lunes, 20 de mayo de 2019

Una cruz encima de la caja registradora



La de Fabien no es la historia de un hombre al borde del abismo personal o militantemente alejado de Dios y que vive un espectacular camino de Damasco. Es la historia de un hombre normal en una familia feliz, pero donde Dios no estaba. Y su forma de aparecer fue de lo más cotidiano, según el propio testimonio del implicado, recogido por Laurence Meurville para L'1visible:
Dios se invitó a nuestra vida
Todo iba bien en nuestra vida: trabajo, pareja, familia… Con mi mujer Karine y nuestras dos hijas, éramos felices. A los 8 años, nuestra hija mayor, Liana, nos dice que quiere ir a catecismo con uno de sus amigos de judo. Para nosotros, que no teníamos ningún contacto con la Iglesia, es una gran sorpresa, pero ni nos planteamos contrariarla. Ella se compromete a ir a misa una vez al mes. Nosotros la dejamos en la iglesia y esperamos en la cafetería de enfrente a que la misa termine.
Conductor de peregrinos
Un día, el cura de la parroquia me pide si puedo llevar a los jóvenes en peregrinación. Yo era conductor, así que acepto. ¡Tengo un buen número de peregrinaciones en mi haber y respeto a las personas creyentes!
Una vez allí, pienso que, como de costumbre, mi trabajo ha terminado hasta el trayecto de vuelta. Pronto me doy cuenta de que el sacerdote cuenta conmigo para ayudarle a controlar a los jóvenes… Acepto por cortesía, y así me entero del programa: vigilia, adoración, confesión…Vamos con los jóvenes a una capilla y me explican en términos sencillos en qué consiste la adoración eucarística: “Pasar una hora sentado en un banco mirando una hostia…”
"Aquí estoy"
Curiosamente, enseguida me encuentro a gusto. Sentado en ese banco, me siento bien. Al cabo de un cierto tiempo, se me presenta como evidente que tengo que confesarme para pedir perdón a Dios por primera vez en mi vida. Al sacerdote que me recibe le explico que, a pesar de tener 40 años, va a escuchar mi primera confesión. Me dedica todo el tiempo necesario. Siento entonces como una mano sobre el hombro y alguien que me dice: “Aquí estoy. Y ¿si continuamos juntos?”
Tras esta confesión y el descubrimiento de la adoración, las cosas no pueden ser en mi vida como eran antes. Está clarísimo. Me bautizaron a los 13 días de nacer, pero no recibí ninguna educación cristiana. Voy camino a lo desconocido, pero muy confiado. Presionado interiormente por todo lo que me sucede, me planteo muchas preguntas, pero no tengo miedo.
La sorpresa
A mi regreso, no sé cómo contarle a mi esposa lo que acabo de vivir. Aunque la conozco bien, no tengo ni idea de cómo puede reaccionar…
Al cabo de una o dos semanas, me decido a lanzarme. Recibo entonces la sorpresa y la alegría de escuchar cómo me responde: “Yo también tengo algo que decirte…” En efecto, un domingo, durante uno de mis desplazamientos, había terminado por ir a misa con nuestra hija. Se había sentido muy bien y se había echado a llorar. En resumen, ella también había vivido un encuentro con Dios.
Ese momento de intercambio de nuestras experiencias espirituales respectivas quedó grabado en nuestro corazón. Para nosotros es una suerte increíble haber hecho el camino al mismo tiempo, cada uno por su lado. Ya éramos felices juntos, pero al hacernos descubrir Su presencia a nuestro lado, Dios nos colmó de alegría y reforzó nuestra unión.
Los sacramentos
Karine y yo comenzamos entonces a ir a misa los domingos. No comprendemos nada. Es como un universo extraño. Quiero saber por qué se hace tal gesto en tal o cual momento, etc. Los fieles responden con paciencia a todas nuestras preguntas o, cuando no lo saben, nos lo dicen con franqueza. Se nos propone prepararnos para la confirmación y la primera comunión. Una gran felicidad.
Hoy, cada uno de nosotros tiene una tienda. Yo he puesto una cruz encima de la caja registradora y eso da lugar a conversaciones muy hermosas. Muchos no conocen a Dios. No se les puede reprochar no tener sed, porque jamás han gustado de Su amor. Somos nosotros, los cristianos, quienes tenemos que suscitar en ellos el deseo de conocerLe a través de nuestros actos y de toda nuestra vida.

