es esencial para mantener la unidad y santidad de nuestro culto litúrgico.

5. A nuestros sacerdotes les decimos: A Ustedes se les ha confiado la sagrada responsabilidad de celebrar los misterios de nuestra fe. Esta no es una responsabilidad que se pueda tomar a la ligera, ni que permita interpretaciones personales. La Constitución sobre la Sagrada Liturgia del Concilio Vaticano II nos recuerda que “La santa madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a aquella participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas que exige la naturaleza de la Liturgia misma” (SC, 14). Esto sólo se puede lograr cuando la liturgia se celebra con el decoro, la reverencia y la fidelidad que exige. Los abusos y las desviaciones de la forma prescrita no solo son inaceptables, sino que son un grave perjuicio para los fieles y para la Iglesia.

6. En conclusión, renovemos todos nuestro compromiso con la celebración adecuada y fiel de la liturgia. La liturgia es un anticipo del banquete celestial, un encuentro sagrado con lo divino, y debe realizarse siempre con la máxima solemnidad y reverencia. Cualquier acción que disminuya este encuentro sagrado debe ser condenada y corregida con la seriedad que merece. Extendemos nuestra sincera gratitud a todos los sacerdotes que, en su celebración de la liturgia, permanecen fieles a las enseñanzas y tradiciones de la Iglesia. Su compromiso con la reverencia, el decoro y la fidelidad sostiene la santidad de nuestro culto y sirve como un brillante ejemplo para todos. Que nuestras celebraciones litúrgicas reflejen siempre la belleza, el orden y la santidad que deben transmitir, acercando a los fieles al misterio de Cristo; y que nuestra Señora, asunta al cielo, interceda por nosotros para que seamos fieles a las enseñanzas de su Hijo y de la Iglesia. Amén.

Dado este día quince de agosto del año del Señor dos mil veinticuatro, en la Solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María.

 

+Lucius Iwejuru Ugorji
Arzobispo de Owerri
Presidente CBCN

+Donatus Aihmiosion Ogun, OSA
Obispo de Uromi
Secretario CBCN

+Augustine Ndubueze Echema
Obispo de Aba
Presidente del Comité de Liturgia CBCN

 

lunes, 26 de agosto de 2024

Desmontando otro bulo kikil

 

Me pregunto si los neocatecumenales son conscientes de que el Antiguo Testamento es diferente para los católicos (específicamente católicos, no cristianos) que para los judíos.

Me refiero a que en la Biblia católica el Antiguo Testamento tiene más libros que en la biblia judía.

Ello es debido a que hay en concreto siete libros de los que no solo no se conserva ningún resto escrito en hebreo o en arameo, sino que además se sospecha que el original fue escrito en griego. Son libros que proceden de los judíos alejandrinos, los hebreos de la diáspora, y que no han existido nunca en los rollos conservados por los judíos palestinos.

A los libros cuya inspiración divina nunca ha sido cuestionada se les llama “protocanónicos” (primer canon) y a los otros se les conoce como “deuterocanónicos” (segundo canon) o “apócrifos” (en referencia a que se desconoce su autor) y puede decirse de ellos que para los católicos son tan sagrados como los primeros, para los protestantes y los judíos, no.

Los libros que no son sagrados para los judíos son: Tobías, Judit, 1 y 2 Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc. Y además quitan algunos capítulos al libro de Daniel.

La razón por la que la Iglesia los reconoce es que son referenciados en el Nuevo Testamento en los discursos de Jesús y de sus apóstoles:

Mat. 2:16 – El decreto de Herodes de matar a niños inocentes fue profetizado en Sab. 11:7 – matar a los santos inocentes.

Mat. 9:36 – el pueblo era “como ovejas sin pastor” es lo mismo que Judit 11:19 – ovejas sin pastor.

Mat. 7:16,20 – La declaración de Jesús “por sus frutos los conoceréis” sigue a Eclesiástico 27:6 – el fruto revela el cultivo.

Juan 10:22 – la identificación de la fiesta de la dedicación está tomada de 1 Mac. 4:59.

Heb 11:35 – Pablo enseña sobre el martirio de la madre y sus hijos descrito en 2 Mac. 7:1-42.

Lucas 2:29 – La declaración de Simeón de que está listo para morir después de ver al Niño Jesús sigue a Tobías 11:9.

1 Cor. 10:20 – lo que los paganos sacrifican lo ofrecen a los demonios y no a Dios se refiere a Baruc 4:7.

Éxodo 23:7 – no matarás al inocente y al justo – Dan. 13:53 – no matarás a una persona inocente y justa.

       Los católicos reconocen estos libros como inspirados desde mucho antes de Trento. En concretos son citados en el listado de libros inspirados decretado en el Concilio de Roma del 382, listado que se reafirma en el Concilio de Hipona en 393 y de nuevo en el III Concilio de Cartago en 397 y una vez más en el IV Concilio de Cartago en 419.

Y en todos ellos se dispuso que la Escritura Sagrada, toda ella, fuese leída en las iglesias, pese a que en el CNC, siempre tan alejados de la realidad, se empecinan en el relato de que nadie conocía en Antiguo Testamento antes del II Concilio Vaticano.

Será más bien que el que no quería no lo conocía, porque la Iglesia siempre ha insistido en proponer su lectura y conocimiento. Y a nadie se le prohibía acceder a la Biblia.