15 comentarios:

  1. Sencilla confesión de fe, auténtica, queriendo contar lo que hay que contar sin pretensiones de nada.

    Lo sencillo y verdadero vale mil veces mas que las falsas y estrambóticas confesiones kikianas que hay qeu dar para que te sonrian tus katekistas.

    Algunas confesiones te encuentras con autenticos milagros, y fenómenos místicos que llaman la atencion.
    Otras hay graves cambios de vida qeu impresionan.
    Otras, no hay nada destacable que llame la atencion, tan solo el acercamiento hacia la Verdad, que es lo que importa.

    (luego estan las kikas que mejor ni mencionar no sea que comience a vomitar la cena)

    ResponderEliminar
  2. Voy sobre la caricatura de la primera imagen. Es un comentario sobre algo verdaderamente sutil y es como un test. Me refiero al clericalismo ese de “las primeras filas”. Por protocolo, cuando una persona fallece, está supuesta a estar en el templo como estuvo en vida. Esto es, si es un presbi o un bispo, los pies para la gente, la cabeza para el altar; si es un simple mortal laico, los pies para el altar, la cabeza con la gente. Lo digo simplemente como una observación para comprender lo siguiente.

    Cuando el presbi entra al templo, lo hace desde la retaguardia. Para él, las primeras filas son las que se encuentran más cerca del altar. Pero cuando el mortal lo hace, las primeras filas son las que están más cerca de la puerta, siendo las que están cerca del altar las del fondo. Ni siquiera se puede decir que es cuestión de perspectiva, pues todo depende del ingreso al plantel.

    El problema del karterista es que se ha “clericalizao” demasiado. Olvida que es como el común de los mortales, cuando no es que se pone a jugar a ocupar el lugar de Dios. Y considera primera fila lo que para el resto de los mortales son las del fondo.

    El clericalismo viene en diferente tamaños y colores. Lo hay rojo, blanco, negro, morado, marrón… En cuanto a género, patea de los dos bandos. Y nos ha hecho tanto daño en la Iglesia que muchos piensan que la promoción del laicado es su clericalización.

    ¿Y los clérigos…? estos nos llegan con toda una clase de problemática inherente que no se limita exclusivamente a las prácticas de la consecuencia del celibato. Los hay muy entendidos, entre otras cosas, en el arte de Proscuto, de hacerle la cama a los demás. Tienen sus mañas, muchos vicios y pocas virtudes. Y se arma la de Caín cuando entonces el “promocionado laicado” se interesa más por las mañas del poder que por la virtud de la humildad.

    Panchito Escombro lo ha dicho varias veces… E incomoda. Porque está tan dentro de nuestros sesos que ya el clericalismo es lo que respiramos.

    ResponderEliminar
  3. Un relato que, sin duda, resume lo que significa la libertad católica. Jesucristo está ahí siempre para ser abrazado, solo hace falta que, de una forma u otra, seamos capaces de dar el paso y tirarnos a él, y eso es lo que vislumbro de este fantástico relato que traes hoy Gloria.

    Para mí, escuchar o leer este tipo de experiencias es mucho más glorificador que escuchar un ECO cargado de parafernalia y teatro para parecer que Dios ha hecho milagros en tú vida, lo que refleja la poca libertad de la persona con Dios que existe en el CNC. Hay días en el que los ECOS se convierten en una competición para ver quien ha tenido el milagro más grande, o lo que es más soporífero, ver quien da la "homilía" "más mejor", porque vaya pseudo homilías que se dan algunos que se creen saber más de teología que el propio Papa.

    PD: I.C.

    ResponderEliminar
  4. "Ese momento de intercambio de nuestras experiencias espirituales respectivas quedó grabado en nuestro corazón. Para nosotros es una suerte increíble haber hecho el camino al mismo tiempo, cada uno por su lado. Ya éramos felices juntos, pero al hacernos descubrir Su presencia a nuestro lado, Dios nos colmó de alegría y reforzó nuestra unión."

    Maravilloso testimonio. Guardando la intimidad del matrimonio,del intercambio de sus experiencias espirituales, que quedó grabado en su corazón. Como debe ser, respetando la interioridad del matrimonio, ya que es una entrega psíquica y física. Dios reforzó su unión, no la división (el que divide es otro) .

    Este testimonio tan natural, no sería sorprendente, si no fuera por los testimonios que se escuchan en el kaminito a ninguna parte. Un matrimonio que va a Misa, no porque Dios los castigue, o le entren un cáncer o se destruya la familia o no quería ir pero allí estaba (tan manido)....... simplemente porque se encuentran bien en el Amor de Dios, han conocido el gran valor de la Misa.

    Gracias Gloria, por este testimonio tan reconfortante.

    Meripe




    ResponderEliminar
  5. Aberraciones y manipulaciones de la Palabra de Dios dentro de las comunidades.

    Viendo los comentarios sobre las maldades y maltratos que conscientemente se viven en las comunidades, y viendo como están de corrompidas estas comunidades, me permito compartir una pequeña muestra del "amor Cristiano" que brota en las comunidades, especialmente de los catequistas y los llamados responsables.

    Bueno que esto me ha sido muy difícil pero no soporte más y un día le pregunte a la farisea y mosquita muerta de la esposa del responsable de turno, lo siguiente:

    Dime porqué o cuál es la razón para que siempre estés rivalizando conmigo? por todo y en todo, sobre todo en el tema de los salmos y el servicio de hacer los cantos? por otra parte tu y yo sabemos que lo que dijiste de mi en el giro de experiencias pasado no es verdad, dime en que te he ofendido yo para que me hagas la vida imposible en la comunidad y seas así conmigo?

    A lo que esta zorra me respondió con una sonrisa cínica, mirando al piso y con un tono despectivo: No se te olvide que tenéis que amar a vuestros enemigos.

    Anoto que: El mismo Jesucristo no soportaba a los fariseos y a los hipócritas solapados, y que en una oportunidad le dijo zorro a Herodes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una observación de provecho. Precisamente del evangelio del domingo pasado (V de Pascua C): Jesús habló de AMOR, precisamente cuando ya Judas no estaba. Judas nunca escuchó ese mensaje. Estaba ocupado en lo de las 30 monedas. Así que no lo puede reclamar para él.

      Entonces, eso de ir de Judas por la vida y pretender que los demás te amen, no cuenta... no pasa, no es cristiano.

      Eliminar
    2. Ay malinche!, eres de los pocos únicos.
      Muchas gracias por todo lo que me has enseñado.

      Es un placer leerte.

      Un abrazo.

      Meripe




      Eliminar
    3. Una respuesta acertada seria:
      "no olvides que dios es un dios justo, y te ajusticiará"

      Eliminar
  6. En mi comu y en las eucaristías los únicos que dan eco son los responsables, tratando de salvar el momento, y da mucha risa como cada uno va hablando y ostentando con bombos y platillos, y muchas veces inventando,buscando dar un mejor eco que el anterior, insertando hasta chistes flojos de los que nadie se ríe. Es vergonzoso ver al final como los mas ingenuos que se comen este teatro y sin saber que son lameculos corren a adularlos por sus ecos, alimentándoles mucho mas el ego y la soberbia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por eso el kamino se basa en lo público, hay que educarse en saber cómo buscar la pública adulación.

      Eliminar
  7. Precioso post. Cosa no hará "dejarse" ver por Jesús Sacramentado. Tantos viajes a Portosangiorgio y a ningún matrimonio alejado le ha ocurrido eso. Adivinen quién no es Dios...

    El kikianismo es el retrato perfecto de la falta de FE. Es vivir obedeciendo a Kiko lo que produce que tú llegues a ser cristiano. Es celebrar la "Uka", las pascuas, los pasos, los breviarios, "como Kiko manda hacerlo", que tú devienes en un cristiano de verdad. Dios es el gran ausente. Reivindica el término "Dios" en vez de tanto "El señor esto, el señor lo otro".
    Pero el Espíritu Santo de todo bautizado grita en tu interior: ¿Tú crees de veras que Jesucristo, Unigénito de Dios, está presente en la hostia consagrada? ¿ Tú crees de verdad que el evangelio es una palabra "Viva y vivificante" ? Si tú CREES de verdad no tengas miedo: busca una capilla poco frecuentada, ponte de rodillas y "piérdete" durante horas a los pies de tu Amado, de Jesucristo. "El mal de amores no se cura, si no es con la presencia y la figura" (S. Juan de la Cruz)
    Es pura "DeusTerapia": exposición del Santísimo y tú expuest@ al Santísimo. El evangelio no es lo que digan los paralelos de la biblia de jerusalén, ni los mamotretos, o los cernícalos de tus kikotistas. El Evangelio es lo que en ESTE momento, Jesucristo te está diciendo (quizá a través de un versetto de la Biblia) ¡Escúchale a Él! Prométele ser su esposa, como Él desde la cruz te promete Amor eterno.
    Por contra, el kikianismo es la religión/dictadura de las emociones. Del ruido. "Calentar" con anuncios, ukas, conviviencia del año para "reilusionar", encuentros en verano para sentir "euforia", "sentir algo muy fuerte" "yo he sentido" "yo he experimentando"... dictadura de la emoción. Por no hablar de imposibilidad de hacer SILENCIO. El falso dios kikiano es o "de testa" o "de pancha". Repetir doctrina inculcada: mantras de kiko (el que obedece nunca se equivoca) o SENTIR lágrimas, euforia, orgullo, estar protagonizando una nueva etapa de la historia, conquistar su reino... Ante Jesús sacramentado... silencio, en soledad, lejos de las miradas ajenas, de corazón a corazón.
    La iglesia católica no es una religión "para todo un pueblo" ¡Cuánto saben de esto mis amadísimas iglesias orientales! Catolicismo es la religión de cada uno. Dios no ha hecho pactos "colectivos", es un Tú al que tú, le has robado el corazón. No existe religión cuyo objetivo primero y absoluto no sea que el propio indivíduo personalice, y viva en lo más íntimo, su relación con la deidad. Así nació la necesidad de los ritos en comunidad: para que el indivíduo tome fuerza en su personal, íntima, y diaria vivencia de su relación con Dios. SÍ, Jesucristo en el Tabor ha mostrado que la oración verdadera se hace "en cordada". En comunión, en comunidad. Hasta el más hesicasta eremita ha de estar en comunión con alguien para que su oración sea cristiana. Y al revés, al satánico: " ¡Ay del solo! " que los kikotistas emplean para inculcar miedo a l@s solter@s y a quienes abandonan su grupo-estufa al que llaman "La Comunidad" ( ¡Apenas expresión cárnica de lo que es la verdadera Comunión! ), San Bedenicto XVI responde: " Quien ora, nunca está solo".
    La preghiera es la vida (la propia persona deviene (se convierte) en oración) Quien reza ha vencido la muerte, ha regresado del infierno, porque el infierno es (también) la soledad. Gracias, San Benedicto XVI.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. "¡Ay del solo! " que los kikotistas emplean para inculcar miedo a l@s solter@s "

      Vaya, precisamente hoy pensaba sobre eso, el gran coco de la soledad kikiana. Segun kiko quien no esta en el kamino está solo.

      Pues bien, PREFIERO VIVIR ERMITAÑO ORANDO A MARÍA Y JESÚS, porque EL CRISTIANO JAMÁS ESTA SOLO, pues sabe que ahí estan los dos esperandote para cuando llegue tu hora, y ayudandote cuando te dejas ayudar en esta vida.

      Eliminar
  8. Quién está a solas con Jesús Sacramentado,porque tú quieres, porque lo necesitas o porque es tu amigo , porque es tu Amor.

    Simplemente se convierte en tu debilidad. No hay mayor Amor.

    Meripe

    ResponderEliminar
  9. Me ha encantado el comentario de Ganswein.

    Alguien dijo que el cristiano del siglo XXI, será místico o no será cristiano. Y Santa Teresa de Calcuta: "Las almas de oración son almas de profundo silencio".

    La vida de oración, de intimidad personal con Cristo, se da en el silencio y a solas con Él. La adoración eucarística es lo que nos une y eleva a esa unión del alma esposa con Cristo Esposo. Más adoración a Jesús Eucarístico y menos ruido y parafernalia Kika.

    ResponderEliminar
  10. Es necesario el apaciguamiento, la unidad del ser... Entonces el Creador, viendo el hermoso silencio que reina en su creatura, considerándola completamente recogida en su soledad interior, queda prendado de su belleza. La hace pasar a esa soledad inmensa, infinita; a ese lugar espacioso cantado por el profeta: Oye, hija, mira; presta oído, olvida a tu pueblo y la casa de tu padre, y el rey se prendará de tu belleza.
    (Santa Isabel de la Trinidad)

    ResponderEliminar

Antes de comentar, recuerda que tú eres el último y el peor de todos, y que el otro es Cristo.